Empecé a pudrirme el día que jugué con lo que no debía.
La luz que había en mí se fue pudriendo sin resistencia.
No hay frontera entre bien y mal, solo un gris espeso que lo cubre todo.
Ahora la oscuridad respira conmigo, se mueve en mis gestos.
Y la calma que deja es hermosa. Ahora todo tiene sentido.
La luz que había en mí se fue pudriendo sin resistencia.
No hay frontera entre bien y mal, solo un gris espeso que lo cubre todo.
Ahora la oscuridad respira conmigo, se mueve en mis gestos.
Y la calma que deja es hermosa. Ahora todo tiene sentido.
Empecé a pudrirme el día que jugué con lo que no debía.
La luz que había en mí se fue pudriendo sin resistencia.
No hay frontera entre bien y mal, solo un gris espeso que lo cubre todo.
Ahora la oscuridad respira conmigo, se mueve en mis gestos.
Y la calma que deja es hermosa. Ahora todo tiene sentido.