Hay un anhelo silencioso que no proviene de la memoria,
sino de aquello que duerme en lo más profundo del espíritu.
El cuerpo extraña caricias que no ha sentido, como el alma reconoce presencias que nunca ha visto.
Quizá no se trate de recordar, sino de presentir… lo que aún no ha llegado.
sino de aquello que duerme en lo más profundo del espíritu.
El cuerpo extraña caricias que no ha sentido, como el alma reconoce presencias que nunca ha visto.
Quizá no se trate de recordar, sino de presentir… lo que aún no ha llegado.
Hay un anhelo silencioso que no proviene de la memoria,
sino de aquello que duerme en lo más profundo del espíritu.
El cuerpo extraña caricias que no ha sentido, como el alma reconoce presencias que nunca ha visto.
Quizá no se trate de recordar, sino de presentir… lo que aún no ha llegado.