• Las noches espesas de los finales del invierno en una ciudad que para su gusto, era demasiado fría, su vida entera había sido en un lugar donde la mayor parte del año, era muy caluroso, tanto que parecía asfixiar a todo aquel que respiraba ese aire pesado de los manglares en el bayou, pero ahora más que calor cuando respiraba era todo lo contrario, era como miles de pequeños pedazos de hielo que se infiltraban en lo más profundo de los pulmones y que se burlaba de sí mismo como para recordarle que jamás podría congelarle le todo, por más que no usara una bufanda o incluso un cubrebocas, nunca se enfermaría o se congelaría, todo incluso el calor en el bayou no le harían ningún daño y ahora si lo pensaba, ni el sol mismo le hacía daño, entonces porque últimamente sentía que había un vacío que, al parecer nada podía llenar. Aveces se encontraba pensando en su hermana, otras en sus padres y otras más más simplemente parecía no querer salir de la ducha, suponía que no estar con su familia era su razón de sentir ese vacío, pero otras veces creía que era mejor así, no depender de nadie, no dar explicaciones.

    De pronto cuando llegaba a casa, el gato de su hermana lo recibía en la entrada, antes e igual que Lestat, él odiaba a cualquier animal que se le acercaba, eran la razón de alguna de las peleas entre sus padres, por lo que, los detestaba, pero ahora en ese pequeño departamento de Manhattan, el gato Alfonso se restregaba contra su pierna mientras él se agachaba para recogerlo con ambas manos y acariciando lo entre las orejas para tranquilizarlo.

    Era un poco agotador pero tenía toda una vida por delante y ante ese solo pensamiento le provocó una risa, ¿durante cuanto tiempo había pensado así?, no podía recordarlo, pero los últimos cuarenta años habían sido más que solo una experiencia. Un pequeño suspiro inundó sus pulmones, no sabía si se arrepentía de no haber detenido a su hermana o si más bien era culpa al no poder protegerla, justo como cuando eran niños, justo como cuando los habían convertido. Sacudió la cabeza con una mueca de dolor, ya no era un niño pero seguía cometiendo los mismos errores de cuando tenía cinco; bajo al gato y le sirvió un tazón de comida y agua. — Lo siento Alfonso, hay una partida de póquer y hay muchas cosas en juego, pórtate bien.—


    Ahora era el único dueño y anfitrión de ese casino, por lo que debía estar listo para cuando abrieran las puertas, por lo que, se duchó y se alistó con el mismo traje que había llevado los últimos dos años, una camisa blanca perfectamente planchada, unos pantalones negros, chaleco y saco a juego con el pantalón, odiaba las corbatas por lo que solía usar L camisa sin corbata y con un par de botones abiertos. No le gustaba tampoco usar perfume pero era un factor que muchas veces se podía usar como distractor por lo que en algunas ocasiones solía usarlo, solo lo necesario para crear el ambiente perfecto, el cabello bien arreglado, y el Rolex en su muñeca gritaban seriedad, pero al mismo tiempo lo hacían llamativo.
    Una vez que dejo el departamento y llego al casino, con ese paso firme y decidido, con el que siempre se movía entre las multitudes, sonriendo de forma “formal” cada vez que se requería, entró en la sala vip sentándose como uno más de los jugadores. Por un solo momento disfruto como si el vacío dentro de él se desvaneciera y por lo menos por un momento así era, ¿Qué tenía que perder?, aquí no se apostaban cosas materiales, bueno en ocasiones así era, pero nomás que dinero muchas veces se apostaban personas, que para él no eran más que un bien material, claro con algunas excepciones, pero los que realmente importaban jamás los podría en tela de apuesta. Pero normalmente el apostaba tiempo. Su hermana fue la primera en hacer esa clase de apuestas, ella siempre decía que lo que tenían de sobra las “personas” como ellos era el tiempo, por ello, él apostaba siempre tiempo y nunca solía poner reglas, normalmente todos los que llegaban a apostar eran “personas” del “otro mundo” por lo que podían hacer cualquier tipo de trampa, aquí ganaba el que tenía la mejor trampa, pero una vez ganada la apuesta, se debía pagar lo pactado o jamás saldrían del casino. — Bien… espero que puedan pagar este día sus apuestas.— Esto era más emocionante que dirigir los burdeles en el bayou, era más emocionante en general, nunca se sabe cuándo va terminar perdiendo, cuando alguien puede obtener su tiempo.
    Las noches espesas de los finales del invierno en una ciudad que para su gusto, era demasiado fría, su vida entera había sido en un lugar donde la mayor parte del año, era muy caluroso, tanto que parecía asfixiar a todo aquel que respiraba ese aire pesado de los manglares en el bayou, pero ahora más que calor cuando respiraba era todo lo contrario, era como miles de pequeños pedazos de hielo que se infiltraban en lo más profundo de los pulmones y que se burlaba de sí mismo como para recordarle que jamás podría congelarle le todo, por más que no usara una bufanda o incluso un cubrebocas, nunca se enfermaría o se congelaría, todo incluso el calor en el bayou no le harían ningún daño y ahora si lo pensaba, ni el sol mismo le hacía daño, entonces porque últimamente sentía que había un vacío que, al parecer nada podía llenar. Aveces se encontraba pensando en su hermana, otras en sus padres y otras más más simplemente parecía no querer salir de la ducha, suponía que no estar con su familia era su razón de sentir ese vacío, pero otras veces creía que era mejor así, no depender de nadie, no dar explicaciones. De pronto cuando llegaba a casa, el gato de su hermana lo recibía en la entrada, antes e igual que Lestat, él odiaba a cualquier animal que se le acercaba, eran la razón de alguna de las peleas entre sus padres, por lo que, los detestaba, pero ahora en ese pequeño departamento de Manhattan, el gato Alfonso se restregaba contra su pierna mientras él se agachaba para recogerlo con ambas manos y acariciando lo entre las orejas para tranquilizarlo. Era un poco agotador pero tenía toda una vida por delante y ante ese solo pensamiento le provocó una risa, ¿durante cuanto tiempo había pensado así?, no podía recordarlo, pero los últimos cuarenta años habían sido más que solo una experiencia. Un pequeño suspiro inundó sus pulmones, no sabía si se arrepentía de no haber detenido a su hermana o si más bien era culpa al no poder protegerla, justo como cuando eran niños, justo como cuando los habían convertido. Sacudió la cabeza con una mueca de dolor, ya no era un niño pero seguía cometiendo los mismos errores de cuando tenía cinco; bajo al gato y le sirvió un tazón de comida y agua. — Lo siento Alfonso, hay una partida de póquer y hay muchas cosas en juego, pórtate bien.— Ahora era el único dueño y anfitrión de ese casino, por lo que debía estar listo para cuando abrieran las puertas, por lo que, se duchó y se alistó con el mismo traje que había llevado los últimos dos años, una camisa blanca perfectamente planchada, unos pantalones negros, chaleco y saco a juego con el pantalón, odiaba las corbatas por lo que solía usar L camisa sin corbata y con un par de botones abiertos. No le gustaba tampoco usar perfume pero era un factor que muchas veces se podía usar como distractor por lo que en algunas ocasiones solía usarlo, solo lo necesario para crear el ambiente perfecto, el cabello bien arreglado, y el Rolex en su muñeca gritaban seriedad, pero al mismo tiempo lo hacían llamativo. Una vez que dejo el departamento y llego al casino, con ese paso firme y decidido, con el que siempre se movía entre las multitudes, sonriendo de forma “formal” cada vez que se requería, entró en la sala vip sentándose como uno más de los jugadores. Por un solo momento disfruto como si el vacío dentro de él se desvaneciera y por lo menos por un momento así era, ¿Qué tenía que perder?, aquí no se apostaban cosas materiales, bueno en ocasiones así era, pero nomás que dinero muchas veces se apostaban personas, que para él no eran más que un bien material, claro con algunas excepciones, pero los que realmente importaban jamás los podría en tela de apuesta. Pero normalmente el apostaba tiempo. Su hermana fue la primera en hacer esa clase de apuestas, ella siempre decía que lo que tenían de sobra las “personas” como ellos era el tiempo, por ello, él apostaba siempre tiempo y nunca solía poner reglas, normalmente todos los que llegaban a apostar eran “personas” del “otro mundo” por lo que podían hacer cualquier tipo de trampa, aquí ganaba el que tenía la mejor trampa, pero una vez ganada la apuesta, se debía pagar lo pactado o jamás saldrían del casino. — Bien… espero que puedan pagar este día sus apuestas.— Esto era más emocionante que dirigir los burdeles en el bayou, era más emocionante en general, nunca se sabe cuándo va terminar perdiendo, cuando alguien puede obtener su tiempo.
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  • — Hoy es día de papá soltero, vamos Alfonso debo comprarte mucha comida para gatos.—
    — Hoy es día de papá soltero, vamos Alfonso debo comprarte mucha comida para gatos.—
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  • — ¿Otra vez tú? Creí que habías desaparecido. —

    En plena mañana los ruidos de movimiento la despertaron; sonaba como alguien revolviendo desesperadamente los cubiertos metálicos guardados en el cajón. Primero creyó que alguien había invadido su departamento pero mayor fue su sorpresa al ver el mueble de la cocina abriendo y cerrándose por sí solo. Sus gatos, erizados de cabo a rabo, miraban a prudente distancia, juntos entre sí.

    — Sí me dejas dormir, te prenderé un incienso después. —

    Y volvió a envolverse en sus cobijas calientitas, seguía amodorrada.
    — ¿Otra vez tú? Creí que habías desaparecido. — En plena mañana los ruidos de movimiento la despertaron; sonaba como alguien revolviendo desesperadamente los cubiertos metálicos guardados en el cajón. Primero creyó que alguien había invadido su departamento pero mayor fue su sorpresa al ver el mueble de la cocina abriendo y cerrándose por sí solo. Sus gatos, erizados de cabo a rabo, miraban a prudente distancia, juntos entre sí. — Sí me dejas dormir, te prenderé un incienso después. — Y volvió a envolverse en sus cobijas calientitas, seguía amodorrada.
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  • — Por esas… y otras razones mi corazón es solo de Alfonso, los gatos son la mejor compañía.—
    — Por esas… y otras razones mi corazón es solo de Alfonso, los gatos son la mejor compañía.—
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  • Yo te nombro ADAN Adán cuarto, bienvenido al universo 1 por alguna razón llamado hazbin hotel.... Porque le ponen el nombre del hotel de la puta hija de lucifer ?!!!

    -tose tratando de concentrarse -

    El uso de la túnica es obligatoria, cuidado con los demonios que muerden .... No más que yo pero muerden

    -le entrega su buena caja de condones como bienvenida -

    Los necesitarás no e visto al primer Adán hetero aquí.... Solo uno que es ruso.... Pero rara vez se deja ver
    Yo te nombro [eclipse_red_crow_913] Adán cuarto, bienvenido al universo 1 por alguna razón llamado hazbin hotel.... Porque le ponen el nombre del hotel de la puta hija de lucifer ?!!! -tose tratando de concentrarse - El uso de la túnica es obligatoria, cuidado con los demonios que muerden .... No más que yo pero muerden -le entrega su buena caja de condones como bienvenida - Los necesitarás no e visto al primer Adán hetero aquí.... Solo uno que es ruso.... Pero rara vez se deja ver :STK-12:
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  • Iglesia siempre esta de buen humor luego de volver al instituto ¿Qué le da Jem para quitarle su adorable actitud de gato malhumorado?
    Iglesia siempre esta de buen humor luego de volver al instituto ¿Qué le da Jem para quitarle su adorable actitud de gato malhumorado?
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  • Y si dejo de ser un elfo para ser un gato?
    Y solo hacer Miau miau...
    Y si dejo de ser un elfo para ser un gato? Y solo hacer Miau miau...
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  • — Ok esperemos que hoy sea un buen día en el trabajo… ahora tengo que ir todos los días… hay un gato que alimentar.—
    — Ok esperemos que hoy sea un buen día en el trabajo… ahora tengo que ir todos los días… hay un gato que alimentar.—
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  • - Eve se encontraba en su habitación después de un largo día de trabajo, estaba leyendo un poco hasta que se percató de que uno de los gatos había entrado junto con ella , al parecer ya se estaba llevando bien con las criaturas del lugar ya que la felina se dejó acariciar y jugar con ella. Eve sonrío ya que veia como todo poco a poco Hiba bien en su nuevo hogar -
    - Eve se encontraba en su habitación después de un largo día de trabajo, estaba leyendo un poco hasta que se percató de que uno de los gatos había entrado junto con ella , al parecer ya se estaba llevando bien con las criaturas del lugar ya que la felina se dejó acariciar y jugar con ella. Eve sonrío ya que veia como todo poco a poco Hiba bien en su nuevo hogar -
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  • Se hace bolita en el nido, poniendo sus manos sobre la cabeza como un gato cubriéndose con las patitas.
    No quiere despertar, sigue demasiado cómodo envuelto en la estola de Lord Sesshomaru.
    Se hace bolita en el nido, poniendo sus manos sobre la cabeza como un gato cubriéndose con las patitas. No quiere despertar, sigue demasiado cómodo envuelto en la estola de [Sesshomaru1234].
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