Asomarse al balcón de su flet tras varias horas de dar vueltas en el lecho, porque en su mente aún resuenan el chocar de los aceros y los tambores de guerra, las órdenes gritadas y los estertores de agonía.
Hay paz en el hogar, calma en la noche. Las luces de Elbereth se atisban entre el follaje, las aves nocturnas saltan entre las ramas.
La cálida mano de Haldir sobre el hombro trayéndola a la realidad, eterno lazo protector que se afianza con el abrazo de una manta compartida.
Qué haría ella sin su padre.
Hay paz en el hogar, calma en la noche. Las luces de Elbereth se atisban entre el follaje, las aves nocturnas saltan entre las ramas.
La cálida mano de Haldir sobre el hombro trayéndola a la realidad, eterno lazo protector que se afianza con el abrazo de una manta compartida.
Qué haría ella sin su padre.
Asomarse al balcón de su flet tras varias horas de dar vueltas en el lecho, porque en su mente aún resuenan el chocar de los aceros y los tambores de guerra, las órdenes gritadas y los estertores de agonía.
Hay paz en el hogar, calma en la noche. Las luces de Elbereth se atisban entre el follaje, las aves nocturnas saltan entre las ramas.
La cálida mano de Haldir sobre el hombro trayéndola a la realidad, eterno lazo protector que se afianza con el abrazo de una manta compartida.
Qué haría ella sin su padre.