---

Cuando el silencio canta, el corazón responde

El claro seguía envuelto en la luz plateada.
Yue había terminado su canción, pero el aire aún vibraba con su eco.
No era un sonido: era una emoción suspendida.

Desde la sombra de los árboles, dos figuras se acercaban.
Fiona caminaba con paso firme, pero sus ojos estaban abiertos como si viera por primera vez.
Millefeuille, en cambio, parecía flotar, con las manos entrelazadas sobre el pecho, como si su corazón hubiera sido tocado.

Ninguna de las dos habló.
No era necesario.

Yue abrió los ojos lentamente. No se sorprendió.
Ella sabía que su canto no era suyo.
Era un llamado.

Fiona se detuvo frente a ella.
Su voz, siempre clara, tembló apenas:

—No sabía que el silencio podía tener voz.

Yue no respondió.
Solo bajó la mirada, como si aceptara el peso de esa verdad.

Millefeuille se acercó y tomó su mano.
Sus ojos brillaban con lágrimas que no dolían.

—Tu canción… me recordó algo que nunca viví, pero que siempre he sentido.

Las tres se quedaron en silencio.
Pero esta vez, el silencio no era vacío.
Era un lazo.

La luna, testigo de todo, parecía más grande.
Como si entendiera que Supernova no era solo un grupo.
Era un ritual compartido.

Y en ese momento, sin decirlo, las tres supieron:
la próxima canción no sería de una sola.
Sería de todas.

---
--- 🌙✨ Cuando el silencio canta, el corazón responde El claro seguía envuelto en la luz plateada. Yue había terminado su canción, pero el aire aún vibraba con su eco. No era un sonido: era una emoción suspendida. Desde la sombra de los árboles, dos figuras se acercaban. Fiona caminaba con paso firme, pero sus ojos estaban abiertos como si viera por primera vez. Millefeuille, en cambio, parecía flotar, con las manos entrelazadas sobre el pecho, como si su corazón hubiera sido tocado. Ninguna de las dos habló. No era necesario. Yue abrió los ojos lentamente. No se sorprendió. Ella sabía que su canto no era suyo. Era un llamado. Fiona se detuvo frente a ella. Su voz, siempre clara, tembló apenas: —No sabía que el silencio podía tener voz. Yue no respondió. Solo bajó la mirada, como si aceptara el peso de esa verdad. Millefeuille se acercó y tomó su mano. Sus ojos brillaban con lágrimas que no dolían. —Tu canción… me recordó algo que nunca viví, pero que siempre he sentido. Las tres se quedaron en silencio. Pero esta vez, el silencio no era vacío. Era un lazo. La luna, testigo de todo, parecía más grande. Como si entendiera que Supernova no era solo un grupo. Era un ritual compartido. Y en ese momento, sin decirlo, las tres supieron: la próxima canción no sería de una sola. Sería de todas. ---
Me gusta
2
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados