Lumpy siempre es tan cariñoso, dulce y paternal conmigo. Me escucha, me consuela y aconseja aunque es un adulto de casi cerca de 40 años, su mente es cómo de un niño. Es cómo el padre que nunca tuve.
Lumpy siempre es tan cariñoso, dulce y paternal conmigo. Me escucha, me consuela y aconseja aunque es un adulto de casi cerca de 40 años, su mente es cómo de un niño. Es cómo el padre que nunca tuve.