Cuando devolvió el ataque, lo hizo de una manera que era simplemente aterradora. La magia que había absorbido se manifestó en forma de sombras oscuras que se abalanzaron hacia Zelgadiss como garras hambrientas.

Las sombras se enredaron alrededor del cuerpo de Zelgadiss, como tentáculos implacables de oscuridad. Lo sujetaron y lo arrastraron hacia el suelo, donde comenzaron a ejercer una presión espantosa sobre su piel y sus huesos.

Pero la tortura no terminó allí. Las sombras empezaron a desgarrar su piel, a morder su carne y a invadir su ser de una manera que era mucho más que física. Su mente fue inundada por visiones horripilantes y pesadillas, como si las sombras estuvieran escarbando en lo más profundo de su ser y revelando sus temores más oscuros para hacerlos realidad aunque solo fuera en la mente de Zelgadiss.

Era un tormento que iba más allá del dolor físico y que se adentraba en el reino de la tortura psicológica más cruel. Algo que apasionaba al Mazoku.

Cada segundo para Zelgadiss era un sufrimiento horrible que lo dejaba al borde de la locura, una pesadilla guiada por la voluntad retorcida de Xellos que ningún ser humano debería soportar.

Xellos avanzó hacia Zelgadiss y, mientras este luchaba desesperadamente contra las sombras que lo aprisionaban y las visiones aterradoras que asaltaban su mente, la mano de Xellos atravesó su pecho de manera brutal y agarró su corazón con una ferocidad que dejaba claro que tenía el poder de decidir su destino con un simple apretón. [Zelgadiss]
Cuando devolvió el ataque, lo hizo de una manera que era simplemente aterradora. La magia que había absorbido se manifestó en forma de sombras oscuras que se abalanzaron hacia Zelgadiss como garras hambrientas. Las sombras se enredaron alrededor del cuerpo de Zelgadiss, como tentáculos implacables de oscuridad. Lo sujetaron y lo arrastraron hacia el suelo, donde comenzaron a ejercer una presión espantosa sobre su piel y sus huesos. Pero la tortura no terminó allí. Las sombras empezaron a desgarrar su piel, a morder su carne y a invadir su ser de una manera que era mucho más que física. Su mente fue inundada por visiones horripilantes y pesadillas, como si las sombras estuvieran escarbando en lo más profundo de su ser y revelando sus temores más oscuros para hacerlos realidad aunque solo fuera en la mente de Zelgadiss. Era un tormento que iba más allá del dolor físico y que se adentraba en el reino de la tortura psicológica más cruel. Algo que apasionaba al Mazoku. Cada segundo para Zelgadiss era un sufrimiento horrible que lo dejaba al borde de la locura, una pesadilla guiada por la voluntad retorcida de Xellos que ningún ser humano debería soportar. Xellos avanzó hacia Zelgadiss y, mientras este luchaba desesperadamente contra las sombras que lo aprisionaban y las visiones aterradoras que asaltaban su mente, la mano de Xellos atravesó su pecho de manera brutal y agarró su corazón con una ferocidad que dejaba claro que tenía el poder de decidir su destino con un simple apretón. [Zelgadiss]
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