• El viento soplaba con fuerza sobre la plataforma de arena, levantando una fina nube de polvo que se arremolinaba alrededor de los dos combatientes. **Takeru se paró firme, con el corazón latiendo a mil por hora, pero con la mente clara, gracias a las palabras de aquella persona, por fin lo comprendió.** Esta no era solo una pelea más; era la prueba definitiva de su crecimiento. **Todo su entrenamiento, todo el legado del Estilo Niko y su destreza como Out-Boxer, lo habían traído hasta aquí.**

    Frente a él, Yun Sekibayashi se erguía como un coloso indomable. **Un titán del puroresu**, su musculatura imponente contrastaba con su eterna sonrisa confiada.

    "¡Venga, Takeru! ¡Vamos a hacer que esta pelea sea legendaria!"

    Sin referí, sin reglas, sin margen para errores. **Solo fuerza, habilidad y voluntad.**

    El choque comenzó de inmediato. **Sekibayashi avanzó con su Lariat devastador, buscando terminar la pelea en un solo golpe.** Pero Takeru reaccionó con la velocidad de un relámpago, inclinando su cuerpo hacia atrás y dejando que el enorme brazo de Yun pasara por encima de su cabeza.

    En un instante, Takeru contraatacó con un **Puño Relámpago del Estilo Niko**, dirigido al hígado del gigante.

    ¡BAM!

    Sekibayashi gruñó y retrocedió un paso, pero su sonrisa se ensanchó aún más. "¡Buen golpe, pero no suficiente!"

    Sin darle respiro, **Sekibayashi se abalanzó sobre él con un Bear Hug brutal**. Su abrazo era como el de una pitón, aplastando las costillas de Takeru con una fuerza descomunal.

    Takeru sintió la presión sofocante, pero su mente se mantuvo fría. **Recordó las enseñanzas del Estilo Niko.** En lugar de resistirse, relajó su cuerpo por un instante, y con un giro preciso, colocó su pierna entre las de Sekibayashi y utilizó un **Lanzamiento de Flujo** para liberarse.

    El titán perdió el equilibrio y **por primera vez cayó de rodillas**.

    El público que rodeaba la plataforma enloqueció.

    Sekibayashi golpeó el suelo con un puño y se levantó con una risa feroz. "¡Esto es lo que esperaba de ti, Takeru!"

    Se sacudió el polvo y volvió a la carga. Esta vez, su velocidad era aún mayor. **Un titán en movimiento, con fuerza y técnica depuradas.**

    **Takeru cerró los puños. No podía fallar.**

    Cuando Sekibayashi se acercó, **Takeru activó su Posesión.** Su mirada cambió, su instinto asesino se elevó al máximo y su cuerpo se movió con una fluidez sobrenatural.

    **Takeru desapareció de la vista del gigante.**

    Antes de que Sekibayashi pudiera reaccionar, **un directo al rostro lo hizo tambalear.**

    ¡BAM!

    Aprovechando su destreza como Out-Boxer, **Takeru encadenó un uno-dos relampagueante**, esquivando con un impecable juego de pies y castigando cada abertura en la defensa del titán.

    Pero Sekibayashi no caía.

    Con un rugido, **lanzó un cabezazo devastador.**

    ¡CRACK!

    Takeru tambaleó, su visión se nubló por un instante. Sekibayashi lo atrapó por los hombros y, con una fuerza titánica, **lo levantó por los aires antes de estrellarlo contra la arena con un Suplex brutal.**

    Un cráter se formó en la plataforma.

    El silencio se apoderó del lugar.

    Por un momento, todo parecía acabado.

    Pero entonces, la arena comenzó a moverse.

    Takeru **se levantó lentamente, con la mirada ardiente y una sonrisa en el rostro.**

    "Eso… fue fuerte."

    Sekibayashi soltó una carcajada. "¡Sigues de pie! ¡Así me gusta!"

    Takeru tomó aire y adoptó su última postura. **El modo Demoniaco del Estilo Niko.**

    Sus músculos se relajaron, su cuerpo fluía como el agua, pero su intención asesina se elevó al máximo. **Era el punto culminante de todo su entrenamiento.**

    Sekibayashi lo sintió. Por primera vez en la pelea, su sonrisa se desvaneció.

    "Ah… esto sí que será un infierno."

    Takeru desapareció de su vista.

    Un instante después, **un golpe brutal impactó la mandíbula del coloso.**

    ¡BAM!

    Yun retrocedió.

    Takeru apareció a su costado y lanzó un **golpe al hígado**, seguido de una patada giratoria al cuello.

    El cuerpo de Sekibayashi comenzó a ceder.

    Con un último aliento, **Takeru reunió toda su fuerza en un solo golpe**.

    Un puñetazo fulminante al mentón.

    El impacto resonó en toda la arena.

    **Sekibayashi cayó de espaldas.**

    El polvo se asentó lentamente mientras el coloso yacía inmóvil en la arena.

    No hubo cuenta.

    No hubo referí.

    **Solo la brutal verdad del combate.**

    Takeru, con el pecho agitado, permaneció de pie. **Había ganado.**

    Sekibayashi, aún en el suelo, comenzó a reír. "¡Eres un monstruo, Takeru…! ¡Ve y gana esa final!"

    Takeru solo asintió. No había tiempo para celebraciones.

    **La verdadera batalla aún lo esperaba.**
    El viento soplaba con fuerza sobre la plataforma de arena, levantando una fina nube de polvo que se arremolinaba alrededor de los dos combatientes. **Takeru se paró firme, con el corazón latiendo a mil por hora, pero con la mente clara, gracias a las palabras de aquella persona, por fin lo comprendió.** Esta no era solo una pelea más; era la prueba definitiva de su crecimiento. **Todo su entrenamiento, todo el legado del Estilo Niko y su destreza como Out-Boxer, lo habían traído hasta aquí.** Frente a él, Yun Sekibayashi se erguía como un coloso indomable. **Un titán del puroresu**, su musculatura imponente contrastaba con su eterna sonrisa confiada. "¡Venga, Takeru! ¡Vamos a hacer que esta pelea sea legendaria!" Sin referí, sin reglas, sin margen para errores. **Solo fuerza, habilidad y voluntad.** El choque comenzó de inmediato. **Sekibayashi avanzó con su Lariat devastador, buscando terminar la pelea en un solo golpe.** Pero Takeru reaccionó con la velocidad de un relámpago, inclinando su cuerpo hacia atrás y dejando que el enorme brazo de Yun pasara por encima de su cabeza. En un instante, Takeru contraatacó con un **Puño Relámpago del Estilo Niko**, dirigido al hígado del gigante. ¡BAM! Sekibayashi gruñó y retrocedió un paso, pero su sonrisa se ensanchó aún más. "¡Buen golpe, pero no suficiente!" Sin darle respiro, **Sekibayashi se abalanzó sobre él con un Bear Hug brutal**. Su abrazo era como el de una pitón, aplastando las costillas de Takeru con una fuerza descomunal. Takeru sintió la presión sofocante, pero su mente se mantuvo fría. **Recordó las enseñanzas del Estilo Niko.** En lugar de resistirse, relajó su cuerpo por un instante, y con un giro preciso, colocó su pierna entre las de Sekibayashi y utilizó un **Lanzamiento de Flujo** para liberarse. El titán perdió el equilibrio y **por primera vez cayó de rodillas**. El público que rodeaba la plataforma enloqueció. Sekibayashi golpeó el suelo con un puño y se levantó con una risa feroz. "¡Esto es lo que esperaba de ti, Takeru!" Se sacudió el polvo y volvió a la carga. Esta vez, su velocidad era aún mayor. **Un titán en movimiento, con fuerza y técnica depuradas.** **Takeru cerró los puños. No podía fallar.** Cuando Sekibayashi se acercó, **Takeru activó su Posesión.** Su mirada cambió, su instinto asesino se elevó al máximo y su cuerpo se movió con una fluidez sobrenatural. **Takeru desapareció de la vista del gigante.** Antes de que Sekibayashi pudiera reaccionar, **un directo al rostro lo hizo tambalear.** ¡BAM! Aprovechando su destreza como Out-Boxer, **Takeru encadenó un uno-dos relampagueante**, esquivando con un impecable juego de pies y castigando cada abertura en la defensa del titán. Pero Sekibayashi no caía. Con un rugido, **lanzó un cabezazo devastador.** ¡CRACK! Takeru tambaleó, su visión se nubló por un instante. Sekibayashi lo atrapó por los hombros y, con una fuerza titánica, **lo levantó por los aires antes de estrellarlo contra la arena con un Suplex brutal.** Un cráter se formó en la plataforma. El silencio se apoderó del lugar. Por un momento, todo parecía acabado. Pero entonces, la arena comenzó a moverse. Takeru **se levantó lentamente, con la mirada ardiente y una sonrisa en el rostro.** "Eso… fue fuerte." Sekibayashi soltó una carcajada. "¡Sigues de pie! ¡Así me gusta!" Takeru tomó aire y adoptó su última postura. **El modo Demoniaco del Estilo Niko.** Sus músculos se relajaron, su cuerpo fluía como el agua, pero su intención asesina se elevó al máximo. **Era el punto culminante de todo su entrenamiento.** Sekibayashi lo sintió. Por primera vez en la pelea, su sonrisa se desvaneció. "Ah… esto sí que será un infierno." Takeru desapareció de su vista. Un instante después, **un golpe brutal impactó la mandíbula del coloso.** ¡BAM! Yun retrocedió. Takeru apareció a su costado y lanzó un **golpe al hígado**, seguido de una patada giratoria al cuello. El cuerpo de Sekibayashi comenzó a ceder. Con un último aliento, **Takeru reunió toda su fuerza en un solo golpe**. Un puñetazo fulminante al mentón. El impacto resonó en toda la arena. **Sekibayashi cayó de espaldas.** El polvo se asentó lentamente mientras el coloso yacía inmóvil en la arena. No hubo cuenta. No hubo referí. **Solo la brutal verdad del combate.** Takeru, con el pecho agitado, permaneció de pie. **Había ganado.** Sekibayashi, aún en el suelo, comenzó a reír. "¡Eres un monstruo, Takeru…! ¡Ve y gana esa final!" Takeru solo asintió. No había tiempo para celebraciones. **La verdadera batalla aún lo esperaba.**
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  • El choque de puños hizo retumbar el suelo. Takeru sintió cómo sus huesos crujían por el impacto, pero no se detuvo. Ryan tampoco.

    El Kure se deslizó con un movimiento casi imperceptible y lanzó un derechazo que impactó de lleno en la mandíbula de Takeru, haciéndolo retroceder varios pasos. Antes de que pudiera estabilizarse, Ryan ya estaba sobre él, encadenando golpes con una velocidad monstruosa.

    Un gancho al hígado. Un codazo al rostro. Una patada descendente que casi le parte el cráneo.

    Cada golpe de Ryan era como un martillazo, y Takeru apenas podía mantenerse en pie. Pero en lugar de rendirse, avanzó.

    —No te caes… —Ryan sonrió, con un brillo salvaje en los ojos—. ¡Entonces te haré pedazos!

    Ryan lanzó una ráfaga de golpes con ambos brazos, cada uno con la intención de acabar la pelea. Sin embargo, Takeru, con el instinto de un veterano de mil batallas, **se adaptó.**

    Desvió un golpe. Luego otro. Giró el torso para esquivar un codazo, flexionó las piernas y se deslizó bajo un gancho.

    **Out-boxing.**

    Las piernas de Takeru se movieron con precisión quirúrgica, su cabeza y torso esquivaban los ataques con movimientos fluidos. Ryan frunció el ceño, su ofensiva ya no conectaba como antes.

    En un instante, Takeru cambió de ritmo. Dejó de esquivar y pasó al contraataque.

    Un golpe al plexo solar de Ryan lo dejó sin aire. Antes de que pudiera reaccionar, un derechazo a la sien hizo que su cabeza girara. Takeru no se detuvo. Una combinación de puñetazos con el **estilo Niko** castigó el cuerpo de su oponente con precisión quirúrgica.

    Ryan intentó reaccionar, pero por primera vez en toda la pelea, **estaba siendo dominado.**

    —¡Esto aún no acaba! —gruñó Ryan, con la mirada llena de furia.

    Con un rugido, lanzó un rodillazo al mentón de Takeru. **Un golpe perfecto.**

    Pero Takeru ya lo había previsto.

    **Adamantino.**

    Su cuerpo se endureció en el último instante. La rodilla de Ryan impactó, pero en lugar de hacer daño, rebotó contra su piel endurecida.

    Los ojos de Ryan se abrieron con sorpresa.

    **"Es ahora."**

    **Bólido.**

    Takeru flexionó las piernas y **explotó hacia adelante** con toda la potencia de su cuerpo. Su puño derecho, reforzado con Adamantino, se lanzó directo al rostro de Ryan con la velocidad de un rayo.

    El impacto fue devastador.

    El cráneo de Ryan se inclinó violentamente hacia atrás, su cuerpo salió disparado como un muñeco de trapo. Atravesó el aire y se estrelló contra el suelo con un estruendo brutal.

    Silencio.

    Takeru respiró con dificultad, sintiendo cómo su cuerpo finalmente llegaba al límite. Frente a él, Ryan yacía en el suelo, inconsciente.

    La pelea había terminado.
    El choque de puños hizo retumbar el suelo. Takeru sintió cómo sus huesos crujían por el impacto, pero no se detuvo. Ryan tampoco. El Kure se deslizó con un movimiento casi imperceptible y lanzó un derechazo que impactó de lleno en la mandíbula de Takeru, haciéndolo retroceder varios pasos. Antes de que pudiera estabilizarse, Ryan ya estaba sobre él, encadenando golpes con una velocidad monstruosa. Un gancho al hígado. Un codazo al rostro. Una patada descendente que casi le parte el cráneo. Cada golpe de Ryan era como un martillazo, y Takeru apenas podía mantenerse en pie. Pero en lugar de rendirse, avanzó. —No te caes… —Ryan sonrió, con un brillo salvaje en los ojos—. ¡Entonces te haré pedazos! Ryan lanzó una ráfaga de golpes con ambos brazos, cada uno con la intención de acabar la pelea. Sin embargo, Takeru, con el instinto de un veterano de mil batallas, **se adaptó.** Desvió un golpe. Luego otro. Giró el torso para esquivar un codazo, flexionó las piernas y se deslizó bajo un gancho. **Out-boxing.** Las piernas de Takeru se movieron con precisión quirúrgica, su cabeza y torso esquivaban los ataques con movimientos fluidos. Ryan frunció el ceño, su ofensiva ya no conectaba como antes. En un instante, Takeru cambió de ritmo. Dejó de esquivar y pasó al contraataque. Un golpe al plexo solar de Ryan lo dejó sin aire. Antes de que pudiera reaccionar, un derechazo a la sien hizo que su cabeza girara. Takeru no se detuvo. Una combinación de puñetazos con el **estilo Niko** castigó el cuerpo de su oponente con precisión quirúrgica. Ryan intentó reaccionar, pero por primera vez en toda la pelea, **estaba siendo dominado.** —¡Esto aún no acaba! —gruñó Ryan, con la mirada llena de furia. Con un rugido, lanzó un rodillazo al mentón de Takeru. **Un golpe perfecto.** Pero Takeru ya lo había previsto. **Adamantino.** Su cuerpo se endureció en el último instante. La rodilla de Ryan impactó, pero en lugar de hacer daño, rebotó contra su piel endurecida. Los ojos de Ryan se abrieron con sorpresa. **"Es ahora."** **Bólido.** Takeru flexionó las piernas y **explotó hacia adelante** con toda la potencia de su cuerpo. Su puño derecho, reforzado con Adamantino, se lanzó directo al rostro de Ryan con la velocidad de un rayo. El impacto fue devastador. El cráneo de Ryan se inclinó violentamente hacia atrás, su cuerpo salió disparado como un muñeco de trapo. Atravesó el aire y se estrelló contra el suelo con un estruendo brutal. Silencio. Takeru respiró con dificultad, sintiendo cómo su cuerpo finalmente llegaba al límite. Frente a él, Ryan yacía en el suelo, inconsciente. La pelea había terminado.
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  • Takeru Arakawa respiró hondo, apesar de medicamentos y remedios aún permanecía sintiendo el dolor punzante, en cada rincón de su cuerpo. Su combate anterior lo había dejado al borde del colapso. Las costillas le dolían al respirar, su brazo izquierdo respondía con lentitud y su pierna derecha estaba entumecida. Pero no había tiempo para lamentaciones.

    Frente a él, Ryan Kure lo observaba con su típica sonrisa confiada. No tenía un solo rasguño en el cuerpo. Era un depredador en su mejor estado.

    **"Estoy en desventaja. Mi cuerpo está al límite, y Ryan está fresco. Si peleo de frente, perderé. No puedo dejar que me dicte el ritmo. Debo adaptarme."**

    Takeru cerró los ojos por un instante, organizando su estrategia. Enfrentaría esto como lo había hecho siempre: combinando la precisión de su **out-boxing** con la versatilidad del **estilo Niko.** La clave sería moverse constantemente, evitar sus golpes y desgastarlo hasta encontrar una apertura.

    Exhaló y abrió los ojos. **La pelea había comenzado.**

    Ryan fue el primero en atacar. Su puño recto cortó el aire con una velocidad aterradora. Takeru apenas logró esquivarlo, pero el viento del golpe rozó su mejilla. Un segundo después, un rodillazo se dirigió a su abdomen. Bloqueó con el antebrazo, pero la fuerza lo hizo retroceder varios pasos.

    Ryan no le dio respiro. Sus ataques eran veloces y precisos, como si ya supiera cada movimiento de Takeru. Cada esquive era más difícil, cada bloqueo enviaba un impacto punzante a su ya debilitado cuerpo.

    **"Si esto sigue así, me va a destrozar."**

    Con un gruñido, Takeru activó **Posesión.** Su corazón latió con violencia, bombeando sangre a una velocidad inhumana. Sus músculos se tensaron, su piel se calentó. La fatiga y el dolor fueron arrastrados a un rincón de su mente.

    Ryan arqueó una ceja.

    —¿Eso es todo?

    Takeru desapareció de su vista. En un instante, apareció a su lado con un golpe directo al rostro. Ryan apenas pudo reaccionar, recibiendo el impacto de lleno. Su cabeza giró y su cuerpo retrocedió.

    —Interesante… —murmuró Ryan, limpiando la sangre de su labio.

    Entonces, su expresión cambió. **Liberación.**

    Takeru sintió un escalofrío. El cuerpo de Ryan se estremeció, sus pupilas se dilataron.

    —Si vamos a pelear en serio, entonces te mostraré lo que pasa cuando un Kure elimina sus limitaciones.

    Ryan desapareció.

    Antes de que Takeru pudiera reaccionar, un golpe demoledor impactó su abdomen, sacándole el aire. Luego, otro en la mandíbula. Su consciencia titiló. Sintió su cuerpo elevarse antes de ser estrellado contra el suelo con un brutal gancho.

    **"Es… demasiado rápido."**

    El mundo giró mientras intentaba ponerse de pie. Sus piernas tambaleaban, pero no podía ceder. Apoyándose en la fuerza de **Posesión,** rugió y se lanzó contra Ryan con un último golpe.

    Ambos puños chocaron en el aire, el impacto hizo temblar el suelo. El brazo de Takeru amenazaba con romperse, pero no se detuvo.

    **"Si caigo aquí, no tendré otra oportunidad."**

    Ryan sonrió, con una mirada de pura locura. **La pelea aún no había terminado.**

    Takeru Arakawa respiró hondo, apesar de medicamentos y remedios aún permanecía sintiendo el dolor punzante, en cada rincón de su cuerpo. Su combate anterior lo había dejado al borde del colapso. Las costillas le dolían al respirar, su brazo izquierdo respondía con lentitud y su pierna derecha estaba entumecida. Pero no había tiempo para lamentaciones. Frente a él, Ryan Kure lo observaba con su típica sonrisa confiada. No tenía un solo rasguño en el cuerpo. Era un depredador en su mejor estado. **"Estoy en desventaja. Mi cuerpo está al límite, y Ryan está fresco. Si peleo de frente, perderé. No puedo dejar que me dicte el ritmo. Debo adaptarme."** Takeru cerró los ojos por un instante, organizando su estrategia. Enfrentaría esto como lo había hecho siempre: combinando la precisión de su **out-boxing** con la versatilidad del **estilo Niko.** La clave sería moverse constantemente, evitar sus golpes y desgastarlo hasta encontrar una apertura. Exhaló y abrió los ojos. **La pelea había comenzado.** Ryan fue el primero en atacar. Su puño recto cortó el aire con una velocidad aterradora. Takeru apenas logró esquivarlo, pero el viento del golpe rozó su mejilla. Un segundo después, un rodillazo se dirigió a su abdomen. Bloqueó con el antebrazo, pero la fuerza lo hizo retroceder varios pasos. Ryan no le dio respiro. Sus ataques eran veloces y precisos, como si ya supiera cada movimiento de Takeru. Cada esquive era más difícil, cada bloqueo enviaba un impacto punzante a su ya debilitado cuerpo. **"Si esto sigue así, me va a destrozar."** Con un gruñido, Takeru activó **Posesión.** Su corazón latió con violencia, bombeando sangre a una velocidad inhumana. Sus músculos se tensaron, su piel se calentó. La fatiga y el dolor fueron arrastrados a un rincón de su mente. Ryan arqueó una ceja. —¿Eso es todo? Takeru desapareció de su vista. En un instante, apareció a su lado con un golpe directo al rostro. Ryan apenas pudo reaccionar, recibiendo el impacto de lleno. Su cabeza giró y su cuerpo retrocedió. —Interesante… —murmuró Ryan, limpiando la sangre de su labio. Entonces, su expresión cambió. **Liberación.** Takeru sintió un escalofrío. El cuerpo de Ryan se estremeció, sus pupilas se dilataron. —Si vamos a pelear en serio, entonces te mostraré lo que pasa cuando un Kure elimina sus limitaciones. Ryan desapareció. Antes de que Takeru pudiera reaccionar, un golpe demoledor impactó su abdomen, sacándole el aire. Luego, otro en la mandíbula. Su consciencia titiló. Sintió su cuerpo elevarse antes de ser estrellado contra el suelo con un brutal gancho. **"Es… demasiado rápido."** El mundo giró mientras intentaba ponerse de pie. Sus piernas tambaleaban, pero no podía ceder. Apoyándose en la fuerza de **Posesión,** rugió y se lanzó contra Ryan con un último golpe. Ambos puños chocaron en el aire, el impacto hizo temblar el suelo. El brazo de Takeru amenazaba con romperse, pero no se detuvo. **"Si caigo aquí, no tendré otra oportunidad."** Ryan sonrió, con una mirada de pura locura. **La pelea aún no había terminado.**
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  • Takeru respiraba hondo mientras se preparaba para el combate más difícil hasta ahora. Wakatsuki Takeshi estaba frente a él, un hombre cuya fuerza descomunal lo convertía en una verdadera bestia en el ring. La arena del estadio de la isla oculta vibraba con la anticipación de los espectadores, quienes sabían que este enfrentamiento sería una brutal demostración de poder y técnica.

    El referí levantó la mano y anunció el inicio del combate.

    Takeru, ahora un maestro del estilo Niko combinado con su boxeo Out Boxer, utilizó "Bólido" para aumentar su velocidad y mantenerse fuera del alcance de Wakatsuki. Se movía como un espectro, lanzando jabs rápidos que apenas rozaban la piel del oponente, pero que acumulaban daño poco a poco.

    Sin embargo, Wakatsuki no era un rival ordinario. Cuando por fin consiguió cerrar la distancia, descargó un golpe devastador contra Takeru, quien apenas tuvo tiempo de activar "Adamantino" para mitigar el impacto. Aun así, el impacto fue brutal; Takeru sintió cómo sus huesos crujían bajo la fuerza monstruosa de su oponente.

    Con cada intercambio, la diferencia de poder era evidente. Wakatsuki bloqueaba los golpes de Takeru como si no fueran más que brisas de viento. Takeru, en cambio, tenía que usar "Sauce" constantemente para desviar los ataques que, de lo contrario, lo habrían dejado inconsciente en un instante.

    Pero Takeru no se rendía. Con sangre resbalando por su rostro y el dolor recorriendo todo su cuerpo, aprovechó su velocidad y reflejos superiores para conectar una serie de combinaciones rápidas, apuntando a los puntos débiles de Wakatsuki. Fue un combate de resistencia, astucia y puro instinto de supervivencia.

    Finalmente, en un último intento desesperado, Takeru utilizó su velocidad al máximo con "Bólido", esquivó un golpe demoledor y lanzó un derechazo con toda su fuerza al mentón de Wakatsuki. El impacto fue preciso, obligando al titán a tambalearse. Aprovechando el momento, descargó una ráfaga de golpes certeros, hasta que Wakatsuki cayó de rodillas.

    El referí observó atentamente, contando segundos en su cabeza. Wakatsuki intentó levantarse, pero sus piernas no respondían. Finalmente, su cuerpo se desplomó sobre la arena, incapaz de continuar.

    "¡El combate ha terminado! ¡El ganador es Takeru!"

    Los gritos del público retumbaron en la arena, pero Takeru apenas los escuchaba. Su cuerpo estaba destrozado, sus movimientos eran pesados y su visión borrosa. Aún quedaban muchas peleas por delante, y ahora tendría que enfrentarlas con heridas graves.
    Takeru respiraba hondo mientras se preparaba para el combate más difícil hasta ahora. Wakatsuki Takeshi estaba frente a él, un hombre cuya fuerza descomunal lo convertía en una verdadera bestia en el ring. La arena del estadio de la isla oculta vibraba con la anticipación de los espectadores, quienes sabían que este enfrentamiento sería una brutal demostración de poder y técnica. El referí levantó la mano y anunció el inicio del combate. Takeru, ahora un maestro del estilo Niko combinado con su boxeo Out Boxer, utilizó "Bólido" para aumentar su velocidad y mantenerse fuera del alcance de Wakatsuki. Se movía como un espectro, lanzando jabs rápidos que apenas rozaban la piel del oponente, pero que acumulaban daño poco a poco. Sin embargo, Wakatsuki no era un rival ordinario. Cuando por fin consiguió cerrar la distancia, descargó un golpe devastador contra Takeru, quien apenas tuvo tiempo de activar "Adamantino" para mitigar el impacto. Aun así, el impacto fue brutal; Takeru sintió cómo sus huesos crujían bajo la fuerza monstruosa de su oponente. Con cada intercambio, la diferencia de poder era evidente. Wakatsuki bloqueaba los golpes de Takeru como si no fueran más que brisas de viento. Takeru, en cambio, tenía que usar "Sauce" constantemente para desviar los ataques que, de lo contrario, lo habrían dejado inconsciente en un instante. Pero Takeru no se rendía. Con sangre resbalando por su rostro y el dolor recorriendo todo su cuerpo, aprovechó su velocidad y reflejos superiores para conectar una serie de combinaciones rápidas, apuntando a los puntos débiles de Wakatsuki. Fue un combate de resistencia, astucia y puro instinto de supervivencia. Finalmente, en un último intento desesperado, Takeru utilizó su velocidad al máximo con "Bólido", esquivó un golpe demoledor y lanzó un derechazo con toda su fuerza al mentón de Wakatsuki. El impacto fue preciso, obligando al titán a tambalearse. Aprovechando el momento, descargó una ráfaga de golpes certeros, hasta que Wakatsuki cayó de rodillas. El referí observó atentamente, contando segundos en su cabeza. Wakatsuki intentó levantarse, pero sus piernas no respondían. Finalmente, su cuerpo se desplomó sobre la arena, incapaz de continuar. "¡El combate ha terminado! ¡El ganador es Takeru!" Los gritos del público retumbaron en la arena, pero Takeru apenas los escuchaba. Su cuerpo estaba destrozado, sus movimientos eran pesados y su visión borrosa. Aún quedaban muchas peleas por delante, y ahora tendría que enfrentarlas con heridas graves.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    #Ro Ante todo respecto, si quiero personajes 2D me habría hecho una cuenta de ese estilo. En mis cuentas de ficrol son todas de 3D y solo quiero interactuar con los de 3D solamente.
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  • ### **El Encuentro con Niko Tokita**

    El bosque se había convertido en su refugio. Durante días, Takeru entrenó sin descanso, endureciendo su cuerpo y despejando su mente. Sabía que una vez que el Torneo Kengan comenzara, no habría marcha atrás. Su destino se forjaría con cada golpe, con cada movimiento, y quizás… con cada vida que tomara.

    Pero el destino tenía otras pruebas para él antes de que llegara el día del torneo.

    Aquella tarde, mientras terminaba de hundir sus puños en una roca, escuchó pasos ligeros acercándose entre la maleza. Su instinto se afiló al instante. No había muchas razones para que alguien lo buscara aquí. Se giró rápidamente, adoptando una postura defensiva.

    Frente a él, de pie sobre una raíz gruesa, estaba un hombre de apariencia peculiar. Llevaba un poncho color arena que ondeaba ligeramente con la brisa, cubriendo gran parte de su cuerpo. Su cabello lacio y oscuro caía de forma desordenada, cubriendo su ojo derecho por completo, dándole un aire misterioso.

    —Vaya, pensé que me recibirías con menos hostilidad. —El hombre cruzó los brazos, evaluándolo con una mirada tranquila, pero afilada.

    Takeru no bajó la guardia.

    —¿Quién eres?

    El hombre dio un paso adelante, sin mostrar signos de amenaza.

    —Soy Niko Tokita. —Hizo una pausa, inclinando la cabeza ligeramente—. Y vengo a hacerte un favor.

    Takeru frunció el ceño.

    —¿Un favor?

    Tokita señaló sus puños con un leve movimiento de cabeza.

    —Vi tu pelea contra Harold Smith. Buen boxeo. Preciso, rápido… pero también incompleto. —Su tono se volvió más serio—. Si sigues peleando solo con eso, te van a matar.

    Takeru sintió una punzada de irritación.

    —No necesito patadas ni otras tonterías.

    Tokita soltó una leve carcajada.

    —No tienes que aprender a patear si no quieres. Pero dime… —Hizo una pausa, entrecerrando los ojos—. ¿Qué harás cuando te acorralen contra una pared? ¿O cuando alguien mucho más fuerte que tú te agarre y te estrelle contra el suelo?

    Takeru apretó los dientes.

    Tokita continuó.

    —El boxeo es hermoso, pero no es suficiente en este torneo. Aquí no hay reglas, no hay árbitros, no hay segundas oportunidades. —Dio un paso más cerca, mirándolo directo a los ojos—. Si no te adaptas, morirás.

    El silencio entre ambos pesó por un momento. Takeru quería responder, quería decir que no necesitaba ayuda, pero en el fondo sabía que Tokita tenía razón.

    —Entonces… ¿qué propones? —preguntó finalmente.

    Tokita sonrió.

    —El Estilo Niko.

    Takeru levantó una ceja.

    —¿Y qué diablos es eso?

    Tokita no respondió con palabras. En su lugar, inhaló profundamente y cambió su postura. Su expresión serena desapareció, dando paso a una mirada afilada, como la de un depredador que acaba de encontrar a su presa.

    Luego, se movió.

    En un abrir y cerrar de ojos, Tokita se deslizó hacia él con una velocidad aterradora. Takeru intentó reaccionar, pero antes de que pudiera siquiera levantar los puños, una ráfaga de movimientos cayó sobre él.

    Un golpe de palma dirigido a su rostro que desvió por puro instinto. Un giro fluido que lo desbalanceó con un barrido sutil. Un codazo que se detuvo a centímetros de su sien.

    Y en menos de dos segundos, estaba en el suelo.

    Tokita se quedó de pie, su poncho ondeando levemente con la brisa. Su sonrisa confiada no se había desvanecido.

    —Esto es el Estilo Niko. Una combinación de técnicas que te permitirá adaptarte a cualquier situación. —Extendió una mano para ayudarlo a levantarse—. No te pido que renuncies a tu boxeo… solo que amplíes tu arsenal.

    Takeru respiró hondo, su mente procesando lo que acababa de pasar.

    Sabía que ese hombre tenía razón. Si quería sobrevivir… tenía que evolucionar.

    Apretó la mano de Tokita y se puso de pie.

    —Está bien. Enséñame.
    ### **El Encuentro con Niko Tokita** El bosque se había convertido en su refugio. Durante días, Takeru entrenó sin descanso, endureciendo su cuerpo y despejando su mente. Sabía que una vez que el Torneo Kengan comenzara, no habría marcha atrás. Su destino se forjaría con cada golpe, con cada movimiento, y quizás… con cada vida que tomara. Pero el destino tenía otras pruebas para él antes de que llegara el día del torneo. Aquella tarde, mientras terminaba de hundir sus puños en una roca, escuchó pasos ligeros acercándose entre la maleza. Su instinto se afiló al instante. No había muchas razones para que alguien lo buscara aquí. Se giró rápidamente, adoptando una postura defensiva. Frente a él, de pie sobre una raíz gruesa, estaba un hombre de apariencia peculiar. Llevaba un poncho color arena que ondeaba ligeramente con la brisa, cubriendo gran parte de su cuerpo. Su cabello lacio y oscuro caía de forma desordenada, cubriendo su ojo derecho por completo, dándole un aire misterioso. —Vaya, pensé que me recibirías con menos hostilidad. —El hombre cruzó los brazos, evaluándolo con una mirada tranquila, pero afilada. Takeru no bajó la guardia. —¿Quién eres? El hombre dio un paso adelante, sin mostrar signos de amenaza. —Soy Niko Tokita. —Hizo una pausa, inclinando la cabeza ligeramente—. Y vengo a hacerte un favor. Takeru frunció el ceño. —¿Un favor? Tokita señaló sus puños con un leve movimiento de cabeza. —Vi tu pelea contra Harold Smith. Buen boxeo. Preciso, rápido… pero también incompleto. —Su tono se volvió más serio—. Si sigues peleando solo con eso, te van a matar. Takeru sintió una punzada de irritación. —No necesito patadas ni otras tonterías. Tokita soltó una leve carcajada. —No tienes que aprender a patear si no quieres. Pero dime… —Hizo una pausa, entrecerrando los ojos—. ¿Qué harás cuando te acorralen contra una pared? ¿O cuando alguien mucho más fuerte que tú te agarre y te estrelle contra el suelo? Takeru apretó los dientes. Tokita continuó. —El boxeo es hermoso, pero no es suficiente en este torneo. Aquí no hay reglas, no hay árbitros, no hay segundas oportunidades. —Dio un paso más cerca, mirándolo directo a los ojos—. Si no te adaptas, morirás. El silencio entre ambos pesó por un momento. Takeru quería responder, quería decir que no necesitaba ayuda, pero en el fondo sabía que Tokita tenía razón. —Entonces… ¿qué propones? —preguntó finalmente. Tokita sonrió. —El Estilo Niko. Takeru levantó una ceja. —¿Y qué diablos es eso? Tokita no respondió con palabras. En su lugar, inhaló profundamente y cambió su postura. Su expresión serena desapareció, dando paso a una mirada afilada, como la de un depredador que acaba de encontrar a su presa. Luego, se movió. En un abrir y cerrar de ojos, Tokita se deslizó hacia él con una velocidad aterradora. Takeru intentó reaccionar, pero antes de que pudiera siquiera levantar los puños, una ráfaga de movimientos cayó sobre él. Un golpe de palma dirigido a su rostro que desvió por puro instinto. Un giro fluido que lo desbalanceó con un barrido sutil. Un codazo que se detuvo a centímetros de su sien. Y en menos de dos segundos, estaba en el suelo. Tokita se quedó de pie, su poncho ondeando levemente con la brisa. Su sonrisa confiada no se había desvanecido. —Esto es el Estilo Niko. Una combinación de técnicas que te permitirá adaptarte a cualquier situación. —Extendió una mano para ayudarlo a levantarse—. No te pido que renuncies a tu boxeo… solo que amplíes tu arsenal. Takeru respiró hondo, su mente procesando lo que acababa de pasar. Sabía que ese hombre tenía razón. Si quería sobrevivir… tenía que evolucionar. Apretó la mano de Tokita y se puso de pie. —Está bien. Enséñame.
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  • Tras haber salido de ducharse y arreglarse, miró a aquel patito entrar por la ventana, curioso pero encantado, aunque notando una nota en su pico, acercándose a tomarla.

    —¿Qué tienes aquí, pequeño?~

    Poniéndose en pie, se dedicó a leer, sorprendido pero sonriendo ampliamente, ya hacía un buen rato que no veía a Max, por lo que la idea de la fiesta le parecía de maravilla.

    —Así que una reunión elegante. Si que quiere atajar los gustos de su tío más que el de una estrella rock~

    Comentó al aire con gracia, pues podía presumir de haber inculcado un poco más de su estilo en su sobrino con todo lo de la aristocracia, pensativo sobre que podría usar para no repetirse como siempre.

    —Seguro tengo algo lindo que usar, ya parezco retrato con el mismo traje de siempre.
    Tras haber salido de ducharse y arreglarse, miró a aquel patito entrar por la ventana, curioso pero encantado, aunque notando una nota en su pico, acercándose a tomarla. —¿Qué tienes aquí, pequeño?~ Poniéndose en pie, se dedicó a leer, sorprendido pero sonriendo ampliamente, ya hacía un buen rato que no veía a Max, por lo que la idea de la fiesta le parecía de maravilla. —Así que una reunión elegante. Si que quiere atajar los gustos de su tío más que el de una estrella rock~ Comentó al aire con gracia, pues podía presumir de haber inculcado un poco más de su estilo en su sobrino con todo lo de la aristocracia, pensativo sobre que podría usar para no repetirse como siempre. —Seguro tengo algo lindo que usar, ya parezco retrato con el mismo traje de siempre.
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  • '╭❥ ¿Por cuanto tiempo más podré seguir llevando esta vida?

    Me pregunté mientras observé como las ojeras de mis ojos cada día se hacían más grandes, las noches de vigilancia y de violencia poco a poco iban mermando el poco halito de vida que queda de mi cuerpo deambulante.

    Los de mi raza se dice son inmortales, pero no hay inmortal capaz de llevar este estilo de vida, comiendo poco, durmiendo poco... ¿Debería descansar? No, ¿Puedo descansar? esas preguntas siguieron rondando por mi cabeza mientras transcurría la batalla, las cuchillas volaban junto a las cabezas y la sangre de mis rivales, que frialdad, parece que lo hago en automático, quiero retirarme, descansar... Pero me necesitan, él me necesita... ¿Sabrá que salgo por las noches cuando él duerme?

    https://www.youtube.com/watch?v=jyvxDmi4flU
    '╭❥ ¿Por cuanto tiempo más podré seguir llevando esta vida? Me pregunté mientras observé como las ojeras de mis ojos cada día se hacían más grandes, las noches de vigilancia y de violencia poco a poco iban mermando el poco halito de vida que queda de mi cuerpo deambulante. Los de mi raza se dice son inmortales, pero no hay inmortal capaz de llevar este estilo de vida, comiendo poco, durmiendo poco... ¿Debería descansar? No, ¿Puedo descansar? esas preguntas siguieron rondando por mi cabeza mientras transcurría la batalla, las cuchillas volaban junto a las cabezas y la sangre de mis rivales, que frialdad, parece que lo hago en automático, quiero retirarme, descansar... Pero me necesitan, él me necesita... ¿Sabrá que salgo por las noches cuando él duerme? https://www.youtube.com/watch?v=jyvxDmi4flU
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  • **El Puño de Kengan**

    El sonido de los guantes golpeando el saco resonaba en el gimnasio, como un tambor marcando el ritmo de la guerra. Takeru lanzaba combinaciones rápidas, ganchos y jabs que partían el aire con precisión quirúrgica. Sus músculos tensos, su mirada fija. No había descanso, solo pelea.

    —¡Más rápido, carajo! —gruñó Christopher, su entrenador, mientras golpeaba el suelo con el zapato—. ¡Si te duermes, te arrancarán la cabeza en el Kengan!

    Takeru detuvo sus golpes, girando el rostro con el ceño fruncido.

    —¿El Kengan?

    Christopher sacó un cigarro del bolsillo y lo encendió con un encendedor de plata. Exhaló el humo lentamente antes de hablar.

    —El Torneo de Aniquilación Kengan. Un evento clandestino donde las empresas pelean por el control de la economía japonesa. Nada de jueces, nada de reglas, solo peleas a muerte para decidir quién manda.

    Takeru tomó una toalla, limpiándose el sudor del rostro.

    —¿Y qué tengo que ver yo con eso?

    Christopher sonrió con su expresión de lobo viejo.

    —Seiryu, la empresa de licores, necesita un luchador. Su CEO, Hideo Tanba, es un viejo amigo. Me pidió un peleador de confianza. Alguien que pueda ganar.

    El boxeador dejó escapar una risa seca.

    —¿Y tú crees que yo puedo?

    —No creo. Lo sé —respondió Christopher con un tono implacable—. Pero deja de pensar que esto es solo boxeo. Aquí pelearás contra asesinos, monstruos, gente que no tiene miedo de arrancarte los brazos si es necesario.

    Takeru pasó una mano por su cabello, sonriendo con confianza.

    —Suena divertido. ¿Cuándo empiezo?

    Christopher apagó el cigarro con la suela de su zapato.

    —en tres meses en la noche. No quiero que me hagas quedar como un idiota, así que asegúrate de no morir.

    Takeru cerró los puños. No tenía intenciones de perder. Si el destino le daba la oportunidad de pelear en el Kengan, haría que cada golpe suyo retumbara en toda la maldita economía de Japón.

    Paso el tiempo hasta que el momento llegó Takeru tenía un cambio físico completo y como el mismo decía, (No abandonaré mi estilo, les demostrare, LOS DESTRUIRE CON MI BOXEO).
    **El Puño de Kengan** El sonido de los guantes golpeando el saco resonaba en el gimnasio, como un tambor marcando el ritmo de la guerra. Takeru lanzaba combinaciones rápidas, ganchos y jabs que partían el aire con precisión quirúrgica. Sus músculos tensos, su mirada fija. No había descanso, solo pelea. —¡Más rápido, carajo! —gruñó Christopher, su entrenador, mientras golpeaba el suelo con el zapato—. ¡Si te duermes, te arrancarán la cabeza en el Kengan! Takeru detuvo sus golpes, girando el rostro con el ceño fruncido. —¿El Kengan? Christopher sacó un cigarro del bolsillo y lo encendió con un encendedor de plata. Exhaló el humo lentamente antes de hablar. —El Torneo de Aniquilación Kengan. Un evento clandestino donde las empresas pelean por el control de la economía japonesa. Nada de jueces, nada de reglas, solo peleas a muerte para decidir quién manda. Takeru tomó una toalla, limpiándose el sudor del rostro. —¿Y qué tengo que ver yo con eso? Christopher sonrió con su expresión de lobo viejo. —Seiryu, la empresa de licores, necesita un luchador. Su CEO, Hideo Tanba, es un viejo amigo. Me pidió un peleador de confianza. Alguien que pueda ganar. El boxeador dejó escapar una risa seca. —¿Y tú crees que yo puedo? —No creo. Lo sé —respondió Christopher con un tono implacable—. Pero deja de pensar que esto es solo boxeo. Aquí pelearás contra asesinos, monstruos, gente que no tiene miedo de arrancarte los brazos si es necesario. Takeru pasó una mano por su cabello, sonriendo con confianza. —Suena divertido. ¿Cuándo empiezo? Christopher apagó el cigarro con la suela de su zapato. —en tres meses en la noche. No quiero que me hagas quedar como un idiota, así que asegúrate de no morir. Takeru cerró los puños. No tenía intenciones de perder. Si el destino le daba la oportunidad de pelear en el Kengan, haría que cada golpe suyo retumbara en toda la maldita economía de Japón. Paso el tiempo hasta que el momento llegó Takeru tenía un cambio físico completo y como el mismo decía, (No abandonaré mi estilo, les demostrare, LOS DESTRUIRE CON MI BOXEO).
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  • *Preparación para la Tormenta*

    Takeru sabía que esta pelea no se parecería a ninguna de las que había tenido antes. Erick Strauss no era un peleador técnico, ni un infighter puro, ni un counterpuncher. Era algo peor: un boxeador sucio. Golpes ilegales ocultos al ojo del árbitro, empujones, codazos disfrazados de movimientos naturales, clinches eternos que desgastaban la paciencia y la energía del rival. Enfrentar a alguien así era un desafío mental tanto como físico.

    Por eso, su entrenamiento debía ser diferente.

    El gimnasio estaba vacío a esa hora de la noche. Solo se escuchaba el sonido de sus golpes rompiendo el aire. Frente a él, su entrenador vestía un peto acolchonado y unos guantes de foco, pero no solo se limitaba a recibir los golpes. Lo empujaba, le pisaba los pies, le jalaba el brazo después de cada combinación.

    —¡Concéntrate! —rugía su entrenador mientras lo desequilibraba con un empujón sutil.

    Takeru apretó los dientes y lanzó un recto al mentón, pero el entrenador lo atrapó en un clinch antes de que el golpe conectara.

    —¡No basta con ser rápido! ¡Va a tratar de sacarte de tu juego! ¡Necesitas calma!

    Takeru respiró profundo. Golpeó el saco de boxeo, pero cada vez que se acercaba demasiado, su entrenador lo golpeaba con los codos o lo empujaba. Aprendió a no desesperarse, a no morder el anzuelo. A usar su velocidad no solo para atacar, sino para mantener la distancia y esperar el momento adecuado.

    El golpe que había estado perfeccionando para este combate era el golpe sacacorchos, un puñetazo giratorio que sumaba la potencia del cuerpo entero en el impacto. Si podía conectar ese golpe en el momento adecuado, acabaría con la pelea.

    Pero primero tenía que sobrevivir a la tormenta de Strauss.

    *La Pelea: Guerra Psicológica*

    El estadio estaba dividido. Strauss, el inglés de aspecto rudo, con su sonrisa confiada y mirada desafiante, tenía su propio grupo de seguidores. Takeru, con su estilo limpio y elegante, tenía los suyos. Pero el favoritismo no importaba cuando sonaba la campana.

    Desde el primer asalto, la pelea se volvió un desastre.

    Strauss lo empujó con el hombro antes de lanzar su primer golpe. Lo atrapó en un clinch cada vez que intentaba lanzar combinaciones. Usaba la cabeza para rozar su rostro, lo golpeaba con la muñeca en vez del puño, lanzaba ganchos al hígado con el pulgar mal colocado para aumentar el dolor.

    El árbitro advertía, pero nunca lo suficiente.

    Takeru intentó mantener la compostura, pero su precisión comenzó a fallar. Sus jabs no salían con la misma rapidez, su juego de pies se entorpecía porque estaba más enfocado en evitar las trampas que en atacar.

    Rondas pasaron y Strauss no dejaba de sonreír.

    En el sexto asalto, Takeru sintió el cansancio acumulado. Su respiración era más pesada de lo habitual. Strauss seguía fuerte, sucio, implacable.

    Y entonces entendió.

    Si seguía jugando a la defensiva, si seguía permitiendo que Strauss dictara el ritmo de la pelea con su caos, nunca lo vencería.

    Cambió de táctica.

    En el octavo asalto, comenzó a atacar con más ferocidad. Pero no de cualquier manera. Se adelantó a los trucos de Strauss, manteniéndose apenas fuera de alcance. En lugar de pelear con frustración, peleó con paciencia. Esperó la apertura perfecta.

    Y llegó.

    En el décimo asalto, Strauss cometió un error: intentó meter un golpe corto dentro de un clinch, pero Takeru lo anticipó y se zafó antes. Retrocedió medio paso y giró su cuerpo entero.

    El puño derecho viajó en un arco perfecto.

    ¡Golpe tirabuzón directo al mentón!

    Strauss cayó como si alguien le hubiera apagado un interruptor. Su cuerpo golpeó la lona con un estruendo seco. El público se puso de pie.

    El árbitro contó hasta diez.

    ¡Knockout!

    Takeru levantó los brazos, exhausto pero victorioso. Había sido una pelea sucia, larga, agotadora. Pero al final, el boxeo limpio, la paciencia y la técnica habían vencido.

    Strauss nunca volvió a sonreír después de ese golpe.
    *Preparación para la Tormenta* Takeru sabía que esta pelea no se parecería a ninguna de las que había tenido antes. Erick Strauss no era un peleador técnico, ni un infighter puro, ni un counterpuncher. Era algo peor: un boxeador sucio. Golpes ilegales ocultos al ojo del árbitro, empujones, codazos disfrazados de movimientos naturales, clinches eternos que desgastaban la paciencia y la energía del rival. Enfrentar a alguien así era un desafío mental tanto como físico. Por eso, su entrenamiento debía ser diferente. El gimnasio estaba vacío a esa hora de la noche. Solo se escuchaba el sonido de sus golpes rompiendo el aire. Frente a él, su entrenador vestía un peto acolchonado y unos guantes de foco, pero no solo se limitaba a recibir los golpes. Lo empujaba, le pisaba los pies, le jalaba el brazo después de cada combinación. —¡Concéntrate! —rugía su entrenador mientras lo desequilibraba con un empujón sutil. Takeru apretó los dientes y lanzó un recto al mentón, pero el entrenador lo atrapó en un clinch antes de que el golpe conectara. —¡No basta con ser rápido! ¡Va a tratar de sacarte de tu juego! ¡Necesitas calma! Takeru respiró profundo. Golpeó el saco de boxeo, pero cada vez que se acercaba demasiado, su entrenador lo golpeaba con los codos o lo empujaba. Aprendió a no desesperarse, a no morder el anzuelo. A usar su velocidad no solo para atacar, sino para mantener la distancia y esperar el momento adecuado. El golpe que había estado perfeccionando para este combate era el golpe sacacorchos, un puñetazo giratorio que sumaba la potencia del cuerpo entero en el impacto. Si podía conectar ese golpe en el momento adecuado, acabaría con la pelea. Pero primero tenía que sobrevivir a la tormenta de Strauss. *La Pelea: Guerra Psicológica* El estadio estaba dividido. Strauss, el inglés de aspecto rudo, con su sonrisa confiada y mirada desafiante, tenía su propio grupo de seguidores. Takeru, con su estilo limpio y elegante, tenía los suyos. Pero el favoritismo no importaba cuando sonaba la campana. Desde el primer asalto, la pelea se volvió un desastre. Strauss lo empujó con el hombro antes de lanzar su primer golpe. Lo atrapó en un clinch cada vez que intentaba lanzar combinaciones. Usaba la cabeza para rozar su rostro, lo golpeaba con la muñeca en vez del puño, lanzaba ganchos al hígado con el pulgar mal colocado para aumentar el dolor. El árbitro advertía, pero nunca lo suficiente. Takeru intentó mantener la compostura, pero su precisión comenzó a fallar. Sus jabs no salían con la misma rapidez, su juego de pies se entorpecía porque estaba más enfocado en evitar las trampas que en atacar. Rondas pasaron y Strauss no dejaba de sonreír. En el sexto asalto, Takeru sintió el cansancio acumulado. Su respiración era más pesada de lo habitual. Strauss seguía fuerte, sucio, implacable. Y entonces entendió. Si seguía jugando a la defensiva, si seguía permitiendo que Strauss dictara el ritmo de la pelea con su caos, nunca lo vencería. Cambió de táctica. En el octavo asalto, comenzó a atacar con más ferocidad. Pero no de cualquier manera. Se adelantó a los trucos de Strauss, manteniéndose apenas fuera de alcance. En lugar de pelear con frustración, peleó con paciencia. Esperó la apertura perfecta. Y llegó. En el décimo asalto, Strauss cometió un error: intentó meter un golpe corto dentro de un clinch, pero Takeru lo anticipó y se zafó antes. Retrocedió medio paso y giró su cuerpo entero. El puño derecho viajó en un arco perfecto. ¡Golpe tirabuzón directo al mentón! Strauss cayó como si alguien le hubiera apagado un interruptor. Su cuerpo golpeó la lona con un estruendo seco. El público se puso de pie. El árbitro contó hasta diez. ¡Knockout! Takeru levantó los brazos, exhausto pero victorioso. Había sido una pelea sucia, larga, agotadora. Pero al final, el boxeo limpio, la paciencia y la técnica habían vencido. Strauss nunca volvió a sonreír después de ese golpe.
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