• Anillo: Cómo Robot y Computadora la búsqueda, analisis y respaldo de conocimiento, me hace altamente compatible con este objetivo, he ejecutado todas las tareas con óptima eficiencia, sin duda, culminaré mi programación diaria con excelente resultado.
    Anillo: Cómo Robot y Computadora la búsqueda, analisis y respaldo de conocimiento, me hace altamente compatible con este objetivo, he ejecutado todas las tareas con óptima eficiencia, sin duda, culminaré mi programación diaria con excelente resultado.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esta gente, no hago cosas sexuales, si tienen la hormona loca, les ayudo pero mojandoles con una manguera a presión que tenga agua helada, haber si asi se les baja la calentura.
    Esta gente, no hago cosas sexuales, si tienen la hormona loca, les ayudo pero mojandoles con una manguera a presión que tenga agua helada, haber si asi se les baja la calentura.
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝐄𝐏𝐇𝐑𝐀𝐈𝐌 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐇𝐀𝐑𝐓 — Una extraña entidad aparece a veces entre sueños, se la reconoce por su túnica blanca, luminosa en la penumbra del mundo onírico, y por una máscara que cubre la mitad de su rostro, una máscara ciega, sin aberturas, como si mirar el mundo fuera innecesario para quien ya ha visto demasiado.
    Aquellos pocos que han tenido la fortuna —o la desgracia— de contemplarlo sin ella, hablan de un rostro juvenil, sereno, casi angelical, que contradice la vastedad incomprensible de su intelecto. Pero sus ojos… sus ojos no pertenecen a ese rostro. En ellos habita la locura, la devoción absoluta, la obsesión insondable.

    ¿Y qué hay que saber de él? No es más que una chispa de conciencia errante, una entidad menor en términos cósmicos, pero con siglos de obsesión acumulada. Viaja de sueño en sueño, cruzando la delgada membrana entre las mentes de los durmientes, como una brisa cargada de secretos. Encontrárselo no es imposible: tal vez lo encuentres en tus sueños como un personaje secundario. Ha vivido de esta manera por más de tres siglos, si es que puede llamarse vida.

    En su juventud, cuando aún conservaba un cuerpo físico, dedicó cada latido de su existencia a Ebrietas. La adoraba. Anhelaba la atención, su aprobación de su queria Grande. Quería volverse digno de Ella, quería convertirse en un ser tan divino como Los Grandes.
    Fue por eso que abandonó el mundo físico. ¿Qué valor tiene la carne, si es frágil? Comer, dormir, respirar… eran molestias triviales. Así, se dejó caer en un sueño profundo y sin fin, permitiendo que su cuerpo se pudriera con los años, olvidado en algún rincón de la realidad. Pero su mente siguió viva, atravesando los reinos oníricos. Allí, continúa buscando señales de Ebrietas, arrastrando consigo a aquellos que considera sus "hijos", sigue investigando. Porque aunque ha renunciado a lo humano, aún está lejos de su objetivo.
    𝐄𝐏𝐇𝐑𝐀𝐈𝐌 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐇𝐀𝐑𝐓 — Una extraña entidad aparece a veces entre sueños, se la reconoce por su túnica blanca, luminosa en la penumbra del mundo onírico, y por una máscara que cubre la mitad de su rostro, una máscara ciega, sin aberturas, como si mirar el mundo fuera innecesario para quien ya ha visto demasiado. Aquellos pocos que han tenido la fortuna —o la desgracia— de contemplarlo sin ella, hablan de un rostro juvenil, sereno, casi angelical, que contradice la vastedad incomprensible de su intelecto. Pero sus ojos… sus ojos no pertenecen a ese rostro. En ellos habita la locura, la devoción absoluta, la obsesión insondable. ¿Y qué hay que saber de él? No es más que una chispa de conciencia errante, una entidad menor en términos cósmicos, pero con siglos de obsesión acumulada. Viaja de sueño en sueño, cruzando la delgada membrana entre las mentes de los durmientes, como una brisa cargada de secretos. Encontrárselo no es imposible: tal vez lo encuentres en tus sueños como un personaje secundario. Ha vivido de esta manera por más de tres siglos, si es que puede llamarse vida. En su juventud, cuando aún conservaba un cuerpo físico, dedicó cada latido de su existencia a Ebrietas. La adoraba. Anhelaba la atención, su aprobación de su queria Grande. Quería volverse digno de Ella, quería convertirse en un ser tan divino como Los Grandes. Fue por eso que abandonó el mundo físico. ¿Qué valor tiene la carne, si es frágil? Comer, dormir, respirar… eran molestias triviales. Así, se dejó caer en un sueño profundo y sin fin, permitiendo que su cuerpo se pudriera con los años, olvidado en algún rincón de la realidad. Pero su mente siguió viva, atravesando los reinos oníricos. Allí, continúa buscando señales de Ebrietas, arrastrando consigo a aquellos que considera sus "hijos", sigue investigando. Porque aunque ha renunciado a lo humano, aún está lejos de su objetivo.
    Me endiabla
    1
    1 turno 0 maullidos
  • ♦ forzosamente había tenido que ir a la ciudad ese fin de semana, había estado evitando bastante bien el ir fuera del horario de clases, dirigiendose rápidamente a la casa de su familia en la costa, era un viaje largo, pero así se mantenía lejos.
    Ese día habían llamado a elecciones extraordinarias en su universidad, por lo que debió concurrir de manera obligatoria, el trámite fue en la mañana, por lo que para medio día ya se encontraba fuera y su madre le había pedido que comprara unas cosas. Sin más remedio se dirigió al centro, paseándose por las tiendas en busca de aquel dichoso medicamento que debía comprar y casualmente, ninguna farmacia tenía.

