Mis ojos deprimentes, acostumbrados a la oscuridad eterna de aquella caverna más antigua que los mismos mares, finalmente ven una luz… más de una luz. Seis antorchas, seis luces que rompían la prisión de mi condena injusta.
Ellos están ansiosos, ellos están hambrientos, seis antorchas, seis hombres, seis cabezas… todo mío.
—Saludos.
Ellos están ansiosos, ellos están hambrientos, seis antorchas, seis hombres, seis cabezas… todo mío.
—Saludos.
Mis ojos deprimentes, acostumbrados a la oscuridad eterna de aquella caverna más antigua que los mismos mares, finalmente ven una luz… más de una luz. Seis antorchas, seis luces que rompían la prisión de mi condena injusta.
Ellos están ansiosos, ellos están hambrientos, seis antorchas, seis hombres, seis cabezas… todo mío.
—Saludos.