• “Corre el rumor.”

    Aquella noche no era diferente de cualquier otra; Kazuo dormía junto a su prometida. Pero algo lo hizo inquietarse, haciendo que abriera sus brillantes ojos azules, los cuales resplandecían como los de un felino en la oscuridad.

    Se incorporó, sintiendo una leve taquicardia en el pecho. Miró a Elizabeth, cerciorándose de que todo estaba en orden. Su mirada se arrastró lentamente por su figura hasta que se detuvo en su vientre. Habían pasado ya más del primer trimestre, y su embarazo era más que evidente a estas alturas.

    Fue entonces cuando sintió una punzada de miedo. Aún no había encontrado a nadie que pudiera darle información sobre su caso. La descendencia de demonios era muy escasa, y la de humanos con estos, algo muy raro de ver.

    Se deslizó hasta salir del lecho, como una culebra silenciosa, teniendo especial cuidado en no despertar a Elizabeth de su profundo sueño. Como un gato, caminó hacia el exterior sin hacer un solo ruido. Era tan silencioso que ni siquiera la madera protestaba bajo el peso de sus pies.
    Caminó descalzo, sintiendo la hierba y la humedad de la tierra bajo sus pies. La noche estaba bastante iluminada, ya que tan solo faltaban cinco días para que la luna estuviera en su total plenitud.

    Siguió caminando, bajando una pequeña cuesta hasta dar con el torii de madera que daba la bienvenida a su templo. Tras este, un recorrido de escaleras de piedra descendía para permitir bajar del monte.
    Kazuo dirigió sus pasos hasta la estructura de madera, de un rojo desgastado por el paso de los siglos. Soltó un trémulo suspiro antes de flanquear sus columnas. Una luz cálida lo recibió, al igual que un bullicio constante. Había llegado al mundo de los espíritus.

    Se encontraba en una ciudad estancada en una perpetua noche. Yōkais, espíritus y criaturas de todas las clases y reinos deambulaban por sus calles. Puestos de comida, comercios y espectáculos callejeros eran los protagonistas, convirtiendo aquella ciudad en un festival sin intención de tocar fin.

    Así de fácil era para Kazuo caminar entre dos mundos, como si de alguna forma no fuera capaz de pertenecer del todo a ninguno de los dos.

    Caminó por la arteria principal de aquella ciudad nocturna, poniendo especial atención en las conversaciones que lo rodeaban. Su intención no era escuchar lo ajeno, sino buscar respuestas al desasosiego de su corazón.

    Mientras caminaba, no se hicieron esperar los seres que lo invitaban a sus negocios: mercaderes, restaurantes de comida… incluso un burdel que le ofrecía opio y buena compañía. En todas esas ocasiones, Kazuo declinó las ofertas con esa amabilidad que tanto lo caracterizaba.

    Pero el zorro no estaba allí por ocio. Había ido con un claro objetivo: buscar respuestas.
    El yōkai siguió recorriendo las intrincadas calles. Estas estaban tejidas de una forma que parecía que aquella ciudad no tuviese ni un principio ni un fin. Cualquier alma descarriada se habría perdido en la eternidad de estas, sin ser consciente del tiempo que había pasado en ellas. Por suerte, Kazuo no era un mero visitante.

    Frustrado al no obtener respuestas, se dirigió a la parte más alta de la ciudad. Allí observó cómo su luz iluminaba el cielo de una forma que ninguna otra ciudad podía hacer, ni siquiera las modernas que había podido ver en otros planos temporales. Necesitaba respuestas, y con la mayor premura posible.

    Kazuo juntó sus manos, dejando un hueco entre ellas, como si quisiera arropar algo. De pronto, un suave brillo dorado emergió desde el interior de sus manos, filtrándose la luz a través de los huecos entre sus dedos, como si un amanecer intentase abrirse paso entre un cielo encapotado por densas nubes.

    —Corre el rumor de que la semilla de un zorro floreció en el vientre de una joven humana… —comenzó a decir Kazuo, con los labios cerca de aquellas manos bañadas por el oro.

    —Corre el rumor de que este busca respuestas sobre cómo terminará todo aquello… —su voz vibraba de una forma diferente, como si la intención de esta calase como un antiguo hechizo.
    Kazuo comenzó a abrir sus manos lentamente, dejando salir el brillo de estas, acompañado de unos pétalos de cerezo que alzaron vuelo con la primera brisa del viento.

    El zorro siguió con la mirada cómo estos volaban, impregnados con una súplica.

    —Divulgad mi mensaje. Sed mis oídos en todas partes. Traedme lo que busco, pues lo anhelo con desespero. Solo y cuando hayáis finalizado vuestro cometido, seréis libres de marchitaros… —No era una orden como tal; más bien, se trataba de una súplica.

    Kazuo observó cómo los pétalos de sakura se dispersaban en movimientos suaves, bajando hasta la ciudad, donde pensaban divulgar aquel rumor y así escuchar lo que los demonios y espíritus tenían que decir sobre aquello.
    Era su última esperanza. Si aun así no obtenía respuestas, el futuro que le esperaba a él y a su amada Elizabeth era totalmente incierto.
    “Corre el rumor.” Aquella noche no era diferente de cualquier otra; Kazuo dormía junto a su prometida. Pero algo lo hizo inquietarse, haciendo que abriera sus brillantes ojos azules, los cuales resplandecían como los de un felino en la oscuridad. Se incorporó, sintiendo una leve taquicardia en el pecho. Miró a Elizabeth, cerciorándose de que todo estaba en orden. Su mirada se arrastró lentamente por su figura hasta que se detuvo en su vientre. Habían pasado ya más del primer trimestre, y su embarazo era más que evidente a estas alturas. Fue entonces cuando sintió una punzada de miedo. Aún no había encontrado a nadie que pudiera darle información sobre su caso. La descendencia de demonios era muy escasa, y la de humanos con estos, algo muy raro de ver. Se deslizó hasta salir del lecho, como una culebra silenciosa, teniendo especial cuidado en no despertar a Elizabeth de su profundo sueño. Como un gato, caminó hacia el exterior sin hacer un solo ruido. Era tan silencioso que ni siquiera la madera protestaba bajo el peso de sus pies. Caminó descalzo, sintiendo la hierba y la humedad de la tierra bajo sus pies. La noche estaba bastante iluminada, ya que tan solo faltaban cinco días para que la luna estuviera en su total plenitud. Siguió caminando, bajando una pequeña cuesta hasta dar con el torii de madera que daba la bienvenida a su templo. Tras este, un recorrido de escaleras de piedra descendía para permitir bajar del monte. Kazuo dirigió sus pasos hasta la estructura de madera, de un rojo desgastado por el paso de los siglos. Soltó un trémulo suspiro antes de flanquear sus columnas. Una luz cálida lo recibió, al igual que un bullicio constante. Había llegado al mundo de los espíritus. Se encontraba en una ciudad estancada en una perpetua noche. Yōkais, espíritus y criaturas de todas las clases y reinos deambulaban por sus calles. Puestos de comida, comercios y espectáculos callejeros eran los protagonistas, convirtiendo aquella ciudad en un festival sin intención de tocar fin. Así de fácil era para Kazuo caminar entre dos mundos, como si de alguna forma no fuera capaz de pertenecer del todo a ninguno de los dos. Caminó por la arteria principal de aquella ciudad nocturna, poniendo especial atención en las conversaciones que lo rodeaban. Su intención no era escuchar lo ajeno, sino buscar respuestas al desasosiego de su corazón. Mientras caminaba, no se hicieron esperar los seres que lo invitaban a sus negocios: mercaderes, restaurantes de comida… incluso un burdel que le ofrecía opio y buena compañía. En todas esas ocasiones, Kazuo declinó las ofertas con esa amabilidad que tanto lo caracterizaba. Pero el zorro no estaba allí por ocio. Había ido con un claro objetivo: buscar respuestas. El yōkai siguió recorriendo las intrincadas calles. Estas estaban tejidas de una forma que parecía que aquella ciudad no tuviese ni un principio ni un fin. Cualquier alma descarriada se habría perdido en la eternidad de estas, sin ser consciente del tiempo que había pasado en ellas. Por suerte, Kazuo no era un mero visitante. Frustrado al no obtener respuestas, se dirigió a la parte más alta de la ciudad. Allí observó cómo su luz iluminaba el cielo de una forma que ninguna otra ciudad podía hacer, ni siquiera las modernas que había podido ver en otros planos temporales. Necesitaba respuestas, y con la mayor premura posible. Kazuo juntó sus manos, dejando un hueco entre ellas, como si quisiera arropar algo. De pronto, un suave brillo dorado emergió desde el interior de sus manos, filtrándose la luz a través de los huecos entre sus dedos, como si un amanecer intentase abrirse paso entre un cielo encapotado por densas nubes. —Corre el rumor de que la semilla de un zorro floreció en el vientre de una joven humana… —comenzó a decir Kazuo, con los labios cerca de aquellas manos bañadas por el oro. —Corre el rumor de que este busca respuestas sobre cómo terminará todo aquello… —su voz vibraba de una forma diferente, como si la intención de esta calase como un antiguo hechizo. Kazuo comenzó a abrir sus manos lentamente, dejando salir el brillo de estas, acompañado de unos pétalos de cerezo que alzaron vuelo con la primera brisa del viento. El zorro siguió con la mirada cómo estos volaban, impregnados con una súplica. —Divulgad mi mensaje. Sed mis oídos en todas partes. Traedme lo que busco, pues lo anhelo con desespero. Solo y cuando hayáis finalizado vuestro cometido, seréis libres de marchitaros… —No era una orden como tal; más bien, se trataba de una súplica. Kazuo observó cómo los pétalos de sakura se dispersaban en movimientos suaves, bajando hasta la ciudad, donde pensaban divulgar aquel rumor y así escuchar lo que los demonios y espíritus tenían que decir sobre aquello. Era su última esperanza. Si aun así no obtenía respuestas, el futuro que le esperaba a él y a su amada Elizabeth era totalmente incierto.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • "Creo que el gato de Noe es mas ultil que , el sin ofender pero es la verdad"
    "Creo que el gato de Noe es mas ultil que , el sin ofender pero es la verdad"
    Me enjaja
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Muy buen los presentaré de forma rápida..
    Francesco, Salem.. Salem, Francesco.
    Francesco estaré en nuestra casa por una semana

