"𝒥𝓾𝓃𝓽ℴ𝓼 𝓼ℴ𝓶ℴ𝓼 𝓶𝒶𝓼 𝓯𝓊𝓮𝓇𝓽ℯ𝓼...
ㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈
ㅤㅤㅤ... ¿𝓷𝓸 𝓵𝓸 𝓿𝓮𝓼?"
ㅤㅤㅤ𝘀𝙩𝑎𝑟𝘵𝑒𝑟 𝘱𝘢𝙧𝑎 → Hope Mikaelson
— Al parecer ella le dijo que le quería, en ese congelador, y él…
— Él da bastante pena ahora mismo…
— ¿Sabéis que parecéis dos marujas? ¿Y qué puedo oíros perfectamente?
Dean termina por dejar la hamburguesa sobre el plato, únicamente para coger el botellín de cerveza que acompañaba a su cena.
Sentía las miradas de Sam y Castiel clavadas en su espalda, pero ellos no veían el gesto de hartazgo que les estaba dedicando.
Aquello era lo malo de vivir todos juntos como una gran familia feliz. Que la intimidad, tanto en los momentos buenos, como en los malos, brillaba por su ausencia.
— Estas hecho un asco Dean. Ninguno de los dos sois felices así.
Sam termina por sentarse a su derecha, dirigiéndole a él directamente por fin, aquel comentario.
— ¿Alguna vez hemos tenido alguna relación que no haya terminado en desastre, Sammy? No me importa una mierda lo demás mientras ella este a salvo.
Castiel repite el movimiento de Sam, pero a su izquierda.
— La verdad, he visto muchas decisiones que tomáis los humanos y no entiendo, pero esta… esta me parece particularmente estúpida.
Sam estaba diciéndole algo a raíz del comentario de Castiel, pero lo cierto es que Dean había desconectado de absolutamente todo. No quería explicarse con su familia, ni escuchar todas las razones desglosadas por puntos de como la había cagado.
Por esas mismas razones, el mayor de los hermanos se levanta de golpe, provocando que la silla haga un ruido bastante desagradable ante su poca delicadeza.
— No os aguanto.
Y así, sin más coge su plato y su cerveza y desaparece de la biblioteca. Sin mirar atrás, con el único objetivo de llegar a su “cueva” sin cruzarse con Hope por el camino.
>> De aquella conversación habían pasado dos meses.
Dos meses en los que Sam aún había intentado hablar con él sobre aquel tema, con el mismo resultado que aquella primera vez.
Dos meses en los que habían seguido resolviendo casos.
Dos meses en los que la vida del bunker había seguido su curso, a pesar de que el ambiente se incomodara de golpe cada vez que uno de los dos entraba en una estancia en la que el otro ya estaba.
Dos meses en los que Dean había observado a Hope en silencio, cuando sabía que ella no le miraba, revolcándose ligeramente en su miseria autoimpuesta, reconociendo los sentimientos que a pesar de no querer aceptarlos, la tribrida le provocaba.
Pero también habían sido dos meses realmente tranquilos en lo que a Miguel y la seguridad de Hope se trataba. Hecho que tan solo ayudaba a Dean a reafirmarse en su postura en los momentos de mayor debilidad. En aquellas noches en la que las pesadillas le superaban y buscaba la figura dulce y cálida de la Mikaelson al otro lado de la cama.
Su mirada cómplice al otro lado de la habitación.
Su sonrisa.
Sus curvas delicadas, y su piel increíblemente suave bajo sus manos toscas y ásperas.
Pero si algo se le había dado bien durante toda su vida a Dean, además de matar seres sobrenaturales, había sido ocultar sus sentimientos. Hundirlos bajo capas y capas de negación ignorar el miedo, la frustración y el dolor en favor de las personas que quería.
Lo había hecho con Sam, y ahora lo hacía con Hope.
Si, podia tratar de engañar al resto, de mantener su fachada, pero lo cierto era que su mente no le dejaba un solo minuto de paz, ni si quiera mientras sus ojos recorrían un portal de noticias abierto en el portátil, en busca de algo de interés.
