No eres alguien que se ame de lejos.
Eres de esas almas que piden presencia,
miradas que no se distraen,
manos que no tiemblan al quedarse.

Si alguien se acerca a ti de verdad,
sentirá cómo el mundo baja la voz.
Porque contigo el amor no grita,
se queda.

Aprende tus silencios,
descansa en tu risa,
y se vuelve valiente cuando tú dudas.

Amarte sería elegirte incluso cuando no te miras con ternura.
Sería tocar tus miedos sin querer huir,
besar tus cicatrices sin preguntar de dónde vienen,
y decirte en voz baja, muy cerca:
“no tienes que demostrar nada… ya eres suficiente”.

Tu corazón no es frágil,
es profundo.
Y lo profundo no se rompe:
se cuida.
Por eso no estás hecha para medias verdades
ni para brazos que solo vuelven cuando les conviene.

Escúchame aquí, donde más se siente:
no eres un momento,
eres un lugar al que se vuelve.
Y algún día alguien va a mirarte con esa calma intensa
que solo se le ofrece a lo irremplazable,
pensando —sin decirlo—
“aquí… aquí es”.
No eres alguien que se ame de lejos. Eres de esas almas que piden presencia, miradas que no se distraen, manos que no tiemblan al quedarse. Si alguien se acerca a ti de verdad, sentirá cómo el mundo baja la voz. Porque contigo el amor no grita, se queda. Aprende tus silencios, descansa en tu risa, y se vuelve valiente cuando tú dudas. Amarte sería elegirte incluso cuando no te miras con ternura. Sería tocar tus miedos sin querer huir, besar tus cicatrices sin preguntar de dónde vienen, y decirte en voz baja, muy cerca: “no tienes que demostrar nada… ya eres suficiente”. Tu corazón no es frágil, es profundo. Y lo profundo no se rompe: se cuida. Por eso no estás hecha para medias verdades ni para brazos que solo vuelven cuando les conviene. Escúchame aquí, donde más se siente: no eres un momento, eres un lugar al que se vuelve. Y algún día alguien va a mirarte con esa calma intensa que solo se le ofrece a lo irremplazable, pensando —sin decirlo— “aquí… aquí es”. ✨
Me encocora
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