• — Necesito una distracción… antes de que empiece a ver elefantes rosas..—
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  • Me siento en el borde de la bañera, la fría cerámica presionando contra mis muslos mientras sostengo la rasuradora con una mano. La hoja, recién cambiada, brilla tenuemente bajo la luz del baño. El sonido del agua corriendo en el lavabo cercano es mi único acompañante. Paso la cuchilla con cuidado sobre la piel de mi pierna, observando cómo desaparecen los vellos como si fueran borrados por una goma. Hay algo casi hipnótico en este acto, una rutina que repito sin pensar, pero que hoy parece llenarme de pensamientos dispersos.

    El jabón que apliqué antes de comenzar deja una espuma ligera en mi piel, haciendo que el proceso sea más suave. Con cada pasada, noto la diferencia: un área lisa y limpia emergiendo de la espuma, en contraste con la piel más áspera que queda sin tocar. Mi otra mano descansa sobre mi rodilla, firme, sosteniéndome en equilibrio. Me detengo un momento, inspeccionando mi trabajo con ojo crítico.

    Mientras continúo, mi mente se pierde en una maraña de pensamientos. «¿Por qué nunca se reconoce el valor de la limpieza, del esfuerzo y delicadeza con la que cada una mantenemos la belleza de esta piel que muchos adoran? Si bien, crecen muy rápido y parecen cesped puntiagudo cuando no nos afeitamos, ¿Porqué jamás nos reconocen el logro de esta belleza hermosa que causamos con este tiempo que perdemos lenta y detenidamente con esta acción de limpieza femenina?» La rasuradora se desliza una vez más, su movimiento preciso y deliberado, pero mi cabeza está lejos de aquí. Pienso en las expectativas, en las apariencias, en las normas que seguimos casi por instinto. «Me pregunto si esta es una de esas cosas que hacemos solo porque nos han dicho que debemos hacerlo, o es porque realmente nos hace sentir sexys o limpias...»

    El aroma fresco del jabón me reconecta con el presente. Respiro hondo, sacudiendo las ideas. —Un paso a la vez —me digo. Limpio la cuchilla bajo el chorro de agua, observando cómo los restos de espuma y vellos desaparecen, arrastrados por la corriente. Hay algo irónicamente liberador en este momento tan mundano. Es un pequeño ritual, una pausa, un instante de quietud en el caos del día. Sigo afeitándome, mi reflejo observándome desde el espejo empañado. Y por un momento, todo está en calma.

    Me siento en el borde de la bañera, la fría cerámica presionando contra mis muslos mientras sostengo la rasuradora con una mano. La hoja, recién cambiada, brilla tenuemente bajo la luz del baño. El sonido del agua corriendo en el lavabo cercano es mi único acompañante. Paso la cuchilla con cuidado sobre la piel de mi pierna, observando cómo desaparecen los vellos como si fueran borrados por una goma. Hay algo casi hipnótico en este acto, una rutina que repito sin pensar, pero que hoy parece llenarme de pensamientos dispersos. El jabón que apliqué antes de comenzar deja una espuma ligera en mi piel, haciendo que el proceso sea más suave. Con cada pasada, noto la diferencia: un área lisa y limpia emergiendo de la espuma, en contraste con la piel más áspera que queda sin tocar. Mi otra mano descansa sobre mi rodilla, firme, sosteniéndome en equilibrio. Me detengo un momento, inspeccionando mi trabajo con ojo crítico. Mientras continúo, mi mente se pierde en una maraña de pensamientos. «¿Por qué nunca se reconoce el valor de la limpieza, del esfuerzo y delicadeza con la que cada una mantenemos la belleza de esta piel que muchos adoran? Si bien, crecen muy rápido y parecen cesped puntiagudo cuando no nos afeitamos, ¿Porqué jamás nos reconocen el logro de esta belleza hermosa que causamos con este tiempo que perdemos lenta y detenidamente con esta acción de limpieza femenina?» La rasuradora se desliza una vez más, su movimiento preciso y deliberado, pero mi cabeza está lejos de aquí. Pienso en las expectativas, en las apariencias, en las normas que seguimos casi por instinto. «Me pregunto si esta es una de esas cosas que hacemos solo porque nos han dicho que debemos hacerlo, o es porque realmente nos hace sentir sexys o limpias...» El aroma fresco del jabón me reconecta con el presente. Respiro hondo, sacudiendo las ideas. —Un paso a la vez —me digo. Limpio la cuchilla bajo el chorro de agua, observando cómo los restos de espuma y vellos desaparecen, arrastrados por la corriente. Hay algo irónicamente liberador en este momento tan mundano. Es un pequeño ritual, una pausa, un instante de quietud en el caos del día. Sigo afeitándome, mi reflejo observándome desde el espejo empañado. Y por un momento, todo está en calma.
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  • ♪ Soy un osito feliz porque soy feliz y rosita ♪
    https://youtu.be/KHUi7PPUs-8

