Caitlyn se recoge el pelo con la tranquilidad de quien empieza el día sin prisas. El lazo se engancha entre sus dedos mientras decide si dejar algún mechón suelto o no. No hay enemigos, ni misiones urgentes, ni disparos a la distancia. Solo la rutina: levantarse, estirarse un poco, arreglarse el cabello y prepararse un té caliente.
Es un gesto simple, casi automático, pero que siempre le da una pequeña sensación de orden antes de salir a la calle. Un momento tranquilo, solo para ella, antes de volver al bullicio de Piltover.
Es un gesto simple, casi automático, pero que siempre le da una pequeña sensación de orden antes de salir a la calle. Un momento tranquilo, solo para ella, antes de volver al bullicio de Piltover.
Caitlyn se recoge el pelo con la tranquilidad de quien empieza el día sin prisas. El lazo se engancha entre sus dedos mientras decide si dejar algún mechón suelto o no. No hay enemigos, ni misiones urgentes, ni disparos a la distancia. Solo la rutina: levantarse, estirarse un poco, arreglarse el cabello y prepararse un té caliente.
Es un gesto simple, casi automático, pero que siempre le da una pequeña sensación de orden antes de salir a la calle. Un momento tranquilo, solo para ella, antes de volver al bullicio de Piltover.