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    ❛❛𝙄𝙩 𝙡𝙤𝙤𝙠𝙨 𝙡𝙞𝙠𝙚 𝙖 𝙡𝙞𝙤𝙣. 𝙄'𝙢 𝙖 𝙦𝙪𝙚𝙚𝙣 𝙡𝙞𝙠𝙚 𝙖 𝙡𝙞𝙤𝙣❜❜.
    ╰┈➤https://youtu.be/RcSgRAIwMEA?si=B9367nxmBSkf06jO
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  • ❝ 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢𝘯𝘰 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢 𝘷𝘢𝘤𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴. ❞ ──── 𝑅𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑟 𝐷𝑖𝑒.

    Ya hasta cansado de la vida anda con tanto trabajo y estrés que le sacan más canas de las que tiene. Tantas cicatrices, tantas historias por contar.

    ||• Usser también anda igual; necesito vacaciones y así ponerme al día con los rolcitos. [?]
    ❝ 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢𝘯𝘰 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢 𝘷𝘢𝘤𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴. ❞ ──── 𝑅𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑟 𝐷𝑖𝑒. Ya hasta cansado de la vida anda con tanto trabajo y estrés que le sacan más canas de las que tiene. Tantas cicatrices, tantas historias por contar. ||• Usser también anda igual; necesito vacaciones y así ponerme al día con los rolcitos. [?]
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  • ❝ 𝘊𝘰𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘭𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘣𝘪𝘵𝘤𝘩 & 𝘤𝘭𝘦𝘢𝘯 𝘮𝘺 𝘴𝘩𝘰𝘦𝘴. ❞ ──── Aᥒothᥱr Work Dᥲყ.
    ❝ 𝘊𝘰𝘮𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘭𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘣𝘪𝘵𝘤𝘩 & 𝘤𝘭𝘦𝘢𝘯 𝘮𝘺 𝘴𝘩𝘰𝘦𝘴. ❞ ──── Aᥒothᥱr Work Dᥲყ.
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    𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗣𝗼𝘀𝘁 @ Gilcxz

    Fin de semana familiar en el rancho

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    𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗣𝗼𝘀𝘁 @ Gilcxz Fin de semana familiar en el rancho ✨ ︎────────────────── ︎≡ ↴ ⌂ ⌕ ⊞ ♡
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  • `°"𐙚˙✧˖° ༘ ⋆。 ˚-"mira...¿no es ella?...¿la nepobaby?...si esa misma!

    𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒑𝒐𝒓 𝒉𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒄𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒐 𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒕𝒂 , 𝒕𝒆 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒓𝒊𝒅í𝒄𝒖𝒍𝒐𝒔 𝒂𝒑𝒐𝒅𝒐𝒔 ¿𝑸𝒖é 𝒆𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 ? ¿𝑼𝒏 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒐?

    𝑺𝒊 𝒔𝒖𝒑𝒊𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒖𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒏𝒐𝒔 𝒓á𝒑𝒊𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒃𝒓𝒂𝒄𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔...
    `°"𐙚˙✧˖°📷 ༘ ⋆。 ˚-"mira...¿no es ella?...¿la nepobaby?...si esa misma! 𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒑𝒐𝒓 𝒉𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒄𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒐𝒓𝒐 𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒕𝒂 , 𝒕𝒆 𝒑𝒐𝒏𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒓𝒊𝒅í𝒄𝒖𝒍𝒐𝒔 𝒂𝒑𝒐𝒅𝒐𝒔 ¿𝑸𝒖é 𝒆𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 ? ¿𝑼𝒏 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒐? 𝑺𝒊 𝒔𝒖𝒑𝒊𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒖𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒏𝒐𝒔 𝒓á𝒑𝒊𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒃𝒓𝒂𝒄𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒔...
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    𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗣𝗼𝘀𝘁 « @.MArgent

    fin de semana en familia
    ‍ ‍ ‍‍ ‍
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  • —Mierda... tenemos la inauguración encima y ni siquiera es seguro que vayan a asistir demonios...
    Espero esto no aplaste a mi manzanita.

    Había prometido ayudarla con el hotel en la mejor de las disposiciones, pero considerando el poco atractivo que, hasta el momento habían tenido, no podía dejar sus dudas de lado.
    Suspiró, comenzando a escribir invitaciones para cada demonio, Dios, criatura y demás que conocía, al menos intentaría que no fuera sólo para pecadores.

    დ『𝒫𝑜𝓇 𝓂𝑒𝒹𝒾𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓅𝓇𝑒𝓈𝑒𝓃𝓉𝑒, 𝓈𝑒 𝓁𝑒 𝒽𝒶𝒸𝑒 𝓊𝓃𝒶 𝒸𝑜𝓇𝒹𝒾𝒶𝓁 𝒾𝓃𝓋𝒾𝓉𝒶𝒸𝒾ó𝓃 𝒶 𝓁𝒶 𝒾𝓃𝒶𝓊𝑔𝓊𝓇𝒶𝒸𝒾ó𝓃/𝒷𝒶𝒾𝓁𝑒 𝒹𝑒𝓁 𝒽𝑜𝓉𝑒𝓁 𝐻𝒶𝓏𝒷𝒾𝓃.

    𝐿𝒶 𝑒𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝑒𝓈 𝓁𝒾𝒷𝓇𝑒, 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑒 𝓉𝓇𝒶𝑒𝓇 𝒸𝑜𝓂𝓅𝒶ñí𝒶 𝓎 𝒹𝒾𝓈𝒻𝓇𝓊𝓉𝒶𝓇 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝒸𝑜𝒸𝓉𝑒𝓁𝑒𝓇í𝒶, 𝒶𝓈í 𝒸𝑜𝓂𝑜 𝒶𝓅𝑒𝓇𝒾𝓉𝒾𝓋𝑜𝓈.
    𝒮𝓊 𝓅𝓇𝑒𝓈𝑒𝓃𝒸𝒾𝒶 𝓈𝑒𝓇á 𝓂𝓊𝓎 𝑔𝓇𝒶𝓉𝒶 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝓃𝑜𝓈𝑜𝓉𝓇𝑜𝓈, 𝓁𝑒 𝑒𝓈𝓅𝑒𝓇𝒶𝓂𝑜𝓈.


    𝒜𝓉𝓉𝑒:
    ꧁⚜ 𝔏𝔲𝔠𝔦𝔣𝔢𝔯 𝔐𝔬𝔯𝔫𝔦𝔫𝔤𝔰𝔱𝔞𝔯⚜꧂』
    —Mierda... tenemos la inauguración encima y ni siquiera es seguro que vayan a asistir demonios... Espero esto no aplaste a mi manzanita. Había prometido ayudarla con el hotel en la mejor de las disposiciones, pero considerando el poco atractivo que, hasta el momento habían tenido, no podía dejar sus dudas de lado. Suspiró, comenzando a escribir invitaciones para cada demonio, Dios, criatura y demás que conocía, al menos intentaría que no fuera sólo para pecadores. დ『𝒫𝑜𝓇 𝓂𝑒𝒹𝒾𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓅𝓇𝑒𝓈𝑒𝓃𝓉𝑒, 𝓈𝑒 𝓁𝑒 𝒽𝒶𝒸𝑒 𝓊𝓃𝒶 𝒸𝑜𝓇𝒹𝒾𝒶𝓁 𝒾𝓃𝓋𝒾𝓉𝒶𝒸𝒾ó𝓃 𝒶 𝓁𝒶 𝒾𝓃𝒶𝓊𝑔𝓊𝓇𝒶𝒸𝒾ó𝓃/𝒷𝒶𝒾𝓁𝑒 𝒹𝑒𝓁 𝒽𝑜𝓉𝑒𝓁 𝐻𝒶𝓏𝒷𝒾𝓃. 𝐿𝒶 𝑒𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝑒𝓈 𝓁𝒾𝒷𝓇𝑒, 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑒 𝓉𝓇𝒶𝑒𝓇 𝒸𝑜𝓂𝓅𝒶ñí𝒶 𝓎 𝒹𝒾𝓈𝒻𝓇𝓊𝓉𝒶𝓇 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝒸𝑜𝒸𝓉𝑒𝓁𝑒𝓇í𝒶, 𝒶𝓈í 𝒸𝑜𝓂𝑜 𝒶𝓅𝑒𝓇𝒾𝓉𝒾𝓋𝑜𝓈. 𝒮𝓊 𝓅𝓇𝑒𝓈𝑒𝓃𝒸𝒾𝒶 𝓈𝑒𝓇á 𝓂𝓊𝓎 𝑔𝓇𝒶𝓉𝒶 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝓃𝑜𝓈𝑜𝓉𝓇𝑜𝓈, 𝓁𝑒 𝑒𝓈𝓅𝑒𝓇𝒶𝓂𝑜𝓈. 𝒜𝓉𝓉𝑒: ꧁⚜ 𝔏𝔲𝔠𝔦𝔣𝔢𝔯 𝔐𝔬𝔯𝔫𝔦𝔫𝔤𝔰𝔱𝔞𝔯⚜꧂』
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  • 𝕷𝖆𝖘 𝖒𝖆ñ𝖆𝖓𝖆𝖘 𝖘𝖚𝖊𝖑𝖊𝖘 𝖘𝖊𝖗 𝖈𝖆𝖑𝖎𝖉𝖆𝖘, 𝖑𝖆𝖘 𝖙𝖆𝖗𝖉𝖊𝖘 𝖆𝖙𝖆𝖗𝖊𝖆𝖉𝖆𝖘 𝖞 𝖑𝖆𝖘 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊𝖘, 𝖆𝖒𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖘𝖊𝖆𝖓 𝖊𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆𝖘 ... 𝖞 𝖆 𝖙𝖎?
    𝕷𝖆𝖘 𝖒𝖆ñ𝖆𝖓𝖆𝖘 𝖘𝖚𝖊𝖑𝖊𝖘 𝖘𝖊𝖗 𝖈𝖆𝖑𝖎𝖉𝖆𝖘, 𝖑𝖆𝖘 𝖙𝖆𝖗𝖉𝖊𝖘 𝖆𝖙𝖆𝖗𝖊𝖆𝖉𝖆𝖘 𝖞 𝖑𝖆𝖘 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊𝖘, 𝖆𝖒𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖘𝖊𝖆𝖓 𝖊𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆𝖘 ... 𝖞 𝖆 𝖙𝖎?
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  • 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝓙𝑒𝑠𝑠 𝓦𝑖𝑙𝑙𝑜𝑤𝑠

    Hubiera querido llorar. Hubiera querido poder gritar, hacerla entender, rogarle, abrazarla, ponerse de rodillas y suplicarle, hubiera bebido litros y litros de veritaserum, hubiera hecho lo que fuera para no perderla.
    Haber matado a un hombre, haber destrozado el Ministerio de Gran Bretaña, haber sido traicionado por Barnabas, perder su trabajo, ser encarcelado, la suerte que quisiera depararle el Wizengamot… Todo aquello le daba igual, nada era tan importante para él como Jessica, estaba dispuesto a perderlo todo, sabía lo que arriesgaba entrando en el plan de aquel hombre, pero no podia soportar esa mirada que pretendía ser fría, pero que había aprendido a leer tan bien durante aquel tiempo que podia ver todo el dolor, la traición, y el daño que él mismo le había causado a través de su muro helado.

    Jessica no le había convertido en un hombre nuevo. No. Ella había sido la primera y la única que había sabido ver quien era realmente él, le había enseñado un mundo, su mundo, uno feliz junto a ella y como vivirlo. Había reído a carcajadas, había derribado barreras internas, había crecido personal y profesionalmente.
    Y ahora sin ella a su lado había caído en un pozo, en un vacío del que no podia salir.

    Aún podia rememorar con escalofriante detalle las palabras de Jessica aquel terrible día en que ella había descubierto todo, "[...] 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒 [...] 𝑌𝑜 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖."
    Todo lo que había ocurrido después de aquello estaba borroso en su mente, era un barullo de voces, y presencias mientras él era desarmado y maniatado por Jessica.
    Le habían trasladado a las celdas de MACUSA desde donde esperaba el juicio que decidiría su suerte. Desde allí recordaba, rememoraba. Casi siempre se decantaba por los últimos momentos, por aquellos que le habían llevado allí, porque entrarse en aquellos momentos de su relación en los que habían sido felices, dolía mucho más.

    Había preguntado por ella, esperaba poder verla, aún, aunque fuera una necedad, esperaba que pasadas aquellas semanas Jessica hubiera recapacitado, hubiera visto algo de verdad en sus palabras, en su mirada. Pero jamás nadie le dio una respuesta, y ella jamás había bajado a aquellas lúgubres celdas a visitarlo.

    Los días, largos en aquella pequeña celda, se convierten en semanas, y las semanas en meses.
    Casi cuando está a punto de cumplirse su segundo mes allí, la cita con el tribunal mágico es celebrada.
    Sabía que aquella vez sí, volvería a ver a Jessica, y esa expectativa junto con la esperanza de que aquello acabara de una vez por todas, era su mayor motivación en esos momentos.
    El elegante Marcus Byrne hace su aparición en la sala del tribunal con un aspecto mucho más desmejorado, sus rizos despeinados, una suave sombra de barba en su rostro, con una apariencia más delgada, los hombros hundidos por el desánimo, y unos ojos tristes que habían perdido su brillo y que solo buscaban los de la auror que había sido llamada como testigo.

    Las declaraciones de todos los testigos son dilapidarías. Sabía que no tenía mucho que hacer, o más bien dicho nada. No era esperanza en una sentencia favorable lo que vibraba en su pecho, era el miedo que da el saber que tu futuro está en manos de otras personas, que ya no eres dueño de tu vida.

    La sentencia había sido dura y clara, pero su abogado, las vidas salvadas de aquellos niños y su colaboración sobre Barnabas le habían librado de un destino mucho más aciago que el que se le había impuesto.
    Sabía que no iba a recuperar su placa de auror, aquella que le habían arrebatado antes de encerrarlo, sabía que su nombre iría marcado para siempre con aquella terrible mancha. Que no podría dedicarse a lo que había nacido para ser, sabía que aunque no le habían impuesto esa condena, el Marcus Byrne que había sido hasta ese momento había muerto.
    Sabía todo aquello, sabía que ahora debería aprender a vivir como otra persona diferente, que había sido repudiado, expulsado, deshonrado y desterrado. Sabía todo aquello, pero…

    Esa era su última oportunidad, la última vez que podría intentarlo. No la buscaría, no iría tras ella, no la iba a molestar más, no llenaría su vida de dolor, la dejaría ir, desaparecería del mundo, pero tenía que intentarlo, una sola vez más.
    Así por primera vez después de su largo testimonio, cuando ella pasa por su lado, sus labios se despegan, y con voz algo temblorosa, pronuncia su nombre, pero es como un susurro en el viento frente a un paisaje desierto. Se pierde ascendiendo hacia los altos tejados de la sala mientras él sin obtener respuesta ve desaparecer a Jessica por la puerta.

    UN AÑO DESPUES

    Valdora está anclado en las montañas laurentinas de Quebec, aislado del mundo, rodeado de pinos y niebla perpetua.
    Las leyendas cuentan que el pueblo mágico de Valdora, fue fundado en 1674 por magos franco-canadienses que huyendo de la persecución en Europa, siguieron las increíbles luces de la aurora hasta el punto donde estas se encontraban con el suelo, en un bosque de pinos bendecido y protegido por espíritus guardianes de la naturaleza.
    Como rezan los cuentos, aquel pueblo es el lugar donde los terrenal y lo sobrenatural conviven en armonía.

    En aquel emplazamiento idílico y aislado era donde Marcus Byrne había intentado reconstruir su vida.
    Había llegado allí buscando dejar atrás su pasado, tanto física como mentalmente. La primera parte del plan era sencilla, el problema radicaba en la segunda.
    Se había presentado como Connor, dejando atrás su nombre de pila, y nadie conocía su apellido. Tenía una modesta casita y trabajaba en la única taberna del pueblo.

    Ya no era el auror elegante y orgulloso que había sido. Ahora era un camarero, al que nadie había visto sonreír, era un hombre serio y reservado, pero también un vecino tranquilo y amable con todo el mundo, que jamás había provocado o estado involucrado en un solo problema.
    En tan solo un año había conseguido formar parte de la vida y comunidad de aquel pequeño pueblo, sin llegar a exponerse demasiado pero ganándose la confianza de sus parroquianos.

    Marcus… Connor, a pesar de no ser su vocación, era un buen dueño de la barra, conocía a su público, sus horas, gustos y rutinas, aplaudía sus chistes, preguntaba por la familia y el trabajo, y esperaba con interés la respuesta. Él controlaba todo cuanto ocurría entre aquellas paredes, de esa forma cualquier cosa inusual era fácilmente reconocible para él.

    Pero si había algo que jamás hubiera esperado, no allí, no en los confines del mundo, no con él limpiando una jarra de hidromiel de espaldas a la puerta, no fuera de sus sueños, era el volver a escuchar aquella voz, que ella se dirigiera a él de forma directa, que ni si quiera le reconociera, y por supuesto no se esperaba el tener el valor como para girarse y enfrentarla, como para volver a mirarla a los ojos cuando hace un año era todo lo que le había pedido al universo, pero ya no era el mismo hombre que hacía un año.

    — En este pueblo no ocurre nada tan interesante como para llamar la atención de un auror, señorita.


    [𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: Hope Mikaelson ]
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 [FIGHTERAUR0R] Hubiera querido llorar. Hubiera querido poder gritar, hacerla entender, rogarle, abrazarla, ponerse de rodillas y suplicarle, hubiera bebido litros y litros de veritaserum, hubiera hecho lo que fuera para no perderla. Haber matado a un hombre, haber destrozado el Ministerio de Gran Bretaña, haber sido traicionado por Barnabas, perder su trabajo, ser encarcelado, la suerte que quisiera depararle el Wizengamot… Todo aquello le daba igual, nada era tan importante para él como Jessica, estaba dispuesto a perderlo todo, sabía lo que arriesgaba entrando en el plan de aquel hombre, pero no podia soportar esa mirada que pretendía ser fría, pero que había aprendido a leer tan bien durante aquel tiempo que podia ver todo el dolor, la traición, y el daño que él mismo le había causado a través de su muro helado. Jessica no le había convertido en un hombre nuevo. No. Ella había sido la primera y la única que había sabido ver quien era realmente él, le había enseñado un mundo, su mundo, uno feliz junto a ella y como vivirlo. Había reído a carcajadas, había derribado barreras internas, había crecido personal y profesionalmente. Y ahora sin ella a su lado había caído en un pozo, en un vacío del que no podia salir. Aún podia rememorar con escalofriante detalle las palabras de Jessica aquel terrible día en que ella había descubierto todo, "[...] 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑡𝑢 𝑣𝑜𝑧. 𝑁𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒 [...] 𝑌𝑜 𝑦𝑎 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑖." Todo lo que había ocurrido después de aquello estaba borroso en su mente, era un barullo de voces, y presencias mientras él era desarmado y maniatado por Jessica. Le habían trasladado a las celdas de MACUSA desde donde esperaba el juicio que decidiría su suerte. Desde allí recordaba, rememoraba. Casi siempre se decantaba por los últimos momentos, por aquellos que le habían llevado allí, porque entrarse en aquellos momentos de su relación en los que habían sido felices, dolía mucho más. Había preguntado por ella, esperaba poder verla, aún, aunque fuera una necedad, esperaba que pasadas aquellas semanas Jessica hubiera recapacitado, hubiera visto algo de verdad en sus palabras, en su mirada. Pero jamás nadie le dio una respuesta, y ella jamás había bajado a aquellas lúgubres celdas a visitarlo. Los días, largos en aquella pequeña celda, se convierten en semanas, y las semanas en meses. Casi cuando está a punto de cumplirse su segundo mes allí, la cita con el tribunal mágico es celebrada. Sabía que aquella vez sí, volvería a ver a Jessica, y esa expectativa junto con la esperanza de que aquello acabara de una vez por todas, era su mayor motivación en esos momentos. El elegante Marcus Byrne hace su aparición en la sala del tribunal con un aspecto mucho más desmejorado, sus rizos despeinados, una suave sombra de barba en su rostro, con una apariencia más delgada, los hombros hundidos por el desánimo, y unos ojos tristes que habían perdido su brillo y que solo buscaban los de la auror que había sido llamada como testigo. Las declaraciones de todos los testigos son dilapidarías. Sabía que no tenía mucho que hacer, o más bien dicho nada. No era esperanza en una sentencia favorable lo que vibraba en su pecho, era el miedo que da el saber que tu futuro está en manos de otras personas, que ya no eres dueño de tu vida. La sentencia había sido dura y clara, pero su abogado, las vidas salvadas de aquellos niños y su colaboración sobre Barnabas le habían librado de un destino mucho más aciago que el que se le había impuesto. Sabía que no iba a recuperar su placa de auror, aquella que le habían arrebatado antes de encerrarlo, sabía que su nombre iría marcado para siempre con aquella terrible mancha. Que no podría dedicarse a lo que había nacido para ser, sabía que aunque no le habían impuesto esa condena, el Marcus Byrne que había sido hasta ese momento había muerto. Sabía todo aquello, sabía que ahora debería aprender a vivir como otra persona diferente, que había sido repudiado, expulsado, deshonrado y desterrado. Sabía todo aquello, pero… Esa era su última oportunidad, la última vez que podría intentarlo. No la buscaría, no iría tras ella, no la iba a molestar más, no llenaría su vida de dolor, la dejaría ir, desaparecería del mundo, pero tenía que intentarlo, una sola vez más. Así por primera vez después de su largo testimonio, cuando ella pasa por su lado, sus labios se despegan, y con voz algo temblorosa, pronuncia su nombre, pero es como un susurro en el viento frente a un paisaje desierto. Se pierde ascendiendo hacia los altos tejados de la sala mientras él sin obtener respuesta ve desaparecer a Jessica por la puerta. UN AÑO DESPUES Valdora está anclado en las montañas laurentinas de Quebec, aislado del mundo, rodeado de pinos y niebla perpetua. Las leyendas cuentan que el pueblo mágico de Valdora, fue fundado en 1674 por magos franco-canadienses que huyendo de la persecución en Europa, siguieron las increíbles luces de la aurora hasta el punto donde estas se encontraban con el suelo, en un bosque de pinos bendecido y protegido por espíritus guardianes de la naturaleza. Como rezan los cuentos, aquel pueblo es el lugar donde los terrenal y lo sobrenatural conviven en armonía. En aquel emplazamiento idílico y aislado era donde Marcus Byrne había intentado reconstruir su vida. Había llegado allí buscando dejar atrás su pasado, tanto física como mentalmente. La primera parte del plan era sencilla, el problema radicaba en la segunda. Se había presentado como Connor, dejando atrás su nombre de pila, y nadie conocía su apellido. Tenía una modesta casita y trabajaba en la única taberna del pueblo. Ya no era el auror elegante y orgulloso que había sido. Ahora era un camarero, al que nadie había visto sonreír, era un hombre serio y reservado, pero también un vecino tranquilo y amable con todo el mundo, que jamás había provocado o estado involucrado en un solo problema. En tan solo un año había conseguido formar parte de la vida y comunidad de aquel pequeño pueblo, sin llegar a exponerse demasiado pero ganándose la confianza de sus parroquianos. Marcus… Connor, a pesar de no ser su vocación, era un buen dueño de la barra, conocía a su público, sus horas, gustos y rutinas, aplaudía sus chistes, preguntaba por la familia y el trabajo, y esperaba con interés la respuesta. Él controlaba todo cuanto ocurría entre aquellas paredes, de esa forma cualquier cosa inusual era fácilmente reconocible para él. Pero si había algo que jamás hubiera esperado, no allí, no en los confines del mundo, no con él limpiando una jarra de hidromiel de espaldas a la puerta, no fuera de sus sueños, era el volver a escuchar aquella voz, que ella se dirigiera a él de forma directa, que ni si quiera le reconociera, y por supuesto no se esperaba el tener el valor como para girarse y enfrentarla, como para volver a mirarla a los ojos cuando hace un año era todo lo que le había pedido al universo, pero ya no era el mismo hombre que hacía un año. — En este pueblo no ocurre nada tan interesante como para llamar la atención de un auror, señorita. [𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: [thetribrid] ]
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  • "𝑬𝒍 𝒉𝒊𝒆𝒓𝒓𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒕𝒆𝒈𝒆, 𝒍𝒂 𝒔𝒂𝒍 𝒏𝒐𝒔 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒅𝒂"
    Fandom Embrujadas
    Categoría Acción
    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: Prudence Warren

    Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas.
    Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos.
    La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían.

    Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido.

    Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones.
    La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás.
    Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie.

    Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado.
    No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido.

    Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía.
    Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando.
    El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo.

    — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo.

    — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas.

    No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía.

    [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: Hope Mikaelson ]
    >> 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: [THESEC0NDWARREN] Lucien Blackthorne era el mejor cazador de brujas de la comarca. Había muchos más, pero ninguno era como él. Muchas veces, más de las que le gustaría, compartía su trabajo con un grupo más grande de cazadores. Él trabajaba mejor solo, pero las aldeas estaban más tranquilas cuando el número de cazadores superaba al de las supuestas brujas. Aldeas que, una vez la amenaza era erradicada, desviaban su miedo y su odio de las brujas hacia ellos. La gente corriente no se fiaba de ellos. No eran seres demoniacos como los que poblaban sus pesadillas pero tampoco eran gente corriente, era aquellos que mantenían a salvo a todo el mundo, pero terminaban el día aislados, escondidos, como los seres que perseguían. Puede que aquello fuera algo triste, si los cazadores no fueran niños perdidos, huérfanos, bastardos o repudiados que llegaban hasta sus maestros a una tierna edad. Así los hombres en los que se convertían no entendían de soledad, no sabían vivir en comunidad ni añoraban sentirse arropados por iguales, porque jamás lo habían conocido. Lucien era el más solitario de todos. El más extraño entre aquel grupo de forasteros, el más callado, el que no se dejaba llevar por nada más que por sus ideas, aunque fueran contrarias a todas a su alrededor. Aquella era una de las razones por las que le gustaba trabajar solo, no iba a aceptar órdenes de nadie, él tomaba sus propias decisiones. La última vez que había formado parte de un gran grupo en una gran cacería había sido más de veinte años atrás. Melinda Warren había conseguido que una decena de cazadores fueran tras ella, él había sido uno de ellos, pero al contrario que sus congéneres, él había participado en la caza y captura de la bruja, pero una vez atrapada y habiendo seguido el rastro de la misma durante todo aquel tiempo, Lucien sabía que aquella mujer si, era una bruja, pero no, no era una amenaza para absolutamente nadie. Se había negado a seguir con aquello, pero no podia enfrentarse a todo el grupo de cazadores y a la aldea, él acabaría en la hoguera junto con ella, alegando que la bruja le había hechizado. No había estado de acuerdo con aquello, pero no había hecho nada al respecto, tan solo había dado media vuelta y había desaparecido. Aquella había sido la última vez que había colaborado con más personas. Desde ese momento había llevado su política de trabajar solo de forma estricta, él era el único que decidía. Y no había si quiera pensado en cambiar aquello, ni si quiera cuando llega a sus manos la petición que requería sus servicios de nuevo en el mismo lugar que 20 años atrás. Pero sus pasos, curiosos, le vuelven a llevar por las cercanías de la aldea, donde encuentra el campamento de cazadores que claramente se estaban preparando. El peliblanco baja de su caballo y se acerca a la hoguera central con paso tranquilo. — El hierro nos protege, — aquellas primeras palabras dichas con un tono grave son a la vez un saludo y una señal de hermandad, aunque su aspecto no dejaba lugar a demasiadas dudas. — ¿Comenzará la caza esta noche? — Mientras habla, el recién llegado extiende su requerimiento, ofreciéndolo a quien quisiera leerlo. — La sal nos guarda, hermano. — El hombre más cercano a él alza la mirada y nada más verle se pone de pie, ofreciendo una mano que Lucien estrecha con fuerza. —Sí, sombras han vuelto a la aldea, y esta noche acabaremos con ellas. No hace falta decir mucho más, tampoco era hombre de muchas palabras, pero tenía una pequeña intuición, y quería resolverla. El resultado de su duda determinaría si se quedaba o desaparecía. [ 𝑓𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟: [thetribrid] ]
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