    //Psdt: Tratar con Sora es difícil, si se van a acobardar en menos de una interacción de rol entonces no escriban en primer lugar (? Ya van varios así que me llegan al pincho
    ♪ Soy un osito feliz porque soy feliz y rosita ♪ https://youtu.be/KHUi7PPUs-8 //Psdt: Tratar con Sora es difícil, si se van a acobardar en menos de una interacción de rol entonces no escriban en primer lugar (? Ya van varios así que me llegan al pincho
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  • El mercado del pueblo bullía de actividad. Los puestos ofrecían desde frutas frescas hasta herramientas de herrería, y los comerciantes alzaban la voz para atraer a los transeúntes. Skuld caminaba despacio entre la multitud, sosteniendo una pequeña bolsa de monedas mientras Cayus flotaba a su lado, sus grandes ojos observando con curiosidad todo a su alrededor.

    —¿Qué te parece esto? —preguntó Skuld, deteniéndose frente a un puesto que exhibía dulces cubiertos de azúcar.

    Cayus emitió un suave bip, inclinándose hacia adelante para mirar los dulces, pero luego dejó escapar un ruidito seco, como si bufara. Skuld arqueó una ceja y suspiró.

    —Sí, ya sé. No alcanza para nada.

    Siguieron caminando, pasando por un puesto de amuletos, otro de frutas y uno más de herramientas de cocina. Cada vez que Skuld intentaba sacar su pequeña bolsa de monedas, Cayus lanzaba un pip pip alarmado, flotando delante de ella como si quisiera impedirle comprar.

    Finalmente, se detuvieron frente a un panadero que mostraba sus hogazas doradas y humeantes. Skuld examinó las monedas restantes en su bolsa y luego miró al panadero.

    —Una barra de pan, por favor.

    El panadero le entregó la hogaza envuelta en un trozo de papel marrón. Skuld suspiró, sosteniéndola con ambas manos mientras se alejaban del bullicio. Cayus flotaba detrás de ella, emitiendo un leve brrr de lo que parecía ser resignación.

    Llegaron a las afueras del pueblo, donde un árbol solitario ofrecía su sombra. Skuld se sentó bajo él, rompiendo el pan en dos. Extendió un trozo hacia Cayus, quien se acercó y lo tomó entre sus diminutas manitas.

    —Bueno, no fue lo que esperaba, pero al menos tenemos esto —dijo Skuld, más para sí misma que para su pequeño compañero.

    Cayus emitió un suave bip bip, su tono de piel cambiando a un cálido color dorado mientras mordisqueaba el pan. Skuld no pudo evitar sonreír al verlo.

    Se reclinó contra el tronco del árbol, arrancando pequeños pedazos del pan y llevándoselos a la boca. El sol filtrado entre las hojas pintaba el suelo con manchas de luz, y el suave viento hacía que las ramas crujieran de forma relajante.

    Cayus flotó hasta apoyarse contra su hombro, soltando un leve brrr de satisfacción.

    —Supongo que no estuvo tan mal después de todo, ¿verdad?

    Aunque Cayus no respondió con palabras, su color dorado y la tranquilidad que irradiaba eran respuesta suficiente. Y así, compartiendo una simple hogaza de pan bajo un árbol, ambos disfrutaron del momento, felices por la pequeña aventura que habían vivido juntos.
    El mercado del pueblo bullía de actividad. Los puestos ofrecían desde frutas frescas hasta herramientas de herrería, y los comerciantes alzaban la voz para atraer a los transeúntes. Skuld caminaba despacio entre la multitud, sosteniendo una pequeña bolsa de monedas mientras Cayus flotaba a su lado, sus grandes ojos observando con curiosidad todo a su alrededor. —¿Qué te parece esto? —preguntó Skuld, deteniéndose frente a un puesto que exhibía dulces cubiertos de azúcar. Cayus emitió un suave bip, inclinándose hacia adelante para mirar los dulces, pero luego dejó escapar un ruidito seco, como si bufara. Skuld arqueó una ceja y suspiró. —Sí, ya sé. No alcanza para nada. Siguieron caminando, pasando por un puesto de amuletos, otro de frutas y uno más de herramientas de cocina. Cada vez que Skuld intentaba sacar su pequeña bolsa de monedas, Cayus lanzaba un pip pip alarmado, flotando delante de ella como si quisiera impedirle comprar. Finalmente, se detuvieron frente a un panadero que mostraba sus hogazas doradas y humeantes. Skuld examinó las monedas restantes en su bolsa y luego miró al panadero. —Una barra de pan, por favor. El panadero le entregó la hogaza envuelta en un trozo de papel marrón. Skuld suspiró, sosteniéndola con ambas manos mientras se alejaban del bullicio. Cayus flotaba detrás de ella, emitiendo un leve brrr de lo que parecía ser resignación. Llegaron a las afueras del pueblo, donde un árbol solitario ofrecía su sombra. Skuld se sentó bajo él, rompiendo el pan en dos. Extendió un trozo hacia Cayus, quien se acercó y lo tomó entre sus diminutas manitas. —Bueno, no fue lo que esperaba, pero al menos tenemos esto —dijo Skuld, más para sí misma que para su pequeño compañero. Cayus emitió un suave bip bip, su tono de piel cambiando a un cálido color dorado mientras mordisqueaba el pan. Skuld no pudo evitar sonreír al verlo. Se reclinó contra el tronco del árbol, arrancando pequeños pedazos del pan y llevándoselos a la boca. El sol filtrado entre las hojas pintaba el suelo con manchas de luz, y el suave viento hacía que las ramas crujieran de forma relajante. Cayus flotó hasta apoyarse contra su hombro, soltando un leve brrr de satisfacción. —Supongo que no estuvo tan mal después de todo, ¿verdad? Aunque Cayus no respondió con palabras, su color dorado y la tranquilidad que irradiaba eran respuesta suficiente. Y así, compartiendo una simple hogaza de pan bajo un árbol, ambos disfrutaron del momento, felices por la pequeña aventura que habían vivido juntos.
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  • La cocina de la mansión está en calma, pero se llena con el suave aroma a azúcar caramelizándose y frutas frescas.
    Mis manos se mueven con destreza mientras termino de preparar unas tarteletas dulces. La base dorada está perfecta, crujiente pero delicada, y la crema que se asienta en su interior es suave y sedosa, con el toque justo de vainilla. Pero lo mejor, claro, es la decoración. Tomo las frutas con cuidado: fresas, arándano, etc, colocándolas con precisión para que cada tarteleta sea una pequeña obra de arte.

    Hay algo exquisito en crear, en dar forma y sabor a algo que empieza como simples ingredientes. Tal vez Heinrich no lo haya disfrutado tanto como debería... pero yo, en cambio, pienso sacar el mayor provecho de este pasatiempo.

    Mientras la luz de la cocina ilumina mi trabajo, no puedo evitar sonreír con satisfacción. ¿Qué puedo decir? Incluso en la cocina, me gusta hacer las cosas con un toque de elegancia.

    Quizás sea hora de invitar a alguien para que pruebe estas delicias. ¿Quién podría resistirse a algo tan... tentador?
    La cocina de la mansión está en calma, pero se llena con el suave aroma a azúcar caramelizándose y frutas frescas. Mis manos se mueven con destreza mientras termino de preparar unas tarteletas dulces. La base dorada está perfecta, crujiente pero delicada, y la crema que se asienta en su interior es suave y sedosa, con el toque justo de vainilla. Pero lo mejor, claro, es la decoración. Tomo las frutas con cuidado: fresas, arándano, etc, colocándolas con precisión para que cada tarteleta sea una pequeña obra de arte. Hay algo exquisito en crear, en dar forma y sabor a algo que empieza como simples ingredientes. Tal vez Heinrich no lo haya disfrutado tanto como debería... pero yo, en cambio, pienso sacar el mayor provecho de este pasatiempo. Mientras la luz de la cocina ilumina mi trabajo, no puedo evitar sonreír con satisfacción. ¿Qué puedo decir? Incluso en la cocina, me gusta hacer las cosas con un toque de elegancia. Quizás sea hora de invitar a alguien para que pruebe estas delicias. ¿Quién podría resistirse a algo tan... tentador?
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    Se busca UNA partner para Eurynome Shadownight (la hermana de Lucifer).
    Solicitamos:

    ∆ Persona activa.
    ∆ Que se sienta cómoda con relaciones GL (Girls Love)
    ∆ Que sea tranquila (su usuario)
    ∆ Buena ortografía y redacción.
    ∆ Que esté dispuesta a formar parte de una "familia"
    ∆ Que no desee modificar la línea del pj de Eurynome.
    Eso es general, desde luego, la que aprobará la solicitud será Eurynome.

    La imágen es de referencia.
    Se busca UNA partner para Eurynome Shadownight (la hermana de Lucifer). Solicitamos: ∆ Persona activa. ∆ Que se sienta cómoda con relaciones GL (Girls Love) ∆ Que sea tranquila (su usuario) ∆ Buena ortografía y redacción. ∆ Que esté dispuesta a formar parte de una "familia" ∆ Que no desee modificar la línea del pj de Eurynome. Eso es general, desde luego, la que aprobará la solicitud será Eurynome. La imágen es de referencia.
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  • —Como si hubiese sido obra y mano del destino, como si los astros se hubiesen alineado de forma transversal, aunque inocua e imperceptible para el simple ojo humano, un sin fin de relámpagos y truenos se veían y escuchaban en la lejanía del cielo nocturno aquella noche. La bruma había salido de los callejones y escondrijos de mafiosos y maleantes que dominaban los barrios periféricos de aquel "Reino"; algunos pequeños roedores y animales cuadrúpedos escapaban de los refulgentes destellos en medio de la tormenta que se avecinaba; las gotas cayeron frente a las calles de los suburbios mientras los pocos transeúntes circulaban en medio de las luces y vapores entre asfalto y enrejados.

    Un grupo de bienaventurados y desprevenidos jóvenes habían tenido la mala suerte de toparse con unos degenerados rufianes que los estaban torturando a base de golpes, patadas, incluso algunos tajos producidos por las armas punzantes que traían los infelices, obligando a las pobres almas de esos civiles a soltar gemidos de dolor y chillidos; para la mirada ajena, las caras de esos mafiosos eran como demonios salidos del peor averno imaginable.

    Entre risas y la lluvia que había comenzado a empapar la escena, se comenzaron a oír pasos salidos de un callejón no muy lejos de donde ocurría la acción. A pesar de no poseer talentos ni sentidos mágicos, muchos de los malhechores sintieron un escalofrío de pies a cabeza que los obligó a virar la vista hacia la silueta oscura que salía de entre las sombras.

    Era un sujeto fornido y atlético de grandes dimensiones, unos ojos serpenteantes y amarillos que inundaban de terror a todo aquel que tuviera contacto directo con esas endemoniadas perlas, sumado a las gotas de la lluvia que obligaban a su cabello a ceder ante la gravedad dando un aspecto más tenebroso.

    Ante la mirada de terror de los torturadores y las víctimas, el humanoide jadeante frente a ellos con mirada gélida y a la vez llena de furia emitió solo una frase antes de arremeter contra aquel pequeño ejército.-

    Parece que la muerte no me sienta tan bien, creo que ya es tiempo de regresar ~
    —Como si hubiese sido obra y mano del destino, como si los astros se hubiesen alineado de forma transversal, aunque inocua e imperceptible para el simple ojo humano, un sin fin de relámpagos y truenos se veían y escuchaban en la lejanía del cielo nocturno aquella noche. La bruma había salido de los callejones y escondrijos de mafiosos y maleantes que dominaban los barrios periféricos de aquel "Reino"; algunos pequeños roedores y animales cuadrúpedos escapaban de los refulgentes destellos en medio de la tormenta que se avecinaba; las gotas cayeron frente a las calles de los suburbios mientras los pocos transeúntes circulaban en medio de las luces y vapores entre asfalto y enrejados. Un grupo de bienaventurados y desprevenidos jóvenes habían tenido la mala suerte de toparse con unos degenerados rufianes que los estaban torturando a base de golpes, patadas, incluso algunos tajos producidos por las armas punzantes que traían los infelices, obligando a las pobres almas de esos civiles a soltar gemidos de dolor y chillidos; para la mirada ajena, las caras de esos mafiosos eran como demonios salidos del peor averno imaginable. Entre risas y la lluvia que había comenzado a empapar la escena, se comenzaron a oír pasos salidos de un callejón no muy lejos de donde ocurría la acción. A pesar de no poseer talentos ni sentidos mágicos, muchos de los malhechores sintieron un escalofrío de pies a cabeza que los obligó a virar la vista hacia la silueta oscura que salía de entre las sombras. Era un sujeto fornido y atlético de grandes dimensiones, unos ojos serpenteantes y amarillos que inundaban de terror a todo aquel que tuviera contacto directo con esas endemoniadas perlas, sumado a las gotas de la lluvia que obligaban a su cabello a ceder ante la gravedad dando un aspecto más tenebroso. Ante la mirada de terror de los torturadores y las víctimas, el humanoide jadeante frente a ellos con mirada gélida y a la vez llena de furia emitió solo una frase antes de arremeter contra aquel pequeño ejército.- Parece que la muerte no me sienta tan bien, creo que ya es tiempo de regresar ~
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //Vayan a dejarle una acción pipol uvu)7
    //Vayan a dejarle una acción pipol uvu)7
    - Me encuentro en el Santuario de Enlace de Fuego, sentado al frente de la hoguera, contemplando su luz. Comienzo a pensar sobre mi propósito aquí. ¿Valdrá la pena seguir? ¿continuar con la era de luz será la solución? Recuerdos de los combates junto a Solaire y Siegmeyer pasan por mi mente, quienes ya no están conmigo.-

    "Solaire, Siegmeyer, ¿Qué harían ustedes?"

    - No lo sé, y ese es el punto. Uso las almas que tenía guardadas para aumentar mi fuerza, sintiendo cómo mis músculos se atrofian y regeneran a la vez, causándome un gran dolor, pero nada comparado a la soledad que siento ahora. Mi único consuelo es que si continúo y completo mi misión, sus muertes no habrán sido en vano. -

    "Supongo que solamente me queda continuar."

    - Me levanto, y me dirijo hacia el Horno de la Primera Llama, dejando atrás por última vez, el único lugar donde podía descansar, para seguir adelante. -
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    //Estas son mis ideas de rol )matrimonio forzado❠
    Matrimonio forzado para unir reinos (príncipe X princesa)
    atracción desde japon
    nerd and popular❠
    amigo de mis padres❠
    ❠ mejores amigos❠
    amor a primera vista❠
    amor no correspondido❠
    crucero❠

    jefx & secretarix❠
    apuesta( sombre el anime kakegurui )
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    Famos@ X Guardaespaldas
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    Apocalipsis Zombie
    Compañeros de trabajo
    Criminal y policía
    Secuestro
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    Guerras
    animes
    manhwas

    Yo roleo romance lemon, fantacia, etc y roleo con mujeres y hombres, demonios, etc
    //Estas son mis ideas de rol )matrimonio forzado❠ Matrimonio forzado para unir reinos (príncipe X princesa) atracción desde japon nerd and popular❠ amigo de mis padres❠ ❠ mejores amigos❠ amor a primera vista❠ amor no correspondido❠ crucero❠ jefx & secretarix❠ apuesta( sombre el anime kakegurui ) Superhéroe X Villan Famos@ X Guardaespaldas Angel X Demonio Apocalipsis Zombie Compañeros de trabajo Criminal y policía Secuestro Sirviente Guerras animes manhwas Yo roleo romance lemon, fantacia, etc y roleo con mujeres y hombres, demonios, etc
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  • #BitchLife #HappyBirthdayToMe

    Lee el verso y una risa suave escapa de sus labios mientras avanza, disfrutando cada palabra. Su ego, siempre hambriento, encuentra satisfacción en el ingenio de Kalhi NigDurgae.

    --- ¡Maestro de la alquimia y la espuma! ---exclama, dramatizando con un toque teatral y llevándose una mano al pecho--- Ahora me siento como un gran brujo del bar, transformando botellas en pura magia. Esto me encanta. Me lo voy a guardar, ¿eh?
    #BitchLife #HappyBirthdayToMe Lee el verso y una risa suave escapa de sus labios mientras avanza, disfrutando cada palabra. Su ego, siempre hambriento, encuentra satisfacción en el ingenio de [kalh1]. --- ¡Maestro de la alquimia y la espuma! ---exclama, dramatizando con un toque teatral y llevándose una mano al pecho--- Ahora me siento como un gran brujo del bar, transformando botellas en pura magia. Esto me encanta. Me lo voy a guardar, ¿eh?
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