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    //La buena noticia es que los dos gatos ya está. Acostumbrados al peque, la mala es que Mushu (el perro) está muy pesado ladrando constantemente y si lo entro no me hace ni caso por que está el peque al que tengo que acostumbrarlo. Creo que es hora de llamar a mis padres.(¿)
    //La buena noticia es que los dos gatos ya está. Acostumbrados al peque, la mala es que Mushu (el perro) está muy pesado ladrando constantemente y si lo entro no me hace ni caso por que está el peque al que tengo que acostumbrarlo. Creo que es hora de llamar a mis padres.(¿)
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  • El tintineo de las campanas en la puerta aún resonaba en la mente de Carmina mientras se quitaba los zapatos al entrar a su habitación. Había sido otro día largo en la tienda de conveniencia de su abuela, atendiendo clientes y reponiendo estantes. Se desplomó sobre su cama, dejando el uniforme tirado en una silla cercana. Desde su mesita de noche, la foto de su abuela joven la observaba, recordándole por qué seguía trabajando tan duro. Minu, su gato, saltó al colchón, acomodándose a su lado. "Otro día hecho, Minu", susurró, acariciándolo mientras el cansancio la llevaba al sueño.
    El tintineo de las campanas en la puerta aún resonaba en la mente de Carmina mientras se quitaba los zapatos al entrar a su habitación. Había sido otro día largo en la tienda de conveniencia de su abuela, atendiendo clientes y reponiendo estantes. Se desplomó sobre su cama, dejando el uniforme tirado en una silla cercana. Desde su mesita de noche, la foto de su abuela joven la observaba, recordándole por qué seguía trabajando tan duro. Minu, su gato, saltó al colchón, acomodándose a su lado. "Otro día hecho, Minu", susurró, acariciándolo mientras el cansancio la llevaba al sueño.
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  • ❝ ── 𝑨 𝒔𝒊𝒍𝒆𝒏𝒕 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕 ❞




    Un suspiro cargado de cansancio se deslizó de sus labios mientras abotonaba la camisa blanca que había elegido para esa noche. El tejido ligero caía suavemente sobre su piel, dejando los dos últimos botones desabrochados, como si incluso el pequeño esfuerzo de cerrarlos fuera innecesario.

    Llevó las manos hacia su cuello, con movimientos lentos apartando su cabello ondulado de un rojo vibrante para dejarlo caer libremente sobre su espalda. Había sido un día largo, pero había valido la pena; la reunión con esa Italiana había salido mucho mejor de lo que esperaba, y ahora solo buscaba un momento de paz en su propio espacio.

    Su mirada vagó por el departamento, un lugar que llamaba "hogar" por comodidad, pero que en realidad siempre había sentido más como un refugio temporal más que nada en dónde podía descansar. Sus pasos, descalzos y casi inaudibles, la llevaron hacia la ventana, en dónde observo la ciudad bajo sus pies que se extendía como un mapa vacío, sin personas presentes.

    Al llegar, apoyó los antebrazos en el marco y dejó caer su mentón sobre ellos. Sus ojos vagaron hacia el cielo oscuro, buscando algo que ni siquiera ella sabía. De un momento a otro, sintió como un viento helado se filtraba poco a poco sobre sus piernas, muslos y luego por debajo de la camisa, llegando hasta sus pechos. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero ni eso hizo que se apartará de ahí, era terca.

    Últimamente había estado sintiéndose muy agotada, probablemente debido al trabajo que tenia. Aunque, en realidad más que nada terminaba apoyando en la mafia a la que trabajaba debido a su puesto, en realidad habia deseado salir de aquel trabajo muy "legal" hacia ya mucho tiempo, pero no tenia opciones, solo estaba ahi con un objetivo en claro, eso, y porque básicamente tenia un contrato que debia cumplir. Aunque intento escapar varias veces, siempre fue encontrada, de hecho, fue tantas las veces que lo intento que más parecía un juego "Del gato y del ratón" para sus compañeros de trabajo. Un juego que terminaba perdiendo y del cual se rindió hace ya mucho tiempo.

    Una vida "normal" es lo único que hubiera deseado, pero la vida actual era su realidad, una muy y terriblemente mala. Sus pensamientos seguían vagando, no paro hasta que sintió algo suave y caliente en su pierna, bajo la mirada notando la presencia de su pequeña minina y su cola sobre esta.

    — Hanna, ven aquí ... — Pronunció suavemente y con una sonrisa delicada, la tomó entre sus brazos y fue hacia el sofá para acomodarse, se hecho apenas pudo, dejando que su gata se enrollara como caracol sobre sus piernas desnudas, apoyó su cabeza en el antebrazo del sillón mientras aun mantenia su mirada sobre la ventana y luego sobre la mesita de la sala en dónde se hallaba una cartera blanca, en donde se encontraba cierto papel con un nombre y número telefónico, que le había entregado Elisabetta para comunicarse con una mujer para sacarle información. Si que estos días iban a ser movidos, aunque ahora simplemente se relajaría.

    ❝ ── 𝑨 𝒔𝒊𝒍𝒆𝒏𝒕 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕 ❞ Un suspiro cargado de cansancio se deslizó de sus labios mientras abotonaba la camisa blanca que había elegido para esa noche. El tejido ligero caía suavemente sobre su piel, dejando los dos últimos botones desabrochados, como si incluso el pequeño esfuerzo de cerrarlos fuera innecesario. Llevó las manos hacia su cuello, con movimientos lentos apartando su cabello ondulado de un rojo vibrante para dejarlo caer libremente sobre su espalda. Había sido un día largo, pero había valido la pena; la reunión con esa Italiana había salido mucho mejor de lo que esperaba, y ahora solo buscaba un momento de paz en su propio espacio. Su mirada vagó por el departamento, un lugar que llamaba "hogar" por comodidad, pero que en realidad siempre había sentido más como un refugio temporal más que nada en dónde podía descansar. Sus pasos, descalzos y casi inaudibles, la llevaron hacia la ventana, en dónde observo la ciudad bajo sus pies que se extendía como un mapa vacío, sin personas presentes. Al llegar, apoyó los antebrazos en el marco y dejó caer su mentón sobre ellos. Sus ojos vagaron hacia el cielo oscuro, buscando algo que ni siquiera ella sabía. De un momento a otro, sintió como un viento helado se filtraba poco a poco sobre sus piernas, muslos y luego por debajo de la camisa, llegando hasta sus pechos. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero ni eso hizo que se apartará de ahí, era terca. Últimamente había estado sintiéndose muy agotada, probablemente debido al trabajo que tenia. Aunque, en realidad más que nada terminaba apoyando en la mafia a la que trabajaba debido a su puesto, en realidad habia deseado salir de aquel trabajo muy "legal" hacia ya mucho tiempo, pero no tenia opciones, solo estaba ahi con un objetivo en claro, eso, y porque básicamente tenia un contrato que debia cumplir. Aunque intento escapar varias veces, siempre fue encontrada, de hecho, fue tantas las veces que lo intento que más parecía un juego "Del gato y del ratón" para sus compañeros de trabajo. Un juego que terminaba perdiendo y del cual se rindió hace ya mucho tiempo. Una vida "normal" es lo único que hubiera deseado, pero la vida actual era su realidad, una muy y terriblemente mala. Sus pensamientos seguían vagando, no paro hasta que sintió algo suave y caliente en su pierna, bajo la mirada notando la presencia de su pequeña minina y su cola sobre esta. — Hanna, ven aquí ... — Pronunció suavemente y con una sonrisa delicada, la tomó entre sus brazos y fue hacia el sofá para acomodarse, se hecho apenas pudo, dejando que su gata se enrollara como caracol sobre sus piernas desnudas, apoyó su cabeza en el antebrazo del sillón mientras aun mantenia su mirada sobre la ventana y luego sobre la mesita de la sala en dónde se hallaba una cartera blanca, en donde se encontraba cierto papel con un nombre y número telefónico, que le había entregado Elisabetta para comunicarse con una mujer para sacarle información. Si que estos días iban a ser movidos, aunque ahora simplemente se relajaría.
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    //Pues por ahora saco a Orión cuando Mushu (mi perro) está afuera. Liam (mi gato) está completamente acostumbrado al peque, y hasta lo ha adoptado por qué no deja de seguirlo, acercarlo con la pata y lavarlo. Mientras Kenji….(el gato que me dejaron mis padres por que se peleaba con sus gatas) no le hace mucha gracia, si bien no le hace daño por ahora, lo medio acecha, le pega con la pata y hasta le bufa a veces, así que no queda otra que ir más despacio con él. Por ahora lo he encerrado un rato para que descanse de ver al peque mientras esté se sigue acostumbrando a casa.
    //Pues por ahora saco a Orión cuando Mushu (mi perro) está afuera. Liam (mi gato) está completamente acostumbrado al peque, y hasta lo ha adoptado por qué no deja de seguirlo, acercarlo con la pata y lavarlo. Mientras Kenji….(el gato que me dejaron mis padres por que se peleaba con sus gatas) no le hace mucha gracia, si bien no le hace daño por ahora, lo medio acecha, le pega con la pata y hasta le bufa a veces, así que no queda otra que ir más despacio con él. Por ahora lo he encerrado un rato para que descanse de ver al peque mientras esté se sigue acostumbrando a casa.
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  • - La reina comoda deberian llamarme, aveces siento que tengo complejo de gato por andar posando comodamente en los muebles -
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    ♤ Necesito al Gato para publicar cosas así----
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  • *En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado.
    Y es que mi vecina 𝐴𝑟𝑎𝑛𝑡 ☄ 𝐿𝑣𝑔𝑣𝑠⭑ es un monstruo. O algo así.
    Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella.
    Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado, 𝐴𝑟𝑎𝑛𝑡 ☄ 𝐿𝑣𝑔𝑣𝑠⭑ .
    Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera.
    El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween.
    En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween.
    Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo.
    Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural.
    Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo.
    Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera.
    Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos.
    Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*
    *En Halloween descubrí algo que me aterró demasiado. Y es que mi vecina [Arantxza.lvgvs] es un monstruo. O algo así. Cierto que tras llegar a este país encontré un montón de criaturas peculiares: gatos que hablaban, chicas kitsune con enormes senos, personas que decían ser demonios, personas con ojos extraños... Pero con ninguno de esos entes traté demasiado. Salvo ella. Resultó que el lugar que el gobierno de este país me asignó para vivir estaba casi deshabitado. Sólo estaba yo, algún vecino por ahí, y la chica que vivía al lado, [Arantxza.lvgvs] . Me parecía una chica rara, además que su cabello blanco... Bueno, la hacían parecerse a uno de esos cerdos blancos de mi país, pero tras examinarla un poco supe que no era un alba, por fortuna. Aunque no sé qué hubiera hecho si lo fuera. El caso es que las pocas veces que traté con ella me parecía algo rara, pero nada fuera de lo normal. Todas aquellas criaturas que había encontrado antes eran más raras, hasta antes de Halloween. En realidad no había tratado mucho con ella, sólo una vez me despertó para pedirme una taza de azúcar, y en otra ocasión encontré un libro de hechizos envuelto con una nota de ella, diciendo que era un regalo. Y entonces llegó Halloween. Esa noche fue difícil para mí porque las voces aumentaban significativamente. Estaban en todos lados, y hablaban mucho más, y con más fuerza... Y resultó que una de las voces era de ella. Pero entonces ella apareció de la nada ante mí, y mostró unos espantosos colmillos que a la vez me asustaron y me recordaron por qué los vampiros me causan repulsión... Y así supe que ella era un monstruo. Con el tiempo empezó a atravesar las paredes y aparecer en este departamento que ocupo, y a reírse de mí. También de alguna manera podía saber mis pensamientos, y confirmé con cada uno de esos encuentros no muy gratos que ella era un monstruo, o alguna especie de ente sobrenatural. Pensé solicitar al gobierno algún cambio de domicilio porque vivir al lado de ella me incomodaba demasiado. Ciertamente no era agradable escucharla responder a lo que estoy pensando, verla atravesar las paredes o que aparezca de la nada frente a mí, aunque mi solicitud estaba tomando demasiado tiempo. Por eso empecé a pasar más tiempo en la biblioteca, y volvía a casa sólo a descansar esperando que ella no apareciera. Por esas fechas de Halloween encontré en la biblioteca un libro sobre monstruos que había leído hace tiempo en el campo de batalla, y decidí volver a leerlo. La lectura era agradable, pero me hizo cuestionarme por la naturaleza de los monstruos. Aunque tenía nociones, creo que las más firmes eran que los monstruos producen miedo. O al menos son intimidantes. Y si todo eso falla, al final son una especie de existencia que rompe con aquello a lo que estamos acostumbrados... Al menos a lo que los humanos lo estamos. Estaba en la biblioteca leyendo sobre los monstruos, y pensando que en la biblioteca ella no aparecía. Así que consideré que era un lugar seguro... O eso creía.*
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  • — Sólo puedo disfrutar la compañía de los gatos. Odio a los humanos. Mi odio es algo similar a un instinto demoniaco.

    Pero, no odio a los humanos por sus defectos, me resulta divertido controlarlos. ♡

    La emoción no es lo que me impulsa; el propósito lo hace.
    — Sólo puedo disfrutar la compañía de los gatos. Odio a los humanos. Mi odio es algo similar a un instinto demoniaco. Pero, no odio a los humanos por sus defectos, me resulta divertido controlarlos. ♡ La emoción no es lo que me impulsa; el propósito lo hace.
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  • ─ Una cosa que he aprendido, es que a los gatos no les importa si eres o no una persona que le gusten los gatos.
    A mi no me agradan los gatos por el pelo. Pero parece que a ellos si les agrado.

    ─ Una cosa que he aprendido, es que a los gatos no les importa si eres o no una persona que le gusten los gatos. A mi no me agradan los gatos por el pelo. Pero parece que a ellos si les agrado.
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  • Me convertiría en un gato y solo hacer meow meow..
    Me convertiría en un gato y solo hacer meow meow..
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