// Chicos, chicas, en serio, ya estamos grandecitos para andar etiquetando de infieles y queriendo crucificar a personas que solo venimos aquí a rolear.
Rol nunca es igual a realidad, los cuernos que le ponen a tu personaje no te los ponen a ti. Cuánto antes lo asuman, mejor la van a pasar (por ejemplo, haz que tu personaje le ponga tres puñaladas en el hígado al infiel en lugar de bloquearlo y ventilar todas sus conversaciones privadas, te divertirás, te desharás de la frustración y no quedarás como un/a attention whore de los cojones).
Dicho esto, besitos en las pompis y a rolear, pimpollos ❤︎
// Chicos, chicas, en serio, ya estamos grandecitos para andar etiquetando de infieles y queriendo crucificar a personas que solo venimos aquí a rolear.
Rol nunca es igual a realidad, los cuernos que le ponen a tu personaje no te los ponen a ti. Cuánto antes lo asuman, mejor la van a pasar (por ejemplo, haz que tu personaje le ponga tres puñaladas en el hígado al infiel en lugar de bloquearlo y ventilar todas sus conversaciones privadas, te divertirás, te desharás de la frustración y no quedarás como un/a attention whore de los cojones).
Dicho esto, besitos en las pompis y a rolear, pimpollos ❤︎
Tengo que darme prisa o no alcanzaré a entrar en la competencia de surf. No, no me importa ser la única chica que participe. Aunque la cera de la tabla de surf está algo espesa, no me gusta cómo se siente.
Tengo que darme prisa o no alcanzaré a entrar en la competencia de surf. No, no me importa ser la única chica que participe. Aunque la cera de la tabla de surf está algo espesa, no me gusta cómo se siente.
*Reunión de tres amigos.
Cal, Elios y Adam no consumen alcohol ni cigarros, pero hay una droga legal que sí aceptan: el azúcar.
Elios es bueno preparando postres y pastelitos, y sus amigos son consumidores.
Así, los tres estaban reunidos compartiendo un momento agradable...*
—Me puse muy triste cuando ella desapareció. Pero creo que ya no vale la pena lamentarse...
—Yo también me sentí desanimado.
*Elios y Cal habían sido rechazados por la misma mujer, y ese era el motivo de la reunión.*
—¡Incluso le conseguí un bikini! Y yo también conseguí uno...
*Eso sorprende a ambos, ya que Cal siempre evita ese tipo de ropa. Pero si ella cedió en eso significa que aquella chica en verdad le gustaba...*
—Me hubiera gustado conocerla. Por cierto Elios, este parfait es delicioso...
*Dice Adam disfrutando de la fresa con azúcar. Elios suspira.*
—Yo pensé que la música de Supernova iba a funcionar...
—Ya olvídense de esa mujer. Cal, Elios. Tenemos otro asunto importante: los preparativos de Halloween...
*Reunión de tres amigos.
Cal, Elios y Adam no consumen alcohol ni cigarros, pero hay una droga legal que sí aceptan: el azúcar.
Elios es bueno preparando postres y pastelitos, y sus amigos son consumidores.
Así, los tres estaban reunidos compartiendo un momento agradable...*
—Me puse muy triste cuando ella desapareció. Pero creo que ya no vale la pena lamentarse...
—Yo también me sentí desanimado.
*Elios y Cal habían sido rechazados por la misma mujer, y ese era el motivo de la reunión.*
—¡Incluso le conseguí un bikini! Y yo también conseguí uno...
*Eso sorprende a ambos, ya que Cal siempre evita ese tipo de ropa. Pero si ella cedió en eso significa que aquella chica en verdad le gustaba...*
—Me hubiera gustado conocerla. Por cierto Elios, este parfait es delicioso...
*Dice Adam disfrutando de la fresa con azúcar. Elios suspira.*
—Yo pensé que la música de Supernova iba a funcionar...
—Ya olvídense de esa mujer. Cal, Elios. Tenemos otro asunto importante: los preparativos de Halloween...