Hasta el punto de que por poco se pierde un titular que no hubiera llamado la atención de nadie, al menos de nadie que no supiera buscar lo sobrenatural en lo corriente.
“𝑰𝒏𝒒𝒖𝒊𝒆𝒕𝒖𝒅 𝒆𝒏 𝑴𝒐𝒓𝒓𝒊𝒍𝒍: 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒚 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒗𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆”
𝐿𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑓𝑢𝑒 𝑢𝑛 𝑟𝑖𝑛𝑐𝑜́𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝑊𝑦𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑜𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎. 𝐸𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑒𝑠𝑒𝑠, 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑡𝑜𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑎𝑢𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑟𝑎́𝑠𝑡𝑖𝑐𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙, 𝑔𝑒𝑛𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑠𝑢𝑠 ℎ𝑎𝑏𝑖𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠. 𝑅𝑜𝑏𝑜𝑠, 𝑣𝑎𝑛𝑑𝑎𝑙𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑦 𝑎𝑔𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑠𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑟𝑢𝑡𝑖𝑛𝑎 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑎 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛.
𝐿𝑜𝑠 𝑣𝑒𝑐𝑖𝑛𝑜𝑠 𝑡𝑒𝑚𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑠𝑖𝑡𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑠𝑒 𝑠𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙, 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑎𝑢𝑡𝑜𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎. 𝑆𝑖𝑛 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑎𝑠 𝑛𝑖 𝑠𝑜𝑙𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎𝑡𝑎𝑠, 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑎 𝑖𝑛𝑞𝑢𝑖𝑒𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒: ¿𝑝𝑜𝑑𝑟𝑎́ 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑝𝑒𝑟𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑝𝑎𝑧 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒𝑎 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑠𝑖𝑎𝑑𝑜 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒?
Por supuesto aquella noticia, podría no ser absolutamente nada, pero había signos claros y alarmantes que cualquier cazador sabría ver a kilómetros, y justamente por eso, y en parte por su necesidad de alejarse del bunker, al menos por un par de días, Dean no tarda en lanzar su eterna bolsa de viaje al maletero del Impala, después de dejar una nota pegada en la nevera.
Por delante tenía seis horas de viaje. Seis horas en las que tan solo estaría él, Baby, la carretera y los mejores éxitos del rock más clásico.
Era prácticamente catártico. Y si después de aquel viaje podia patear el culo a algo… la guinda del pastel.
Por primera vez en mucho tiempo disfruta del viaje, no apura la velocidad permitida, no recorta horas al reloj, tan solo conduce, y al llegar a Morrill, aparca el Impala y en un primer momento se dedica a caminar por el pueblo, simplemente se deja llevar, si la noticia era verídica, no le costaría mucho encontrar problemas.
ᶠᵒᵗᵒ ᶜʳᵉᵃᵈᵃ ᵖᵒʳ: Hope Mikaelson
ㅤㅤㅤ... ¿𝓷𝓸 𝓵𝓸 𝓿𝓮𝓼?"
ㅤㅤㅤ𝘀𝙩𝑎𝑟𝘵𝑒𝑟 𝘱𝘢𝙧𝑎 → Hope Mikaelson
— Al parecer ella le dijo que le quería, en ese congelador, y él…
— Él da bastante pena ahora mismo…
— ¿Sabéis que parecéis dos marujas? ¿Y qué puedo oíros perfectamente?
Dean termina por dejar la hamburguesa sobre el plato, únicamente para coger el botellín de cerveza que acompañaba a su cena.
Sentía las miradas de Sam y Castiel clavadas en su espalda, pero ellos no veían el gesto de hartazgo que les estaba dedicando.
Aquello era lo malo de vivir todos juntos como una gran familia feliz. Que la intimidad, tanto en los momentos buenos, como en los malos, brillaba por su ausencia.
— Estas hecho un asco Dean. Ninguno de los dos sois felices así.
Sam termina por sentarse a su derecha, dirigiéndole a él directamente por fin, aquel comentario.
— ¿Alguna vez hemos tenido alguna relación que no haya terminado en desastre, Sammy? No me importa una mierda lo demás mientras ella este a salvo.
Castiel repite el movimiento de Sam, pero a su izquierda.
— La verdad, he visto muchas decisiones que tomáis los humanos y no entiendo, pero esta… esta me parece particularmente estúpida.
Sam estaba diciéndole algo a raíz del comentario de Castiel, pero lo cierto es que Dean había desconectado de absolutamente todo. No quería explicarse con su familia, ni escuchar todas las razones desglosadas por puntos de como la había cagado.
Por esas mismas razones, el mayor de los hermanos se levanta de golpe, provocando que la silla haga un ruido bastante desagradable ante su poca delicadeza.
— No os aguanto.
Y así, sin más coge su plato y su cerveza y desaparece de la biblioteca. Sin mirar atrás, con el único objetivo de llegar a su “cueva” sin cruzarse con Hope por el camino.
>> De aquella conversación habían pasado dos meses.
Dos meses en los que Sam aún había intentado hablar con él sobre aquel tema, con el mismo resultado que aquella primera vez.
Dos meses en los que habían seguido resolviendo casos.
Dos meses en los que la vida del bunker había seguido su curso, a pesar de que el ambiente se incomodara de golpe cada vez que uno de los dos entraba en una estancia en la que el otro ya estaba.
Dos meses en los que Dean había observado a Hope en silencio, cuando sabía que ella no le miraba, revolcándose ligeramente en su miseria autoimpuesta, reconociendo los sentimientos que a pesar de no querer aceptarlos, la tribrida le provocaba.
Pero también habían sido dos meses realmente tranquilos en lo que a Miguel y la seguridad de Hope se trataba. Hecho que tan solo ayudaba a Dean a reafirmarse en su postura en los momentos de mayor debilidad. En aquellas noches en la que las pesadillas le superaban y buscaba la figura dulce y cálida de la Mikaelson al otro lado de la cama.
Su mirada cómplice al otro lado de la habitación.
Su sonrisa.
Sus curvas delicadas, y su piel increíblemente suave bajo sus manos toscas y ásperas.
Pero si algo se le había dado bien durante toda su vida a Dean, además de matar seres sobrenaturales, había sido ocultar sus sentimientos. Hundirlos bajo capas y capas de negación ignorar el miedo, la frustración y el dolor en favor de las personas que quería.
Lo había hecho con Sam, y ahora lo hacía con Hope.
Si, podia tratar de engañar al resto, de mantener su fachada, pero lo cierto era que su mente no le dejaba un solo minuto de paz, ni si quiera mientras sus ojos recorrían un portal de noticias abierto en el portátil, en busca de algo de interés.
Hasta el punto de que por poco se pierde un titular que no hubiera llamado la atención de nadie, al menos de nadie que no supiera buscar lo sobrenatural en lo corriente.
“𝑰𝒏𝒒𝒖𝒊𝒆𝒕𝒖𝒅 𝒆𝒏 𝑴𝒐𝒓𝒓𝒊𝒍𝒍: 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒚 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒗𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆”
𝐿𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑓𝑢𝑒 𝑢𝑛 𝑟𝑖𝑛𝑐𝑜́𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝑊𝑦𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑜𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎. 𝐸𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑒𝑠𝑒𝑠, 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑡𝑜𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑎𝑢𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑟𝑎́𝑠𝑡𝑖𝑐𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙, 𝑔𝑒𝑛𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑠𝑢𝑠 ℎ𝑎𝑏𝑖𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠. 𝑅𝑜𝑏𝑜𝑠, 𝑣𝑎𝑛𝑑𝑎𝑙𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑦 𝑎𝑔𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑠𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑟𝑢𝑡𝑖𝑛𝑎 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑎 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛.
𝐿𝑜𝑠 𝑣𝑒𝑐𝑖𝑛𝑜𝑠 𝑡𝑒𝑚𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑠𝑖𝑡𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑠𝑒 𝑠𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙, 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑎𝑢𝑡𝑜𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎. 𝑆𝑖𝑛 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑎𝑠 𝑛𝑖 𝑠𝑜𝑙𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎𝑡𝑎𝑠, 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑎 𝑖𝑛𝑞𝑢𝑖𝑒𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒: ¿𝑝𝑜𝑑𝑟𝑎́ 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑝𝑒𝑟𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑝𝑎𝑧 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒𝑎 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑠𝑖𝑎𝑑𝑜 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒?
Por supuesto aquella noticia, podría no ser absolutamente nada, pero había signos claros y alarmantes que cualquier cazador sabría ver a kilómetros, y justamente por eso, y en parte por su necesidad de alejarse del bunker, al menos por un par de días, Dean no tarda en lanzar su eterna bolsa de viaje al maletero del Impala, después de dejar una nota pegada en la nevera.
Por delante tenía seis horas de viaje. Seis horas en las que tan solo estaría él, Baby, la carretera y los mejores éxitos del rock más clásico.
Era prácticamente catártico. Y si después de aquel viaje podia patear el culo a algo… la guinda del pastel.
Por primera vez en mucho tiempo disfruta del viaje, no apura la velocidad permitida, no recorta horas al reloj, tan solo conduce, y al llegar a Morrill, aparca el Impala y en un primer momento se dedica a caminar por el pueblo, simplemente se deja llevar, si la noticia era verídica, no le costaría mucho encontrar problemas.
ᶠᵒᵗᵒ ᶜʳᵉᵃᵈᵃ ᵖᵒʳ: Hope Mikaelson
ㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈
ㅤㅤㅤ... ¿𝓷𝓸 𝓵𝓸 𝓿𝓮𝓼?"
ㅤㅤㅤ𝘀𝙩𝑎𝑟𝘵𝑒𝑟 𝘱𝘢𝙧𝑎 → [thetribrid]
— Al parecer ella le dijo que le quería, en ese congelador, y él…
— Él da bastante pena ahora mismo…
— ¿Sabéis que parecéis dos marujas? ¿Y qué puedo oíros perfectamente?
Dean termina por dejar la hamburguesa sobre el plato, únicamente para coger el botellín de cerveza que acompañaba a su cena.
Sentía las miradas de Sam y Castiel clavadas en su espalda, pero ellos no veían el gesto de hartazgo que les estaba dedicando.
Aquello era lo malo de vivir todos juntos como una gran familia feliz. Que la intimidad, tanto en los momentos buenos, como en los malos, brillaba por su ausencia.
— Estas hecho un asco Dean. Ninguno de los dos sois felices así.
Sam termina por sentarse a su derecha, dirigiéndole a él directamente por fin, aquel comentario.
— ¿Alguna vez hemos tenido alguna relación que no haya terminado en desastre, Sammy? No me importa una mierda lo demás mientras ella este a salvo.
Castiel repite el movimiento de Sam, pero a su izquierda.
— La verdad, he visto muchas decisiones que tomáis los humanos y no entiendo, pero esta… esta me parece particularmente estúpida.
Sam estaba diciéndole algo a raíz del comentario de Castiel, pero lo cierto es que Dean había desconectado de absolutamente todo. No quería explicarse con su familia, ni escuchar todas las razones desglosadas por puntos de como la había cagado.
Por esas mismas razones, el mayor de los hermanos se levanta de golpe, provocando que la silla haga un ruido bastante desagradable ante su poca delicadeza.
— No os aguanto.
Y así, sin más coge su plato y su cerveza y desaparece de la biblioteca. Sin mirar atrás, con el único objetivo de llegar a su “cueva” sin cruzarse con Hope por el camino.
>> De aquella conversación habían pasado dos meses.
Dos meses en los que Sam aún había intentado hablar con él sobre aquel tema, con el mismo resultado que aquella primera vez.
Dos meses en los que habían seguido resolviendo casos.
Dos meses en los que la vida del bunker había seguido su curso, a pesar de que el ambiente se incomodara de golpe cada vez que uno de los dos entraba en una estancia en la que el otro ya estaba.
Dos meses en los que Dean había observado a Hope en silencio, cuando sabía que ella no le miraba, revolcándose ligeramente en su miseria autoimpuesta, reconociendo los sentimientos que a pesar de no querer aceptarlos, la tribrida le provocaba.
