https://ficrol.com/posts/54890 - Prev. con [Adda] y Kite VhanDhersmooth
En plena faena, se detiene por un momento a escuchar las palabras que escupe Adda y su sorpresa no hace otra cosa que crecer más y más. La Eterna parece genuinamente molesta con todo lo que Tolek está haciendo, pese a que fue ella misma la que le pidió ayuda en primer lugar. Ambos son conocidos de Kite, ambos han compartido tiempo agradable con ella y puede que ambos la consideren o lleguen a considerar algo así como una amiga. Pero de ahí a que se haya acostado con ella hay un abismo, uno que le ofende pues está claro que él no se anda regalando por ahí como si fuera soltero, como si fuera galán, como si no tuviera el aspecto de un zombie a medio devorar. Le parece una burla.
Además, Tolek no permitiría que Adda resultara quemada o congelada, ni le está pidiendo que le recite la biblia a Kite, sólo le pidió que leyera una carta e igual de útil hubiera sido que no la leyera, pero se la alcanzara al menos para él mismo poder leerla desde donde está, sin tener que arriesgarse a que Kite le haga daño o tener que bajar de la cama y perder tiempo valioso en su torpeza para andar.
Para cuando Adda termina de hablar, Tolek tiene la mandíbula tensa por contenerse de responderle, y sólo cuando ella se va piensa que la Eterna está siendo demasiado egoísta.
— Sí, vete y abandóname cuando te necesito. No eres la primera ni serás la última... —masculla.
Él mismo tendrá que leer la carta y encargarse de este desastre en el que se metió por querer ayudar a su mejor amiga, y sin Lester.
Con torpeza se desliza al borde de la cama para apoyarse en el bastón y alcanzar la carta, mientras vigila de reojo a Kite. No tarda en reconocer las runas, pues ha estudiado mucho y son una de sus especialidades, pero antes de hacer algo por estas, se centra en el escrito.
— Sabía que había algo raro contigo —declara, refiriéndose a Damadius quien cree autor de la carta—. Además de la tontería de usar runas medio angelicales siendo tú un medio demonio. Está claro que no tuviste en cuenta a Delphos.
Desconoce la raza a la que pertenece el maestro de Kite, pero sospecha que no le sería demasiado difícil lidiar con una situación como esta. Por otro lado, se alegra de no haber charlado con Damadius y no haberle revelado que es un brujo familiarizado con las runas.
Tolek no tiene relación alguna con ángeles ni sus hijos, tampoco posee la herramienta indicada para otorgar magia a runas como las que contiene la carta. Pero sabe quien está por encima de ángeles y demonios: su dios, de quien obtiene la misma magia que un ángel en sí para usar runas nefilim. No duda que sus runas sean de mayor poder que las utilizadas por un medio demonio.
Pone la carta sobre la mesa y dibuja a carbón sobre el papel una serie de símbolos superpuestos, causando que las letras se cubran de escarcha que pronto se derrite y arrastran consigo el efecto de las runas desvanecidas. Así, las gotas de agua sucia de tinta mágica se deslizan al ritmo del conjuro que recita el brujo y avanzan rápidamente hacia las paredes, diluyendo y consumiendo las runas dibujadas en estas, dejando pequeños hilillos mojados al pasar que se vuelven más gruesos conforme más agua mágica se les suma.
— Despierta, Kite. Quemarse en vida es algo muy desagradable.
En plena faena, se detiene por un momento a escuchar las palabras que escupe Adda y su sorpresa no hace otra cosa que crecer más y más. La Eterna parece genuinamente molesta con todo lo que Tolek está haciendo, pese a que fue ella misma la que le pidió ayuda en primer lugar. Ambos son conocidos de Kite, ambos han compartido tiempo agradable con ella y puede que ambos la consideren o lleguen a considerar algo así como una amiga. Pero de ahí a que se haya acostado con ella hay un abismo, uno que le ofende pues está claro que él no se anda regalando por ahí como si fuera soltero, como si fuera galán, como si no tuviera el aspecto de un zombie a medio devorar. Le parece una burla.
Además, Tolek no permitiría que Adda resultara quemada o congelada, ni le está pidiendo que le recite la biblia a Kite, sólo le pidió que leyera una carta e igual de útil hubiera sido que no la leyera, pero se la alcanzara al menos para él mismo poder leerla desde donde está, sin tener que arriesgarse a que Kite le haga daño o tener que bajar de la cama y perder tiempo valioso en su torpeza para andar.
Para cuando Adda termina de hablar, Tolek tiene la mandíbula tensa por contenerse de responderle, y sólo cuando ella se va piensa que la Eterna está siendo demasiado egoísta.
— Sí, vete y abandóname cuando te necesito. No eres la primera ni serás la última... —masculla.
Él mismo tendrá que leer la carta y encargarse de este desastre en el que se metió por querer ayudar a su mejor amiga, y sin Lester.
Con torpeza se desliza al borde de la cama para apoyarse en el bastón y alcanzar la carta, mientras vigila de reojo a Kite. No tarda en reconocer las runas, pues ha estudiado mucho y son una de sus especialidades, pero antes de hacer algo por estas, se centra en el escrito.
— Sabía que había algo raro contigo —declara, refiriéndose a Damadius quien cree autor de la carta—. Además de la tontería de usar runas medio angelicales siendo tú un medio demonio. Está claro que no tuviste en cuenta a Delphos.
Desconoce la raza a la que pertenece el maestro de Kite, pero sospecha que no le sería demasiado difícil lidiar con una situación como esta. Por otro lado, se alegra de no haber charlado con Damadius y no haberle revelado que es un brujo familiarizado con las runas.
Tolek no tiene relación alguna con ángeles ni sus hijos, tampoco posee la herramienta indicada para otorgar magia a runas como las que contiene la carta. Pero sabe quien está por encima de ángeles y demonios: su dios, de quien obtiene la misma magia que un ángel en sí para usar runas nefilim. No duda que sus runas sean de mayor poder que las utilizadas por un medio demonio.
Pone la carta sobre la mesa y dibuja a carbón sobre el papel una serie de símbolos superpuestos, causando que las letras se cubran de escarcha que pronto se derrite y arrastran consigo el efecto de las runas desvanecidas. Así, las gotas de agua sucia de tinta mágica se deslizan al ritmo del conjuro que recita el brujo y avanzan rápidamente hacia las paredes, diluyendo y consumiendo las runas dibujadas en estas, dejando pequeños hilillos mojados al pasar que se vuelven más gruesos conforme más agua mágica se les suma.
— Despierta, Kite. Quemarse en vida es algo muy desagradable.
https://ficrol.com/posts/54890 - Prev. con [Adda] y [KiteVanD]
En plena faena, se detiene por un momento a escuchar las palabras que escupe Adda y su sorpresa no hace otra cosa que crecer más y más. La Eterna parece genuinamente molesta con todo lo que Tolek está haciendo, pese a que fue ella misma la que le pidió ayuda en primer lugar. Ambos son conocidos de Kite, ambos han compartido tiempo agradable con ella y puede que ambos la consideren o lleguen a considerar algo así como una amiga. Pero de ahí a que se haya acostado con ella hay un abismo, uno que le ofende pues está claro que él no se anda regalando por ahí como si fuera soltero, como si fuera galán, como si no tuviera el aspecto de un zombie a medio devorar. Le parece una burla.
Además, Tolek no permitiría que Adda resultara quemada o congelada, ni le está pidiendo que le recite la biblia a Kite, sólo le pidió que leyera una carta e igual de útil hubiera sido que no la leyera, pero se la alcanzara al menos para él mismo poder leerla desde donde está, sin tener que arriesgarse a que Kite le haga daño o tener que bajar de la cama y perder tiempo valioso en su torpeza para andar.
Para cuando Adda termina de hablar, Tolek tiene la mandíbula tensa por contenerse de responderle, y sólo cuando ella se va piensa que la Eterna está siendo demasiado egoísta.
— Sí, vete y abandóname cuando te necesito. No eres la primera ni serás la última... —masculla.
Él mismo tendrá que leer la carta y encargarse de este desastre en el que se metió por querer ayudar a su mejor amiga, y sin Lester.
Con torpeza se desliza al borde de la cama para apoyarse en el bastón y alcanzar la carta, mientras vigila de reojo a Kite. No tarda en reconocer las runas, pues ha estudiado mucho y son una de sus especialidades, pero antes de hacer algo por estas, se centra en el escrito.
— Sabía que había algo raro contigo —declara, refiriéndose a Damadius quien cree autor de la carta—. Además de la tontería de usar runas medio angelicales siendo tú un medio demonio. Está claro que no tuviste en cuenta a Delphos.
Desconoce la raza a la que pertenece el maestro de Kite, pero sospecha que no le sería demasiado difícil lidiar con una situación como esta. Por otro lado, se alegra de no haber charlado con Damadius y no haberle revelado que es un brujo familiarizado con las runas.
Tolek no tiene relación alguna con ángeles ni sus hijos, tampoco posee la herramienta indicada para otorgar magia a runas como las que contiene la carta. Pero sabe quien está por encima de ángeles y demonios: su dios, de quien obtiene la misma magia que un ángel en sí para usar runas nefilim. No duda que sus runas sean de mayor poder que las utilizadas por un medio demonio.
Pone la carta sobre la mesa y dibuja a carbón sobre el papel una serie de símbolos superpuestos, causando que las letras se cubran de escarcha que pronto se derrite y arrastran consigo el efecto de las runas desvanecidas. Así, las gotas de agua sucia de tinta mágica se deslizan al ritmo del conjuro que recita el brujo y avanzan rápidamente hacia las paredes, diluyendo y consumiendo las runas dibujadas en estas, dejando pequeños hilillos mojados al pasar que se vuelven más gruesos conforme más agua mágica se les suma.
— Despierta, Kite. Quemarse en vida es algo muy desagradable.


