Despertó.
Al principio no entendió.
El suelo estaba demasiado lejos. El aire le pesaba en el pecho.
Al respirar, algo vibró en su garganta que no reconoció.
Intentó incorporarse, y oyó el golpe sordo de cascos contra la piedra.
Entonces lo vio.
Sombras de cuernos proyectadas en la pared.
Manos que no eran manos.
Un cuerpo que no recordaba haber elegido.
El miedo duró un latido.

No era una maldición al azar.
Alguien había pronunciado un nombre.
No el suyo… pero sí el que lo ató a esta forma.
Se puso en pie, aún temblando.

Buscaba al culpable.
Porque nadie se convierte en monstruo
sin que alguien lo decida primero.
Despertó. Al principio no entendió. El suelo estaba demasiado lejos. El aire le pesaba en el pecho. Al respirar, algo vibró en su garganta que no reconoció. Intentó incorporarse, y oyó el golpe sordo de cascos contra la piedra. Entonces lo vio. Sombras de cuernos proyectadas en la pared. Manos que no eran manos. Un cuerpo que no recordaba haber elegido. El miedo duró un latido. No era una maldición al azar. Alguien había pronunciado un nombre. No el suyo… pero sí el que lo ató a esta forma. Se puso en pie, aún temblando. Buscaba al culpable. Porque nadie se convierte en monstruo sin que alguien lo decida primero.
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