Por supuesto, Daniel era más que una cara bonita, era mucho más que un niño que jugaba con los reflectores y las pasarelas. En realidad sus padres lo habían rodeado de todo tipo de oportunidades toda su vida y algunas de ellas se arraigaron en él como pasiones, quizá no tan visibles, pero que son parte escencial de su vida.
Por supuesto, Daniel era más que una cara bonita, era mucho más que un niño que jugaba con los reflectores y las pasarelas. En realidad sus padres lo habían rodeado de todo tipo de oportunidades toda su vida y algunas de ellas se arraigaron en él como pasiones, quizá no tan visibles, pero que son parte escencial de su vida.
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