饾殏饾殐饾櫚饾殎饾殐饾櫞饾殎 c/ Mackenzie J Montgomery

A pesar de que el segundo teléfono móvil a su nombre recibía infinidad de notificaciones de avisos por la mención en secciones de noticias sobre palabras clave como "Mackenzie Montgomery", "Montgomery", "U-Vape", o "Utopia", Devin siempre las consultaba con el corazón desbocado y la posibilidad de lo improbable llenándole la mente. Habían pasado años desde que alguna de aquellas notificaciones le había sido de ayuda, pero era un corredor de fondo, era paciente, y lo poco que conseguía saber sobre su diosa mantenía su devoción y fijación por ella intactas.

Nunca una alerta había sido tan significativa como la recibida un par de semanas atrás. Un congreso, un congreso organizado por la directiva de U-Vape, un congreso que reuniría a empresarios, representantes de los Paraísos, figuras de autoridad... todo aquello estaba muy bien, pero lo único que le importaba es que llevaría a Mackenzie J. Montgomery hasta Denver, en Colorado. Y allí estaría él.

16 horas de carretera separaban su destino de San Diego, donde vivía con su mujer y sus tres hijos, 16 horas al volante que recorrería sin dejar de sonreír, demasiado aterrorizado incluso a su edad ante la idea de volar. ¿La excusa? Un viaje de trabajo, un congreso ficticio que se ocupó de generar en una página web, un dominio de pago... todo merecía la pena si el premio era volver a respirar el mismo aire que el motivo de su insana obsesión. ¿Y cómo justificar un congreso para contables? Apoyándose en la confianza plena de su mujer en él.

Ganarse el acceso al congreso había sido más complejo; pero con el tiempo su capacidad para sortear la seguridad digital se había visto preocupantemente mejorada. Para su beneficio.

Dos intensos días de solitaria conducción le llevaron hasta Denver un día antes de que empezase el congreso. Como una cruel burla, la radio escupió "Stupid Things", de Keane, cuando entraba en la ciudad. Después de las primeras frases, con el ceño fruncido, Dev apagó la retransmisión y se centró en las indicaciones del GPS que le guiaba ya hacia el hotel en el que se hospedaría, cercano al centro de congresos, pero adecuado a su modesto bolsillo. Casi podía sentir la cercanía de Mackenzie. Solo unas horas más, solo unas horas y podría, por fin, verla.
饾殏饾殐饾櫚饾殎饾殐饾櫞饾殎 c/ [Theruthlesstwin] A pesar de que el segundo teléfono móvil a su nombre recibía infinidad de notificaciones de avisos por la mención en secciones de noticias sobre palabras clave como "Mackenzie Montgomery", "Montgomery", "U-Vape", o "Utopia", Devin siempre las consultaba con el corazón desbocado y la posibilidad de lo improbable llenándole la mente. Habían pasado años desde que alguna de aquellas notificaciones le había sido de ayuda, pero era un corredor de fondo, era paciente, y lo poco que conseguía saber sobre su diosa mantenía su devoción y fijación por ella intactas. Nunca una alerta había sido tan significativa como la recibida un par de semanas atrás. Un congreso, un congreso organizado por la directiva de U-Vape, un congreso que reuniría a empresarios, representantes de los Paraísos, figuras de autoridad... todo aquello estaba muy bien, pero lo único que le importaba es que llevaría a Mackenzie J. Montgomery hasta Denver, en Colorado. Y allí estaría él. 16 horas de carretera separaban su destino de San Diego, donde vivía con su mujer y sus tres hijos, 16 horas al volante que recorrería sin dejar de sonreír, demasiado aterrorizado incluso a su edad ante la idea de volar. ¿La excusa? Un viaje de trabajo, un congreso ficticio que se ocupó de generar en una página web, un dominio de pago... todo merecía la pena si el premio era volver a respirar el mismo aire que el motivo de su insana obsesión. ¿Y cómo justificar un congreso para contables? Apoyándose en la confianza plena de su mujer en él. Ganarse el acceso al congreso había sido más complejo; pero con el tiempo su capacidad para sortear la seguridad digital se había visto preocupantemente mejorada. Para su beneficio. Dos intensos días de solitaria conducción le llevaron hasta Denver un día antes de que empezase el congreso. Como una cruel burla, la radio escupió "Stupid Things", de Keane, cuando entraba en la ciudad. Después de las primeras frases, con el ceño fruncido, Dev apagó la retransmisión y se centró en las indicaciones del GPS que le guiaba ya hacia el hotel en el que se hospedaría, cercano al centro de congresos, pero adecuado a su modesto bolsillo. Casi podía sentir la cercanía de Mackenzie. Solo unas horas más, solo unas horas y podría, por fin, verla.
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