Kazuo descendía la montaña para pisar la población en muy contadas ocasiones. Prefería estar en su templo o recorriendo el bosque del Monte Inari de norte a sur.
Aquella tarde bajó por que necesitaba de algunas provisiones de bien fresco; verduras, especias, queso... Aunque vivía de una forma casi autosostenible, en ocasiones necesitaba un extra para su día a día.
El zorro en siglos de aprendizaje había dominado el arte de la medicina natural. A él no le hacía falta, pero era un buen método con el que poder sacar recursos en intercambios o trabajos. Ya fuera dinero o víveres, lo que fuera para poder vivir.
Ya caía el Sol cuando el demonio, en su disfraz mundano, había terminado sus tareas. Se disponía a ir de vuelta cuando sintió como unas gotas de agua helaban su coronilla. Pronto, en apenas unos segundos, el cielo rompería en llanto.
Para él la lluvia no era un problema. Pero no quería que se mojaran unas hierbas secas que acababa de adquirir para preparar algunos engüentos.
Una pequeña posada, antigua, a la salida de Kyoto era el único refugio a mano en el que se pudo cobijar. A pesar de haber pocas personas, el silencio se hizo aún más presente en cuanto Kazuo entró por la puerta. Las miradas indiscretas no se hicieron de esperar. Kazuo, acostumbrado a que su aspecto generase todo tipo de opiniones; tanto buenas como malas, saludó a la mesera con un gesto suave de cabeza ignorando al resto.
No tuvo que quitarse sandalias, por que él siempre iba descalzo, y aún así, sus pies lucían impecables. Se dirigió hacia la mesa más alejada del local, una que daba a una de las ventanas. Segundos más tarde llegó la mesera. Una chica joven, de generosas proporciones y rostro dulce.
~ Buenas se...señor. Que le podemos ofrecer~ Decía esta con claro nerviosismo, abrumada por la belleza salvaje de Kazuo.
- Tomaré sake.... Una botella por favor...- Le dijo con ese gesto estoico que tanto le caracterizaba.
Esta se inclinó varias veces al tiempo que un "si señor, ahora mismo" se escapaba nervioso de sus labios rosados. Al darse la vuelta la joven Kazuo sonrió, no con mofa, si no con cierta ternura.
En menos de lo que esperaba la joven le trajo la botella de sake acompañado de un vaso. El primer servicio se lo hizo ella, pero es resto fué el mismo Kazuo quien se servía a sí mismo.
//Escena abierta para rol Individual//
Kazuo descendía la montaña para pisar la población en muy contadas ocasiones. Prefería estar en su templo o recorriendo el bosque del Monte Inari de norte a sur.
Aquella tarde bajó por que necesitaba de algunas provisiones de bien fresco; verduras, especias, queso... Aunque vivía de una forma casi autosostenible, en ocasiones necesitaba un extra para su día a día.
El zorro en siglos de aprendizaje había dominado el arte de la medicina natural. A él no le hacía falta, pero era un buen método con el que poder sacar recursos en intercambios o trabajos. Ya fuera dinero o víveres, lo que fuera para poder vivir.
Ya caía el Sol cuando el demonio, en su disfraz mundano, había terminado sus tareas. Se disponía a ir de vuelta cuando sintió como unas gotas de agua helaban su coronilla. Pronto, en apenas unos segundos, el cielo rompería en llanto.
Para él la lluvia no era un problema. Pero no quería que se mojaran unas hierbas secas que acababa de adquirir para preparar algunos engüentos.
Una pequeña posada, antigua, a la salida de Kyoto era el único refugio a mano en el que se pudo cobijar. A pesar de haber pocas personas, el silencio se hizo aún más presente en cuanto Kazuo entró por la puerta. Las miradas indiscretas no se hicieron de esperar. Kazuo, acostumbrado a que su aspecto generase todo tipo de opiniones; tanto buenas como malas, saludó a la mesera con un gesto suave de cabeza ignorando al resto.
