— Te estaba esperando. No, no sabes quién soy, y tampoco te conozco; pero si estamos aquí, es porque algo más grande que nosotros, ha decidido que esta reunión debía suceder. —

Aprilis levanta la mirada, el resplandor acuamarino de su único ojo visible enfocándose en la persona que decidió entrar a esta catedral de noche. En su mano un revólver dorado, en una pose relajada pero que, a la vez, muestra dominio y control.

— Dime tu nombre. —
— Te estaba esperando. No, no sabes quién soy, y tampoco te conozco; pero si estamos aquí, es porque algo más grande que nosotros, ha decidido que esta reunión debía suceder. — Aprilis levanta la mirada, el resplandor acuamarino de su único ojo visible enfocándose en la persona que decidió entrar a esta catedral de noche. En su mano un revólver dorado, en una pose relajada pero que, a la vez, muestra dominio y control. — Dime tu nombre. —
Me gusta
3
5 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados