• ~Muchas graciasss, veré a quien llevar aunque seguramente lo pasé sola como siempre ~
    ~Muchas graciasss☺️, veré a quien llevar aunque seguramente lo pasé sola como siempre ~
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  • Mascarade
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente.
    —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar.
    Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz.
    Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto.
    De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo.
    Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
    El espejo reflejaba a un joven adolescente ataviado con una levita azul marino de intrincados detalles dorados. Sus pantalones eran de un simple blanco que contrastaba elegantemente, a juego con sus zapatos oscuros. Pero, aunque pareciera que estaba listo para partir, faltaba un elemento importante, de hecho, el que le daba todo el sentido a sus ropajes: una máscara, bordeada de dorado y de un azul tan hermoso como sus ojos. Esta estaba sobre la cama. Junior caminó con calma hacia ella y la tomó de una manera reverente. —Tú serás la encargada de llevarme al exterior —musitó, hablándole a la máscara como si se tratara de una persona. Junior disfrutaba de la teatralidad, tal vez porque no tenía amigos con los cuales hablar. Digamos que, "por casualidad", Junior se enteró de que se haría una mascarada en la mansión de un príncipe, y sus padres habían sido invitados. Por supuesto, Junior no podía ir; era demasiado joven para participar de ese tipo de festividades, quién sabe por qué. Además, sus padres procuraban mantenerlo alejado de la sociedad para ocultar su naturaleza: un hijo ilegítimo no podía salir a la luz. Sin embargo, Junior había heredado la astucia e intrepidez de sus padres, y una simple orden no lo detendría de ir a donde quería. De hecho, esta sería la primera vez que escaparía de casa y, más que sentir culpa, sentía cierta emoción al respecto. De alguna forma, había convencido al jardinero, Finnian, para que lo llevara hasta la mansión de aquel príncipe. Como todos estarían utilizando máscaras, sus padres no podrían reconocerlo. Junior tomó la máscara que estaba sobre la cama y se la puso con reverencia. Luego, se encaminó hacia la salida, donde el jardinero lo llevaría, y donde, finalmente, podría saborear lo que era la sociedad británica en su esplendor.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Ooc: HOLA. Soy la usser de Alanna, una elfa boticaria que estuvo no hace mucho por ficrol por primera vez. Me enfermé bastante feo y al intentar volver a entrar a la cuenta no me deja y básicamente la doy por perdida porque no me acuerdo del identificador y los posts que aparecen si lo busco por Google me da error. Podrían ayudarme? Espero que alguien me reconozca (;; estaba en una sala de rol de un reino, como dato a parte.
    Ooc: HOLA. Soy la usser de Alanna, una elfa boticaria que estuvo no hace mucho por ficrol por primera vez. Me enfermé bastante feo y al intentar volver a entrar a la cuenta no me deja y básicamente la doy por perdida porque no me acuerdo del identificador y los posts que aparecen si lo busco por Google me da error. Podrían ayudarme? Espero que alguien me reconozca (;; estaba en una sala de rol de un reino, como dato a parte.
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  • ¿Por qué todo cambia tan rápido?
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    Categoría Slice of Life
    ~Rol con Lane Tempest

    —Habían pasado un par de dias desde que ella estaba algo alterada. Se movia por la casa de lado a lado, y la mayor parte del tiempo se la pasaba fuera de casa, poco se había visto con su pareja. Un comportamiento que empezaba a ser muy extraño.—
    —Hoy, ambos estaban sentados comiendo, y Analis apenas había rozado su plato, se la veía concentrada en algo particular, un punto fijo.—

    ❝¡YA NO LO SOPORTO! ¿PUEDES CREERLO?... dime algo, se que es dificil pero... ya llevo 4 meses yendo y viniendo, tengo los pelos de punta, como demasiado poco para las cosas que estoy haciendo y nadie me dice nada.❞

    —Su voz se quebraba a medida que avanzaba, lágrimas rodaron por sus mejillas. Empujó el plato a un costado y cubrio sus párpados con sus manos.—

    ❝No me gusta... comer en exceso, o esto de pensar todo el tiempo en que algo malo va a pasarnos... ¿estamos listos? ¿Y SI NO? ¿Que vamos a hacer?❞


    —Ahora sus ojos violetas se levantaron a la mirada de su amado. Realmente habían pasado meses desde una comida expresándose tranquila, algo andaba mal con ella más allá de lo usual, ni siquiera se entendía bien de que hablaba o que decia—
    ~Rol con Lane Tempest🌹 —Habían pasado un par de dias desde que ella estaba algo alterada. Se movia por la casa de lado a lado, y la mayor parte del tiempo se la pasaba fuera de casa, poco se había visto con su pareja. Un comportamiento que empezaba a ser muy extraño.— —Hoy, ambos estaban sentados comiendo, y Analis apenas había rozado su plato, se la veía concentrada en algo particular, un punto fijo.— ❝¡YA NO LO SOPORTO! ¿PUEDES CREERLO?... dime algo, se que es dificil pero... ya llevo 4 meses yendo y viniendo, tengo los pelos de punta, como demasiado poco para las cosas que estoy haciendo y nadie me dice nada.❞ —Su voz se quebraba a medida que avanzaba, lágrimas rodaron por sus mejillas. Empujó el plato a un costado y cubrio sus párpados con sus manos.— ❝No me gusta... comer en exceso, o esto de pensar todo el tiempo en que algo malo va a pasarnos... ¿estamos listos? ¿Y SI NO? ¿Que vamos a hacer?❞ —Ahora sus ojos violetas se levantaron a la mirada de su amado. Realmente habían pasado meses desde una comida expresándose tranquila, algo andaba mal con ella más allá de lo usual, ni siquiera se entendía bien de que hablaba o que decia—
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  • Mientras papá y mamá no estén aquí , mi deber como caballero sagrado y príncipe debo cuidar de Liones ......
    Mientras papá y mamá no estén aquí , mi deber como caballero sagrado y príncipe debo cuidar de Liones ......
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  • - Andrew habia salido a dar una vuelta, le hacia bien despejarse un poco su trabaja.

    - En esa vuelta encontro un puesto de flores y vio un ramo de sus flores favoritas, tulipanes... Siempre habia querido que alguien le regale un ramo de estos pero como a nadie le importaba pues nunca tuvo uno.

    - Mirando las flores se le vino ese recuerdo de como tanto queria esas flores, luego decidio comprarse el mismo ese ramo ¿Es bueno hacerse un detalle para el, no?
    - Andrew habia salido a dar una vuelta, le hacia bien despejarse un poco su trabaja. - En esa vuelta encontro un puesto de flores y vio un ramo de sus flores favoritas, tulipanes... Siempre habia querido que alguien le regale un ramo de estos pero como a nadie le importaba pues nunca tuvo uno. - Mirando las flores se le vino ese recuerdo de como tanto queria esas flores, luego decidio comprarse el mismo ese ramo ¿Es bueno hacerse un detalle para el, no?
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  • Intentaba sonreir pero no entendia porque no le salia como a los demas
    Intentaba sonreir pero no entendia porque no le salia como a los demas
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  • En el corazón de un bosque, un árbol se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas.

    Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el árbol de los listones rojos: una luz dorada brilló momentáneamente, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron.

    En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura bajo el árbol había despertado lo suficiente para detener el avance del fuego, protegiendo su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante.

    Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: el árbol permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Los más supersticiosos recordaron viejas leyendas de árboles malditos y sellos oscuros, pero todos sabían que tenían una misión que cumplir: descubrir la causa de aquella destrucción.

    Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada enterrada bajo el árbol. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado.

    Mientras los guerreros montaban guardia cerca del árbol, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.

    En el corazón de un bosque, un árbol se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas. Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el árbol de los listones rojos: una luz dorada brilló momentáneamente, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron. En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura bajo el árbol había despertado lo suficiente para detener el avance del fuego, protegiendo su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante. Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: el árbol permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Los más supersticiosos recordaron viejas leyendas de árboles malditos y sellos oscuros, pero todos sabían que tenían una misión que cumplir: descubrir la causa de aquella destrucción. Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada enterrada bajo el árbol. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado. Mientras los guerreros montaban guardia cerca del árbol, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.
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  • Debería intentar hacer amigos y amigas

    — observa a los caminantes, como seriedad.—

    Cómo les puedo hablar, si no me hablan..
    Debería intentar hacer amigos y amigas — observa a los caminantes, como seriedad.— Cómo les puedo hablar, si no me hablan..
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  • El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto.

    Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso.

    "¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?"

    (....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
    El sol de la tarde bañaba el jardín en tonos dorados mientras hojas y flores se mecían suavemente al ritmo del viento. Un suave crujido en la madera vieja llamó la atención de (....), quien estaba sentada en una banca debajo de la pérgola. Al alzar la vista, se encontró con dos grandes ojos curiosos que la observaban desde lo alto. Un pequeño gato blanco asomaba su cabeza entre las hojas, colgando boca abajo, como si intentara descubrir qué hacía la persona ahí. Sus orejas rosas se iluminaban con la luz del sol, y las sombras juguetonas de las plantas bailaban sobre su pelaje esponjoso. "¿Tú también te escondes del mundo, pequeño?" murmuró (....), sonriendo. Para su sorpresa, el gato inclinó su cabecita y, con una voz suave y juguetona, respondió: "¿Quieres jugar?" (....) parpadeó, atónit@; antes de que pudiera reaccionar, el gato soltó una risita traviesa y desapareció entre el follaje, dejando tras de sí solo el sonido suave de las hojas moviéndose.
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