• -Estando en algun lugar del arrecife de los sueños, Robin, se preparaba para iniciar la invocación de su servant, ella debía estar lista para las intensas batallas que llegarían.

    No debía perder tiempo, necesitaba ya invocar, pues un máster sin servant solo sería una presa fácil. -
    -Estando en algun lugar del arrecife de los sueños, Robin, se preparaba para iniciar la invocación de su servant, ella debía estar lista para las intensas batallas que llegarían. No debía perder tiempo, necesitaba ya invocar, pues un máster sin servant solo sería una presa fácil. -
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    "Danza Mortal: Rex Hiroshi vs Kent Conner"

    ♕ Escenario:
    Un antiguo palacio japonés en ruinas, bajo un cielo crepuscular incendiado por relámpagos esmeralda. Las estructuras tambalean, la brisa es intensa, y el aire está cargado de tensión espiritual. Desde los tejados y sombras, dos figuras convergen: una con brillo y explosividad, la otra con calma y ferocidad.

    ☯ Habilidades de Rex Hiroshi:

    🜲 Estilo Sonoro: Espadachín acrobático con técnicas rítmicas y explosivas.
    🜲 Agilidad sobrehumana y gran velocidad aérea.
    🜲 Dagas encadenadas con detonación sincronizada.
    🜲 Sentido del ritmo que le permite anticipar y controlar el flujo de combate.
    🜲 Técnica “Clímax Armónico”: una danza final explosiva de velocidad cegadora.

    ☭ Habilidades de Kent Conner:

    ♛ Dominio del aura animal: invocación del espíritu del Tigre Verde.
    ♛ Fuerza física descomunal y gran capacidad de intimidación.
    ♛ Técnica de espada brutal y precisa.
    ♛ Aura regenerativa y resistencia imparable.
    ♛ Técnica “Rugido del Emperador”: ataque espiritual masivo en forma de tigre etéreo.

    ♦ Choque:
    Rex inicia con velocidad extrema, desatando ráfagas explosivas con movimientos que iluminan el campo como fuegos artificiales. Kent aguanta firme, su mirada clavada y su aura expandiéndose como un depredador. Cada golpe de Rex es esquivado o detenido por los reflejos instintivos del guerrero esmeralda.

    Kent se levanta de su trono y desata su poder. Con un rugido, su aura forma un tigre gigante que arrasa con el terreno. Rex lo enfrenta con su técnica final, creando una sinfonía de cortes y explosiones. El duelo se vuelve un espectáculo de luz y sombra, fuerza contra ritmo.

    🂡 Resultado Final: "Ultimo Golpe"
    "Danza Mortal: Rex Hiroshi vs Kent Conner" ♕ Escenario: Un antiguo palacio japonés en ruinas, bajo un cielo crepuscular incendiado por relámpagos esmeralda. Las estructuras tambalean, la brisa es intensa, y el aire está cargado de tensión espiritual. Desde los tejados y sombras, dos figuras convergen: una con brillo y explosividad, la otra con calma y ferocidad. ☯ Habilidades de Rex Hiroshi: 🜲 Estilo Sonoro: Espadachín acrobático con técnicas rítmicas y explosivas. 🜲 Agilidad sobrehumana y gran velocidad aérea. 🜲 Dagas encadenadas con detonación sincronizada. 🜲 Sentido del ritmo que le permite anticipar y controlar el flujo de combate. 🜲 Técnica “Clímax Armónico”: una danza final explosiva de velocidad cegadora. ☭ Habilidades de Kent Conner: ♛ Dominio del aura animal: invocación del espíritu del Tigre Verde. ♛ Fuerza física descomunal y gran capacidad de intimidación. ♛ Técnica de espada brutal y precisa. ♛ Aura regenerativa y resistencia imparable. ♛ Técnica “Rugido del Emperador”: ataque espiritual masivo en forma de tigre etéreo. ♦ Choque: Rex inicia con velocidad extrema, desatando ráfagas explosivas con movimientos que iluminan el campo como fuegos artificiales. Kent aguanta firme, su mirada clavada y su aura expandiéndose como un depredador. Cada golpe de Rex es esquivado o detenido por los reflejos instintivos del guerrero esmeralda. Kent se levanta de su trono y desata su poder. Con un rugido, su aura forma un tigre gigante que arrasa con el terreno. Rex lo enfrenta con su técnica final, creando una sinfonía de cortes y explosiones. El duelo se vuelve un espectáculo de luz y sombra, fuerza contra ritmo. 🂡 Resultado Final: "Ultimo Golpe"
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    EPIC BATTLE #01: Sasha Ishtar vs Ibuki Douji

    Título: La Noche del Deseo Carmesí

    Escenario:
    Un reino entre dimensiones, donde el cielo es un abismo estrellado y el suelo está cubierto de runas vivientes. Columnas flotantes giran sobre sí mismas mientras portales demoníacos se abren y cierran. La atmósfera huele a azufre, magia y deseo contenido.

    Sasha Ishtar:
    ☾ Raza: Diosa Súcubo del abismo estelar.

    ✺✺Habilidades✺✺:

    ★ Magia Astral: Proyectiles de energía cósmica que explotan al contacto.

    ★ Dominio de Corrupción: Controla los deseos oscuros de sus enemigos para debilitarlos.

    ★ Invocación de Garras Astrales: Brazos etéreos que desgarran la realidad misma.

    ★ Aura de Ishtar: Seducción hipnótica que desvía la atención del enemigo por breves segundos.


    Ibuki Douji:
    ☯ Raza: Oni ancestral, diosa del caos embriagado.

    ✡✡Habilidades✡✡:

    ♨ Control de Veneno Espiritual: Su aliento y sangre intoxican incluso a los seres inmortales.

    ♨ Fuerza Oni Extrema: Puede destrozar montañas con un solo golpe.

    ♨ Rugido Carmesí: Un grito que quiebra barreras mágicas y mentes débiles.

    ♨ Embriaguez Demoníaca: Mientras más pelea, más poderosa y caótica se vuelve.

    Choque de Poderes:
    Sasha lanza un enjambre de estrellas vivientes que Ibuki destruye de un manotazo cargado de energía carmesí. La oni ríe, girando su lanza hecha de huesos sagrados, y embiste a Sasha con brutalidad. La diosa súcubo se teletransporta justo a tiempo, contraatacando con cadenas astrales que atrapan brevemente a Ibuki.

    Pero Ibuki se libera rugiendo, desatando una onda expansiva de caos. El cielo se parte en dos. Sasha, herida, activa su Forma Estelar Final, envolviéndose en un aura brillante de gemas flotantes.

    Las dos chocan una última vez: puño contra puño, magia contra veneno. La dimensión entera tiembla.

    Resultado:
    EMPATE TÉCNICO — Ambas colapsan de agotamiento, sus cuerpos rodeados por cráteres y runas rotas. Sin embargo, en sus ojos brilla el respeto… y una posible alianza oscura en el futuro.
    🌌 EPIC BATTLE #01: Sasha Ishtar vs Ibuki Douji Título: La Noche del Deseo Carmesí ⚔️ Escenario: Un reino entre dimensiones, donde el cielo es un abismo estrellado y el suelo está cubierto de runas vivientes. Columnas flotantes giran sobre sí mismas mientras portales demoníacos se abren y cierran. La atmósfera huele a azufre, magia y deseo contenido. 💠 Sasha Ishtar: ☾ Raza: Diosa Súcubo del abismo estelar. ✺✺Habilidades✺✺: ★ Magia Astral: Proyectiles de energía cósmica que explotan al contacto. ★ Dominio de Corrupción: Controla los deseos oscuros de sus enemigos para debilitarlos. ★ Invocación de Garras Astrales: Brazos etéreos que desgarran la realidad misma. ★ Aura de Ishtar: Seducción hipnótica que desvía la atención del enemigo por breves segundos. 🔥 Ibuki Douji: ☯ Raza: Oni ancestral, diosa del caos embriagado. ✡✡Habilidades✡✡: ♨ Control de Veneno Espiritual: Su aliento y sangre intoxican incluso a los seres inmortales. ♨ Fuerza Oni Extrema: Puede destrozar montañas con un solo golpe. ♨ Rugido Carmesí: Un grito que quiebra barreras mágicas y mentes débiles. ♨ Embriaguez Demoníaca: Mientras más pelea, más poderosa y caótica se vuelve. 💥 Choque de Poderes: Sasha lanza un enjambre de estrellas vivientes que Ibuki destruye de un manotazo cargado de energía carmesí. La oni ríe, girando su lanza hecha de huesos sagrados, y embiste a Sasha con brutalidad. La diosa súcubo se teletransporta justo a tiempo, contraatacando con cadenas astrales que atrapan brevemente a Ibuki. Pero Ibuki se libera rugiendo, desatando una onda expansiva de caos. El cielo se parte en dos. Sasha, herida, activa su Forma Estelar Final, envolviéndose en un aura brillante de gemas flotantes. Las dos chocan una última vez: puño contra puño, magia contra veneno. La dimensión entera tiembla. 🏁 Resultado: EMPATE TÉCNICO — Ambas colapsan de agotamiento, sus cuerpos rodeados por cráteres y runas rotas. Sin embargo, en sus ojos brilla el respeto… y una posible alianza oscura en el futuro.
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    BATALLA DE LOS ABISMOS: Hades vs Alucard

    Título: "El Trono del Inframundo contra el Monstruo que no Puede Morir"

    Campo de batalla:
    Un valle eterno entre la vida y la muerte. A un lado, el trono del Inframundo de Hades. Al otro, una ciudad desolada teñida de rojo por la sangre, reino del vampiro inmortal. La luna está negra. El tiempo, detenido.

    Hades – El Rey del Inframundo
    Se sienta sobre un trono de huesos con su bidente en mano, su presencia es tan pesada que dobla la voluntad de los mortales. No solo es un dios, sino el regente del silencio eterno. Cada uno de sus movimientos está impregnado de gravedad divina. Su técnica, "Desmos", conecta su alma al mundo y a su oponente: si él sufre, tú también. Su bidente no corta carne… corta la existencia.

    Habilidades destacadas:

    🜁 Desmos – El Vínculo Inquebrantable

    🜁 Control sobre las almas muertas

    🜁 Fuerza divina, velocidad sobrenatural y resistencia absoluta

    🜁 Presencia que aplasta el espíritu del enemigo

    Alucard (Vlad III Drăculea) – El No-Muerto Supremo
    La encarnación del terror. Vestido de rojo sangre, con su pistola Jackal en una mano y la sonrisa de la muerte en los labios, Alucard no solo es un vampiro... es un abismo con rostro humano. Puede ser destruido mil veces y siempre vuelve. Cada sombra es su refugio. Cada gota de sangre, su manantial.

    Habilidades destacadas:

    ♣ Regeneración absoluta – ha muerto millones de veces y aún vive

    ♣ Liberación de restricciones: niveles 0 al ∞

    ♣ Invocación de ejército de almas absorbidas (el "Batallón Perdido")

    ♣ Transformación: niebla, sombra, bestia, ojo omnipresente

    El Combate
    Hades se adelanta, su mirada aplasta el alma. Alucard ríe. En un instante, Hades lanza su bidente, rompiendo la carne y el alma de cualquier ser… pero Alucard se deshace en murciélagos. Dispara la Jackal, balas bendecidas por el infierno mismo, que perforan la defensa divina.

    Hades activa Desmos, y por primera vez, Alucard siente que morir podría ser real. Pero entonces libera el Nivel 0: un océano de almas malditas inunda el campo de batalla. Tropas nazis no-muertas, monstruos ancestrales, y miles de versiones de sí mismo rodean al dios.

    Hades se eleva, iluminado por la oscuridad. Clava su vidente en el suelo, invocando a todos los muertos que alguna vez gobernó. El Inframundo entero responde a su llamado.

    Final

    🂡 Si la batalla es de poder y control… Hades lo tiene todo.

    🂡 Pero si es sobre quién se niega a morir… entonces Alucard es el vencedor eterno.

    Una guerra entre la muerte misma y aquello que no puede morir.

    ¿Un dios puede vencer a lo que está más allá de los dioses? ¿O Alucard caerá finalmente bajo el peso de un poder eterno? 🂡
    🩸 BATALLA DE LOS ABISMOS: Hades vs Alucard Título: "El Trono del Inframundo contra el Monstruo que no Puede Morir" 🌑 Campo de batalla: Un valle eterno entre la vida y la muerte. A un lado, el trono del Inframundo de Hades. Al otro, una ciudad desolada teñida de rojo por la sangre, reino del vampiro inmortal. La luna está negra. El tiempo, detenido. 👑 Hades – El Rey del Inframundo Se sienta sobre un trono de huesos con su bidente en mano, su presencia es tan pesada que dobla la voluntad de los mortales. No solo es un dios, sino el regente del silencio eterno. Cada uno de sus movimientos está impregnado de gravedad divina. Su técnica, "Desmos", conecta su alma al mundo y a su oponente: si él sufre, tú también. Su bidente no corta carne… corta la existencia. 🔥 Habilidades destacadas: 🜁 Desmos – El Vínculo Inquebrantable 🜁 Control sobre las almas muertas 🜁 Fuerza divina, velocidad sobrenatural y resistencia absoluta 🜁 Presencia que aplasta el espíritu del enemigo 🦇 Alucard (Vlad III Drăculea) – El No-Muerto Supremo La encarnación del terror. Vestido de rojo sangre, con su pistola Jackal en una mano y la sonrisa de la muerte en los labios, Alucard no solo es un vampiro... es un abismo con rostro humano. Puede ser destruido mil veces y siempre vuelve. Cada sombra es su refugio. Cada gota de sangre, su manantial. 🧛 Habilidades destacadas: ♣ Regeneración absoluta – ha muerto millones de veces y aún vive ♣ Liberación de restricciones: niveles 0 al ∞ ♣ Invocación de ejército de almas absorbidas (el "Batallón Perdido") ♣ Transformación: niebla, sombra, bestia, ojo omnipresente ⚔️ El Combate Hades se adelanta, su mirada aplasta el alma. Alucard ríe. En un instante, Hades lanza su bidente, rompiendo la carne y el alma de cualquier ser… pero Alucard se deshace en murciélagos. Dispara la Jackal, balas bendecidas por el infierno mismo, que perforan la defensa divina. Hades activa Desmos, y por primera vez, Alucard siente que morir podría ser real. Pero entonces libera el Nivel 0: un océano de almas malditas inunda el campo de batalla. Tropas nazis no-muertas, monstruos ancestrales, y miles de versiones de sí mismo rodean al dios. Hades se eleva, iluminado por la oscuridad. Clava su vidente en el suelo, invocando a todos los muertos que alguna vez gobernó. El Inframundo entero responde a su llamado. 👁️‍🗨️ Final 🂡 Si la batalla es de poder y control… Hades lo tiene todo. 🂡 Pero si es sobre quién se niega a morir… entonces Alucard es el vencedor eterno. Una guerra entre la muerte misma y aquello que no puede morir. ⚖️ ¿Un dios puede vencer a lo que está más allá de los dioses? ¿O Alucard caerá finalmente bajo el peso de un poder eterno? 🂡
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  • "Sigue haciendo frío. Cuando llegué, el dueño anterior me aseguró que esta casa guardaba bien el calor… pero el viento se pasa por las grietas con demasiada facilidad. Hoy no me queda más opción que salir a buscar leña para la chimenea. Quizás, al volver, me sirva una taza de café. Ya que aún me esperan mis libros de invocación, y no puedo darme el lujo de quedarme dormida."

    "Este bosque, incluso en calma, algo oculta. El bosque que rodea mi hogar es silencioso… pero nunca está del todo en reposo. A veces, entre los árboles, juro ver sombras que no pertenecen al viento, o escuchar pasos que no son míos. Tiene una belleza antigua, de esas que no buscan agradar, más bien imponer respeto. Hay algo en su interior que me observa, no con malicia, mejor dicho con una curiosidad que no puedo entender del todo."
    "Sigue haciendo frío. Cuando llegué, el dueño anterior me aseguró que esta casa guardaba bien el calor… pero el viento se pasa por las grietas con demasiada facilidad. Hoy no me queda más opción que salir a buscar leña para la chimenea. Quizás, al volver, me sirva una taza de café. Ya que aún me esperan mis libros de invocación, y no puedo darme el lujo de quedarme dormida." "Este bosque, incluso en calma, algo oculta. El bosque que rodea mi hogar es silencioso… pero nunca está del todo en reposo. A veces, entre los árboles, juro ver sombras que no pertenecen al viento, o escuchar pasos que no son míos. Tiene una belleza antigua, de esas que no buscan agradar, más bien imponer respeto. Hay algo en su interior que me observa, no con malicia, mejor dicho con una curiosidad que no puedo entender del todo."
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  • Me han mencionado tanto que ya parece ritual de invocación, una más y empiezo a cobrar
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  • Ina sostiene un libro titulado 'Aprendiendo a invocar horrores' y le coloca un sticker que dice 'Para niños de 03 a 300 años'.

    —¿Que si vender mis grimorios como libros infantiles es peligroso? —risa de campanitas— Por supuesto que no~ ¡Son educativos! —abre una página al azar, mostrando un diagrama de circulo de invocación— Éste enseña geometría sagrada... y a compartir —guiño— ¿Que a veces las runas se escapan de las páginas? . . . —se encoge de hombros— eso es solo... aprendizaje práctico~
    Ina sostiene un libro titulado 'Aprendiendo a invocar horrores' y le coloca un sticker que dice 'Para niños de 03 a 300 años'. —¿Que si vender mis grimorios como libros infantiles es peligroso? —risa de campanitas— Por supuesto que no~ ¡Son educativos! —abre una página al azar, mostrando un diagrama de circulo de invocación— Éste enseña geometría sagrada... y a compartir —guiño— ¿Que a veces las runas se escapan de las páginas? . . . —se encoge de hombros— eso es solo... aprendizaje práctico~
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  • Atropos estaba sentada en su taburete habitual, el cuerpo inclinado hacia adelante, concentrada en el lienzo. El retrato a medias era poco más que un boceto, trazos duros y líneas precisas que delineaban el rostro de Asclepius. No era ternura lo que guiaba su mano, sino la costumbre de recordar aquello que, de algún modo, le había alterado el curso.

    Dejó el pincel a un lado. Se limpió las manos en el borde de su túnica sin pensar, los ojos fijos en la figura incompleta frente a ella.

    Suspiró, casi con fastidio, y alzó la voz, apenas un murmullo en la sala vacía.

    —Asclepius... En tu nombre te invoco... como lo hacen los hombres... —susurró, dejando que el anhelo impregnara cada sílaba—. Ven aquí.... Ven a este lugar donde la frialdad congela mi corazón sin tu presencia..

    No era súplica, ni anhelo. Era una invocación práctica, como quien llama a una herramienta necesaria, una fuerza útil.

    El silencio que siguió no le molestó. Atropos simplemente esperó, paciente, el vago tirón en el tejido del mundo que anunciaría su llegada. Si algo se agitó en su pecho, un eco remoto de otra vida, lo enterró sin darle importancia.

    Ella no era de las que se permitían sentir más de lo necesario. Pero sabía que con él las cosas eran diferentes, aunque temía admitirlo a ella misma.
    Atropos estaba sentada en su taburete habitual, el cuerpo inclinado hacia adelante, concentrada en el lienzo. El retrato a medias era poco más que un boceto, trazos duros y líneas precisas que delineaban el rostro de Asclepius. No era ternura lo que guiaba su mano, sino la costumbre de recordar aquello que, de algún modo, le había alterado el curso. Dejó el pincel a un lado. Se limpió las manos en el borde de su túnica sin pensar, los ojos fijos en la figura incompleta frente a ella. Suspiró, casi con fastidio, y alzó la voz, apenas un murmullo en la sala vacía. —Asclepius... En tu nombre te invoco... como lo hacen los hombres... —susurró, dejando que el anhelo impregnara cada sílaba—. Ven aquí.... Ven a este lugar donde la frialdad congela mi corazón sin tu presencia.. No era súplica, ni anhelo. Era una invocación práctica, como quien llama a una herramienta necesaria, una fuerza útil. El silencio que siguió no le molestó. Atropos simplemente esperó, paciente, el vago tirón en el tejido del mundo que anunciaría su llegada. Si algo se agitó en su pecho, un eco remoto de otra vida, lo enterró sin darle importancia. Ella no era de las que se permitían sentir más de lo necesario. Pero sabía que con él las cosas eran diferentes, aunque temía admitirlo a ella misma.
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  • "Caminando con los Muertos" (Extra)

    Noche de luna nueva, la segunda desde el final del invierno, el bosque bajo la guardia del brujo se encuentra bañado en la más profunda oscuridad. La luna le ha dado la espalda al sol, esta noche, estas tierras le pertenecen a ella y a la primavera infantil, a sus hijas, incluso a las que ya no están cuyo eco resuena aún en los oídos de aquellos que les deseen escuchar... y en el destino de aquellos que se ganaron su rencor.

    El brujo está presente porque se lo permiten, porque se le necesita y porque habrá de servir. En su piel desnuda van marcados los símbolos de su familia, de los guerreros que abren caminos y los guardianes del hogar, de la energía que engendra y el cazador que provee, del fuego que no quema, que protege y abriga, que arde y compra con su vida la supervivencia de los suyos.

    Bajo sus pies, un circulo de invocación se dibuja en el fango maloliente. Ni siquiera los insectos se atreven a acercarse, las líneas profundas irradian la sensación de la muerte prematura.

    La luna de esta noche le susurra palabras de libertad a los oídos de las criaturas no muertas, pero tampoco vivas, les invita a recorrer una vez más las tierras, como bruma espectral. Es ese momento, esa brecha entre el nacimiento y el fallecimiento que una vez dio paso a la muerte de la niña y al nacimiento del demonio, lo que también abre las puertas a los fantasmas de las mujeres de su familia, brujas generosas que aceptaron acudir al llamado de su hijo, primo, sobrino, nieto...

    El brujo se arrodilla en el centro del círculo y agacha la cabeza. Frente a él hay un cuerpo, una joven maldita, un vientre herido por la desnaturalización, infértil; ella está cansada y desea abandonar, desea terminar su ciclo fuera de la vista de una sociedad de moral ficticia que está lejos de comprenderle, ella yace arrodillada frente a él, nerviosa y abrumada, pero también decidida y en paz consigo misma.

    — Tranquila, te prometo que no sentirás nada. Ellas conocen tu dolor y no permitirán que se repita —le susurra el brujo, con voz cálida y protectora.

    Los huesos malditos están hundidos en la ciénaga, ellas y él están en la orilla.
    En el agua estancada la encontró, al agua estancada le regresó.

    El pantano no siente rencor hacia la muerte, al contrario, le da la bienvenida en un abrazo cariñoso que cuida y atesora cada fibra, cada pedacito de carne cadavérica. Y donde hay muerte y putrefacción, también se acomoda el demonio y el pecado. Ni siquiera ellos son rechazados por el pantano.

    Cuando el brujo cierra los ojos y extiende los brazos a sus lados, como entregándose a las mujeres suyas, el ritual da comienzo. De sus manos brotan llamas que avanzan hacia sus hombros y más allá.

    — Ante el ojo vacío de la Madre Primera le ofrezco la semilla que cayó en tierra dañada, el alma quebrada, el fuego que purifica. Recibe a esta, tu hija mutilada, acúnala en tus brazos como la madre debió tener y no como la que le negó el fruto, y le daré a su alma la oportunidad de cobrar todas sus deudas.

    La joven, atenta a cada palabra que sale de la boca del brujo, sonríe, y los fantasmas de las mujeres alrededor también le sonríen justo antes de empezar a cantar en una lengua antigua y pagana.

    Las llamas se extienden a través del cuerpo del brujo, tocan el suelo lodoso y conectan con la joven. Ella grita de espanto al ver sus piernas desnudas ardiendo, pero pronto se da cuenta de que no siente dolor alguno, sólo el éxtasis de la mujer libre de cadenas. Su cuerpo se consume en las llamas entre risas de histeria, sus brazos se alzan al cielo y hacia la luna invisible.

    La hija regresa junto a su verdadera madre.

    El fuego no se apaga, baila alrededor del brujo cuando este se pone de pie y camina, pasando por encima de los restos ardientes de la joven, para acercarse a la ciénaga. Ni siquiera se apaga mientras, en medio del fervor de las mujeres fantasmas, sus piernas se hunden en el agua estancada.

    El brujo recuerda, como si hubiera sido ayer, aquella vez que tuvo a Side entre sus brazos temblando de placer, cada vez que esa voz susurrante le llamó "monstruo", los labios dulces que acariciando los suyos.

    Ella, el eco de un ciclo interrumpido, pero que jamás debió ser detenido, es la dueña de los huesos que yacen bajo el agua estancada adonde también van a parar las lágrimas del brujo tras caer de sus mejillas.

    El fuego no se apaga, tampoco ilumina demasiado, la oscuridad es sobrecogedora, excepto por la pequeña chispa que brota de los restos de la joven quemada. Las fantasmas la llaman, le señalan el camino: "sigue el fuego", le dicen, "sigue el fuego". Y así lo hace, dejándose llevar por el rastro que dejó el brujo, "sigue el fuego", la pequeña semilla avanza, "sigue el fuego", hay cientos de criaturas de la noche negra y el submundo que querrían devorarla, "sigue el fuego y estarás a salvo", porque las fantasmas la protegen.

    Tolek se agacha para tocar los huesos y contagiarle sus llamas, el agua le llega hasta los hombros, la pequeña alma levita, se desliza confiando en el fuego, ese que siempre acompañó a las brujas, y se apropia de los huesos marchitos.

    El fango del fondo reconoce la nueva vida, resuena con esta, responde a la guía de las fantasmas y a las intenciones del brujo, quien también comienza a recitar un conjuro con el que cubre a los huesos por raíces en un abrazo protector, raíces que pronto se convierten en un grueso tallo palpitante que crece, poco a poco, hacia la superficie, mientras otros más pequeños se transforman en hojas gigantes, aunque no verdes sino negras como las sombras, sombras que ni la luz del fuego del brujo pueden doblegar, sombras de esencia demoníaca.

    Un loto color del ébano se alza por encima de la superficie, cerrado y ardiendo en llamas, palpita con la nueva vida que guarda en su interior.

    El brujo lo contempla, su ceño se frunce con el peso de la extrañeza: el loto está cerrado, ¿Tendrá que esperar?

    Esperará. Las llamas arderán cuanto haga falta, alimentarán a las raíces oscuras cuanto haga falta, consumirán lo que haga falta.

    #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
    "Caminando con los Muertos" (Extra) Noche de luna nueva, la segunda desde el final del invierno, el bosque bajo la guardia del brujo se encuentra bañado en la más profunda oscuridad. La luna le ha dado la espalda al sol, esta noche, estas tierras le pertenecen a ella y a la primavera infantil, a sus hijas, incluso a las que ya no están cuyo eco resuena aún en los oídos de aquellos que les deseen escuchar... y en el destino de aquellos que se ganaron su rencor. El brujo está presente porque se lo permiten, porque se le necesita y porque habrá de servir. En su piel desnuda van marcados los símbolos de su familia, de los guerreros que abren caminos y los guardianes del hogar, de la energía que engendra y el cazador que provee, del fuego que no quema, que protege y abriga, que arde y compra con su vida la supervivencia de los suyos. Bajo sus pies, un circulo de invocación se dibuja en el fango maloliente. Ni siquiera los insectos se atreven a acercarse, las líneas profundas irradian la sensación de la muerte prematura. La luna de esta noche le susurra palabras de libertad a los oídos de las criaturas no muertas, pero tampoco vivas, les invita a recorrer una vez más las tierras, como bruma espectral. Es ese momento, esa brecha entre el nacimiento y el fallecimiento que una vez dio paso a la muerte de la niña y al nacimiento del demonio, lo que también abre las puertas a los fantasmas de las mujeres de su familia, brujas generosas que aceptaron acudir al llamado de su hijo, primo, sobrino, nieto... El brujo se arrodilla en el centro del círculo y agacha la cabeza. Frente a él hay un cuerpo, una joven maldita, un vientre herido por la desnaturalización, infértil; ella está cansada y desea abandonar, desea terminar su ciclo fuera de la vista de una sociedad de moral ficticia que está lejos de comprenderle, ella yace arrodillada frente a él, nerviosa y abrumada, pero también decidida y en paz consigo misma. — Tranquila, te prometo que no sentirás nada. Ellas conocen tu dolor y no permitirán que se repita —le susurra el brujo, con voz cálida y protectora. Los huesos malditos están hundidos en la ciénaga, ellas y él están en la orilla. En el agua estancada la encontró, al agua estancada le regresó. El pantano no siente rencor hacia la muerte, al contrario, le da la bienvenida en un abrazo cariñoso que cuida y atesora cada fibra, cada pedacito de carne cadavérica. Y donde hay muerte y putrefacción, también se acomoda el demonio y el pecado. Ni siquiera ellos son rechazados por el pantano. Cuando el brujo cierra los ojos y extiende los brazos a sus lados, como entregándose a las mujeres suyas, el ritual da comienzo. De sus manos brotan llamas que avanzan hacia sus hombros y más allá. — Ante el ojo vacío de la Madre Primera le ofrezco la semilla que cayó en tierra dañada, el alma quebrada, el fuego que purifica. Recibe a esta, tu hija mutilada, acúnala en tus brazos como la madre debió tener y no como la que le negó el fruto, y le daré a su alma la oportunidad de cobrar todas sus deudas. La joven, atenta a cada palabra que sale de la boca del brujo, sonríe, y los fantasmas de las mujeres alrededor también le sonríen justo antes de empezar a cantar en una lengua antigua y pagana. Las llamas se extienden a través del cuerpo del brujo, tocan el suelo lodoso y conectan con la joven. Ella grita de espanto al ver sus piernas desnudas ardiendo, pero pronto se da cuenta de que no siente dolor alguno, sólo el éxtasis de la mujer libre de cadenas. Su cuerpo se consume en las llamas entre risas de histeria, sus brazos se alzan al cielo y hacia la luna invisible. La hija regresa junto a su verdadera madre. El fuego no se apaga, baila alrededor del brujo cuando este se pone de pie y camina, pasando por encima de los restos ardientes de la joven, para acercarse a la ciénaga. Ni siquiera se apaga mientras, en medio del fervor de las mujeres fantasmas, sus piernas se hunden en el agua estancada. El brujo recuerda, como si hubiera sido ayer, aquella vez que tuvo a Side entre sus brazos temblando de placer, cada vez que esa voz susurrante le llamó "monstruo", los labios dulces que acariciando los suyos. Ella, el eco de un ciclo interrumpido, pero que jamás debió ser detenido, es la dueña de los huesos que yacen bajo el agua estancada adonde también van a parar las lágrimas del brujo tras caer de sus mejillas. El fuego no se apaga, tampoco ilumina demasiado, la oscuridad es sobrecogedora, excepto por la pequeña chispa que brota de los restos de la joven quemada. Las fantasmas la llaman, le señalan el camino: "sigue el fuego", le dicen, "sigue el fuego". Y así lo hace, dejándose llevar por el rastro que dejó el brujo, "sigue el fuego", la pequeña semilla avanza, "sigue el fuego", hay cientos de criaturas de la noche negra y el submundo que querrían devorarla, "sigue el fuego y estarás a salvo", porque las fantasmas la protegen. Tolek se agacha para tocar los huesos y contagiarle sus llamas, el agua le llega hasta los hombros, la pequeña alma levita, se desliza confiando en el fuego, ese que siempre acompañó a las brujas, y se apropia de los huesos marchitos. El fango del fondo reconoce la nueva vida, resuena con esta, responde a la guía de las fantasmas y a las intenciones del brujo, quien también comienza a recitar un conjuro con el que cubre a los huesos por raíces en un abrazo protector, raíces que pronto se convierten en un grueso tallo palpitante que crece, poco a poco, hacia la superficie, mientras otros más pequeños se transforman en hojas gigantes, aunque no verdes sino negras como las sombras, sombras que ni la luz del fuego del brujo pueden doblegar, sombras de esencia demoníaca. Un loto color del ébano se alza por encima de la superficie, cerrado y ardiendo en llamas, palpita con la nueva vida que guarda en su interior. El brujo lo contempla, su ceño se frunce con el peso de la extrañeza: el loto está cerrado, ¿Tendrá que esperar? Esperará. Las llamas arderán cuanto haga falta, alimentarán a las raíces oscuras cuanto haga falta, consumirán lo que haga falta. #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
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  • Un deseo por cumplir.
    Categoría Fantasía
    El infierno no es fuego, al menos no solo eso.

    Bajo la superficie del mundo humano, mucho más allá de su entendimiento y lo comprensible, existe un reino tejido con sombras vivas y estructuras que respiran como si el pisaje tuviera voluntad. En lo más profundo del noveno círculo, entre ruinas flotantes y enormes palacios de obsidiana, se erige la Corte Carmesí, el trono de un largo linaje de poderosos demonios caídos, donde el tiempo se derrama lento y espeso como la sangre ceremonial.

    Neriah Viremont, hija del linaje puro de los primeros, próxima sucesora en el trono como reina de la raza demoníaca, aguarda en ese mundo subterráneo. Con ojos que han visto mil generaciones morir, piel marcada por pactos arcanos, y un corazón que late con curiosidad...no por necesidad. La coronación se acerca, es inminente. Todos los saben. Las demás casas se inclinan con respeto y su nombre recorre el inmenso salón con claro respeto. Aún no estaba lista, aún no podía aceptar el difícil cargo de reina porque había algo más que quería hacer. Algo que ni la eternidad del infierno podían ofrecerle: la experiencia humana.

    [Aquí empezaría nuestro rol]

    Y entonces, la invocación.

    Un zumbido rasga el aire pesado del lugar. Un circulo de invocación se abre a su alrededor flameando con un fulgor que no pertenece al infierno. Reconocía la magia humana, la mujer entrecerró los ojos. Alguien la llamaba.

    A pesar de que tenía un compromiso más grande con su raza, cualquier escapatoria funcionaba. Se dejó arrastrar, no por obligación, sino por aburrimiento. Por impulso.

    El aire cambia.

    De pronto, abre los ojos en una habitación fría, con olor a incienso y tiza. Frente a ella ve una especie diferente, el aspecto humano le parecía tan frágil a diferencia de los demonios. Sabía que estaba ahí para cumplir un deseo a cambio de ofrendas.

    –¿Deseo...?—Murmura, su voz cargada de un acento muy diferente, diferenciandola de ese mundo. —¿Que es lo que quieres, humanx?

    Sus ojos brillantes y astutos como los de un gato recorrieron lo observaron de arriba a abajo. Acababa de tener una increíble idea. Neriah sonríe, con colmillos semi ocultos tras sus labios rojos. No hay compasión en su rostro...solo diversión. Antes de que él torpe humano pudiera responder, ella se apresuró a poner un dedo sobre sus labios para callarlo.

    –Te diré algo. Debes saber que no soy cualquier entidad, no cumplo deseos así como así. Soy la próxima reina de un largo linaje de sangre pura. Pero... — Quito lentamente el dedo sobre sus labios, antes de moverse un poco por la habitación con paso silenciosos como el humo. — Si a cambio, me dejas quedarme un tiempo en tu mundo y enseñarme las cosas humanas que hace tu raza...

    Su mano se extiende, con dedos tan elegantes como letales.

    –Entonces, y solo entonces... consideraré concederte lo que tanto anhelas.
    El infierno no es fuego, al menos no solo eso. Bajo la superficie del mundo humano, mucho más allá de su entendimiento y lo comprensible, existe un reino tejido con sombras vivas y estructuras que respiran como si el pisaje tuviera voluntad. En lo más profundo del noveno círculo, entre ruinas flotantes y enormes palacios de obsidiana, se erige la Corte Carmesí, el trono de un largo linaje de poderosos demonios caídos, donde el tiempo se derrama lento y espeso como la sangre ceremonial. Neriah Viremont, hija del linaje puro de los primeros, próxima sucesora en el trono como reina de la raza demoníaca, aguarda en ese mundo subterráneo. Con ojos que han visto mil generaciones morir, piel marcada por pactos arcanos, y un corazón que late con curiosidad...no por necesidad. La coronación se acerca, es inminente. Todos los saben. Las demás casas se inclinan con respeto y su nombre recorre el inmenso salón con claro respeto. Aún no estaba lista, aún no podía aceptar el difícil cargo de reina porque había algo más que quería hacer. Algo que ni la eternidad del infierno podían ofrecerle: la experiencia humana. [Aquí empezaría nuestro rol] Y entonces, la invocación. Un zumbido rasga el aire pesado del lugar. Un circulo de invocación se abre a su alrededor flameando con un fulgor que no pertenece al infierno. Reconocía la magia humana, la mujer entrecerró los ojos. Alguien la llamaba. A pesar de que tenía un compromiso más grande con su raza, cualquier escapatoria funcionaba. Se dejó arrastrar, no por obligación, sino por aburrimiento. Por impulso. El aire cambia. De pronto, abre los ojos en una habitación fría, con olor a incienso y tiza. Frente a ella ve una especie diferente, el aspecto humano le parecía tan frágil a diferencia de los demonios. Sabía que estaba ahí para cumplir un deseo a cambio de ofrendas. –¿Deseo...?—Murmura, su voz cargada de un acento muy diferente, diferenciandola de ese mundo. —¿Que es lo que quieres, humanx? Sus ojos brillantes y astutos como los de un gato recorrieron lo observaron de arriba a abajo. Acababa de tener una increíble idea. Neriah sonríe, con colmillos semi ocultos tras sus labios rojos. No hay compasión en su rostro...solo diversión. Antes de que él torpe humano pudiera responder, ella se apresuró a poner un dedo sobre sus labios para callarlo. –Te diré algo. Debes saber que no soy cualquier entidad, no cumplo deseos así como así. Soy la próxima reina de un largo linaje de sangre pura. Pero... — Quito lentamente el dedo sobre sus labios, antes de moverse un poco por la habitación con paso silenciosos como el humo. — Si a cambio, me dejas quedarme un tiempo en tu mundo y enseñarme las cosas humanas que hace tu raza... Su mano se extiende, con dedos tan elegantes como letales. –Entonces, y solo entonces... consideraré concederte lo que tanto anhelas.
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