    - Salem miro al gato con cara de pregunta y luego a la mujer que desvío la mirada y le maullo -

    No, no adopte un gato.. solo perdí una apuesta

    - menciono la última frase en voz baja tomando su té de la mañana-

    Así que Salem por favor ¿no le enseñes malas mañas si?

    - Salem la miro entrecerrando sus ojos y luego fue a inspeccionar al gato. Jack entro al departamento vio a los gatos parpadeando y luego a la joven-

    Jack: ¿Se múltiplo Salem? .. ¿lo bañaste?

    ¡Noo!.. es el gato de Santiago que tengo que cuidar por una semana.

    - la joven tomo su abrigo y se dirigió a la puerta -

    Bien están a cargo, solo ... No maten a Edward el conserje. Volveré en la tarde

    - los dos gatos le maullaron sentados uno al lado del otro, mientras bajaban el ascensor Jack la miro algo divertido-

    Jack: lo bueno es que ya tienes dos, solo te faltan 10 más para tener tus gatos asignados..

    Que gracioso, no es como que quisiera tener más gatos, Salem vale por 50.

    - Jack sonrió bajandose del ascensor al llegar al primer piso caminando hacia el auto-

    Jack: conduciré yo no quiero que pierdas la asignación gatuna (?) y bono por gato tratando de conducir.

