Soñaba con que un Príncipe Azul de cuento de hadas vendría a rescatarme. Imaginaba que me susurraría palabras cálidas y, mientras me acariciaba el pelo, me diría:
"No eres lo que los demás dicen, tú vales algo, tu persona es importante."
Pronto perdí la fe. Descubrí que tales príncipes, simplemente, no existen.
"No eres lo que los demás dicen, tú vales algo, tu persona es importante."
Pronto perdí la fe. Descubrí que tales príncipes, simplemente, no existen.
Soñaba con que un Príncipe Azul de cuento de hadas vendría a rescatarme. Imaginaba que me susurraría palabras cálidas y, mientras me acariciaba el pelo, me diría:
"No eres lo que los demás dicen, tú vales algo, tu persona es importante."
Pronto perdí la fe. Descubrí que tales príncipes, simplemente, no existen.