Odio Ardiente: El Confrontamiento Definitivo
Fandom Slayers
Categoría Anime / Mangas
Rol con:
[DragonLady]
[Xellos]
[Reena]
[Zelgadiss]
Ameria

Gaudy, atormentado por lo que sus ojos habían presenciado, había buscado refugio en la penumbra de una taberna.

Con su espada desprendida de su cinturón y apoyada en la silla vacía a su lado, el guerrero trataba de hacer desaparecer sus pensamientos y el dolor que rugía en lo más hondo de su corazón.

Hacía varios minutos que había perdido la cuenta de las cervezas que había bebido. El alcohol le quemaba la garganta, pero no era suficiente para ahogar el fuego que ardía en su pecho.

Gaudy revivía una y otra vez la escena que había presenciado: Reena y Xellos, unidos en un beso que él aún sentía como una puñalada en el corazón.

Últimamente Reena y él se evitaban. Era una forma de evitar hacerse daño mutuamente, ahora que las heridas estaban abiertas. Pero aquella tarde los pasos del guerrero lo habían llevado al lugar donde Reena y Xellos se besaban a varios metros de él.

Quería irse de allí, pero parecía que su cuerpo se negaba a responder a sus órdenes. Les vio besarse, abrazarse, reír juntos... Reena estaba feliz. Probablemente mucho más feliz de lo que jamás la vio estando con él.

¿Cómo puede un hombre soportar ver a otro besando y abrazando a la mujer que él ama? ¿Cómo puede un hombre soportar que otro haga feliz a la mujer que él ama?

Ahora, aquella noche y en aquella taberna, el recuerdo de los momentos compartidos con la hechicera, de sus risas y aventuras a lo largo de unos cinco años, se mezclaba con la dolorosa certeza de que ya jamás volverían a estar juntos. Xellos sabía darle a Reena algo que ella necesitaba y él jamás descubrió qué era.

El dolor fue opacado por el odio. Un fuerte odio hacia el mazoku. Cerró una de sus manos en forma de puño y la apretó con fuerza.

—¡Reena, maldita sea! ¿Cómo pudiste elegir a ese maldito mazoku? —gruñó sin preocuparse por las miradas de los clientes que lo observaban con sorpresa.

Sus palabras estaban cargadas de veneno y su mente estaba atormentada por las imágenes que no podía borrar de su cabeza. Cada vez que recordaba el beso de Reena y Xellos, sentía como si su corazón fuera arrancado de su pecho.

Rol con: [DragonLady] [Xellos] [Reena] [Zelgadiss] [Ameria] Gaudy, atormentado por lo que sus ojos habían presenciado, había buscado refugio en la penumbra de una taberna. Con su espada desprendida de su cinturón y apoyada en la silla vacía a su lado, el guerrero trataba de hacer desaparecer sus pensamientos y el dolor que rugía en lo más hondo de su corazón. Hacía varios minutos que había perdido la cuenta de las cervezas que había bebido. El alcohol le quemaba la garganta, pero no era suficiente para ahogar el fuego que ardía en su pecho. Gaudy revivía una y otra vez la escena que había presenciado: Reena y Xellos, unidos en un beso que él aún sentía como una puñalada en el corazón. Últimamente Reena y él se evitaban. Era una forma de evitar hacerse daño mutuamente, ahora que las heridas estaban abiertas. Pero aquella tarde los pasos del guerrero lo habían llevado al lugar donde Reena y Xellos se besaban a varios metros de él. Quería irse de allí, pero parecía que su cuerpo se negaba a responder a sus órdenes. Les vio besarse, abrazarse, reír juntos... Reena estaba feliz. Probablemente mucho más feliz de lo que jamás la vio estando con él. ¿Cómo puede un hombre soportar ver a otro besando y abrazando a la mujer que él ama? ¿Cómo puede un hombre soportar que otro haga feliz a la mujer que él ama? Ahora, aquella noche y en aquella taberna, el recuerdo de los momentos compartidos con la hechicera, de sus risas y aventuras a lo largo de unos cinco años, se mezclaba con la dolorosa certeza de que ya jamás volverían a estar juntos. Xellos sabía darle a Reena algo que ella necesitaba y él jamás descubrió qué era. El dolor fue opacado por el odio. Un fuerte odio hacia el mazoku. Cerró una de sus manos en forma de puño y la apretó con fuerza. —¡Reena, maldita sea! ¿Cómo pudiste elegir a ese maldito mazoku? —gruñó sin preocuparse por las miradas de los clientes que lo observaban con sorpresa. Sus palabras estaban cargadas de veneno y su mente estaba atormentada por las imágenes que no podía borrar de su cabeza. Cada vez que recordaba el beso de Reena y Xellos, sentía como si su corazón fuera arrancado de su pecho.
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