No sabía cuanto tiempo había pasado desde que vio por última vez a Alex. Su mejor amigo. Habían hablado muchísimo por teléfono para ponerse un poco al día pero no habían hecho de las suyas desde Dios sabe cuando. Por eso aquello no podía continuar así. Tenían que verse sí o sí para entrar en detalles sobre todo lo ocurrido.

Los rumores circulaban por sí solos y quería enterarse por él, no por una estúpida red social.

Así que quedaron en su discoteca de confianza. En el reservado, por supuesto. Al fin y al cabo, algo de intimidad era lo ideal para aquella noche, además de pasarlo bien. Sabía que iba a tener que lidiar con algún que otro de seguridad por el status de su mejor amigo pero nada que no pudiese soportar. Total. Ya eran muchos años viviendo así.

Seán llegó el primero, pidiendo lo de siempre nada más llegar y colocando las gafas de sol en la camisa, mirando un poco el ambiente alrededor. La verdad es que siempre estaba animado, incluso cuando el rey de la fiesta aún no había llegado.