Es una tarde dorada en las afueras de la ciudad. El sol comienza a esconderse detrás de las casas suburbanas, tiñendo los cielos de naranjas y lilas. Un árbol enorme, más viejo que la mayoría de las hipotecas del vecindario, se alza en medio del jardín de una pequeña casa. Las hojas crujen suavemente con el viento.
En lo alto de este, un gato gordito y naranja observa el mundo con mirada de juicio. Abajo, una señora mayor grita nombres cariñosos al aire con desesperación. A lo lejos, se escucha un sonido de ráfaga de aire que interrumpe la quietud mientras Mark Grayson, también conocido como Invincible, aterriza junto al árbol.
—¿Otra vez? No sé qué pasa con los gatos y los árboles altos. —Dijo mientras observaba a la ancianita.
Miró hacía arriba con desdén, el gato lo estaba observando con los ojos entrecerrados, una clara señal que el interpretó como: "Manten la distancia, tonto" Mark Suspiró desganado, pero como el héroe que era no podía pasar de quienes necesitaban su ayuda. Hizo una breve pausa y empezó a flotar suavemente hacia la copa del árbol
—Ok, amiguito. Bajemos por las buenas, ¿sí? Nada de garras, nada de rascuños, ¿trato?
El gato da un salto ágil... directo a su hombro. Se aferra como si estuviera piloteando el traje, Mark aprovecha para acariciar su pequeñas orejitas con cariño. Luego el joven aterriza con el gato ahora dormido en su cabeza, como si fuera un gorro de peluche. Este le entrega el gato a la anciana sin más.
—Listo, misión cumplida y sin victimas... salvo mi dignidad.
En lo alto de este, un gato gordito y naranja observa el mundo con mirada de juicio. Abajo, una señora mayor grita nombres cariñosos al aire con desesperación. A lo lejos, se escucha un sonido de ráfaga de aire que interrumpe la quietud mientras Mark Grayson, también conocido como Invincible, aterriza junto al árbol.
—¿Otra vez? No sé qué pasa con los gatos y los árboles altos. —Dijo mientras observaba a la ancianita.
Miró hacía arriba con desdén, el gato lo estaba observando con los ojos entrecerrados, una clara señal que el interpretó como: "Manten la distancia, tonto" Mark Suspiró desganado, pero como el héroe que era no podía pasar de quienes necesitaban su ayuda. Hizo una breve pausa y empezó a flotar suavemente hacia la copa del árbol
—Ok, amiguito. Bajemos por las buenas, ¿sí? Nada de garras, nada de rascuños, ¿trato?
El gato da un salto ágil... directo a su hombro. Se aferra como si estuviera piloteando el traje, Mark aprovecha para acariciar su pequeñas orejitas con cariño. Luego el joven aterriza con el gato ahora dormido en su cabeza, como si fuera un gorro de peluche. Este le entrega el gato a la anciana sin más.
—Listo, misión cumplida y sin victimas... salvo mi dignidad.
Es una tarde dorada en las afueras de la ciudad. El sol comienza a esconderse detrás de las casas suburbanas, tiñendo los cielos de naranjas y lilas. Un árbol enorme, más viejo que la mayoría de las hipotecas del vecindario, se alza en medio del jardín de una pequeña casa. Las hojas crujen suavemente con el viento.
En lo alto de este, un gato gordito y naranja observa el mundo con mirada de juicio. Abajo, una señora mayor grita nombres cariñosos al aire con desesperación. A lo lejos, se escucha un sonido de ráfaga de aire que interrumpe la quietud mientras Mark Grayson, también conocido como Invincible, aterriza junto al árbol.
—¿Otra vez? No sé qué pasa con los gatos y los árboles altos. —Dijo mientras observaba a la ancianita.
Miró hacía arriba con desdén, el gato lo estaba observando con los ojos entrecerrados, una clara señal que el interpretó como: "Manten la distancia, tonto" Mark Suspiró desganado, pero como el héroe que era no podía pasar de quienes necesitaban su ayuda. Hizo una breve pausa y empezó a flotar suavemente hacia la copa del árbol
—Ok, amiguito. Bajemos por las buenas, ¿sí? Nada de garras, nada de rascuños, ¿trato?
El gato da un salto ágil... directo a su hombro. Se aferra como si estuviera piloteando el traje, Mark aprovecha para acariciar su pequeñas orejitas con cariño. Luego el joven aterriza con el gato ahora dormido en su cabeza, como si fuera un gorro de peluche. Este le entrega el gato a la anciana sin más.
—Listo, misión cumplida y sin victimas... salvo mi dignidad.
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