—Que no le gustaban los quehaceres políticos y que, de poder escoger elegiría ser un hombre corriente al lado de su esposa era un hecho. Sin embargo, eso no quitaba que Atem diera lo mejor de si en sus labores.
Tras aquellas extrañas negociaciones que finalmente no llegaron a nada, fue en busca de su esposa.
—Mi reina. —la llamó agotado, asomándose con respeto a los dioses que eran adorados en aquel lugar— ¿Tienes unos instantes para faraón?— le preguntó—
Tras aquellas extrañas negociaciones que finalmente no llegaron a nada, fue en busca de su esposa.
—Mi reina. —la llamó agotado, asomándose con respeto a los dioses que eran adorados en aquel lugar— ¿Tienes unos instantes para faraón?— le preguntó—
—Que no le gustaban los quehaceres políticos y que, de poder escoger elegiría ser un hombre corriente al lado de su esposa era un hecho. Sin embargo, eso no quitaba que Atem diera lo mejor de si en sus labores.
Tras aquellas extrañas negociaciones que finalmente no llegaron a nada, fue en busca de su esposa.
—Mi reina. —la llamó agotado, asomándose con respeto a los dioses que eran adorados en aquel lugar— ¿Tienes unos instantes para faraón?— le preguntó—