La niebla se aferraba al templo como un secreto susurrado. Las linternas aún encendidas dibujaban sombras suaves sobre la madera antigua, y el incienso ardía lento.
Ella aguardaba en el umbral, el kimono entreabierto mecido por la brisa. Su mirada se alzó al sentir una presencia acercarse.
—No llegas aquí por azar. El templo te ha llamado, igual que a mí me llama tu destino. ─ una leve sonrisa curvó sus labios.
—Entra. Deja fuera tus temores y dime qué deseas encontrar esta noche. ─
Ella aguardaba en el umbral, el kimono entreabierto mecido por la brisa. Su mirada se alzó al sentir una presencia acercarse.
—No llegas aquí por azar. El templo te ha llamado, igual que a mí me llama tu destino. ─ una leve sonrisa curvó sus labios.
—Entra. Deja fuera tus temores y dime qué deseas encontrar esta noche. ─
La niebla se aferraba al templo como un secreto susurrado. Las linternas aún encendidas dibujaban sombras suaves sobre la madera antigua, y el incienso ardía lento.
Ella aguardaba en el umbral, el kimono entreabierto mecido por la brisa. Su mirada se alzó al sentir una presencia acercarse.
—No llegas aquí por azar. El templo te ha llamado, igual que a mí me llama tu destino. ─ una leve sonrisa curvó sus labios.
—Entra. Deja fuera tus temores y dime qué deseas encontrar esta noche. ─