Pero también habían sido dos meses realmente tranquilos en lo que a Miguel y la seguridad de Hope se trataba. Hecho que tan solo ayudaba a Dean a reafirmarse en su postura en los momentos de mayor debilidad. En aquellas noches en la que las pesadillas le superaban y buscaba la figura dulce y cálida de la Mikaelson al otro lado de la cama.
Su mirada cómplice al otro lado de la habitación.
Su sonrisa.
Sus curvas delicadas, y su piel increíblemente suave bajo sus manos toscas y ásperas.
Pero si algo se le había dado bien durante toda su vida a Dean, además de matar seres sobrenaturales, había sido ocultar sus sentimientos. Hundirlos bajo capas y capas de negación ignorar el miedo, la frustración y el dolor en favor de las personas que quería.
Lo había hecho con Sam, y ahora lo hacía con Hope.
Si, podia tratar de engañar al resto, de mantener su fachada, pero lo cierto era que su mente no le dejaba un solo minuto de paz, ni si quiera mientras sus ojos recorrían un portal de noticias abierto en el portátil, en busca de algo de interés.
Hasta el punto de que por poco se pierde un titular que no hubiera llamado la atención de nadie, al menos de nadie que no supiera buscar lo sobrenatural en lo corriente.
“𝑰𝒏𝒒𝒖𝒊𝒆𝒕𝒖𝒅 𝒆𝒏 𝑴𝒐𝒓𝒓𝒊𝒍𝒍: 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒐𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒆 𝒚 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒗𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆”
𝐿𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑓𝑢𝑒 𝑢𝑛 𝑟𝑖𝑛𝑐𝑜́𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑞𝑢𝑖𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝑊𝑦𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑜𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎. 𝐸𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑒𝑠𝑒𝑠, 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑡𝑜𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑎𝑢𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑟𝑎́𝑠𝑡𝑖𝑐𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙, 𝑔𝑒𝑛𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑎 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑠𝑢𝑠 ℎ𝑎𝑏𝑖𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠. 𝑅𝑜𝑏𝑜𝑠, 𝑣𝑎𝑛𝑑𝑎𝑙𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑦 𝑎𝑔𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 ℎ𝑎𝑛 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑠𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑟𝑢𝑡𝑖𝑛𝑎 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑎 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛.
𝐿𝑜𝑠 𝑣𝑒𝑐𝑖𝑛𝑜𝑠 𝑡𝑒𝑚𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑠𝑖𝑡𝑢𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑠𝑒 𝑠𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙, 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑎𝑢𝑡𝑜𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒𝑙𝑖𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎. 𝑆𝑖𝑛 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑎𝑠 𝑛𝑖 𝑠𝑜𝑙𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎𝑡𝑎𝑠, 𝑀𝑜𝑟𝑟𝑖𝑙𝑙 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑎 𝑖𝑛𝑞𝑢𝑖𝑒𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒: ¿𝑝𝑜𝑑𝑟𝑎́ 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑝𝑒𝑟𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑝𝑎𝑧 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒𝑎 𝑑𝑒𝑚𝑎𝑠𝑖𝑎𝑑𝑜 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒?
Por supuesto aquella noticia, podría no ser absolutamente nada, pero había signos claros y alarmantes que cualquier cazador sabría ver a kilómetros, y justamente por eso, y en parte por su necesidad de alejarse del bunker, al menos por un par de días, Dean no tarda en lanzar su eterna bolsa de viaje al maletero del Impala, después de dejar una nota pegada en la nevera.
Por delante tenía seis horas de viaje. Seis horas en las que tan solo estaría él, Baby, la carretera y los mejores éxitos del rock más clásico.
Era prácticamente catártico. Y si después de aquel viaje podia patear el culo a algo… la guinda del pastel.
Por primera vez en mucho tiempo disfruta del viaje, no apura la velocidad permitida, no recorta horas al reloj, tan solo conduce, y al llegar a Morrill, aparca el Impala y en un primer momento se dedica a caminar por el pueblo, simplemente se deja llevar, si la noticia era verídica, no le costaría mucho encontrar problemas.
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