— No había visto a Gaudy ni a la hora de desayunar, ni a la hora de comer, así es que no había tenido oportunidad de hablar con él.

Después de comer subió corriendo las escaleras de la posada que conducían a las habitaciones y recorrió el largo pasillo hasta alcanzar la habitación de Gaudy.

"¿Por qué puñetas ha escogido una habitación tan alejada de las demás?" pensó para sus adentros pues la habitación de Gaudy era la última del pasillo.

En el fondo sabía la respuesta, de hecho sus mejillas se enrojecieron notablemente y no era por la carrera que estaba echando, pero prefería no pensarlo demasiado o moriría de vergüenza.

Al fin llegó a la puerta de la habitación de Gaudy y entró dentro de la misma corriendo y sin llamar. —

❝¡Gaudy, te necesito!❞

Gaudy Gabriev
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