La inmortalidad no es la maldición.
Sino el mundo en el que vives.
Un mundo en constante cambio donde lo único que se mantiene igual, serás tú.
Las emociones se vuelven una carga, pero no puedes abandonarlas.
Son el hilo en el que se mantiene tu humanidad.
Y quizás... Mi alma nunca podrá dejar de ser humana.
Pienso en mi longevidad y vuelvo al punto de partida...
Otra vez ansío la compañía que alguna vez tuve, una mano que acaricie mi piel sin importarle cuan fría esté.
Un par de ojos que al mirarme no muestren miedo o desprecio.
Sentir el calor envolverme con delicadeza en un abrazo.
Cuanto más vives, más se siente la soledad.
Sino el mundo en el que vives.
Un mundo en constante cambio donde lo único que se mantiene igual, serás tú.
Las emociones se vuelven una carga, pero no puedes abandonarlas.
Son el hilo en el que se mantiene tu humanidad.
Y quizás... Mi alma nunca podrá dejar de ser humana.
Pienso en mi longevidad y vuelvo al punto de partida...
Otra vez ansío la compañía que alguna vez tuve, una mano que acaricie mi piel sin importarle cuan fría esté.
Un par de ojos que al mirarme no muestren miedo o desprecio.
Sentir el calor envolverme con delicadeza en un abrazo.
Cuanto más vives, más se siente la soledad.
La inmortalidad no es la maldición.
Sino el mundo en el que vives.
Un mundo en constante cambio donde lo único que se mantiene igual, serás tú.
Las emociones se vuelven una carga, pero no puedes abandonarlas.
Son el hilo en el que se mantiene tu humanidad.
Y quizás... Mi alma nunca podrá dejar de ser humana.
Pienso en mi longevidad y vuelvo al punto de partida...
Otra vez ansío la compañía que alguna vez tuve, una mano que acaricie mi piel sin importarle cuan fría esté.
Un par de ojos que al mirarme no muestren miedo o desprecio.
Sentir el calor envolverme con delicadeza en un abrazo.
Cuanto más vives, más se siente la soledad.