Ver tus ojos.
Me pone tan nerviosa, me hace sentir tan débil y vulnerable.
La noche que me encontraste, no supe cómo reaccionar.
No sé qué pensaste, pero sé lo que sentía al volver a mirar tus ojos.
Me di cuenta que al no habernos uno del otro en esta vida, en otra nos amamos profundamente.
El despedirnos fue así, tan corto, y pase a lado de ti, fingiendo que no me importaba.
Pero no es así, miraba tu espalda, pensando, en qué estabas pensando tú en ese momento.
Hasta que miraste atrás, y ese mismo echo, ese mismo mirar desbarató mi alma.
"¿Por qué Diosa? ... ¿Porqué has permitido que nuevamente nos encontremos, para vernos así?"
Pensaba, con el alma en mi pecho y sentimientos que dominaban mi mirar, aquellos que se delataban en mis pupilas y el sentimiento en el aire que hacía notar al mundo ajeno sobre nosotros.
Si no merecía ni siquiera tu mirar, tus encantos estaban en aquel silencio que me mataba por dentro.
Aquel que me volvía loca por tanto pensar si, era lo correcto lo que estábamos haciendo.
Y al voltearte a mi, ni siquiera sonreí. porque sabía que te había decepcionado ya dos veces y en una de ellas había roto una promesa.
Una promesa que aún no me e perdonado.
Tu mirar no solo delataba ese amor nunca entregado, si no el juicio de mi error, clavándome en el pecho y alma como a una estaca enorme clavada hasta el subsuelo.
Cómo a la lanza de un angel cósmico que me obligaba a ser conciente del amor que perdí por haber decepcionado mis sentimientos.
Y tú mirar, que en mi sin ninguna palabra tuya, delataba tu sentir.
Inundaba mi alma en tu bondad, en palabras que no escucho pero que quisiera oír.
Hombre!...
Tú tienes el poder y tú lo sabes.
Y yo soy el castigo en vida por no poder tenerte y respetar el límite de tu partida, cuidando tu amor.
Cuidándote de mi,
una mujer peligrosa que podría arrebatarte de los brazos de otra mujer.
Pero no soy así, no puedo... Te ame tanto en otra vida, y te amo tanto, que tú felicidad es lo mejor para mi.
Por eso ambos no nos acercamos, porque sabemos que es peligroso hacerlo así.
Tú, hombre divino, hombre fiel... Yo, pecadora de un amor no correspondido a morir por su propia mano a sus mismos pecados.
La canción de esta historia es aquel al cual bailo a solas... Porque sigo danzando en este camino con amor a mi, amor a ti... Amor a lo que nunca existió, nunca se vivió ,pero se pudo sentir.
Me pone tan nerviosa, me hace sentir tan débil y vulnerable.
La noche que me encontraste, no supe cómo reaccionar.
No sé qué pensaste, pero sé lo que sentía al volver a mirar tus ojos.
Me di cuenta que al no habernos uno del otro en esta vida, en otra nos amamos profundamente.
El despedirnos fue así, tan corto, y pase a lado de ti, fingiendo que no me importaba.
Pero no es así, miraba tu espalda, pensando, en qué estabas pensando tú en ese momento.
Hasta que miraste atrás, y ese mismo echo, ese mismo mirar desbarató mi alma.
"¿Por qué Diosa? ... ¿Porqué has permitido que nuevamente nos encontremos, para vernos así?"
Pensaba, con el alma en mi pecho y sentimientos que dominaban mi mirar, aquellos que se delataban en mis pupilas y el sentimiento en el aire que hacía notar al mundo ajeno sobre nosotros.
Si no merecía ni siquiera tu mirar, tus encantos estaban en aquel silencio que me mataba por dentro.
Aquel que me volvía loca por tanto pensar si, era lo correcto lo que estábamos haciendo.
Y al voltearte a mi, ni siquiera sonreí. porque sabía que te había decepcionado ya dos veces y en una de ellas había roto una promesa.
Una promesa que aún no me e perdonado.
Tu mirar no solo delataba ese amor nunca entregado, si no el juicio de mi error, clavándome en el pecho y alma como a una estaca enorme clavada hasta el subsuelo.
Cómo a la lanza de un angel cósmico que me obligaba a ser conciente del amor que perdí por haber decepcionado mis sentimientos.
Y tú mirar, que en mi sin ninguna palabra tuya, delataba tu sentir.
Inundaba mi alma en tu bondad, en palabras que no escucho pero que quisiera oír.
Hombre!...
Tú tienes el poder y tú lo sabes.
Y yo soy el castigo en vida por no poder tenerte y respetar el límite de tu partida, cuidando tu amor.
Cuidándote de mi,
una mujer peligrosa que podría arrebatarte de los brazos de otra mujer.
Pero no soy así, no puedo... Te ame tanto en otra vida, y te amo tanto, que tú felicidad es lo mejor para mi.
Por eso ambos no nos acercamos, porque sabemos que es peligroso hacerlo así.
Tú, hombre divino, hombre fiel... Yo, pecadora de un amor no correspondido a morir por su propia mano a sus mismos pecados.
La canción de esta historia es aquel al cual bailo a solas... Porque sigo danzando en este camino con amor a mi, amor a ti... Amor a lo que nunca existió, nunca se vivió ,pero se pudo sentir.
Ver tus ojos.
Me pone tan nerviosa, me hace sentir tan débil y vulnerable.
La noche que me encontraste, no supe cómo reaccionar.
No sé qué pensaste, pero sé lo que sentía al volver a mirar tus ojos.
Me di cuenta que al no habernos uno del otro en esta vida, en otra nos amamos profundamente.
El despedirnos fue así, tan corto, y pase a lado de ti, fingiendo que no me importaba.
Pero no es así, miraba tu espalda, pensando, en qué estabas pensando tú en ese momento.
Hasta que miraste atrás, y ese mismo echo, ese mismo mirar desbarató mi alma.
"¿Por qué Diosa? ... ¿Porqué has permitido que nuevamente nos encontremos, para vernos así?"
Pensaba, con el alma en mi pecho y sentimientos que dominaban mi mirar, aquellos que se delataban en mis pupilas y el sentimiento en el aire que hacía notar al mundo ajeno sobre nosotros.
Si no merecía ni siquiera tu mirar, tus encantos estaban en aquel silencio que me mataba por dentro.
Aquel que me volvía loca por tanto pensar si, era lo correcto lo que estábamos haciendo.
Y al voltearte a mi, ni siquiera sonreí. porque sabía que te había decepcionado ya dos veces y en una de ellas había roto una promesa.
Una promesa que aún no me e perdonado.
Tu mirar no solo delataba ese amor nunca entregado, si no el juicio de mi error, clavándome en el pecho y alma como a una estaca enorme clavada hasta el subsuelo.
Cómo a la lanza de un angel cósmico que me obligaba a ser conciente del amor que perdí por haber decepcionado mis sentimientos.
Y tú mirar, que en mi sin ninguna palabra tuya, delataba tu sentir.
Inundaba mi alma en tu bondad, en palabras que no escucho pero que quisiera oír.
Hombre!...
Tú tienes el poder y tú lo sabes.
Y yo soy el castigo en vida por no poder tenerte y respetar el límite de tu partida, cuidando tu amor.
Cuidándote de mi,
una mujer peligrosa que podría arrebatarte de los brazos de otra mujer.
Pero no soy así, no puedo... Te ame tanto en otra vida, y te amo tanto, que tú felicidad es lo mejor para mi.
Por eso ambos no nos acercamos, porque sabemos que es peligroso hacerlo así.
Tú, hombre divino, hombre fiel... Yo, pecadora de un amor no correspondido a morir por su propia mano a sus mismos pecados.
La canción de esta historia es aquel al cual bailo a solas... Porque sigo danzando en este camino con amor a mi, amor a ti... Amor a lo que nunca existió, nunca se vivió ,pero se pudo sentir.