Zelgadiss Greywords
Xellos, con su característica sonrisa burlona y sin un ápice de misterio, se dirigió directamente a Zelgadiss. No tenía tiempo para rodeos ni para disimular su desdén hacia el guerrero de piedra.
—Zelgadiss —dijo con un tono sarcástico —siempre tan preocupado por los juegos y trampas. Aunque, debo admitir que tu habilidad para meterte en problemas es verdaderamente admirable. ¿Acaso crees que Daryars necesita tu consejo para lidiar conmigo?
Sus ojos violeta destellaron con una chispa de diversión mientras continuaba, sin mostrar el menor respeto por las preocupaciones de Zelgadiss.
—No te preocupes, no tengo intención de atraparla en mis trampas. Pero si ella decide aventurarse en mi juego, eso es asunto suyo.
Con una mirada de superioridad, Xellos se dio la vuelta, aparentemente desinteresado en la conversación. Después de todo, para él, Zelgadiss no era más que una nota al margen en la sinfonía de su vida, y estaba claro que no iba a tomarse en serio las advertencias del guerrero de piedra.
Xellos, con su característica sonrisa burlona y sin un ápice de misterio, se dirigió directamente a Zelgadiss. No tenía tiempo para rodeos ni para disimular su desdén hacia el guerrero de piedra.
—Zelgadiss —dijo con un tono sarcástico —siempre tan preocupado por los juegos y trampas. Aunque, debo admitir que tu habilidad para meterte en problemas es verdaderamente admirable. ¿Acaso crees que Daryars necesita tu consejo para lidiar conmigo?
Sus ojos violeta destellaron con una chispa de diversión mientras continuaba, sin mostrar el menor respeto por las preocupaciones de Zelgadiss.
—No te preocupes, no tengo intención de atraparla en mis trampas. Pero si ella decide aventurarse en mi juego, eso es asunto suyo.
Con una mirada de superioridad, Xellos se dio la vuelta, aparentemente desinteresado en la conversación. Después de todo, para él, Zelgadiss no era más que una nota al margen en la sinfonía de su vida, y estaba claro que no iba a tomarse en serio las advertencias del guerrero de piedra.
[Zelgadiss]
Xellos, con su característica sonrisa burlona y sin un ápice de misterio, se dirigió directamente a Zelgadiss. No tenía tiempo para rodeos ni para disimular su desdén hacia el guerrero de piedra.
—Zelgadiss —dijo con un tono sarcástico —siempre tan preocupado por los juegos y trampas. Aunque, debo admitir que tu habilidad para meterte en problemas es verdaderamente admirable. ¿Acaso crees que Daryars necesita tu consejo para lidiar conmigo?
Sus ojos violeta destellaron con una chispa de diversión mientras continuaba, sin mostrar el menor respeto por las preocupaciones de Zelgadiss.
—No te preocupes, no tengo intención de atraparla en mis trampas. Pero si ella decide aventurarse en mi juego, eso es asunto suyo.
Con una mirada de superioridad, Xellos se dio la vuelta, aparentemente desinteresado en la conversación. Después de todo, para él, Zelgadiss no era más que una nota al margen en la sinfonía de su vida, y estaba claro que no iba a tomarse en serio las advertencias del guerrero de piedra.