• Pudo aprovechar un descuido de Valentino para escribirle a Husk un mensaje. Lo hizo rapido, por lo que seguramente estaba lleno de errores, pero estaba nervioso, dolido y tambien herido y quebrado físicamente. Aún así, tenía que avisarle, que no pensase que lo habia abandonado a él y a los niños.

    Husk, no puedo xplikar pro Val no me deja volver cuida d los niños.

    A las prisas lo envió y ocultó el teléfono eñ el momento Justo, para que Valentino regresase y no le descubriese. Y aunque aterrado, le dedicó su mejor sonrisa. Deseando poder hablar pronto con Husk aberruntando lo mucho que se iba a preocupar.
    Pudo aprovechar un descuido de Valentino para escribirle a [barcat75] un mensaje. Lo hizo rapido, por lo que seguramente estaba lleno de errores, pero estaba nervioso, dolido y tambien herido y quebrado físicamente. Aún así, tenía que avisarle, que no pensase que lo habia abandonado a él y a los niños. 📲Husk, no puedo xplikar pro Val no me deja volver cuida d los niños. A las prisas lo envió y ocultó el teléfono eñ el momento Justo, para que Valentino regresase y no le descubriese. Y aunque aterrado, le dedicó su mejor sonrisa. Deseando poder hablar pronto con Husk aberruntando lo mucho que se iba a preocupar.
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  • Solo espero no cometer , los mismos errores que en el pasado .
    Solo espero no cometer , los mismos errores que en el pasado .
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  • Limpiare mis pecados .... junto s a mis amigos y limpiar mis errores .
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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  • Una visita del pasado
    Fandom Legado Queen
    Categoría Fantasía
    Una mañana normal en el Instituto, una estudiante le hablar a Loki.

    —Oye, Loki…— La voz de su compañera sonaba casi burlona, como si la pregunta fuera un juego más. Sus ojos brillaban con esa energía que siempre arrastraba a todas a salir, a reír, a olvidar. Pero detrás de esa chispa había algo más, un temblor oculto que Loki no alcanzaba a ver.

    —Digamos que… tengo una amiga con problemas en su casa. —

    —¿Que clase de problemas? — Pregunto Loki sin mostrar mayor interés. La chica le cuenta la historia de esta supuesta "amiga", luego le pregunta a Loki disfrazando su propio dolor bajo la máscara de una historia ajena. ¿Qué crees que debería hacer?

    Loki arqueó una ceja. Para ella, los problemas de los demás eran entretenimiento. No pensó que aquella historia tuviera nada que ver con su compañera. Con una sonrisa torcida, respondió con un consejo venenoso, diseñado para que todo saliera mal. Era divertido, pensó,un juego cruel más.

    Los días pasaron y las risas se apagaron. La noticia llegó como un tornado que arrasa con todo a su paso. Su amiga había muerto, la joven se había quitado la vida. Loki quedó inmóvil, incapaz de comprender. El vacío se abrió en su pecho, un sentimiento desconocido que quemaba más que cualquier burla. Por primera vez, entendió que sus palabras habían sido la chispa que empujó a alguien hacia el abismo.

    Las lágrimas comenzaron a deslizarse por su rostro. No eran de apego, ni de amor, sino de una culpa que se clavaba como espinas invisibles. Loki deseaba, con todo su ser, regresar al instante en que había dado aquel consejo venenoso.

    Cuando las clases terminaron, Loki regreso a casa. Jennifer observaba la práctica mágica de Lili, quien al ver a su hermana menor le pregunto si quería acompañarlas, Loki no dijo nada y siguió su camino. Lili ya estaba acostumbrada que Loki no mostrara interés en la magia, por lo que no le dio importancia. Ya en su habitación, Loki se tiro sobre su cama y rompió en llanto, la joven que disfrutaba de las bromas crueles, por primera vez sentía el peso, la culpa de sus malas acciones, aquel sentimiento era nuevo, era doloroso y le hacia sentirse sucia.

    —Tomoe chan... Tonta, ¿porque no me dijiste que eras tu? Si tan solo... Si tan solo pudiera regresar en el tiempo, yo no.... —

    En aquel instante, algo rompió en Loki, el aire se quebró, los pasillos se doblaron como espejos líquidos. Los relojes estallaron en fragmentos de luz; El tiempo mismo se desgarró, como si la realidad fuera un telón demasiado frágil para contener su dolor.

    Su cuerpo se distorsionó: líneas quebradas atravesaban su silueta, como errores de matriz en un programa defectuoso. Los bordes de su figura parpadeaban, duplicándose, fragmentándose, como si la existencia no pudiera decidir si Loki estaba dentro o fuera del mundo.

    Ella lloraba, y cada sollozo era una grieta más en la realidad. El poder que nunca había buscado se manifestaba por primera vez, nacido del arrepentimiento y la desesperación. El mundo se torcía alrededor de ella, esperando… temblando… a punto de romperse del todo.

    Entonces miró sus manos distorsionadas, vibrando como si fueran errores de matriz. Pero Loki no las vio como un glitch: en ellas reconoció lo que había sido antes, un ser primordial. Aunque lo había olvidado, en su alma estaba grabado ese recuerdo. No era un error, era su forma real.

    Jennifer sintió la perturbación. —Lili, quédate aqui! — Corrió a la habitación de su hija. Para ella, que no estaba acostumbrada a ver seres de la cuarta dimensión, Loki era un amasijo de fracturas, un cuerpo quebrado por glitches imposibles. Asustada de perderla por el descontrol de su poder, Jennifer se lanzó a abrazarla, intentando contener la tormenta.

    El poder golpeó a Jennifer, su cuerpo cayó al suelo. Loki gritó, pensando que la había lastimado a su madre, o peor aún, que la había matado. —¿Mamá?! ¿Mami? — No hubo respuesta por parte de Jennifer.

    Loki dio un paso atrás y grito y en ese grito, se abrió otra visión: los últimos momentos de su amiga, el instante en que se quitaba la vida. Loki se convirtió en observadora, como lo había sido en su existencia primordial, atrapada en la visión de aquello que no podía cambiar.

    Asustada por lo que estaba viendo, escapó de su casa, dejando atrás a Jennifer. Corrió en busca de su abuelo Oz, el único que podría salvar a su madre y ayudarla a comprender su poder. Pero lo que Loki no sabía era que el golpe de energía había abierto un portal al pasado. De él emergió la Jennifer joven de siglos atrás.

    La realidad tembló. Dos entidades del caos no podían coexistir en la misma línea de tiempo. El tejido del mundo se ajustó, y ambas Jennifers se unieron en una sola. La Jennifer del presente desapareció, y lo único que quedó fue la Jennifer joven del pasado, ahora habitando la época moderna.

    Rol Grupal con: Jenny Queen Orc - Veythra Lili Queen Ishtar
    Una mañana normal en el Instituto, una estudiante le hablar a Loki. —Oye, Loki…— La voz de su compañera sonaba casi burlona, como si la pregunta fuera un juego más. Sus ojos brillaban con esa energía que siempre arrastraba a todas a salir, a reír, a olvidar. Pero detrás de esa chispa había algo más, un temblor oculto que Loki no alcanzaba a ver. —Digamos que… tengo una amiga con problemas en su casa. — —¿Que clase de problemas? — Pregunto Loki sin mostrar mayor interés. La chica le cuenta la historia de esta supuesta "amiga", luego le pregunta a Loki disfrazando su propio dolor bajo la máscara de una historia ajena. ¿Qué crees que debería hacer? Loki arqueó una ceja. Para ella, los problemas de los demás eran entretenimiento. No pensó que aquella historia tuviera nada que ver con su compañera. Con una sonrisa torcida, respondió con un consejo venenoso, diseñado para que todo saliera mal. Era divertido, pensó,un juego cruel más. Los días pasaron y las risas se apagaron. La noticia llegó como un tornado que arrasa con todo a su paso. Su amiga había muerto, la joven se había quitado la vida. Loki quedó inmóvil, incapaz de comprender. El vacío se abrió en su pecho, un sentimiento desconocido que quemaba más que cualquier burla. Por primera vez, entendió que sus palabras habían sido la chispa que empujó a alguien hacia el abismo. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por su rostro. No eran de apego, ni de amor, sino de una culpa que se clavaba como espinas invisibles. Loki deseaba, con todo su ser, regresar al instante en que había dado aquel consejo venenoso. Cuando las clases terminaron, Loki regreso a casa. Jennifer observaba la práctica mágica de Lili, quien al ver a su hermana menor le pregunto si quería acompañarlas, Loki no dijo nada y siguió su camino. Lili ya estaba acostumbrada que Loki no mostrara interés en la magia, por lo que no le dio importancia. Ya en su habitación, Loki se tiro sobre su cama y rompió en llanto, la joven que disfrutaba de las bromas crueles, por primera vez sentía el peso, la culpa de sus malas acciones, aquel sentimiento era nuevo, era doloroso y le hacia sentirse sucia. —Tomoe chan... Tonta, ¿porque no me dijiste que eras tu? Si tan solo... Si tan solo pudiera regresar en el tiempo, yo no.... — En aquel instante, algo rompió en Loki, el aire se quebró, los pasillos se doblaron como espejos líquidos. Los relojes estallaron en fragmentos de luz; El tiempo mismo se desgarró, como si la realidad fuera un telón demasiado frágil para contener su dolor. Su cuerpo se distorsionó: líneas quebradas atravesaban su silueta, como errores de matriz en un programa defectuoso. Los bordes de su figura parpadeaban, duplicándose, fragmentándose, como si la existencia no pudiera decidir si Loki estaba dentro o fuera del mundo. Ella lloraba, y cada sollozo era una grieta más en la realidad. El poder que nunca había buscado se manifestaba por primera vez, nacido del arrepentimiento y la desesperación. El mundo se torcía alrededor de ella, esperando… temblando… a punto de romperse del todo. Entonces miró sus manos distorsionadas, vibrando como si fueran errores de matriz. Pero Loki no las vio como un glitch: en ellas reconoció lo que había sido antes, un ser primordial. Aunque lo había olvidado, en su alma estaba grabado ese recuerdo. No era un error, era su forma real. Jennifer sintió la perturbación. —Lili, quédate aqui! — Corrió a la habitación de su hija. Para ella, que no estaba acostumbrada a ver seres de la cuarta dimensión, Loki era un amasijo de fracturas, un cuerpo quebrado por glitches imposibles. Asustada de perderla por el descontrol de su poder, Jennifer se lanzó a abrazarla, intentando contener la tormenta. El poder golpeó a Jennifer, su cuerpo cayó al suelo. Loki gritó, pensando que la había lastimado a su madre, o peor aún, que la había matado. —¿Mamá?! ¿Mami? — No hubo respuesta por parte de Jennifer. Loki dio un paso atrás y grito y en ese grito, se abrió otra visión: los últimos momentos de su amiga, el instante en que se quitaba la vida. Loki se convirtió en observadora, como lo había sido en su existencia primordial, atrapada en la visión de aquello que no podía cambiar. Asustada por lo que estaba viendo, escapó de su casa, dejando atrás a Jennifer. Corrió en busca de su abuelo Oz, el único que podría salvar a su madre y ayudarla a comprender su poder. Pero lo que Loki no sabía era que el golpe de energía había abierto un portal al pasado. De él emergió la Jennifer joven de siglos atrás. La realidad tembló. Dos entidades del caos no podían coexistir en la misma línea de tiempo. El tejido del mundo se ajustó, y ambas Jennifers se unieron en una sola. La Jennifer del presente desapareció, y lo único que quedó fue la Jennifer joven del pasado, ahora habitando la época moderna. Rol Grupal con: [queen_0] - [Lili.Queen]
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  • ┉ Visita los recuerdos, las añoranzas y sueños que jamás se repiten; vivencias que no se cumplen, que empañan de lágrimas tus noches y de pesar tus días.

    Sobreviviendo a ese infierno.
    Alcanzando un gramo de calma en la tormenta.


    Pedaleando a la cima con la carga de los errores, errores que no puedes borrar que se te ha negado cualquier tipo de redención.




    Redención que ya no buscas complacer, el dolor te mantiene respirando; avanzando, cayendo, levantando y volviendo a repetir ese ciclo interminable.





    El peso de la equivocación sin derecho al perdón. ┉
    ┉ Visita los recuerdos, las añoranzas y sueños que jamás se repiten; vivencias que no se cumplen, que empañan de lágrimas tus noches y de pesar tus días. Sobreviviendo a ese infierno. Alcanzando un gramo de calma en la tormenta. Pedaleando a la cima con la carga de los errores, errores que no puedes borrar que se te ha negado cualquier tipo de redención. Redención que ya no buscas complacer, el dolor te mantiene respirando; avanzando, cayendo, levantando y volviendo a repetir ese ciclo interminable. El peso de la equivocación sin derecho al perdón. ┉
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  • 𝙰𝚜 𝚋𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊 𝙼𝚊𝚗𝚐𝚊
    Categoría Ciencia ficción
    » Irina

    ──────────────────────────

    [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟶𝟻𝟻 - 𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘]

    Estaban tardando demasiado. Los experimentos no daban buenos resultados, no inmediatos. El tiempo se estaba acabando. Sin importar cuánto lo intentaron, el apresurar la reestructura del ADN humano de forma artificial terminaba en desastre y muertes.

    Habían comenzado con el Proyecto Evol, buscando hacer que las personas se adaptaran con facilidad al entorno; que las enfermedades y discapacidades se eliminaran. El mundo se estaba contaminando demasiado rápido: radiación, smog, deshechos, todo acumulándose de forma tal que la Tierra no daba abasto para poder purificar lo poco que podía. La vida iba a terminar más pronto de lo que calcularon.

    Criogenización. Esa fue la respuesta. Aquellos que contaban con los recursos, quienes eran “importantes” pudieron obtener el beneficio de pausar el tiempo en sus cuerpos y despertar cuando se haya encontrado una buena solución. Por supuesto que la élite estuvo de acuerdo.

    Así comenzaron, durmiendo a cada quien en lo más profundo de los laboratorios mientras seguían experimentando con voluntarios que apenas tenían recursos (claro que usarían a los “menos importantes”).

    Con el paso del tiempo, también encontraron la solución para purificar ciertas zonas y mantenerlas estables. Justo por eso, quienes podrían vivir allí se llamaban Estables. Valga la redundancia.

    Semi Esferas gigantes. Allí el aire no estaba contaminado, allí los pulmones dejaban de arder, se sentía más liviano, la naturaleza podía continuar. Un verde muy hermoso. Animales aún resistiendo. Humanos nuevos. NeoHumanos.

    La A.I.C.B., corporación esponsoreada por aquellos con más dinero, fue quien encontró todas las soluciones, quien comenzó a tener el control sobre el mundo. Una organización supranacional. Tuvo el “honor” de renombrar: los países y ciudades dejaron de tener nombre, ahora solo eran sectores. Las zonas seguras se llamaron Zonas Blancas. Luego estaban las Grises, allí donde estaban las fábricas y los trabajadores aún de clase media; Zonas Negras, donde iban los errores, los Desviados (donde la adaptación se fue a un extremo), algunos muriendo por la misma contaminación y radiación o por sus propias mutaciones, otros sobreviviendo a duras penas. Esas zonas eran ideales para la A.I.C.B.: sus fuerzas armadas se llevaban a los Desviados o los eliminaban directamente sin testigos.

    La ilusión de la buena vida se creó. Habían sido salvados. Pero se ocultó mucha información. A nadie iba a importarle, eso creyeron.

    ──────────────────────────


    [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟷𝟾𝟽 - 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎]

    Los herederos de los NeoHumanos continuaron un linaje de adaptación, pero los Desviados también siguieron apareciendo. Portadores de fallas en el gen humano que debían ser eliminados para mantener la “pureza”.

    Tenían a alguien que podría hacerles un gran favor. Los de la élite ayudaron a que una persona en específico pudiera mantenerse en la criogenización. 𝙸𝚛𝚒𝚗𝚊. Alguien muy particular debido a su don de viajar al pasado. La mantuvieron en secreto hasta que decidieron que era tiempo de utilizarla. Así, la despertaron.

    Tuvieron que mantenerla al tanto para que comprendiera, pero solo lo justo y necesario. Luego le dieron objetivos. Pero claro, antes de enviarla al pasado, tenían que asegurarse que seguía siendo eficiente.

    Infiltrados, personas que, o eran familiares de Desviados, o quienes participaron en diferentes proyectos que decidieron no querían continuar con tanta crueldad y, en cambio, empezaron a ayudar a los errores. Esas personas debían ser eliminadas.

    —Si encuentras al Sujeto 0 no lo elimines. Trata de traerlo de vuelta. Sin embargo… si da muchas complicaciones, entonces tienes permiso de asesinarlo. —la última orden antes de dejarla salir. Le habían entregado un equipo especial para poder caminar en las Zonas Negras sin tener que preocuparse por quemar sus pulmones o que su piel se deshaga en cuestión de minutos. Además, también le agregaron el gen artificial para que pudiera adaptarse.
    » [Irin4] ────────────────────────── [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟶𝟻𝟻 - 𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘] Estaban tardando demasiado. Los experimentos no daban buenos resultados, no inmediatos. El tiempo se estaba acabando. Sin importar cuánto lo intentaron, el apresurar la reestructura del ADN humano de forma artificial terminaba en desastre y muertes. Habían comenzado con el Proyecto Evol, buscando hacer que las personas se adaptaran con facilidad al entorno; que las enfermedades y discapacidades se eliminaran. El mundo se estaba contaminando demasiado rápido: radiación, smog, deshechos, todo acumulándose de forma tal que la Tierra no daba abasto para poder purificar lo poco que podía. La vida iba a terminar más pronto de lo que calcularon. Criogenización. Esa fue la respuesta. Aquellos que contaban con los recursos, quienes eran “importantes” pudieron obtener el beneficio de pausar el tiempo en sus cuerpos y despertar cuando se haya encontrado una buena solución. Por supuesto que la élite estuvo de acuerdo. Así comenzaron, durmiendo a cada quien en lo más profundo de los laboratorios mientras seguían experimentando con voluntarios que apenas tenían recursos (claro que usarían a los “menos importantes”). Con el paso del tiempo, también encontraron la solución para purificar ciertas zonas y mantenerlas estables. Justo por eso, quienes podrían vivir allí se llamaban Estables. Valga la redundancia. Semi Esferas gigantes. Allí el aire no estaba contaminado, allí los pulmones dejaban de arder, se sentía más liviano, la naturaleza podía continuar. Un verde muy hermoso. Animales aún resistiendo. Humanos nuevos. NeoHumanos. La A.I.C.B., corporación esponsoreada por aquellos con más dinero, fue quien encontró todas las soluciones, quien comenzó a tener el control sobre el mundo. Una organización supranacional. Tuvo el “honor” de renombrar: los países y ciudades dejaron de tener nombre, ahora solo eran sectores. Las zonas seguras se llamaron Zonas Blancas. Luego estaban las Grises, allí donde estaban las fábricas y los trabajadores aún de clase media; Zonas Negras, donde iban los errores, los Desviados (donde la adaptación se fue a un extremo), algunos muriendo por la misma contaminación y radiación o por sus propias mutaciones, otros sobreviviendo a duras penas. Esas zonas eran ideales para la A.I.C.B.: sus fuerzas armadas se llevaban a los Desviados o los eliminaban directamente sin testigos. La ilusión de la buena vida se creó. Habían sido salvados. Pero se ocultó mucha información. A nadie iba a importarle, eso creyeron. ────────────────────────── [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟷𝟾𝟽 - 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎] Los herederos de los NeoHumanos continuaron un linaje de adaptación, pero los Desviados también siguieron apareciendo. Portadores de fallas en el gen humano que debían ser eliminados para mantener la “pureza”. Tenían a alguien que podría hacerles un gran favor. Los de la élite ayudaron a que una persona en específico pudiera mantenerse en la criogenización. 𝙸𝚛𝚒𝚗𝚊. Alguien muy particular debido a su don de viajar al pasado. La mantuvieron en secreto hasta que decidieron que era tiempo de utilizarla. Así, la despertaron. Tuvieron que mantenerla al tanto para que comprendiera, pero solo lo justo y necesario. Luego le dieron objetivos. Pero claro, antes de enviarla al pasado, tenían que asegurarse que seguía siendo eficiente. Infiltrados, personas que, o eran familiares de Desviados, o quienes participaron en diferentes proyectos que decidieron no querían continuar con tanta crueldad y, en cambio, empezaron a ayudar a los errores. Esas personas debían ser eliminadas. —Si encuentras al Sujeto 0 no lo elimines. Trata de traerlo de vuelta. Sin embargo… si da muchas complicaciones, entonces tienes permiso de asesinarlo. —la última orden antes de dejarla salir. Le habían entregado un equipo especial para poder caminar en las Zonas Negras sin tener que preocuparse por quemar sus pulmones o que su piel se deshaga en cuestión de minutos. Además, también le agregaron el gen artificial para que pudiera adaptarse.
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  • Aveces me da algo .... de miedo volver a perder todo , lo que estoy viviendo ahora , otra vez por mis errores.
    Aveces me da algo .... de miedo volver a perder todo , lo que estoy viviendo ahora , otra vez por mis errores.
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  • ¿Qué les puedo decir yo? Vivan su vida sin arrepentimientos, porqué lo hecho, hecho está y nada puede solucionar el pasado, eso sí, ir aprendiendo de los errores y tratar de no replicarlos, aunque el crecimiento nunca es constante, a veces hay subidas y bajadas. No existe persona que no haya tropezado y caído, pero algunas se alegraran de cuando estés abajo, pero es normal, no te fijes en ellos, sacude, levántate y sigue tu camino.
    ¿Qué les puedo decir yo? Vivan su vida sin arrepentimientos, porqué lo hecho, hecho está y nada puede solucionar el pasado, eso sí, ir aprendiendo de los errores y tratar de no replicarlos, aunque el crecimiento nunca es constante, a veces hay subidas y bajadas. No existe persona que no haya tropezado y caído, pero algunas se alegraran de cuando estés abajo, pero es normal, no te fijes en ellos, sacude, levántate y sigue tu camino.
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  • Chopin: Piano Concerto No. 1 e-minor

    Siempre que tocaba una presentación con sus alumnos de la orquesta estaba bastante relajado, confiaba mucho en sus estudiantes como para sentirse preocupado como director. Además, tener el control dirigiendo la orquesta le daba la suficiente calma para abordar el recital. Tenía una rutina, hacia un ensayo general dos días antes para pulir los pequeños errores, el día siguiente escoge una prenda que usaría si el mismo estuviera en la orquesta como músico y no como director, y luego la noche antes les manda muchos mensajes alentadores a los participantes, como la persona nerviosa que era, no quería permitirse que alguno de los que estaba guiando se sintieran como él durante su camino por la academia de música.

    Era lamentable que esta vez las cosas fueran por completo distintas, una colega en la academia le aviso con tres días de anticipación que su pianista estaba dispuesto para su orquesta, le pidió con tanta urgencia que por favor fuera él quien tocara el piano que se sintió algo mal de rechazar, no le gustaban los contratiempos, o las sorpresas que rompieran con su tranquilidad, estuvo los siguientes días practicando de forma casi obsesiva las piezas que recordaba a medias de la universidad, y para cuando llegó el momento en el que quería escoger una prenda de ropa que le hiciera sentir tranquilo, también se vio limitado por el código de vestimenta de la directora de esta ocasión, camisa con mangas oscura y pantalón de vestir oscuro. No quería hablar de lo incómodo que estaba, pero sabía que parecía un enfermo de tuberculosis de la época victoriana, esos colores lo hacían ver más pálido y con las ojeras más pronunciadas de lo que esperaba, mínimo el pantalón le quedaba lo suficientemente bien como para no parecer que usaba ropa demasiado ancha.

    Quería salir de eso lo antes posible, pues pareciera que todo el mundo esperaba que fuera su pianista para hacer arreglos y ensayos generales de obras de ópera y ballet esa semana, si de por sí ya no dormía bien, todo por aquella época del año enloquecía un poco. Llegó al auditorio temprano, habló con algunos de los estudiantes de la orquesta, que parecían tener el mismo aburrido traje (más parecido a un uniforme que a cualquier cosa) pero los ojos llenos de alegría y esperanza, Yuiichi solo pudo sonreírles después de presentarse, una sonrisa incómoda que le hacía sonrojarse ante la vergüenza de ser observado por tantas personas, era divertido, siempre después de la presentaciones la gente la hacía notar que estaba tan rojo que no sabían si hacía calor o el aire acondicionado del auditorio estaba dañado.

    Antes de empezar habló con la directora, siempre manteniendo su cara amable, y escuchando con atención las instrucciones de la mujer de mediana edad, que por alguna razón, criticaba mucho su cabello largo y despeinado a lo largo de la conversación, haciéndolo sentir un poco más fatigado desde que había aceptado aquel favor. Recordaba la sensación de las teclas que estuvo tocando durante sus largas prácticas en la yema de los dedos mientras estaba frente a la entrada de la orquesta, mentiría si dijera que no se sentía algo mal, solo haría lo que le gustaba, frente a varias personas que desconocía, una directora prepotente y unos músicos que no apenas había conocido. Solo iba a respirar toda la presentación y se centraría en el piano. Después de todo, no se quedaría para la celebración, ya lo había hablado con todo el mundo que estaba muy ocupado las siguientes dos semanas, y el tiempo que había invertido en este recital en realidad debería haberlo usado para aprenderse completo El Cascanueces, pues todavía no podía con algunos de los arpegios de Sugar Plum Fairy.

    Cuando entró solo miró a un punto fijo en la cara de nadie en particular en la presentación, se inclinó y decidió empezar su presentación para la que había practicado de forma insana.

    Y debía decir, que a pesar de todos sus miedos, la presentación había salido bastante bien, hubo uno que otro momento donde uno de los violinistas ¿o eran dos distintos? Se confundió en varias notas, pero nada del otro mundo, hasta a los mejores les pasa, Yuiichi solo mantuvo la serenidad, se despidió del público y una vez en la sala de los músicos hizo lo mismo con cada uno de ellos, incluyendo de la directora de la orquesta, luego solo fue a cambiarse la camisa que tanto odiaba el color por una más clara, con mangas anchas y cuello un poco alto que se cerraba con unos lazos a los costados, debía salir casi corriendo si quería llegar al metro que salía en unos diez minutos para llegar al espacio donde se llevaría a cabo el ensayo general de El Cascanueces.
    Chopin: Piano Concerto No. 1 e-minor Siempre que tocaba una presentación con sus alumnos de la orquesta estaba bastante relajado, confiaba mucho en sus estudiantes como para sentirse preocupado como director. Además, tener el control dirigiendo la orquesta le daba la suficiente calma para abordar el recital. Tenía una rutina, hacia un ensayo general dos días antes para pulir los pequeños errores, el día siguiente escoge una prenda que usaría si el mismo estuviera en la orquesta como músico y no como director, y luego la noche antes les manda muchos mensajes alentadores a los participantes, como la persona nerviosa que era, no quería permitirse que alguno de los que estaba guiando se sintieran como él durante su camino por la academia de música. Era lamentable que esta vez las cosas fueran por completo distintas, una colega en la academia le aviso con tres días de anticipación que su pianista estaba dispuesto para su orquesta, le pidió con tanta urgencia que por favor fuera él quien tocara el piano que se sintió algo mal de rechazar, no le gustaban los contratiempos, o las sorpresas que rompieran con su tranquilidad, estuvo los siguientes días practicando de forma casi obsesiva las piezas que recordaba a medias de la universidad, y para cuando llegó el momento en el que quería escoger una prenda de ropa que le hiciera sentir tranquilo, también se vio limitado por el código de vestimenta de la directora de esta ocasión, camisa con mangas oscura y pantalón de vestir oscuro. No quería hablar de lo incómodo que estaba, pero sabía que parecía un enfermo de tuberculosis de la época victoriana, esos colores lo hacían ver más pálido y con las ojeras más pronunciadas de lo que esperaba, mínimo el pantalón le quedaba lo suficientemente bien como para no parecer que usaba ropa demasiado ancha. Quería salir de eso lo antes posible, pues pareciera que todo el mundo esperaba que fuera su pianista para hacer arreglos y ensayos generales de obras de ópera y ballet esa semana, si de por sí ya no dormía bien, todo por aquella época del año enloquecía un poco. Llegó al auditorio temprano, habló con algunos de los estudiantes de la orquesta, que parecían tener el mismo aburrido traje (más parecido a un uniforme que a cualquier cosa) pero los ojos llenos de alegría y esperanza, Yuiichi solo pudo sonreírles después de presentarse, una sonrisa incómoda que le hacía sonrojarse ante la vergüenza de ser observado por tantas personas, era divertido, siempre después de la presentaciones la gente la hacía notar que estaba tan rojo que no sabían si hacía calor o el aire acondicionado del auditorio estaba dañado. Antes de empezar habló con la directora, siempre manteniendo su cara amable, y escuchando con atención las instrucciones de la mujer de mediana edad, que por alguna razón, criticaba mucho su cabello largo y despeinado a lo largo de la conversación, haciéndolo sentir un poco más fatigado desde que había aceptado aquel favor. Recordaba la sensación de las teclas que estuvo tocando durante sus largas prácticas en la yema de los dedos mientras estaba frente a la entrada de la orquesta, mentiría si dijera que no se sentía algo mal, solo haría lo que le gustaba, frente a varias personas que desconocía, una directora prepotente y unos músicos que no apenas había conocido. Solo iba a respirar toda la presentación y se centraría en el piano. Después de todo, no se quedaría para la celebración, ya lo había hablado con todo el mundo que estaba muy ocupado las siguientes dos semanas, y el tiempo que había invertido en este recital en realidad debería haberlo usado para aprenderse completo El Cascanueces, pues todavía no podía con algunos de los arpegios de Sugar Plum Fairy. Cuando entró solo miró a un punto fijo en la cara de nadie en particular en la presentación, se inclinó y decidió empezar su presentación para la que había practicado de forma insana. Y debía decir, que a pesar de todos sus miedos, la presentación había salido bastante bien, hubo uno que otro momento donde uno de los violinistas ¿o eran dos distintos? Se confundió en varias notas, pero nada del otro mundo, hasta a los mejores les pasa, Yuiichi solo mantuvo la serenidad, se despidió del público y una vez en la sala de los músicos hizo lo mismo con cada uno de ellos, incluyendo de la directora de la orquesta, luego solo fue a cambiarse la camisa que tanto odiaba el color por una más clara, con mangas anchas y cuello un poco alto que se cerraba con unos lazos a los costados, debía salir casi corriendo si quería llegar al metro que salía en unos diez minutos para llegar al espacio donde se llevaría a cabo el ensayo general de El Cascanueces.
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