—¡Que carajos me diste!, me siento mal.
Notó que al suspirar la respiración se le entrecortara, la vista comenzaba a nublársele, en sí, las extremidades no le obedecían, dentro de ella sabía que el salir con él era peligroso.
Notó que al suspirar la respiración se le entrecortara, la vista comenzaba a nublársele, en sí, las extremidades no le obedecían, dentro de ella sabía que el salir con él era peligroso.
—¡Que carajos me diste!, me siento mal.
Notó que al suspirar la respiración se le entrecortara, la vista comenzaba a nublársele, en sí, las extremidades no le obedecían, dentro de ella sabía que el salir con él era peligroso.