Perdida y sin camino
Categoría Terror
Han pasado tres meses desde que Shapphire fué trasladada aquel lugar de murallas grandes, el lugubre tono blanco de los fríos pasillos iluminados por lámparas cilindricas que cuelgan del techo, tornando un ambiente de incertidumbre y aún más tétrico por las noches, aunado a las innumerables habitaciones con su respectivo número, y por supuesto, el infante y/o adolescente que yace encerrado.*

-"Mayo de 1995. Hora: 11:00 am"- Sapphire recordó la fecha y hora exacta de aquel día en el salón de clases, cerrando sus ojos y dibujando en su mente aquel "Flash Back" del trágico acontecimiento de aquel día. "-Fué un error haber nacido-", pensaba ella misma al ser culpable de la innumerable serie de muertes que formaron mayor parte de la población juvenil de aquella escuela: "Escuela Sorianol, cuya especialidad se enfocaba en niños y adolescentes con problemas de conducta, comportamiento y aprendizaje." ¿Quién diría que en plena hora de receso, todos los niños y profesores iban a morir mutilados, desollados vivos, y otros irreconocibles? Sapphire había sido la única sobreviviente de aquella catástrofe que fué ventilada por los medios masivos de comunicación y cubierta por la negligencia de las autoridades locales.-

*En la soledad que reina en su propia estancia, sus lágrimas brotaron en silencio, comenzando a maldecir su vida, su propia existencia y a toda persona que conoció, incluyendo al personal médico y psiquiátrico que le atiende. "¿Qué mal había cometido para merecer dicho castigo a un acto que siquiera realizó en su "sano" juicio?" ¡Un momento! ¿Cometer? ¡Si, Sapphire siempre ha sido una niña bastante huraña, siniestra y muy peculiar, además de ser injustamente criticada y mal diagnósticada con una serie de padecimientos psiquiátricos a causa de su mórbida curiosidad por la muerte, la sangre, las criaturas mágicas y oscuras que la literatura o la televisión comprometen mucho ¿y porqué no? su fascinación por el homicidio.-

*Con aires de nostalgia en su rostro, abrazó con fuerza en sus brazos a una muñeca de tela y rubia cabellera, misma que siempre muestra una bella sonrisa y brindándole una pista falsa de esperanza. Finalmente, la puerta de su habitación se abrió con el estruendoso ruido de la cerradura, seguida de un candado, y por último, de un juego de llaves de distintos tamaños.-

¿?: Hola Sapphire, soy la Doctora Marisol y es hora de tu sesión de hoy. -Le dijo una mujer de bata blanca y edad madura, trayendo consigo el expediente de la menor en sus brazos y una serie de hojas perfectamente ordenadas en una tabla para apoyarse.-

-Déjenme ... -dijo la menor con la voz quebrada.-

M: Sapphire, debes asistir o nunca saldrás de aquí, ya lo hemos platicado. Debes recordar cómo mataste a todos esos niños, a los profesores y demás trabajadores. -Le respondió la psiquiatra mostrando molestia y con la paciencia a punto de agotarse.-

- Yo no maté a nadie, sólo ...
M: ¿Lo pensaste? ¿lo decidiste? ¿lo planeaste y finalmente lo llevaste a cabo? -Interrumpió a la mujer, mostrando ése porte incriminante y autoritario.- ¡Acéptalo! ¡Siempre deseaste matar a todos en la escuela, sólo no logras recordarlo! Sapphire queremos ayudarte a tener una vida normal, que tengas una bella familia, un futuro bueno y...
- ¡Mientes! -Gritó la niña con lágrimas en sus ojos- ¡Todos piensan que soy mala, que soy una rara y una maldita! ¡Los odio y ojalá pueda verlos morir! ¡Los adultos son horribles, prefiero ser un cadáver a convertirme en un adulto como tú! -Respondió con un nudo en la garganta, recordando nuevamente la escena afuera de su salón de clases: Extremidades mutiladas regadas a lo largo de los pasillos, puertas y salones; vísceras, piel y un mar eterno de sangre fluyendo entre olas que se esparcen por el suelo de los pasillos hasta las escaleras y el patio de juegos, finiquitando en las fétidas coladeras del registro de las tuberías hacia el drenaje comunitario de toda la institución educativa.-

*Entre aquella rabieta de la menor, un enfermero iba a dar la orden de cedar a la menor inyectando un líquido en la vena humeral de su pequeño brazo, pero fué la misma psiquiatra quién retiró la orden con una corta señal de su mano.-
M: Sapphire, mi presencia aquí y en éste día, no sólo es por la sesión programada. Verás, tienes una visita en particular, sé buena niña y compórtate, de lo contrario, tomaremos medidas estrictas contigo, y sabes qué clase de medidas son. -Finalizó la psiquiatra, dejando a solas a la menor para darle un momento de tiempo en tranquilizarse, pues efectivamente, había alguien interesado en conocer a la pequeña "asesina" del colegio Sorianol.-

- ¿Quién podrá ser? -Se preguntó así misma limpiando con el dorso de su mano las lágrimas que brotaron de sus ojos y humedecen sus regordetas mejillas.-
Han pasado tres meses desde que Shapphire fué trasladada aquel lugar de murallas grandes, el lugubre tono blanco de los fríos pasillos iluminados por lámparas cilindricas que cuelgan del techo, tornando un ambiente de incertidumbre y aún más tétrico por las noches, aunado a las innumerables habitaciones con su respectivo número, y por supuesto, el infante y/o adolescente que yace encerrado.* -"Mayo de 1995. Hora: 11:00 am"- Sapphire recordó la fecha y hora exacta de aquel día en el salón de clases, cerrando sus ojos y dibujando en su mente aquel "Flash Back" del trágico acontecimiento de aquel día. "-Fué un error haber nacido-", pensaba ella misma al ser culpable de la innumerable serie de muertes que formaron mayor parte de la población juvenil de aquella escuela: "Escuela Sorianol, cuya especialidad se enfocaba en niños y adolescentes con problemas de conducta, comportamiento y aprendizaje." ¿Quién diría que en plena hora de receso, todos los niños y profesores iban a morir mutilados, desollados vivos, y otros irreconocibles? Sapphire había sido la única sobreviviente de aquella catástrofe que fué ventilada por los medios masivos de comunicación y cubierta por la negligencia de las autoridades locales.- *En la soledad que reina en su propia estancia, sus lágrimas brotaron en silencio, comenzando a maldecir su vida, su propia existencia y a toda persona que conoció, incluyendo al personal médico y psiquiátrico que le atiende. "¿Qué mal había cometido para merecer dicho castigo a un acto que siquiera realizó en su "sano" juicio?" ¡Un momento! ¿Cometer? ¡Si, Sapphire siempre ha sido una niña bastante huraña, siniestra y muy peculiar, además de ser injustamente criticada y mal diagnósticada con una serie de padecimientos psiquiátricos a causa de su mórbida curiosidad por la muerte, la sangre, las criaturas mágicas y oscuras que la literatura o la televisión comprometen mucho ¿y porqué no? su fascinación por el homicidio.- *Con aires de nostalgia en su rostro, abrazó con fuerza en sus brazos a una muñeca de tela y rubia cabellera, misma que siempre muestra una bella sonrisa y brindándole una pista falsa de esperanza. Finalmente, la puerta de su habitación se abrió con el estruendoso ruido de la cerradura, seguida de un candado, y por último, de un juego de llaves de distintos tamaños.- ¿?: Hola Sapphire, soy la Doctora Marisol y es hora de tu sesión de hoy. -Le dijo una mujer de bata blanca y edad madura, trayendo consigo el expediente de la menor en sus brazos y una serie de hojas perfectamente ordenadas en una tabla para apoyarse.- -Déjenme ... -dijo la menor con la voz quebrada.- M: Sapphire, debes asistir o nunca saldrás de aquí, ya lo hemos platicado. Debes recordar cómo mataste a todos esos niños, a los profesores y demás trabajadores. -Le respondió la psiquiatra mostrando molestia y con la paciencia a punto de agotarse.- - Yo no maté a nadie, sólo ... M: ¿Lo pensaste? ¿lo decidiste? ¿lo planeaste y finalmente lo llevaste a cabo? -Interrumpió a la mujer, mostrando ése porte incriminante y autoritario.- ¡Acéptalo! ¡Siempre deseaste matar a todos en la escuela, sólo no logras recordarlo! Sapphire queremos ayudarte a tener una vida normal, que tengas una bella familia, un futuro bueno y... - ¡Mientes! -Gritó la niña con lágrimas en sus ojos- ¡Todos piensan que soy mala, que soy una rara y una maldita! ¡Los odio y ojalá pueda verlos morir! ¡Los adultos son horribles, prefiero ser un cadáver a convertirme en un adulto como tú! -Respondió con un nudo en la garganta, recordando nuevamente la escena afuera de su salón de clases: Extremidades mutiladas regadas a lo largo de los pasillos, puertas y salones; vísceras, piel y un mar eterno de sangre fluyendo entre olas que se esparcen por el suelo de los pasillos hasta las escaleras y el patio de juegos, finiquitando en las fétidas coladeras del registro de las tuberías hacia el drenaje comunitario de toda la institución educativa.- *Entre aquella rabieta de la menor, un enfermero iba a dar la orden de cedar a la menor inyectando un líquido en la vena humeral de su pequeño brazo, pero fué la misma psiquiatra quién retiró la orden con una corta señal de su mano.- M: Sapphire, mi presencia aquí y en éste día, no sólo es por la sesión programada. Verás, tienes una visita en particular, sé buena niña y compórtate, de lo contrario, tomaremos medidas estrictas contigo, y sabes qué clase de medidas son. -Finalizó la psiquiatra, dejando a solas a la menor para darle un momento de tiempo en tranquilizarse, pues efectivamente, había alguien interesado en conocer a la pequeña "asesina" del colegio Sorianol.- - ¿Quién podrá ser? -Se preguntó así misma limpiando con el dorso de su mano las lágrimas que brotaron de sus ojos y humedecen sus regordetas mejillas.-
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Individual
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