El humo salió de sus labios al exhalar. El cigarro en una de sus manos encendido mientras que dos de sus brazos rodeaban la cintura de dos demonios a cada uno de sus lados.
Sentado en un cómodo diván, observana al tumulto de gente bailando en aquel antro.

Aburrido e insípido. ¿Y se suponía que ese era el mejor que había?
Había ido para buscar alguien con quién divertirse, pero esa noche tenía estándares y ningún desgraciado que había allí cumplía con los requisitos que tenía mentalmente. Los únicos que valían la pena eran quienes yacían sentados a sus lados y tan solo porque él mismo se los había llevado.

Frunció el ceño con molestia y el agarre s su cigarro se intensificó casi al punto de que podría partirse. Y de repente se relajó. Una expresión de sorpresa en su rostro cuando sus ojos vieron lo que buscaba.
Delicado y con gracia. Sin duda sexy. Un demonio araña que sin duda se veía apetecible.
La sonrisa se extendió por su rostro y sin dudarlo se levantó de su lugar, caminando entre el gentío hasta aparecer por detrás del demonio, quien yacía en uno de los taburetes enfrente de la barra del bar.

— ¿Se puede, Sweetie? —

Preguntó con voz armoniosa y sonrisa encantadora mientras señalaba el asiento vacío a su lado.


Angel Dust
El humo salió de sus labios al exhalar. El cigarro en una de sus manos encendido mientras que dos de sus brazos rodeaban la cintura de dos demonios a cada uno de sus lados. Sentado en un cómodo diván, observana al tumulto de gente bailando en aquel antro. Aburrido e insípido. ¿Y se suponía que ese era el mejor que había? Había ido para buscar alguien con quién divertirse, pero esa noche tenía estándares y ningún desgraciado que había allí cumplía con los requisitos que tenía mentalmente. Los únicos que valían la pena eran quienes yacían sentados a sus lados y tan solo porque él mismo se los había llevado. Frunció el ceño con molestia y el agarre s su cigarro se intensificó casi al punto de que podría partirse. Y de repente se relajó. Una expresión de sorpresa en su rostro cuando sus ojos vieron lo que buscaba. Delicado y con gracia. Sin duda sexy. Un demonio araña que sin duda se veía apetecible. La sonrisa se extendió por su rostro y sin dudarlo se levantó de su lugar, caminando entre el gentío hasta aparecer por detrás del demonio, quien yacía en uno de los taburetes enfrente de la barra del bar. — ¿Se puede, Sweetie? — Preguntó con voz armoniosa y sonrisa encantadora mientras señalaba el asiento vacío a su lado. [Ange1Dust]
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