El Vampiro


El día había sido largo para Sana. Después de horas de práctica de baile y grabaciones, lo único que quería era derrumbarse en su cama y perderse en el mundo de los sueños. Con un suspiro de alivio, se arropó y cerró los ojos, el cansancio llevándola rápidamente a un profundo sueño.


De repente, se encontró de pie en un lugar que no reconocía. El aire era frío y la luz de la luna, inusualmente grande y plateada, bañaba un antiguo castillo gótico. No había nadie alrededor, solo el susurro del viento entre los árboles oscuros. Sana, conocida por su personalidad burbujeante y su tendencia a ser un poco torpe, sintió un escalofrío que no era del viento.
Una figura alta y elegante emergió de las sombras del castillo. Llevaba una capa de terciopelo y tenía una mirada hipnótica. No era una figura aterradora, sino extrañamente cautivadora.
"Minatozaki Sana", dijo la figura con una voz suave y melodiosa. "Te he estado esperando".
Sana, que en el fondo era valiente, aunque un poco confusa, preguntó: "¿Esperándome? ¿Quién eres?".
La figura sonrió, revelando un destello de colmillos nacarados. "Soy tu destino... en este sueño, al menos". Extendió una mano pálida. "Hechicera de los escenarios, bailarina de la luz. Te ofrezco una nueva forma de ver la noche".
Antes de que Sana pudiera reaccionar, la figura le dio un suave, casi imperceptible, mordisco en el cuello. No dolió; de hecho, sintió un hormigueo agradable, como si miles de pequeñas burbujas de energía recorrieran su cuerpo. Una nueva sensación la invadió: sus sentidos se agudizaron, los colores de la noche se volvieron más intensos, y sintió un inusual anhelo... no de sangre, sino de algo emocionante y nuevo.

Sana se miró en un espejo que milagrosamente apareció. Su reflejo era el mismo, pero sus ojos brillaban con un matiz carmesí, y tenía unos pequeños colmillos que le daban un aire de glamour misterioso. "¡Oh, Dios mío!", exclamó, tocándose la boca con asombro. "¡Soy una vampira!".


..... continuará.


El Vampiro ♡ El día había sido largo para Sana. Después de horas de práctica de baile y grabaciones, lo único que quería era derrumbarse en su cama y perderse en el mundo de los sueños. Con un suspiro de alivio, se arropó y cerró los ojos, el cansancio llevándola rápidamente a un profundo sueño. De repente, se encontró de pie en un lugar que no reconocía. El aire era frío y la luz de la luna, inusualmente grande y plateada, bañaba un antiguo castillo gótico. No había nadie alrededor, solo el susurro del viento entre los árboles oscuros. Sana, conocida por su personalidad burbujeante y su tendencia a ser un poco torpe, sintió un escalofrío que no era del viento. Una figura alta y elegante emergió de las sombras del castillo. Llevaba una capa de terciopelo y tenía una mirada hipnótica. No era una figura aterradora, sino extrañamente cautivadora. "Minatozaki Sana", dijo la figura con una voz suave y melodiosa. "Te he estado esperando". Sana, que en el fondo era valiente, aunque un poco confusa, preguntó: "¿Esperándome? ¿Quién eres?". La figura sonrió, revelando un destello de colmillos nacarados. "Soy tu destino... en este sueño, al menos". Extendió una mano pálida. "Hechicera de los escenarios, bailarina de la luz. Te ofrezco una nueva forma de ver la noche". Antes de que Sana pudiera reaccionar, la figura le dio un suave, casi imperceptible, mordisco en el cuello. No dolió; de hecho, sintió un hormigueo agradable, como si miles de pequeñas burbujas de energía recorrieran su cuerpo. Una nueva sensación la invadió: sus sentidos se agudizaron, los colores de la noche se volvieron más intensos, y sintió un inusual anhelo... no de sangre, sino de algo emocionante y nuevo. Sana se miró en un espejo que milagrosamente apareció. Su reflejo era el mismo, pero sus ojos brillaban con un matiz carmesí, y tenía unos pequeños colmillos que le daban un aire de glamour misterioso. "¡Oh, Dios mío!", exclamó, tocándose la boca con asombro. "¡Soy una vampira!". ..... continuará.
Me gusta
Me encocora
2
1 turno 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados