Antes de que siquiera saliese el sol, Laia ya estaba despierta, organizando el día de su manada. Pero hoy no era un día normal. Hoy, 21 de diciembre, era el día de su nacimiento hacía milenios, y su manada lo sabía
No hubo anuncios ni celebraciones ruidosas. Aunque los lobos se movian con una calma distinta, más cercana. Incluso los guerreros evitaban interrupciones innecesarias
Al llegar al borde del promontorio, se detuvo. El cielo, aún oscuro anunciaba el solsticio: la noche más larga. Al avanzar, se dió cuenta del gesto de los lobos, un gran filete acompañado de una pequeña vela de cera
Más que una sonrisa, una mueca se dibujó en su rostro, eso era lo más cercano a una sonrisa que permitiría. Su corazón se sintió más cálido, a pesar del frio
No hubo anuncios ni celebraciones ruidosas. Aunque los lobos se movian con una calma distinta, más cercana. Incluso los guerreros evitaban interrupciones innecesarias
Al llegar al borde del promontorio, se detuvo. El cielo, aún oscuro anunciaba el solsticio: la noche más larga. Al avanzar, se dió cuenta del gesto de los lobos, un gran filete acompañado de una pequeña vela de cera
Más que una sonrisa, una mueca se dibujó en su rostro, eso era lo más cercano a una sonrisa que permitiría. Su corazón se sintió más cálido, a pesar del frio
Antes de que siquiera saliese el sol, Laia ya estaba despierta, organizando el día de su manada. Pero hoy no era un día normal. Hoy, 21 de diciembre, era el día de su nacimiento hacía milenios, y su manada lo sabía
No hubo anuncios ni celebraciones ruidosas. Aunque los lobos se movian con una calma distinta, más cercana. Incluso los guerreros evitaban interrupciones innecesarias
Al llegar al borde del promontorio, se detuvo. El cielo, aún oscuro anunciaba el solsticio: la noche más larga. Al avanzar, se dió cuenta del gesto de los lobos, un gran filete acompañado de una pequeña vela de cera
Más que una sonrisa, una mueca se dibujó en su rostro, eso era lo más cercano a una sonrisa que permitiría. Su corazón se sintió más cálido, a pesar del frio