Rei conducía por las bulliciosas calles de la ciudad, una vez más se convirtió en una especie de taxi personal para su amigo, el vampiro veia dificil negarle favores a los demás, incluso si eso significaba gastar su propio dinero en unos caprichos indulgentes. El ruido y el bullicio parecían llenar el espacio a su alrededor, irritando sus sentidos vampíricos, el pobre tuvo que entrecerrar sus ojos mientras ajustaba las gafas de sol y suspiraba con molestia.
—Maldito sol. —murmuró para sí mismo mientras evitaba las miradas curiosas de la gente afuera. No podía evitar sentirse incómodo bajo su brillo abrasador. El ruido constante de los cláxones y las conversaciones animadas en la calle comenzaban a formar un zumbido ensordecedor en sus oídos sensibles.
Aunque todo empezó como una pequeña broma, Rei se quedó helado cuando vio el resumen que indicaba el monto total gastado en todas las compras. Sus ojos escarlata se abrieron de par en par y su expresión se volvió impasible, él ya era muy pálido, sin embargo el poco color que aún tenía en su piel se dreno dejándolo tan blanco como un fantasma, la cifra que sus ojos vieron era impactante.
Sus labios se tensaron en una línea apretada y se pasó una mano por el cabello al tiempo que sentía una ligera punzada de preocupación. —A-ah!... supongo que deberé comer arroz por todo un mes. —
—Maldito sol. —murmuró para sí mismo mientras evitaba las miradas curiosas de la gente afuera. No podía evitar sentirse incómodo bajo su brillo abrasador. El ruido constante de los cláxones y las conversaciones animadas en la calle comenzaban a formar un zumbido ensordecedor en sus oídos sensibles.
Aunque todo empezó como una pequeña broma, Rei se quedó helado cuando vio el resumen que indicaba el monto total gastado en todas las compras. Sus ojos escarlata se abrieron de par en par y su expresión se volvió impasible, él ya era muy pálido, sin embargo el poco color que aún tenía en su piel se dreno dejándolo tan blanco como un fantasma, la cifra que sus ojos vieron era impactante.
Sus labios se tensaron en una línea apretada y se pasó una mano por el cabello al tiempo que sentía una ligera punzada de preocupación. —A-ah!... supongo que deberé comer arroz por todo un mes. —
Rei conducía por las bulliciosas calles de la ciudad, una vez más se convirtió en una especie de taxi personal para su amigo, el vampiro veia dificil negarle favores a los demás, incluso si eso significaba gastar su propio dinero en unos caprichos indulgentes. El ruido y el bullicio parecían llenar el espacio a su alrededor, irritando sus sentidos vampíricos, el pobre tuvo que entrecerrar sus ojos mientras ajustaba las gafas de sol y suspiraba con molestia.
—Maldito sol. —murmuró para sí mismo mientras evitaba las miradas curiosas de la gente afuera. No podía evitar sentirse incómodo bajo su brillo abrasador. El ruido constante de los cláxones y las conversaciones animadas en la calle comenzaban a formar un zumbido ensordecedor en sus oídos sensibles.
Aunque todo empezó como una pequeña broma, Rei se quedó helado cuando vio el resumen que indicaba el monto total gastado en todas las compras. Sus ojos escarlata se abrieron de par en par y su expresión se volvió impasible, él ya era muy pálido, sin embargo el poco color que aún tenía en su piel se dreno dejándolo tan blanco como un fantasma, la cifra que sus ojos vieron era impactante.
Sus labios se tensaron en una línea apretada y se pasó una mano por el cabello al tiempo que sentía una ligera punzada de preocupación. —A-ah!... supongo que deberé comer arroz por todo un mes. —