No te atrevas a robarme un beso…
No, a menos que estés dispuesto a enfrentar la certeza de que lo corresponderé con todo lo que ello arrastra: deseo, alma y destino.
El roce de nuestras manos, la colisión de nuestros cuerpos… todo eso pierde sentido frente al significado que conlleva el choque de nuestros labios.
Porque el beso de este demonio no es simple carne y fuego: es un acto sagrado, una promesa tallada en el alma.
No hay retorno posible cuando los labios sellan lo que el corazón ya ha entregado.
Si el zorro besa tus labios, significa que su corazón —con sus sombras y sus llamas— ya te pertenece por entero.
Un pacto, donde mi vida, queda a merced de tus manos.
~Kazuo~...
No, a menos que estés dispuesto a enfrentar la certeza de que lo corresponderé con todo lo que ello arrastra: deseo, alma y destino.
El roce de nuestras manos, la colisión de nuestros cuerpos… todo eso pierde sentido frente al significado que conlleva el choque de nuestros labios.
Porque el beso de este demonio no es simple carne y fuego: es un acto sagrado, una promesa tallada en el alma.
No hay retorno posible cuando los labios sellan lo que el corazón ya ha entregado.
Si el zorro besa tus labios, significa que su corazón —con sus sombras y sus llamas— ya te pertenece por entero.
Un pacto, donde mi vida, queda a merced de tus manos.
~Kazuo~...
No te atrevas a robarme un beso…
No, a menos que estés dispuesto a enfrentar la certeza de que lo corresponderé con todo lo que ello arrastra: deseo, alma y destino.
El roce de nuestras manos, la colisión de nuestros cuerpos… todo eso pierde sentido frente al significado que conlleva el choque de nuestros labios.
Porque el beso de este demonio no es simple carne y fuego: es un acto sagrado, una promesa tallada en el alma.
No hay retorno posible cuando los labios sellan lo que el corazón ya ha entregado.
Si el zorro besa tus labios, significa que su corazón —con sus sombras y sus llamas— ya te pertenece por entero.
Un pacto, donde mi vida, queda a merced de tus manos.
~Kazuo~...