No tuvo que quitarse sandalias, por que él siempre iba descalzo, y aún así, sus pies lucían impecables. Se dirigió hacia la mesa más alejada del local, una que daba a una de las ventanas. Segundos más tarde llegó la mesera. Una chica joven, de generosas proporciones y rostro dulce.
~ Buenas se...señor. Que le podemos ofrecer~ Decía esta con claro nerviosismo, abrumada por la belleza salvaje de Kazuo.
- Tomaré sake.... Una botella por favor...- Le dijo con ese gesto estoico que tanto le caracterizaba.
Esta se inclinó varias veces al tiempo que un "si señor, ahora mismo" se escapaba nervioso de sus labios rosados. Al darse la vuelta la joven Kazuo sonrió, no con mofa, si no con cierta ternura.
En menos de lo que esperaba la joven le trajo la botella de sake acompañado de un vaso. El primer servicio se lo hizo ella, pero es resto fué el mismo Kazuo quien se servía a sí mismo.
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¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada....
La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener.
Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma.
Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora.
Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros.
Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían.
Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban.
Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida...
Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?
Había una vez...
¿Había una vez? Cada historia empieza de esta forma, y está no será la excepción. Que aburrido pensarás, pero estás son las historias que marcaron y guiaron la niñez de muchos, recuerdos olvidados que se desbloquean ya sea por personajes, nombres, oh las dulces melodías que acompañaban las aventuras de estos mismos, Incluso objetos como una brillante zapatilla de cristal, oh una manzana envenenada....
La historia que les contaré es sobre dos seres de mundos diferentes, uno vivía en el abismo un mundo colmado por seres que codiciaban el dinero y solo se movían por la codicia de obtener MÁS de lo que sus bolsillos podían contener.
Y del otro lado, en un mundo de ensueño, lleno de riquezas y paz. Ellos, los eternos eran seres de luz guiados por una madre benevolente ella compartía su propia esencia para bendecir a las nuevas generaciones, todos tenían una parte de su poder... Si no más bien, una parte de ella misma.
Ciclos "eternos", solo hasta que ella agotó su propia esperanza de vida al dar a luz a su primera y única hija, la que tomaría su lugar a partir de ahora.
Nadie contaba que la poderosa reina muriera solo segundos después de tomar a su hija en brazos, las grietas que protegía el poder de la difunta reina se abrieron tan rápido como un suspiro y la neblina del otro mundo manchaba el cielo de los eternos, en cosa de minutos aquellos seres llenos de la codicia viva habían tomado parte del reino saqueando hogares y llevando a eternos hacia el otro lado, los altos mandos usaron de su poder para luchar, proteger y lograr que la princesa no fuera dañada, aquel poder que se les otorgó ahora lo devolvieron y lograron hacer retroceder a los oscuros.
Aquel día fue marcado en la historia y el reino de los eternos aún con su mentalidad de paz y armonía tuvieron que rebobinar algunas cosas si bien ellos no eran seres de guerra aquel peligro inminente de los oscuros los hizo temer y el miedo era el peor aliado... Y ellos lo sabían.
Los eternos que dieron su vida y la energía de la reina habían caído en batalla tras cerrar las grietas, fueron los primeros héroes... Y sus hijos ahora tenían sus antiguos cargos, ellos se convirtieron en guerreros y aprendieron a manipular el poder que ahora la aún joven princesa les otorgo igual que su madre ella estaba dando de su propio ser la luz bendita a quienes necesitaban.
Era una dulce chica de 19 años y pronto a sus 20 sería coronada ella miraba el mundo con otros ojos, ella deseaba conocer más que solo su pueblo y su armonioso reino, deseaba poder hacer las paces con ese mundo oscuro tras el cielo, pero esa mentalidad la llevo a cometer el pero error de su vida...
Matar a quien amas, oh ser asesinada por quien amas... Eran solo dos opciones, pero ella tomo una tercera por él... Ella decidió que ambos mundos debían arder, ambos debían desaparecer ¿Cómo llego un alma tan pura en convertirse en algo peor que los mismos oscuros?