Listen to your heart
Categoría Fantasía
“𝒲𝒽𝑒𝓃 𝓉𝒽𝑒 𝒽𝑒𝒶𝓇𝓉 𝓈𝓅𝑒𝒶𝓀𝓈, 𝓉𝒽𝑒 𝓂𝒾𝓃𝒹 𝒻𝒾𝓃𝒹𝓈 𝒾𝓉 𝒾𝓃𝒹𝑒𝒸𝑒𝓃𝓉 𝓉𝑜 𝑜𝒷𝒿𝑒𝒸𝓉.”
⸻ 𝘔𝘪𝘭𝘢𝘯 𝘒𝘶𝘯𝘥𝘦𝘳𝘢

↬ Rol con Ezra Gainsborough

Tres, cuatro, siete días habían pasado desde aquella discusión que resultaba tan más ridícula cada vez que la evocaba. No la razón por la que comenzara, sino simplemente por haber tenido lugar. El enfado inicial se había ido diluyendo en confusión cada vez más intensa a la que no hallaba ningún tipo de lógica. No comprendía en absoluto qué había llevado a Ezra a cabrearse por algo tan simple como el cuerpo femenino, cuando estaba convencido de que él era también un firme adulador de este. La simple idea de que fuera la celosía la que hablaba por el brujo le resultaba incluso más surrealista que el hecho de haber tenido una discusión de ese calibre.

El verdadero drama fue planteado cuando se dio cuenta de que todas aquellas cuestiones solo las solventaría teniendo una conversación y no siguiendo dando vueltas al monólogo interno como una hormigonera.

La vieja Harley de su padre necesitaba un par de arreglos y mucho tiempo para invertir en pequeñas cosas, pero tenía gasolina cuando la desempolvó. El casco, algo anticuado, serviría por el momento. El pelo empezaba a crecerle después de haber cortado un trozo más que notorio hacía siete meses, así que lo engominó hacia atrás y se dispuso a recorrer el trayecto hasta la única morada en la cercanías que conocía del brujo, tan solo acompañado por el ronroneo de la moto.

Apagó el motor e inspiró profundamente antes de bajarse, dejando el casco colgado del manillar. Llamó a la puerta abrumadoramente nervioso se saltó un latido cuando escuchó el picaporte. En contra de lo que esperaba, sus emociones se congelaron al encontrarse con la mirada clara de un conocido del cuartel, y no con la de Ezra. Puso los ojos en blanco y sintió cómo algo en su interior se resquebrajaba, anegando las buenas intenciones hasta sumergirlas por completo.

— Ha sido un error venir aquí. Qué gilipollas he sido.
— Dereck. ¡Eh, Dereck! – insistió Max al ver cómo el otrora capitán regresaba al ascensor y pulsada repetidamente al botón para poder largarse de allí.
“𝒲𝒽𝑒𝓃 𝓉𝒽𝑒 𝒽𝑒𝒶𝓇𝓉 𝓈𝓅𝑒𝒶𝓀𝓈, 𝓉𝒽𝑒 𝓂𝒾𝓃𝒹 𝒻𝒾𝓃𝒹𝓈 𝒾𝓉 𝒾𝓃𝒹𝑒𝒸𝑒𝓃𝓉 𝓉𝑜 𝑜𝒷𝒿𝑒𝒸𝓉.” ⸻ 𝘔𝘪𝘭𝘢𝘯 𝘒𝘶𝘯𝘥𝘦𝘳𝘢 ↬ Rol con [lefthand] Tres, cuatro, siete días habían pasado desde aquella discusión que resultaba tan más ridícula cada vez que la evocaba. No la razón por la que comenzara, sino simplemente por haber tenido lugar. El enfado inicial se había ido diluyendo en confusión cada vez más intensa a la que no hallaba ningún tipo de lógica. No comprendía en absoluto qué había llevado a Ezra a cabrearse por algo tan simple como el cuerpo femenino, cuando estaba convencido de que él era también un firme adulador de este. La simple idea de que fuera la celosía la que hablaba por el brujo le resultaba incluso más surrealista que el hecho de haber tenido una discusión de ese calibre. El verdadero drama fue planteado cuando se dio cuenta de que todas aquellas cuestiones solo las solventaría teniendo una conversación y no siguiendo dando vueltas al monólogo interno como una hormigonera. La vieja Harley de su padre necesitaba un par de arreglos y mucho tiempo para invertir en pequeñas cosas, pero tenía gasolina cuando la desempolvó. El casco, algo anticuado, serviría por el momento. El pelo empezaba a crecerle después de haber cortado un trozo más que notorio hacía siete meses, así que lo engominó hacia atrás y se dispuso a recorrer el trayecto hasta la única morada en la cercanías que conocía del brujo, tan solo acompañado por el ronroneo de la moto. Apagó el motor e inspiró profundamente antes de bajarse, dejando el casco colgado del manillar. Llamó a la puerta abrumadoramente nervioso se saltó un latido cuando escuchó el picaporte. En contra de lo que esperaba, sus emociones se congelaron al encontrarse con la mirada clara de un conocido del cuartel, y no con la de Ezra. Puso los ojos en blanco y sintió cómo algo en su interior se resquebrajaba, anegando las buenas intenciones hasta sumergirlas por completo. — Ha sido un error venir aquí. Qué gilipollas he sido. — Dereck. ¡Eh, Dereck! – insistió Max al ver cómo el otrora capitán regresaba al ascensor y pulsada repetidamente al botón para poder largarse de allí.
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