Reena miró a Gaudy, quien yacía profundamente dormido.
La luz tenue de la luna se filtraba por la ventana, iluminando su rostro sereno.
Ella suspiró, apartando por un momento los pensamientos sobre los licántropos y la Espada del Dragón Rojo que habían estado ocupando su mente.
Cautelosamente, se acercó al borde de la cama y se sentó a su lado, observando a Gaudy en silencio.
A pesar de sus diferencias y momentos caóticos, él siempre había estado a su lado, inquebrantable y leal. Un pequeño gesto de ternura se dibujó en sus labios mientras apartaba un mechón de cabello de la frente de Gaudy, revelando una sonrisa tranquila en su rostro dormido.
Decidiendo que era hora de dejar de darle vueltas a las preocupaciones del día, Reena se deslizó con cuidado bajo las sábanas, acomodándose junto a Gaudy.
El calor de su cuerpo la envolvió y ella cerró los ojos, sintiéndose protegida y en paz. Las tensiones de la jornada parecieron disiparse lentamente mientras se concentraba en la respiración constante de Gourry.
Con un suspiro de satisfacción, se acurrucó un poco más contra él y permitió que el sueño la reclamara también, sabiendo que mañana traería nuevos desafíos, pero por ahora, tenía a Gaudy a su lado y eso era suficiente.
La luz tenue de la luna se filtraba por la ventana, iluminando su rostro sereno.
Ella suspiró, apartando por un momento los pensamientos sobre los licántropos y la Espada del Dragón Rojo que habían estado ocupando su mente.
Cautelosamente, se acercó al borde de la cama y se sentó a su lado, observando a Gaudy en silencio.
A pesar de sus diferencias y momentos caóticos, él siempre había estado a su lado, inquebrantable y leal. Un pequeño gesto de ternura se dibujó en sus labios mientras apartaba un mechón de cabello de la frente de Gaudy, revelando una sonrisa tranquila en su rostro dormido.
Decidiendo que era hora de dejar de darle vueltas a las preocupaciones del día, Reena se deslizó con cuidado bajo las sábanas, acomodándose junto a Gaudy.
El calor de su cuerpo la envolvió y ella cerró los ojos, sintiéndose protegida y en paz. Las tensiones de la jornada parecieron disiparse lentamente mientras se concentraba en la respiración constante de Gourry.
Con un suspiro de satisfacción, se acurrucó un poco más contra él y permitió que el sueño la reclamara también, sabiendo que mañana traería nuevos desafíos, pero por ahora, tenía a Gaudy a su lado y eso era suficiente.
Reena miró a Gaudy, quien yacía profundamente dormido.
La luz tenue de la luna se filtraba por la ventana, iluminando su rostro sereno.
Ella suspiró, apartando por un momento los pensamientos sobre los licántropos y la Espada del Dragón Rojo que habían estado ocupando su mente.
Cautelosamente, se acercó al borde de la cama y se sentó a su lado, observando a Gaudy en silencio.
A pesar de sus diferencias y momentos caóticos, él siempre había estado a su lado, inquebrantable y leal. Un pequeño gesto de ternura se dibujó en sus labios mientras apartaba un mechón de cabello de la frente de Gaudy, revelando una sonrisa tranquila en su rostro dormido.
Decidiendo que era hora de dejar de darle vueltas a las preocupaciones del día, Reena se deslizó con cuidado bajo las sábanas, acomodándose junto a Gaudy.
El calor de su cuerpo la envolvió y ella cerró los ojos, sintiéndose protegida y en paz. Las tensiones de la jornada parecieron disiparse lentamente mientras se concentraba en la respiración constante de Gourry.
Con un suspiro de satisfacción, se acurrucó un poco más contra él y permitió que el sueño la reclamara también, sabiendo que mañana traería nuevos desafíos, pero por ahora, tenía a Gaudy a su lado y eso era suficiente.