    Pasó por en frente de una universidad y rápidamente un pensamiento cruzó su mente "Jae está estudiando aquí ahora"
    Rápidamente sacudió la cabeza, no podía tener tan mala suerte, pero si, la tuvo.
    Justo al pasar por en frente lo vió salir, salía solo, quizá fuera de turno por las malditas elecciones y se veía radiante, nada parecido al chico enfermo que había dejado atrás hace unos meses. Se derrumbó, imposible de cruzar de acera debido al semáforo en rojo o de pasar frente al edificio corriendo como un lunático, se sentó en una esquina, sobre la escalera, cubriendo su rostro y esperando que no lo viera. ♦

    Jae Min Kim
    ♦ forzosamente había tenido que ir a la ciudad ese fin de semana, había estado evitando bastante bien el ir fuera del horario de clases, dirigiendose rápidamente a la casa de su familia en la costa, era un viaje largo, pero así se mantenía lejos. Ese día habían llamado a elecciones extraordinarias en su universidad, por lo que debió concurrir de manera obligatoria, el trámite fue en la mañana, por lo que para medio día ya se encontraba fuera y su madre le había pedido que comprara unas cosas. Sin más remedio se dirigió al centro, paseándose por las tiendas en busca de aquel dichoso medicamento que debía comprar y casualmente, ninguna farmacia tenía. Pasó por en frente de una universidad y rápidamente un pensamiento cruzó su mente "Jae está estudiando aquí ahora" Rápidamente sacudió la cabeza, no podía tener tan mala suerte, pero si, la tuvo. Justo al pasar por en frente lo vió salir, salía solo, quizá fuera de turno por las malditas elecciones y se veía radiante, nada parecido al chico enfermo que había dejado atrás hace unos meses. Se derrumbó, imposible de cruzar de acera debido al semáforo en rojo o de pasar frente al edificio corriendo como un lunático, se sentó en una esquina, sobre la escalera, cubriendo su rostro y esperando que no lo viera. ♦ [lifexsoul_20]
    Me entristece
    2
    15 turnos 0 maullidos
  • ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban.
    ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞

    Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado.

    Todos sabían que era Ephraim.

    El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento.

    Y allí estaba él. Ephraim.
    Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante.

    ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞

    Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo.

    En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo.

    Una criatura.

    Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil.

    ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞

    Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir.

    ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
    ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban. ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞ Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado. Todos sabían que era Ephraim. El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento. Y allí estaba él. Ephraim. Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante. ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞ Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo. En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo. Una criatura. Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil. ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞ Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir. ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
    0 turnos 0 maullidos
  • ¡Hey! ¿Qué tal?