    - la mujer le pasó las llaves y se subió de copiloto , Jack se subió en el asiento de piloto y se dirigieron al hospital de Graz, dónde trabajaba cubriendo algunos turnos-
    Muy buen los presentaré de forma rápida.. Francesco, Salem.. Salem, Francesco. Francesco estaré en nuestra casa por una semana - Salem miro al gato con cara de pregunta y luego a la mujer que desvío la mirada y le maullo - No, no adopte un gato.. solo perdí una apuesta - menciono la última frase en voz baja tomando su té de la mañana- Así que Salem por favor ¿no le enseñes malas mañas si? - Salem la miro entrecerrando sus ojos y luego fue a inspeccionar al gato. Jack entro al departamento vio a los gatos parpadeando y luego a la joven- Jack: ¿Se múltiplo Salem? .. ¿lo bañaste? ¡Noo!.. es el gato de Santiago que tengo que cuidar por una semana. - la joven tomo su abrigo y se dirigió a la puerta - Bien están a cargo, solo ... No maten a Edward el conserje. Volveré en la tarde - los dos gatos le maullaron sentados uno al lado del otro, mientras bajaban el ascensor Jack la miro algo divertido- Jack: lo bueno es que ya tienes dos, solo te faltan 10 más para tener tus gatos asignados.. Que gracioso, no es como que quisiera tener más gatos, Salem vale por 50. - Jack sonrió bajandose del ascensor al llegar al primer piso caminando hacia el auto- Jack: conduciré yo no quiero que pierdas la asignación gatuna (?) y bono por gato tratando de conducir. - la mujer le pasó las llaves y se subió de copiloto , Jack se subió en el asiento de piloto y se dirigieron al hospital de Graz, dónde trabajaba cubriendo algunos turnos-
    Me encocora
    Me enjaja
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • miren la hermosura de gato que encontre en la calleeee es tan tierno y digno del dios del inframundo
    miren la hermosura de gato que encontre en la calleeee es tan tierno y digno del dios del inframundo
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • — Día 20 sin dormir más de 2 horas seguidas y todo va en orden...
    Y por cierto, ahora que lo recuerdo... mi gato a empezado a hablarme sobre sus planes para dominar el mundo y necesita de mi ayuda.
    — Día 20 sin dormir más de 2 horas seguidas y todo va en orden... Y por cierto, ahora que lo recuerdo... mi gato a empezado a hablarme sobre sus planes para dominar el mundo y necesita de mi ayuda.
    Me shockea
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    5
    9 turnos 0 maullidos
  • Mira Salem , te voy a mostrar un secreto..

    - saca una foto antigua que tenía escondida entre su cuaderno de notas, de un hombre rubio con rasgos ingleses vistiendo uniforme militar. El gato miro la foto y luego a la mujer-

    Si , es Jack en sus años mozos, cuando era integrante de la KGB, nadie hasta la actualidad sabe cómo un inglés termino participando en el comité de seguridad.

    - el gato le maulla y luego coloca la pata en la fotografía -

    No de hecho no hay fotografía registradas está la salve antes de que volviera de misión.

    Jack: ahora se dónde está esa bendita foto..

    - entre el gato y la mujer se erizaron al escuchar la voz de Jack se presentó en la habitación sin emitir ni un ruido. Escondiendo la fotografía en el bolsillo , el hombre de cincuenta y algo alzó una ceja seriamente -

    Jack: hablé con el cónsul de Ucrania, y con el presidente de Rusia. Según lo que me solicitaste

    - la joven sonrió oscureciendo su mirada-

    Perfecto , que comience los juegos..
    Mira Salem , te voy a mostrar un secreto.. - saca una foto antigua que tenía escondida entre su cuaderno de notas, de un hombre rubio con rasgos ingleses vistiendo uniforme militar. El gato miro la foto y luego a la mujer- Si , es Jack en sus años mozos, cuando era integrante de la KGB, nadie hasta la actualidad sabe cómo un inglés termino participando en el comité de seguridad. - el gato le maulla y luego coloca la pata en la fotografía - No de hecho no hay fotografía registradas está la salve antes de que volviera de misión. Jack: ahora se dónde está esa bendita foto.. - entre el gato y la mujer se erizaron al escuchar la voz de Jack se presentó en la habitación sin emitir ni un ruido. Escondiendo la fotografía en el bolsillo , el hombre de cincuenta y algo alzó una ceja seriamente - Jack: hablé con el cónsul de Ucrania, y con el presidente de Rusia. Según lo que me solicitaste - la joven sonrió oscureciendo su mirada- Perfecto , que comience los juegos..
    Me encocora
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • La curiosidad mató al gato...
    Pero yo soy más de electrocutar al mensajero, estas imágenes... bueno, no sé si son pruebas o fetiches, igual, ya me metí, veamos que hay detrás de la imagen difuminada número uno (??)
    La curiosidad mató al gato... Pero yo soy más de electrocutar al mensajero, estas imágenes... bueno, no sé si son pruebas o fetiches, igual, ya me metí, veamos que hay detrás de la imagen difuminada número uno (??)
    0 turnos 0 maullidos
  • — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 —

    El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento.

    Y en el escenario...
    Johan.

    Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados.
    Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado.

    —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real.

    Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra.
    Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua.

    Porque Johan ya fue todo.

    Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa.
    Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba.
    Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo.

    Y ahora...
    Ahora no quedaba nada.

    Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa.

    Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos.
    Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál.
    Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado.

    —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad.

    Y entonces sonrió.
    No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero.

    Se puso de pie.
    La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo.

    Y Johan siempre está dispuesto.
    A ser todo.
    A ser nada.
    A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
    — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 — El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento. Y en el escenario... Johan. Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados. Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado. —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real. Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra. Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua. Porque Johan ya fue todo. Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa. Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba. Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo. Y ahora... Ahora no quedaba nada. Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa. Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos. Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál. Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado. —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad. Y entonces sonrió. No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero. Se puso de pie. La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo. Y Johan siempre está dispuesto. A ser todo. A ser nada. A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
    Me endiabla
    Me shockea
    Me gusta
    Me encocora
    11
    7 turnos 0 maullidos
  • La tranquilidad no dura demasiado para quienes se acostumbraron a caminar entre las sombras.

    Aunque el caso de la joven violinista se cerró con una resolución casi milagrosa, el eco de aquel encuentro —la ayuda silenciosa de esa figura que desapareció en cuanto el peligro cesó— seguía presente, persistente, como un nudo bajo la piel. Desde entonces, sus días se habían llenado de un silencio denso. Ya no había visitas inesperadas en su departamento, ni hojas con flores amarillas dibujadas y olvidadas en su recibidor.

    El desastre que tiñó de rojo las paredes de la ciudad marcó una cicatriz imborrable en su rutina. Las cámaras, los titulares, la presión interna por mantener la compostura en un lugar hecho pedazos por dentro… todo lo empujó de vuelta a su departamento, donde el único sonido era el zumbido tenue del refrigerador, una sirena a lo lejos, e incluso el suave ronroneo de su gato.

    Y aunque nadie hablaba ya de lo ocurrido en la veterinaria —como si la ciudad entera hubiese hecho un esfuerzo deliberado por sepultarlo bajo una nueva capa de normalidad—, él sabía que esa clase de paz era apenas una pausa.

    Esa noche volvió a sonar el teléfono. Una llamada interna, sin identificación visible.

    ⸻ ¿Dígame?

    Silencio al otro lado. Luego, una voz metálica, filtrada, conocida solo para quienes sabían buscar.⸻Tenemos otro. Distrito cuatro. El puente viejo. No avises a nadie más.

    La línea se cortó.

    Él se quedó mirando el aparato unos segundos más, el zumbido del refrigerador pareció desaparecer bajo un ruido más profundo: el regreso del instinto. Volvió a vestirse como quien se pone un papel ya olvidado. Guantes. Linterna. La vieja chaqueta. En su bolsillo, un cuaderno delgado, desgastado en las esquinas..

    La escena lo recibió con una luna apenas oculta tras las nubes. El puente viejo estaba cercado con cinta, pero no había patrullas. Aún no. Ni reporteros, ni testigos, solo el cuerpo. Colgado. Suspendido por los tobillos, boca abajo, con una máscara de conejo blanco pintada con lo que parecía ser… pintura. ¿O era sangre seca?

    Un símbolo extraño dibujado bajo el cadáver, como una firma retorcida. Algo nuevo. Algo que no tenía nada que ver con la veterinaria.

    Ni con la violinista.

    Ni con lo anterior.

    Y sin embargo… sentía que esa figura lo miraba directamente a él. Era repugnante. Como si le hablara. Como si supiera.


    #nightfallrevenge

































    // Así como muchos acá, me gusta tomar en cuenta las personas con quienes interactúa Joon y los roles que tiene (aunque parte de ellos han sido abandonados f) para el desarrollo de su historia.

    Vuelvo a mencionar que cualquier post mío es de libre interacción, a no ser que etiquete. No tengo mucho tiempo libre, pero si te interesa algún rolcito puedes escribirme por dm uu/
    La tranquilidad no dura demasiado para quienes se acostumbraron a caminar entre las sombras. Aunque el caso de la joven violinista se cerró con una resolución casi milagrosa, el eco de aquel encuentro —la ayuda silenciosa de esa figura que desapareció en cuanto el peligro cesó— seguía presente, persistente, como un nudo bajo la piel. Desde entonces, sus días se habían llenado de un silencio denso. Ya no había visitas inesperadas en su departamento, ni hojas con flores amarillas dibujadas y olvidadas en su recibidor. El desastre que tiñó de rojo las paredes de la ciudad marcó una cicatriz imborrable en su rutina. Las cámaras, los titulares, la presión interna por mantener la compostura en un lugar hecho pedazos por dentro… todo lo empujó de vuelta a su departamento, donde el único sonido era el zumbido tenue del refrigerador, una sirena a lo lejos, e incluso el suave ronroneo de su gato. Y aunque nadie hablaba ya de lo ocurrido en la veterinaria —como si la ciudad entera hubiese hecho un esfuerzo deliberado por sepultarlo bajo una nueva capa de normalidad—, él sabía que esa clase de paz era apenas una pausa. Esa noche volvió a sonar el teléfono. Una llamada interna, sin identificación visible. ⸻ ¿Dígame? Silencio al otro lado. Luego, una voz metálica, filtrada, conocida solo para quienes sabían buscar.⸻Tenemos otro. Distrito cuatro. El puente viejo. No avises a nadie más. La línea se cortó. Él se quedó mirando el aparato unos segundos más, el zumbido del refrigerador pareció desaparecer bajo un ruido más profundo: el regreso del instinto. Volvió a vestirse como quien se pone un papel ya olvidado. Guantes. Linterna. La vieja chaqueta. En su bolsillo, un cuaderno delgado, desgastado en las esquinas.. La escena lo recibió con una luna apenas oculta tras las nubes. El puente viejo estaba cercado con cinta, pero no había patrullas. Aún no. Ni reporteros, ni testigos, solo el cuerpo. Colgado. Suspendido por los tobillos, boca abajo, con una máscara de conejo blanco pintada con lo que parecía ser… pintura. ¿O era sangre seca? Un símbolo extraño dibujado bajo el cadáver, como una firma retorcida. Algo nuevo. Algo que no tenía nada que ver con la veterinaria. Ni con la violinista. Ni con lo anterior. Y sin embargo… sentía que esa figura lo miraba directamente a él. Era repugnante. Como si le hablara. Como si supiera. #nightfallrevenge // Así como muchos acá, me gusta tomar en cuenta las personas con quienes interactúa Joon y los roles que tiene (aunque parte de ellos han sido abandonados f) para el desarrollo de su historia. Vuelvo a mencionar que cualquier post mío es de libre interacción, a no ser que etiquete. No tengo mucho tiempo libre, pero si te interesa algún rolcito puedes escribirme por dm uu/
    Me shockea
    Me endiabla
    Me gusta
    Me entristece
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Que dices Salem, Marruecos?

    - menciono la joven mientras miraba propiedades , el gato maullo como protesta-

    No puede ser, no te gusta nada... Veamos ¿Irlanda? No está muy cerca de Inglaterra.. y¿ Noruega?

    - el gato maullo de nuevo mirandola-

    Uff contigo es imposible Salem , mejor de paso la cuenta del banco y vas a comprar una mansión de gatos

    - dice la joven lanzando el periódico al aire dejándose caer sobre la mesa el gato miro el papel cayendo y a la joven maullando-

    ¿Australia?.. ¿no que los gatos no le gusta el agua ?

    - menciono la joven mirando al felino desde la mesa-
    ¿Que dices Salem, Marruecos? - menciono la joven mientras miraba propiedades , el gato maullo como protesta- No puede ser, no te gusta nada... Veamos ¿Irlanda? No está muy cerca de Inglaterra.. y¿ Noruega? - el gato maullo de nuevo mirandola- Uff contigo es imposible Salem , mejor de paso la cuenta del banco y vas a comprar una mansión de gatos - dice la joven lanzando el periódico al aire dejándose caer sobre la mesa el gato miro el papel cayendo y a la joven maullando- ¿Australia?.. ¿no que los gatos no le gusta el agua ? - menciono la joven mirando al felino desde la mesa-
    Me encocora
    Me endiabla
    Me enjaja
    5
    18 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados