• De repente con esa forma diferente tuya, me conquistaste y mi corazón me robaste, dejé que me llevaras con ese beso tuyo que solo me hace amarte, es tu sonrisa es tu mirada, el hecho de compartir cada momento es un recuerdo en mi alma. Con Apolo no había nada más que amor, cariño y mucha pasión. Algo que jamás imaginó tener hasta que llegó.

    #SeductiveSunday
    De repente con esa forma diferente tuya, me conquistaste y mi corazón me robaste, dejé que me llevaras con ese beso tuyo que solo me hace amarte, es tu sonrisa es tu mirada, el hecho de compartir cada momento es un recuerdo en mi alma. Con [ApoloDiosGriego] no había nada más que amor, cariño y mucha pasión. Algo que jamás imaginó tener hasta que llegó. #SeductiveSunday
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    "𝐖𝐡𝐲 𝐚𝐢𝐧'𝐭 𝐈 𝐛𝐥𝐞𝐞𝐝𝐢𝐧𝐠?

    '𝐂𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐈 𝐟𝐞𝐞𝐥 𝐬𝐨 𝐦𝐮𝐜𝐡 𝐩𝐚𝐢𝐧."




    https://youtu.be/sbeSOkGYSJw?si=0Sc_eRsYAgLTOb0g
    "𝐖𝐡𝐲 𝐚𝐢𝐧'𝐭 𝐈 𝐛𝐥𝐞𝐞𝐝𝐢𝐧𝐠? '𝐂𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐈 𝐟𝐞𝐞𝐥 𝐬𝐨 𝐦𝐮𝐜𝐡 𝐩𝐚𝐢𝐧." https://youtu.be/sbeSOkGYSJw?si=0Sc_eRsYAgLTOb0g
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  • - Lo fácil no lo encuentro atractivo, si lo puede tener cualquiera con facilidad entonces no es algo que me pueda cautivar, soy sencillo y a su vez complejo como lo son los misterios del universo, hoy, por este día, te cambió un beso por cada sonrisa que puedas provocar en mi rostro .
    - Lo fácil no lo encuentro atractivo, si lo puede tener cualquiera con facilidad entonces no es algo que me pueda cautivar, soy sencillo y a su vez complejo como lo son los misterios del universo, hoy, por este día, te cambió un beso por cada sonrisa que puedas provocar en mi rostro .
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  • Semana de moda ' Milán'
    Fandom Freerol
    Categoría Original
    El sonido de mi alarma me hace abrir los ojos y me muevo para apagarla. Di un suave bostezó y beso tus labios.

    - Aki despierta... Me debes llevar al aeropuerto, no quiero llegar al medio día a Milán -

    Te aviso con voz suave y me levanto para irme a dar una ducha. Ya en el jet desayunaria, me puse ropa casual pero sin dejar de lado mis taconazos. Al salir esperaba de que estuvieras listo, llevaba de equipaje en total cinco maletas. Y tomo mi móvil personal.

    Akihiko Sanada mini interacción
    Ivanna 𝑺𝒑𝒆𝒍𝒍𝒎𝒂𝒏
    Markus De Lioncourt mini interacción
    El sonido de mi alarma me hace abrir los ojos y me muevo para apagarla. Di un suave bostezó y beso tus labios. - Aki despierta... Me debes llevar al aeropuerto, no quiero llegar al medio día a Milán - Te aviso con voz suave y me levanto para irme a dar una ducha. Ya en el jet desayunaria, me puse ropa casual pero sin dejar de lado mis taconazos. Al salir esperaba de que estuvieras listo, llevaba de equipaje en total cinco maletas. Y tomo mi móvil personal. [Sanada_Thcx] mini interacción [ThxGreen] [Thxpocionboy06] mini interacción
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  • Promesas en papel
    Fandom Epoca Victoriana
    Categoría Romance
    El sol de la tarde se filtraba a través de los vitrales, bañando la habitación con un resplandor cálido y dorado. Me encontraba en mi rincón favorito del invernadero, rodeado del dulce aroma de las gardenias y camelias en flor. La brisa acariciaba mis cabellos, jugando con ellos como si intentara robarme los pensamientos que revoloteaban en mi mente. Pero hoy no se los permitiría. Hoy, mis pensamientos no se desvanecerán en el viento.

    Con una sonrisa que no podía ocultar, deslicé la pluma sobre el papel. La tinta negra danzaba en suaves líneas, dando vida a las palabras que hasta ahora había guardado solo para mí.

    "Mi querido..."

    Solo esas dos palabras y ya sentí mi corazón latir con fuerza. La emoción era embriagadora, como el primer brote de una flor en primavera. Había pasado noches enteras imaginando este momento, planeando cada frase, cada suspiro contenido entre las letras. Pero ahora que finalmente escribía, las palabras fluían como un río desbordado, incapaz de contener todo lo que deseaba decirle.

    "Cada día que pasa, encuentro mi mirada perdida en la ventana, buscando un atisbo de tu silueta entre la multitud. Sé que no debería, que es peligroso, que si alguien nos descubre... Pero, ¿cómo podría ignorar lo que mi corazón me grita? En cada vals, en cada paseo por los jardines, incluso en los momentos de absoluta soledad, tu presencia nunca me abandona. ¿Acaso sientes lo mismo?"

    Me detuve por un instante, presionando la pluma contra el papel mientras contenía la risa que amenazaba con escaparse de mis labios. Qué atrevida me había vuelto. Pero no importaba. Hoy no importaban las reglas, ni los murmullos de la corte, ni siquiera los ojos vigilantes de mi dama de compañía.

    Hoy, por primera vez, era yo quien daba el primer paso.

    Volví a la carta con renovado entusiasmo.

    "Tal vez pienses que es una locura, que no debería escribirte así, con el corazón desnudo sobre este papel. Pero dime, ¿acaso no es la vida en sí una locura maravillosa? Si este atrevimiento me condena, que así sea. No quiero pasar un solo día más callando lo que en mi pecho arde con fuerza. Así que, si el destino ha de reírse de mí, prefiero que lo haga sabiendo que al menos fui sincera."

    Mis mejillas ardían cuando terminé la última frase. ¿Realmente había escrito aquello? ¿Realmente le estaba enviando esta confesión sin saber siquiera si la respuesta que recibiría sería un eco de mis sentimientos o el filo de un adiós?

    Con sumo cuidado, dobla la carta y la introduce en un sobre marfil. Tomé el sello de lacre y dejé caer la cera roja, estampando sobre ella un pequeño ramillete de flores secas, aquellas que él solía admirar cuando paseábamos juntos por los jardines de la mansión.

    Me permití un último suspiro antes de levantar la carta y acercarla a mis labios en un beso fugaz, como si aquel gesto pudiera impregnarla con toda la ternura que mi alma contenía.

    —"Llévala con cuidado" —susurré mientras la depositaba en manos de mi doncella de confianza—. "Y no dejes que nadie te vea."

    Ella apuntando con una leve sonrisa antes de perderse por los pasillos de la mansión.

    El destino ya estaba echado. Ahora, sólo quedaba esperar.
    El sol de la tarde se filtraba a través de los vitrales, bañando la habitación con un resplandor cálido y dorado. Me encontraba en mi rincón favorito del invernadero, rodeado del dulce aroma de las gardenias y camelias en flor. La brisa acariciaba mis cabellos, jugando con ellos como si intentara robarme los pensamientos que revoloteaban en mi mente. Pero hoy no se los permitiría. Hoy, mis pensamientos no se desvanecerán en el viento. Con una sonrisa que no podía ocultar, deslicé la pluma sobre el papel. La tinta negra danzaba en suaves líneas, dando vida a las palabras que hasta ahora había guardado solo para mí. "Mi querido..." Solo esas dos palabras y ya sentí mi corazón latir con fuerza. La emoción era embriagadora, como el primer brote de una flor en primavera. Había pasado noches enteras imaginando este momento, planeando cada frase, cada suspiro contenido entre las letras. Pero ahora que finalmente escribía, las palabras fluían como un río desbordado, incapaz de contener todo lo que deseaba decirle. "Cada día que pasa, encuentro mi mirada perdida en la ventana, buscando un atisbo de tu silueta entre la multitud. Sé que no debería, que es peligroso, que si alguien nos descubre... Pero, ¿cómo podría ignorar lo que mi corazón me grita? En cada vals, en cada paseo por los jardines, incluso en los momentos de absoluta soledad, tu presencia nunca me abandona. ¿Acaso sientes lo mismo?" Me detuve por un instante, presionando la pluma contra el papel mientras contenía la risa que amenazaba con escaparse de mis labios. Qué atrevida me había vuelto. Pero no importaba. Hoy no importaban las reglas, ni los murmullos de la corte, ni siquiera los ojos vigilantes de mi dama de compañía. Hoy, por primera vez, era yo quien daba el primer paso. Volví a la carta con renovado entusiasmo. "Tal vez pienses que es una locura, que no debería escribirte así, con el corazón desnudo sobre este papel. Pero dime, ¿acaso no es la vida en sí una locura maravillosa? Si este atrevimiento me condena, que así sea. No quiero pasar un solo día más callando lo que en mi pecho arde con fuerza. Así que, si el destino ha de reírse de mí, prefiero que lo haga sabiendo que al menos fui sincera." Mis mejillas ardían cuando terminé la última frase. ¿Realmente había escrito aquello? ¿Realmente le estaba enviando esta confesión sin saber siquiera si la respuesta que recibiría sería un eco de mis sentimientos o el filo de un adiós? Con sumo cuidado, dobla la carta y la introduce en un sobre marfil. Tomé el sello de lacre y dejé caer la cera roja, estampando sobre ella un pequeño ramillete de flores secas, aquellas que él solía admirar cuando paseábamos juntos por los jardines de la mansión. Me permití un último suspiro antes de levantar la carta y acercarla a mis labios en un beso fugaz, como si aquel gesto pudiera impregnarla con toda la ternura que mi alma contenía. —"Llévala con cuidado" —susurré mientras la depositaba en manos de mi doncella de confianza—. "Y no dejes que nadie te vea." Ella apuntando con una leve sonrisa antes de perderse por los pasillos de la mansión. El destino ya estaba echado. Ahora, sólo quedaba esperar.
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  • Kalisa Un dulce beso de mi amada estrella es un nuevo amanecer para mi corazón.
    [Kalisa1] Un dulce beso de mi amada estrella es un nuevo amanecer para mi corazón.
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    Se volvió sumamente escurridiza, sabe cómo evitar mis manos hambrientas de su piel, así que me toca ser menos caballeroso (?), para mí, sus besos son sangrados y ella está consciente que no me los puede negar. ♥
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  • —Realmente no le gustaba lidiar con sus sombras cuando están hambrientas ya que las alimentaba con los gritos y agonías de sus víctimas Pero pasaron muchas sucesos que hizo que dejara de atenderlos saliendo de ese lado del infierno con paso lento apareciendo en mis apocentos asqueado Pero al menos sus sombras ya no molestará un buen tiempo —

    S: £¢€¥@$$##

    A: Lo sé y gracias por el elixir querido tu no comiste nada aun así te sigues preocupando por mi

    S: @#$#&-------@$$£¢€

    A: Jajajajajajaja ya veo aún así te necesito activo querido no queremos que nadie nos sorprenda verdad

    S: _______

    -Se acerca a su amo y con su uña hace un corte en su muñeca y apretando la herida me acerco a los labios de mi amo besándolo
    A: soportando el dolor y el beso a la vez con un leve jadeo me separó -

    S: -saboreando el dolor de mi amo y contraparte era tan ...sonriendo complacido desaparece al sentirse lleno -
    —Realmente no le gustaba lidiar con sus sombras cuando están hambrientas ya que las alimentaba con los gritos y agonías de sus víctimas Pero pasaron muchas sucesos que hizo que dejara de atenderlos saliendo de ese lado del infierno con paso lento apareciendo en mis apocentos asqueado Pero al menos sus sombras ya no molestará un buen tiempo — S: £¢€¥@$$##😖 A: Lo sé y gracias por el elixir querido tu no comiste nada aun así te sigues preocupando por mi S: @#$#&-------@$$£¢€🚫🚫❌ A: Jajajajajajaja ya veo aún así te necesito activo querido no queremos que nadie nos sorprenda verdad S: _______ -Se acerca a su amo y con su uña hace un corte en su muñeca y apretando la herida me acerco a los labios de mi amo besándolo A: soportando el dolor y el beso a la vez con un leve jadeo me separó - S: -saboreando el dolor de mi amo y contraparte era tan ...sonriendo complacido desaparece al sentirse lleno -
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  • El reloj colgado sobre la caja registradora avanzaba con una lentitud exasperante. Las agujas parecían burlarse de Carmina mientras ella apoyaba los codos en el mostrador, jugando distraídamente con un mechón de su cabello pelirrojo. La tienda de conveniencia estaba tan vacía como siempre en días festivos, y el suave zumbido del refrigerador de bebidas era el único sonido que le hacía compañía.

    —¿Por qué tenía que aceptar cubrir el turno hoy...? —murmuró, echando un vistazo al teléfono en sus manos.

    Su abuela, Lucia, había salido temprano para aprovechar las ofertas de San Valentín, dejando a Carmina a cargo del negocio. Pero no había entrado un solo cliente en toda la tarde. Se suponía que las tiendas hacían su agosto vendiendo chocolates y flores en este día, ¿no? Claro, excepto la de su familia.

    Con un suspiro, desbloqueó el teléfono y abrió sus redes sociales. Lo primero que vio fue una foto de Bianca, su amiga de la secundaria, sonriendo junto a un enorme ramo de rosas rojas. “Para la mejor novia del mundo”, decía el pie de foto, seguido de un montón de emojis de corazón. Carmina frunció el ceño, deslizando hacia abajo.

    Otra foto, esta vez de Alessia y su novio cenando en un restaurante elegante. Luego, un video de Giovanna abriendo una caja con un oso de peluche tan grande que apenas cabía en el marco. Siguió deslizando, viendo más y más parejas sonrientes, besos robados, manos entrelazadas, regalos brillantes...

    Sintió una punzada en el pecho y dejó escapar un bufido frustrado.

    —¿Qué tienen ellas que yo no...? —soltó en voz alta, su voz rebotando en las paredes silenciosas de la tienda—. ¡Digo, no es como si fuera horrible! ¿Verdad?

    Giró el teléfono hacia la cámara frontal y se observó en la pantalla. Su melena roja caía en suaves ondas alrededor de su rostro, sus ojos verdes eran grandes y brillantes, y sus pecas le daban un toque juvenil. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, tratando de ver lo que los demás veían.

    —No soy fea... entonces... ¿cuál es el problema?

    Cruzó los brazos, apoyándose contra el mostrador. Recordó las veces que había salido en citas, todas tan desastrosas que apenas podía contarlas sin que le diera vergüenza. El chico que se pasó toda la cena hablando de su ex. El que “olvidó” su billetera. El que simplemente nunca volvió a llamarla. Y, claro, aquel con quien realmente pensó que había una chispa... solo para descubrir que había vuelto con su novia de siempre.

    —¿Por qué siempre me toca lo peor del lote...? —gruñó, apretando los labios—. ¿Será que no soy lo suficientemente interesante? ¿O demasiado directa?

    Apoyó la frente en el mostrador, dejando escapar un suspiro que sonó más a un gemido. Se sintió tonta al recordar las pocas veces que, de verdad, había sentido algo genuino por alguien. Contadas ocasiones en las que su corazón latió más rápido, en las que pensó que tal vez, solo tal vez, las cosas funcionarían. Pero siempre terminaban de la misma manera: con la otra persona desapareciendo sin dejar rastro, como si ella fuera tan insignificante que ni siquiera merecía una despedida.

    —¿Es mucho pedir un poco de estabilidad...? —murmuró, pateando el mostrador con suavidad—. ¿Alguien que no salga corriendo a la primera de cambios? ¿O que no resulte ser un completo idiota?

    Levantó la vista hacia el reloj, que parecía haberse congelado en el tiempo. San Valentín era una estupidez.

    —¿Por qué tienen que restregármelo en la cara...? —farfulló, lanzando una mirada amarga al teléfono antes de apagar la pantalla y tirarlo sobre el mostrador.

    Se quedó en silencio, escuchando el zumbido del refrigerador y el eco de sus propios pensamientos. Se sentía pequeña, ridícula. Como si fuera la única en todo el mundo atrapada en una tienda vacía, sin chocolates, sin flores, y sin nadie que le dijera que era suficiente tal y como era.

    —A lo mejor... —su voz se suavizó, casi un susurro—. A lo mejor simplemente no estoy hecha para esto...

    Cerró los ojos, abrazándose a sí misma mientras el zumbido del refrigerador seguía llenando el vacío.
    El reloj colgado sobre la caja registradora avanzaba con una lentitud exasperante. Las agujas parecían burlarse de Carmina mientras ella apoyaba los codos en el mostrador, jugando distraídamente con un mechón de su cabello pelirrojo. La tienda de conveniencia estaba tan vacía como siempre en días festivos, y el suave zumbido del refrigerador de bebidas era el único sonido que le hacía compañía. —¿Por qué tenía que aceptar cubrir el turno hoy...? —murmuró, echando un vistazo al teléfono en sus manos. Su abuela, Lucia, había salido temprano para aprovechar las ofertas de San Valentín, dejando a Carmina a cargo del negocio. Pero no había entrado un solo cliente en toda la tarde. Se suponía que las tiendas hacían su agosto vendiendo chocolates y flores en este día, ¿no? Claro, excepto la de su familia. Con un suspiro, desbloqueó el teléfono y abrió sus redes sociales. Lo primero que vio fue una foto de Bianca, su amiga de la secundaria, sonriendo junto a un enorme ramo de rosas rojas. “Para la mejor novia del mundo”, decía el pie de foto, seguido de un montón de emojis de corazón. Carmina frunció el ceño, deslizando hacia abajo. Otra foto, esta vez de Alessia y su novio cenando en un restaurante elegante. Luego, un video de Giovanna abriendo una caja con un oso de peluche tan grande que apenas cabía en el marco. Siguió deslizando, viendo más y más parejas sonrientes, besos robados, manos entrelazadas, regalos brillantes... Sintió una punzada en el pecho y dejó escapar un bufido frustrado. —¿Qué tienen ellas que yo no...? —soltó en voz alta, su voz rebotando en las paredes silenciosas de la tienda—. ¡Digo, no es como si fuera horrible! ¿Verdad? Giró el teléfono hacia la cámara frontal y se observó en la pantalla. Su melena roja caía en suaves ondas alrededor de su rostro, sus ojos verdes eran grandes y brillantes, y sus pecas le daban un toque juvenil. Frunció el ceño y ladeó la cabeza, tratando de ver lo que los demás veían. —No soy fea... entonces... ¿cuál es el problema? Cruzó los brazos, apoyándose contra el mostrador. Recordó las veces que había salido en citas, todas tan desastrosas que apenas podía contarlas sin que le diera vergüenza. El chico que se pasó toda la cena hablando de su ex. El que “olvidó” su billetera. El que simplemente nunca volvió a llamarla. Y, claro, aquel con quien realmente pensó que había una chispa... solo para descubrir que había vuelto con su novia de siempre. —¿Por qué siempre me toca lo peor del lote...? —gruñó, apretando los labios—. ¿Será que no soy lo suficientemente interesante? ¿O demasiado directa? Apoyó la frente en el mostrador, dejando escapar un suspiro que sonó más a un gemido. Se sintió tonta al recordar las pocas veces que, de verdad, había sentido algo genuino por alguien. Contadas ocasiones en las que su corazón latió más rápido, en las que pensó que tal vez, solo tal vez, las cosas funcionarían. Pero siempre terminaban de la misma manera: con la otra persona desapareciendo sin dejar rastro, como si ella fuera tan insignificante que ni siquiera merecía una despedida. —¿Es mucho pedir un poco de estabilidad...? —murmuró, pateando el mostrador con suavidad—. ¿Alguien que no salga corriendo a la primera de cambios? ¿O que no resulte ser un completo idiota? Levantó la vista hacia el reloj, que parecía haberse congelado en el tiempo. San Valentín era una estupidez. —¿Por qué tienen que restregármelo en la cara...? —farfulló, lanzando una mirada amarga al teléfono antes de apagar la pantalla y tirarlo sobre el mostrador. Se quedó en silencio, escuchando el zumbido del refrigerador y el eco de sus propios pensamientos. Se sentía pequeña, ridícula. Como si fuera la única en todo el mundo atrapada en una tienda vacía, sin chocolates, sin flores, y sin nadie que le dijera que era suficiente tal y como era. —A lo mejor... —su voz se suavizó, casi un susurro—. A lo mejor simplemente no estoy hecha para esto... Cerró los ojos, abrazándose a sí misma mientras el zumbido del refrigerador seguía llenando el vacío.
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  • - Como todo un depredador, sin aviso o advertencia, Alexei disfruta de violar el espacio personal, ver a su "victima" desde una posición indefensa y sobre todo... "robar" uno que otro beso. -





    // Mi aportación BL del domingo.
    Estoy disponible tambien para rol hetero pero me gusta mas hombres.
    - Como todo un depredador, sin aviso o advertencia, Alexei disfruta de violar el espacio personal, ver a su "victima" desde una posición indefensa y sobre todo... "robar" uno que otro beso. - // Mi aportación BL del domingo. Estoy disponible tambien para rol hetero pero me gusta mas hombres.
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