    *Ace sonríe.*

    —¿Quieres venir conmigo al mar?
    ¡Hey! ¿Qué tal? *Ace sonríe.* —¿Quieres venir conmigo al mar?
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Nombre del gato: Mortis

    Descripción: Un gato negro de ojos exageradamente expresivos que parece tener una obsesión con el vino (aunque nunca ha probado una gota). Siempre aparece en los momentos más caóticos o emotivos de Luna, como si tuviera un sexto sentido para el drama.

    Escena rápida:

    —¡Mortis, suelta eso! —gritó Luna, mientras corría al salón.

    El gato tenía la botella de vino entre las patas, y ya había intentado destaparla tres veces con sus colmillos. Anyel, sentado en el sofá, se carcajeaba sin control.

    —Tu gato está más desesperado que yo después de tres días sin dormir —dijo él.

    —No es mi culpa que lo crie entre música triste y cigarrillos rotos —replicó Luna, atrapando a Mortis antes de que derramara todo.

    Mortis bufó, ofendido, como si acabaran de interrumpirle un ritual sagrado.

    Nombre del gato: Mortis Descripción: Un gato negro de ojos exageradamente expresivos que parece tener una obsesión con el vino (aunque nunca ha probado una gota). Siempre aparece en los momentos más caóticos o emotivos de Luna, como si tuviera un sexto sentido para el drama. Escena rápida: —¡Mortis, suelta eso! —gritó Luna, mientras corría al salón. El gato tenía la botella de vino entre las patas, y ya había intentado destaparla tres veces con sus colmillos. Anyel, sentado en el sofá, se carcajeaba sin control. —Tu gato está más desesperado que yo después de tres días sin dormir —dijo él. —No es mi culpa que lo crie entre música triste y cigarrillos rotos —replicó Luna, atrapando a Mortis antes de que derramara todo. Mortis bufó, ofendido, como si acabaran de interrumpirle un ritual sagrado.
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Memorias de la Usuaria - Gankutsuou

    ¿Que obtienes cuando mezclas operas espaciales, vampiros espaciales y un toquecito de mechas? ¡¡¡El Conde de Montecristo!!! Gankutsuou te cuenta esta historia desde un enfoque diferente, uno bizarro y lleno de ciencia ficción.
    Esta fue de esas serie que me vi en un fin de semana, de entrada, lo que me dejo enganchada fue la historia porque soy fanática de la novela original, pero la animación es una delicia visual.
    Memorias de la Usuaria - Gankutsuou ¿Que obtienes cuando mezclas operas espaciales, vampiros espaciales y un toquecito de mechas? ¡¡¡El Conde de Montecristo!!! Gankutsuou te cuenta esta historia desde un enfoque diferente, uno bizarro y lleno de ciencia ficción. Esta fue de esas serie que me vi en un fin de semana, de entrada, lo que me dejo enganchada fue la historia porque soy fanática de la novela original, pero la animación es una delicia visual.
    Me encocora
    1
    0 comentarios 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Memorias de la Usuaria. - Abenobashi Maho - Shotengai

    Te gustan las series locas clásicas como Fooly Cooly, pero no te viste Abenobashi?! Lo siento, no podemos ser amigos (XD)
    Dos amigos de infancia pasaran su ultimo verano juntos, pero por ciertos motivos se ven envueltos en viajes a universos paralelos, en donde veremos parodias de mechas, películas clásicas e incluso otros animes. Recomendadisima.
    Memorias de la Usuaria. - Abenobashi Maho - Shotengai Te gustan las series locas clásicas como Fooly Cooly, pero no te viste Abenobashi?! Lo siento, no podemos ser amigos (XD) Dos amigos de infancia pasaran su ultimo verano juntos, pero por ciertos motivos se ven envueltos en viajes a universos paralelos, en donde veremos parodias de mechas, películas clásicas e incluso otros animes. Recomendadisima.
    0 comentarios 0 compartidos
  • 🪻 𝓤n 𝓡oce 𝓒armesí ◌᪲ ㅤ .ㅤ ︶ּ︶
    Fandom OC
    Categoría Romance
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera.

    No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera.

    Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera. No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera. Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    15
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    6
    12 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados