A place to call home
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐋𝐢𝐟𝐞 𝐭𝐚𝐤𝐞𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐮𝐧𝐞𝐱𝐩𝐞𝐜𝐭𝐞𝐝 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐬,
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐛𝐫𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐨𝐦𝐞
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ➤ Rol con 𝐊A𝐘L𝐀 𝐒I𝐋V𝐄R𝐅O𝐗
Kayla había demostrado tener dotes únicas para los negocios, especialmente si estos incluían la posibilidad de regatear. Aunque aquella cabaña a poco más de quince minutos del pueblo no tenía un precio elevado al estar en una situación bastante penosa, la fémina había conseguido con envidiable capacidad que lo redujeran un poco más por el simple hecho de que la reforma les iba a resultar más cara que la compra del propio inmueble. O los restos del mismo, en realidad.
Invirtieron casi un día entero en analizar en profundidad las necesidades del inmueble para transformarlo en un lugar habitable, al menos en parte. Alzar muros, cableado y fontanería nuevos, un buen aislamiento… el presupuesto crecía a velocidad exponencial, pero las ilusiones lo hacían con él, y ambos habían acordado cargar con la mano de obra, algo que reduciría los costes.
Trabajando en la construcción era diez veces más sencillo extrapolar el precio de los materiales a papel para hacerse una idea aproximada de qué y cuánto. No obstante, se les presentaban unas semanas de trabajo duro al tener que ampliar el aulario. La población de niños estaba creciendo y, con ello, los puestos en el colegio se reducían notoriamente. El arquitecto les había entregado hacía tiempo los planos para la ampliación, pero las lluvias y otras cuestiones tanto dentro como fuera del edificio ya existente habían provocado un retraso importante.
Ahora que tenían uno de los muros laterales alzado y que las columnas de hormigón se habían secado apropiadamente, llegaba el momento de colocar la viga para sostener una parte importante del peso del tejado para poder dar pie a una posible ampliación en el futuro de un segundo piso. Con las directrices adecuadas desde el suelo, no parecía muy complicado que quién manejaba la grúa colocara aquel portentoso peso metálico sobre las columnas pero, de todas maneras, los obreros no implicados se mantuvieron expectantes por si debían intervenir.
No sucedía a menudo, de hecho, la probabilidad de fallo era tan baja que resultaba irrisoriamente inexistente. Pero un despiste y la viga golpeó con estruendosa fuerza una parte de la infraestructura. Al principio solo pareció un susto, pero el oído de Logan era el de un depredador. El crujido desencadenó una oleada de adrenalina que tardó un segundo menos que él en moverse.
— ¡Aleja la puta viga!
El gruñido alertó más a sus compañeros que la reacción de este. No obstante, el verdadero caos se desató en el instante en el cuál la pared cedió. Conocía el interior del edificio como si hubiera vivido allí, así que sabía que había críos de poco más de cuatro años en el interior que protegía el lado golpeado. Optó por la opción más sencilla: entrar por la ventana. Tuvo reparos al principio, pero la urgencia de la situación requería medidas desesperadas. Por suerte, no había críos cerca de su entrada para nada triunfal, y Kayla ya había pedido que se alejaran tras el golpe y el inicio del derrumbe. No obstante, aunque ella les instaba a salir del aula, la fuerza de la gravedad era mucho más cruel con el tiempo que tenían para evitar una catástrofe. Chasqueó la lengua tras intercambiar una mirada con la fémina y acudió a contener el efecto del desplome que se había iniciado con la pared y ahora continuaba con la habitación superior. Se alejó de los escombros que casi le sepultan y recogió a uno de los críos, saliendo del aula a pasos agigantados.
Tenía golpes que sanaron de inmediato, restos de cortes en los brazos por atravesar un cristal, pero lo que podía haber sido una tragedia solo resultaría en un incremento del presupuesto a invertir… cuando el ruido cesó, se giró hacia Kayla y los pequeños que, asustados, algunos lloraban.
— ¿Están todos bien? – inquirió, dejando al que había recogido en el suelo –. Voy a matar al gilipollas que ha provocado esto, te lo juro.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐛𝐫𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐨𝐦𝐞
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ➤ Rol con 𝐊A𝐘L𝐀 𝐒I𝐋V𝐄R𝐅O𝐗
Kayla había demostrado tener dotes únicas para los negocios, especialmente si estos incluían la posibilidad de regatear. Aunque aquella cabaña a poco más de quince minutos del pueblo no tenía un precio elevado al estar en una situación bastante penosa, la fémina había conseguido con envidiable capacidad que lo redujeran un poco más por el simple hecho de que la reforma les iba a resultar más cara que la compra del propio inmueble. O los restos del mismo, en realidad.
Invirtieron casi un día entero en analizar en profundidad las necesidades del inmueble para transformarlo en un lugar habitable, al menos en parte. Alzar muros, cableado y fontanería nuevos, un buen aislamiento… el presupuesto crecía a velocidad exponencial, pero las ilusiones lo hacían con él, y ambos habían acordado cargar con la mano de obra, algo que reduciría los costes.
Trabajando en la construcción era diez veces más sencillo extrapolar el precio de los materiales a papel para hacerse una idea aproximada de qué y cuánto. No obstante, se les presentaban unas semanas de trabajo duro al tener que ampliar el aulario. La población de niños estaba creciendo y, con ello, los puestos en el colegio se reducían notoriamente. El arquitecto les había entregado hacía tiempo los planos para la ampliación, pero las lluvias y otras cuestiones tanto dentro como fuera del edificio ya existente habían provocado un retraso importante.
Ahora que tenían uno de los muros laterales alzado y que las columnas de hormigón se habían secado apropiadamente, llegaba el momento de colocar la viga para sostener una parte importante del peso del tejado para poder dar pie a una posible ampliación en el futuro de un segundo piso. Con las directrices adecuadas desde el suelo, no parecía muy complicado que quién manejaba la grúa colocara aquel portentoso peso metálico sobre las columnas pero, de todas maneras, los obreros no implicados se mantuvieron expectantes por si debían intervenir.
No sucedía a menudo, de hecho, la probabilidad de fallo era tan baja que resultaba irrisoriamente inexistente. Pero un despiste y la viga golpeó con estruendosa fuerza una parte de la infraestructura. Al principio solo pareció un susto, pero el oído de Logan era el de un depredador. El crujido desencadenó una oleada de adrenalina que tardó un segundo menos que él en moverse.
— ¡Aleja la puta viga!
El gruñido alertó más a sus compañeros que la reacción de este. No obstante, el verdadero caos se desató en el instante en el cuál la pared cedió. Conocía el interior del edificio como si hubiera vivido allí, así que sabía que había críos de poco más de cuatro años en el interior que protegía el lado golpeado. Optó por la opción más sencilla: entrar por la ventana. Tuvo reparos al principio, pero la urgencia de la situación requería medidas desesperadas. Por suerte, no había críos cerca de su entrada para nada triunfal, y Kayla ya había pedido que se alejaran tras el golpe y el inicio del derrumbe. No obstante, aunque ella les instaba a salir del aula, la fuerza de la gravedad era mucho más cruel con el tiempo que tenían para evitar una catástrofe. Chasqueó la lengua tras intercambiar una mirada con la fémina y acudió a contener el efecto del desplome que se había iniciado con la pared y ahora continuaba con la habitación superior. Se alejó de los escombros que casi le sepultan y recogió a uno de los críos, saliendo del aula a pasos agigantados.
Tenía golpes que sanaron de inmediato, restos de cortes en los brazos por atravesar un cristal, pero lo que podía haber sido una tragedia solo resultaría en un incremento del presupuesto a invertir… cuando el ruido cesó, se giró hacia Kayla y los pequeños que, asustados, algunos lloraban.
— ¿Están todos bien? – inquirió, dejando al que había recogido en el suelo –. Voy a matar al gilipollas que ha provocado esto, te lo juro.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐋𝐢𝐟𝐞 𝐭𝐚𝐤𝐞𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐮𝐧𝐞𝐱𝐩𝐞𝐜𝐭𝐞𝐝 𝐩𝐥𝐚𝐜𝐞𝐬,
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐛𝐫𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐡𝐨𝐦𝐞
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ➤ Rol con [thxsilverfox]
Kayla había demostrado tener dotes únicas para los negocios, especialmente si estos incluían la posibilidad de regatear. Aunque aquella cabaña a poco más de quince minutos del pueblo no tenía un precio elevado al estar en una situación bastante penosa, la fémina había conseguido con envidiable capacidad que lo redujeran un poco más por el simple hecho de que la reforma les iba a resultar más cara que la compra del propio inmueble. O los restos del mismo, en realidad.
Invirtieron casi un día entero en analizar en profundidad las necesidades del inmueble para transformarlo en un lugar habitable, al menos en parte. Alzar muros, cableado y fontanería nuevos, un buen aislamiento… el presupuesto crecía a velocidad exponencial, pero las ilusiones lo hacían con él, y ambos habían acordado cargar con la mano de obra, algo que reduciría los costes.
Trabajando en la construcción era diez veces más sencillo extrapolar el precio de los materiales a papel para hacerse una idea aproximada de qué y cuánto. No obstante, se les presentaban unas semanas de trabajo duro al tener que ampliar el aulario. La población de niños estaba creciendo y, con ello, los puestos en el colegio se reducían notoriamente. El arquitecto les había entregado hacía tiempo los planos para la ampliación, pero las lluvias y otras cuestiones tanto dentro como fuera del edificio ya existente habían provocado un retraso importante.
Ahora que tenían uno de los muros laterales alzado y que las columnas de hormigón se habían secado apropiadamente, llegaba el momento de colocar la viga para sostener una parte importante del peso del tejado para poder dar pie a una posible ampliación en el futuro de un segundo piso. Con las directrices adecuadas desde el suelo, no parecía muy complicado que quién manejaba la grúa colocara aquel portentoso peso metálico sobre las columnas pero, de todas maneras, los obreros no implicados se mantuvieron expectantes por si debían intervenir.
No sucedía a menudo, de hecho, la probabilidad de fallo era tan baja que resultaba irrisoriamente inexistente. Pero un despiste y la viga golpeó con estruendosa fuerza una parte de la infraestructura. Al principio solo pareció un susto, pero el oído de Logan era el de un depredador. El crujido desencadenó una oleada de adrenalina que tardó un segundo menos que él en moverse.
— ¡Aleja la puta viga!
El gruñido alertó más a sus compañeros que la reacción de este. No obstante, el verdadero caos se desató en el instante en el cuál la pared cedió. Conocía el interior del edificio como si hubiera vivido allí, así que sabía que había críos de poco más de cuatro años en el interior que protegía el lado golpeado. Optó por la opción más sencilla: entrar por la ventana. Tuvo reparos al principio, pero la urgencia de la situación requería medidas desesperadas. Por suerte, no había críos cerca de su entrada para nada triunfal, y Kayla ya había pedido que se alejaran tras el golpe y el inicio del derrumbe. No obstante, aunque ella les instaba a salir del aula, la fuerza de la gravedad era mucho más cruel con el tiempo que tenían para evitar una catástrofe. Chasqueó la lengua tras intercambiar una mirada con la fémina y acudió a contener el efecto del desplome que se había iniciado con la pared y ahora continuaba con la habitación superior. Se alejó de los escombros que casi le sepultan y recogió a uno de los críos, saliendo del aula a pasos agigantados.
Tenía golpes que sanaron de inmediato, restos de cortes en los brazos por atravesar un cristal, pero lo que podía haber sido una tragedia solo resultaría en un incremento del presupuesto a invertir… cuando el ruido cesó, se giró hacia Kayla y los pequeños que, asustados, algunos lloraban.
— ¿Están todos bien? – inquirió, dejando al que había recogido en el suelo –. Voy a matar al gilipollas que ha provocado esto, te lo juro.
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