• Sakura Haruno, tras una misión rutinaria en la Aldea Oculta de la Hoja la cual estaba en medio de un combate, es inesperadamente arrastrada por un portal dimensional hacia una dimensión paralela y desconocida, un mundo oscuro y peligroso, muy diferente al suyo.

    Ella caeria con fuerzas del portal donde la llevo a la dimensión desconocida estando muy herida a duras penas puede prevenir su caída ya que no tenía muchas energías ese extraño portal agotó su charka, aún peor estando herida de la pelea donde estaba quedando de rodillas herida y agitada tratando de recuperar energias...

    En esta dimensión, Sakura está desorientada y vulnerable. Justo es encontrada, salvada por el personaje contrario, un chico misterioso y enigmático que domina esa realidad. Él la rescata cargandola y llevandila a un lugar seguro.
    Sakura Haruno, tras una misión rutinaria en la Aldea Oculta de la Hoja la cual estaba en medio de un combate, es inesperadamente arrastrada por un portal dimensional hacia una dimensión paralela y desconocida, un mundo oscuro y peligroso, muy diferente al suyo. Ella caeria con fuerzas del portal donde la llevo a la dimensión desconocida estando muy herida a duras penas puede prevenir su caída ya que no tenía muchas energías ese extraño portal agotó su charka, aún peor estando herida de la pelea donde estaba quedando de rodillas herida y agitada tratando de recuperar energias... En esta dimensión, Sakura está desorientada y vulnerable. Justo es encontrada, salvada por el personaje contrario, un chico misterioso y enigmático que domina esa realidad. Él la rescata cargandola y llevandila a un lugar seguro.
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  • : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : :

    Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería.

    Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver.

    Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él.

    Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver.

    Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal.

    La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
    : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : : Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería. Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver. Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él. Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver. Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal. La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
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  • ♪♪♪ Algunos vuelan al cielo
    Pero yo puedo caminar (ca-mi-nar)
    Y otros pueden cavar
    Profundo, pero yo puedo caminar (ca-mi-nar)
    No sé exactamente a dónde voy a ir
    Yo caminaré y estaré justo ahí
    No me hace falta tener una razón
    Contigo yo estoy♪♪♪

    ♪♪♪Algunos pueden gritar, lanzar lásers
    Pero puedo caminar (ca-mi-nar)
    Unos cuantos pelearán, deidades son
    Pero puedo caminar (ca-mi-nar)
    Quizás ellos fueron parte de la creación
    Pero caminando voy sin más distracción
    Destino no hay ni nadie para pelear
    Camino hasta el final♪♪♪

    ♪♪♪Yo resuelvo todo al caminar (ca-mi-nar)
    Y otros huevos pueden dar
    Pero muevo mis piernas al caminar (ca-mi-nar)
    Dicen que soy tonto y no he de apreciar
    Sigo caminando y todo dejo atrás
    No estés triste, hay mucho por descubrir
    Y más allá de mí♪♪♪

    ♪♪♪ Algunos vuelan al cielo Pero yo puedo caminar (ca-mi-nar) Y otros pueden cavar Profundo, pero yo puedo caminar (ca-mi-nar) No sé exactamente a dónde voy a ir Yo caminaré y estaré justo ahí No me hace falta tener una razón Contigo yo estoy♪♪♪ ♪♪♪Algunos pueden gritar, lanzar lásers Pero puedo caminar (ca-mi-nar) Unos cuantos pelearán, deidades son Pero puedo caminar (ca-mi-nar) Quizás ellos fueron parte de la creación Pero caminando voy sin más distracción Destino no hay ni nadie para pelear Camino hasta el final♪♪♪ ♪♪♪Yo resuelvo todo al caminar (ca-mi-nar) Y otros huevos pueden dar Pero muevo mis piernas al caminar (ca-mi-nar) Dicen que soy tonto y no he de apreciar Sigo caminando y todo dejo atrás No estés triste, hay mucho por descubrir Y más allá de mí♪♪♪
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  • — Cosas que realmente eran necesarias, como hacer vudú a tus enemigos o conjurar al Chamuco antes de pelearte con él en el cerro.
    — Cosas que realmente eran necesarias, como hacer vudú a tus enemigos o conjurar al Chamuco antes de pelearte con él en el cerro.
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  • Su mamá le dio té de 7 azahares bien cargado para que la deje en paz y se duerma de una vez, pero ahora anda peleando para no dormir, porque es un adulto joven y terco en cuidar a su mamá.
    Su mamá le dio té de 7 azahares bien cargado para que la deje en paz y se duerma de una vez, pero ahora anda peleando para no dormir, porque es un adulto joven y terco en cuidar a su mamá.
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  • La misión había cambiado, en compañía de 𝖤𝗍𝗁𝖺𝗇 ᵁⁿʰᵒˡʸ tenían que encontrar a Richard. Pero había algo que ella no había confesado a los demás.
    No había sido inmune a los objetos malditos, mucho menos a la espada de la locura.

    Un nuevo caballero de las oscuridad estaba en proceso de formarse.

    Pero no había tiempo de asimilarlo, era hora de pelear por una causa que no era la propia, pero no por eso menos importante.
    La misión había cambiado, en compañía de [shad0wbringer] tenían que encontrar a Richard. Pero había algo que ella no había confesado a los demás. No había sido inmune a los objetos malditos, mucho menos a la espada de la locura. Un nuevo caballero de las oscuridad estaba en proceso de formarse. Pero no había tiempo de asimilarlo, era hora de pelear por una causa que no era la propia, pero no por eso menos importante.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
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    Eh de admitir, que me siento muy identificado con este personaje, además de que me encanta su estilo de pelea quizás un día lo use
    Eh de admitir, que me siento muy identificado con este personaje, además de que me encanta su estilo de pelea quizás un día lo use
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  • ¿Humano? , ¿vampiro? O ¿demonio? Fin en acabo ..... somos igules no? Sentimos , vivimos y tenemos nuestras propias peleas internas sin fin.
    ¿Humano? , ¿vampiro? O ¿demonio? Fin en acabo ..... somos igules no? Sentimos , vivimos y tenemos nuestras propias peleas internas sin fin.
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  • Nuestro deber como soldados Yorha, es proteger a la humanidad, luchamos día a día para recuperar la tierra para que los humanos sobrevivientes, puedan regrese a su hogar.

    -Como buena soldado, la albina se enfrentaba una y otra vez contra la "amenaza" alienígena, desde que Yorha existe, esa es una batalla qué lleva siglos desarrolladose, 2B peleará y morirá por lo que fue hecha. -
    Nuestro deber como soldados Yorha, es proteger a la humanidad, luchamos día a día para recuperar la tierra para que los humanos sobrevivientes, puedan regrese a su hogar. -Como buena soldado, la albina se enfrentaba una y otra vez contra la "amenaza" alienígena, desde que Yorha existe, esa es una batalla qué lleva siglos desarrolladose, 2B peleará y morirá por lo que fue hecha. -
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  • No nací para esto. Me hicieron así.

    Mi padre era un soldado borracho que se metió en demasiados tratos sucios. Vendía información, armas, cualquier cosa que le diera dinero rápido. Cuando desapareció yo tenía ocho años. No se fue por amor a la libertad, se fue porque ya lo estaban buscando para matarlo.

    Desde entonces, vinieron a por nosotras. Primero las amenazas, luego los golpes. Recuerdo a mi madre sangrando en la cocina porque alguien quería cobrar una deuda que ni siquiera era nuestra. Recuerdo esconderme en un armario con un cuchillo oxidado en la mano, rezando para que no encontraran la puerta.

    A los nueve años, uno de esos ‘amigos’ de mi padre intentó abusar de mí. Escapé a mordiscos y arañazos, pero nadie me creyó. No sé qué dolió más: el miedo o que mi madre no quisiera escucharme. Supongo que estaba demasiado ocupada tratando de mantenernos vivas.

    A los catorce, me rompieron dos costillas en un callejón por una deuda que él dejó atrás. No lloré. Aprendí que llorar te hace parecer débil y que la gente que huele debilidad siempre aprieta más fuerte.

    A los dieciséis, mataron a mi madre. Dijeron que fue fuego cruzado en una misión humanitaria. Mentira. No fue un accidente. Fue un mensaje. Y yo lo entendí perfectamente: nadie te salva, nadie te protege, nadie responde por ti.

    Después de eso dormí en estaciones de tren, en casas abandonadas, en cualquier lugar donde pudiera cerrar los ojos sin que me cortaran el cuello. Hacía encargos para cualquiera que pagara: llevar mensajes, mover cajas, cosas pequeñas. Hasta que alguien me vio disparar una pistola y decidió que podía servirme de algo más.

    Me llevaron a un campamento en Europa del Este. No era un colegio, no era un entrenamiento normal. Era un infierno diseñado para convertirte en herramienta. Aprendí a disparar con cualquier cosa que tenga gatillo, a pelear hasta romper huesos, a no confiar en nadie, a dormir con un ojo abierto. Y cada error se pagaba con sangre o con hambre.

    ¿Si fue mi elección? No. Pero entendí que si quería seguir respirando tenía que convertirme en alguien peor que ellos.

    Hoy soy mercenaria. Trabajo donde otros no quieren ensuciarse las manos. Matar, infiltrar, mover armas, robar información, lo que sea. No represento banderas, no doy explicaciones, no firmo contratos. Y no lo hago porque me guste. Lo hago porque el mundo me enseñó que si no aprendes a ser depredador, te comen viva.

    ¿Si me arrepiento? No. ¿Si me preocupa ir al infierno? Ese sitio ya lo conozco. Crecí allí.

    No hago esto por dinero. Lo hago porque no voy a morir como murió mi madre: esperando que alguien venga a salvarme. Y porque algún día, cuando encuentre a mi padre, se lo haré pagar todo.
    No nací para esto. Me hicieron así. Mi padre era un soldado borracho que se metió en demasiados tratos sucios. Vendía información, armas, cualquier cosa que le diera dinero rápido. Cuando desapareció yo tenía ocho años. No se fue por amor a la libertad, se fue porque ya lo estaban buscando para matarlo. Desde entonces, vinieron a por nosotras. Primero las amenazas, luego los golpes. Recuerdo a mi madre sangrando en la cocina porque alguien quería cobrar una deuda que ni siquiera era nuestra. Recuerdo esconderme en un armario con un cuchillo oxidado en la mano, rezando para que no encontraran la puerta. A los nueve años, uno de esos ‘amigos’ de mi padre intentó abusar de mí. Escapé a mordiscos y arañazos, pero nadie me creyó. No sé qué dolió más: el miedo o que mi madre no quisiera escucharme. Supongo que estaba demasiado ocupada tratando de mantenernos vivas. A los catorce, me rompieron dos costillas en un callejón por una deuda que él dejó atrás. No lloré. Aprendí que llorar te hace parecer débil y que la gente que huele debilidad siempre aprieta más fuerte. A los dieciséis, mataron a mi madre. Dijeron que fue fuego cruzado en una misión humanitaria. Mentira. No fue un accidente. Fue un mensaje. Y yo lo entendí perfectamente: nadie te salva, nadie te protege, nadie responde por ti. Después de eso dormí en estaciones de tren, en casas abandonadas, en cualquier lugar donde pudiera cerrar los ojos sin que me cortaran el cuello. Hacía encargos para cualquiera que pagara: llevar mensajes, mover cajas, cosas pequeñas. Hasta que alguien me vio disparar una pistola y decidió que podía servirme de algo más. Me llevaron a un campamento en Europa del Este. No era un colegio, no era un entrenamiento normal. Era un infierno diseñado para convertirte en herramienta. Aprendí a disparar con cualquier cosa que tenga gatillo, a pelear hasta romper huesos, a no confiar en nadie, a dormir con un ojo abierto. Y cada error se pagaba con sangre o con hambre. ¿Si fue mi elección? No. Pero entendí que si quería seguir respirando tenía que convertirme en alguien peor que ellos. Hoy soy mercenaria. Trabajo donde otros no quieren ensuciarse las manos. Matar, infiltrar, mover armas, robar información, lo que sea. No represento banderas, no doy explicaciones, no firmo contratos. Y no lo hago porque me guste. Lo hago porque el mundo me enseñó que si no aprendes a ser depredador, te comen viva. ¿Si me arrepiento? No. ¿Si me preocupa ir al infierno? Ese sitio ya lo conozco. Crecí allí. No hago esto por dinero. Lo hago porque no voy a morir como murió mi madre: esperando que alguien venga a salvarme. Y porque algún día, cuando encuentre a mi padre, se lo haré pagar todo.
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