• El punto de quiebre mental, la distorsión entre realidad y ficción estaba ahí en un punto muerto; sin vacilación, sus manos se mancharon de sangre arrebatando vidas sin prestar atención, enervada en la venganza.
    El punto de quiebre mental, la distorsión entre realidad y ficción estaba ahí en un punto muerto; sin vacilación, sus manos se mancharon de sangre arrebatando vidas sin prestar atención, enervada en la venganza.
    Me entristece
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Agradecimiento a 桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵 por invitarme a pecar...
    Agradecimiento a [Santi12] por invitarme a pecar...
    Me shockea
    Me encocora
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Qué soy yo para ti? otra noche sin dormir
    Una escena de amor o siempre un último adiós
    ¿Qué soy yo para ti? otra noche sin dormir Una escena de amor o siempre un último adiós
    Me encocora
    Me gusta
    10
    2 turnos 0 maullidos
  • Evangeline se queda frente al espejo en silencio, tan quieta que la llama de las velas parece observarla.
    Inclina un poco el rostro, dejando que la luz caiga sobre sus ojos rojizos. El color resalta, intenso, casi orgulloso por sí mismo.

    Ella los mira durante un largo momento.

    Pasa un dedo por debajo de uno, como si quisiera asegurarse de que ese brillo realmente le pertenece. Respira hondo, acomodando sus manos sobre el vestido con un gesto que intenta ser seguro, pero tiene algo de búsqueda.

    La princesa mantiene la postura recta, elegante, exactamente como le enseñaron.
    Sin embargo, la manera en que su mirada se desliza hacia un lado, apenas un segundo, delata un pensamiento que no termina de asentarse.

    Evangeline vuelve a verse de frente.
    El reflejo le devuelve una imagen impecable.

    Ella levanta el mentón un poco más de lo necesario.
    Y el leve temblor en sus pestañas dice lo que sus labios nunca dirían.

    La vela chisporrotea.
    Evangeline sostiene la mirada un instante más,
    como si esperara encontrar en ella algo que todavía no encuentra.
    Evangeline se queda frente al espejo en silencio, tan quieta que la llama de las velas parece observarla. Inclina un poco el rostro, dejando que la luz caiga sobre sus ojos rojizos. El color resalta, intenso, casi orgulloso por sí mismo. Ella los mira durante un largo momento. Pasa un dedo por debajo de uno, como si quisiera asegurarse de que ese brillo realmente le pertenece. Respira hondo, acomodando sus manos sobre el vestido con un gesto que intenta ser seguro, pero tiene algo de búsqueda. La princesa mantiene la postura recta, elegante, exactamente como le enseñaron. Sin embargo, la manera en que su mirada se desliza hacia un lado, apenas un segundo, delata un pensamiento que no termina de asentarse. Evangeline vuelve a verse de frente. El reflejo le devuelve una imagen impecable. Ella levanta el mentón un poco más de lo necesario. Y el leve temblor en sus pestañas dice lo que sus labios nunca dirían. La vela chisporrotea. Evangeline sostiene la mirada un instante más, como si esperara encontrar en ella algo que todavía no encuentra.
    Me gusta
    Me entristece
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Porque me enamore de Hugo?
    Pues la respuesta
    https://youtube.com/shorts/pRFDP8PeJ7M?si=h_65lYBFtJLEWhI5
    ¿Porque me enamore de Hugo? Pues la respuesta https://youtube.com/shorts/pRFDP8PeJ7M?si=h_65lYBFtJLEWhI5
    Me enjaja
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • ⸻ Mide el peso de tus palabras en mi presencia, cuestiona tus actitudes, ofréceme una razón congruente ante tu inepta petición. Matar es tan fácil que la sangre pagana escurriendo entre mis dedos se considera una blasfemia, piensa cuidadosamente en tu petición, selecciona tus palabras y veré si me interesa o no el trato.
    ⸻ Mide el peso de tus palabras en mi presencia, cuestiona tus actitudes, ofréceme una razón congruente ante tu inepta petición. Matar es tan fácil que la sangre pagana escurriendo entre mis dedos se considera una blasfemia, piensa cuidadosamente en tu petición, selecciona tus palabras y veré si me interesa o no el trato.
    Me gusta
    Me encocora
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • "Una rosa, aunque la llames por otro nombre, una rosa aún será.”

    La frase quedó suspendida en el aire como un perfume rancio, como si alguien hubiera arrancado los pétalos y dejado solo las espinas.
    La niña de cabellos negros, tan largos que casi tocaban el suelo, parpadeó lentamente; sus ojos parecían dos pozos de tinta.

    —¿Qué hay de los esclavos? —preguntó con un hilo de voz, tan pequeño que no parecía salir de un ser vivo.

    La sombra detrás de ella sonrió sin boca.

    “Es lo mismo, tontita. No importa cuánto te ocultes… no importa cuántos nombres inventes para engañarte. Siempre irás con la cabeza agachada, esperando una orden, un premio… o un castigo.”

    La niña tragó saliva. Las paredes crujieron como huesos rotos.

    “Porque un esclavo, mi pequeña, nunca deja de serlo.
    Aunque corra, aunque se arrastre en la oscuridad más profunda, aunque rece a dioses que jamás escuchan.
    Su alma ya está marcada.
    Como la rosa tiene espinas, el esclavo tiene cadenas.”

    La sombra se inclinó sobre ella, larga, imposible, deformada como un cuerpo quebrado en demasiados lugares.

    “Y lo más triste…”
    Susurró con una voz que era más viento que sonido, “Es que a veces las cadenas no están en las muñecas… sino aquí.”

    Un dedo invisible, frío como el mármol, tocó la frente de la niña. Ella sintió algo moverse bajo su piel.
    Algo que no era suyo.
    Algo que despertaba.

    “¿Lo ves? Siempre fuiste una esclava… incluso antes de nacer.”

    La vela a su lado se apagó sin soplido alguno. Y en la oscuridad absoluta, la niña juraría haber escuchado un susurro más:
    “Las rosas no eligen florecer, pequeña. Y los esclavos… tampoco eligen obedecer, solo lo hacen y ya.”

    "Una rosa, aunque la llames por otro nombre, una rosa aún será.” La frase quedó suspendida en el aire como un perfume rancio, como si alguien hubiera arrancado los pétalos y dejado solo las espinas. La niña de cabellos negros, tan largos que casi tocaban el suelo, parpadeó lentamente; sus ojos parecían dos pozos de tinta. —¿Qué hay de los esclavos? —preguntó con un hilo de voz, tan pequeño que no parecía salir de un ser vivo. La sombra detrás de ella sonrió sin boca. “Es lo mismo, tontita. No importa cuánto te ocultes… no importa cuántos nombres inventes para engañarte. Siempre irás con la cabeza agachada, esperando una orden, un premio… o un castigo.” La niña tragó saliva. Las paredes crujieron como huesos rotos. “Porque un esclavo, mi pequeña, nunca deja de serlo. Aunque corra, aunque se arrastre en la oscuridad más profunda, aunque rece a dioses que jamás escuchan. Su alma ya está marcada. Como la rosa tiene espinas, el esclavo tiene cadenas.” La sombra se inclinó sobre ella, larga, imposible, deformada como un cuerpo quebrado en demasiados lugares. “Y lo más triste…” Susurró con una voz que era más viento que sonido, “Es que a veces las cadenas no están en las muñecas… sino aquí.” Un dedo invisible, frío como el mármol, tocó la frente de la niña. Ella sintió algo moverse bajo su piel. Algo que no era suyo. Algo que despertaba. “¿Lo ves? Siempre fuiste una esclava… incluso antes de nacer.” La vela a su lado se apagó sin soplido alguno. Y en la oscuridad absoluta, la niña juraría haber escuchado un susurro más: “Las rosas no eligen florecer, pequeña. Y los esclavos… tampoco eligen obedecer, solo lo hacen y ya.”
    Me entristece
    Me gusta
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • En ocasiones, es necesario un buen baño al finalizar el trabajo, el dragón lo sabía de sobra.
    En ocasiones, es necesario un buen baño al finalizar el trabajo, el dragón lo sabía de sobra.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • Lucien se deja caer sobre el césped húmedo, sin la elegancia que muestra frente a la corte. Sus dedos se hunden en la hierba fría mientras fija la mirada en el cielo, donde las estrellas titilan como si parpadearan a destiempo.

    Un suspiro apenas audible se escapa de sus labios.

    -…Demasiado quieto hoy.-
    Murmura para sí mismo, aunque no espera respuesta. Nunca la hay.

    La brisa nocturna le despeina el cabello rubio, él ni intenta acomodarlo. Sus ojos siguen la pequeña danza de luz allá arriba, pero algo en su expresión deja claro que no está realmente mirando las estrellas, sino el espacio entre ellas.

    Cierra los ojos un instante.

    Cuando los abre, su mirada vuelve a ese cielo vasto que parece no ofrecerle nada.
    Ni compañía.
    Ni consuelo.

    Solo un recordatorio sutil, constante, de lo grande que es el mundo y de lo pequeño que se siente él esta noche.

    -…Qué ironía.-
    Dice con una media sonrisa sin brillo, apoyando un brazo detrás de la cabeza.

    La corte lo teme.
    El reino lo respeta.
    Las leyendas lo exageran.

    Aquí, bajo las estrellas, Lucien no es nada de eso.

    Solo un hombre solo, recostado contra la noche.
    Lucien se deja caer sobre el césped húmedo, sin la elegancia que muestra frente a la corte. Sus dedos se hunden en la hierba fría mientras fija la mirada en el cielo, donde las estrellas titilan como si parpadearan a destiempo. Un suspiro apenas audible se escapa de sus labios. -…Demasiado quieto hoy.- Murmura para sí mismo, aunque no espera respuesta. Nunca la hay. La brisa nocturna le despeina el cabello rubio, él ni intenta acomodarlo. Sus ojos siguen la pequeña danza de luz allá arriba, pero algo en su expresión deja claro que no está realmente mirando las estrellas, sino el espacio entre ellas. Cierra los ojos un instante. Cuando los abre, su mirada vuelve a ese cielo vasto que parece no ofrecerle nada. Ni compañía. Ni consuelo. Solo un recordatorio sutil, constante, de lo grande que es el mundo y de lo pequeño que se siente él esta noche. -…Qué ironía.- Dice con una media sonrisa sin brillo, apoyando un brazo detrás de la cabeza. La corte lo teme. El reino lo respeta. Las leyendas lo exageran. Aquí, bajo las estrellas, Lucien no es nada de eso. Solo un hombre solo, recostado contra la noche.
    Me entristece
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • — Bueno, no estoy sorprendido de no tener visitas... pero raro es que nisiquiera de Sasha
    — Bueno, no estoy sorprendido de no tener visitas... pero raro es que nisiquiera de Sasha
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados