Archivo Personal — Diario de Rei Arakawa
Ubicación: Oficina en Shinjuku, Tokio.
Fecha: 15 de noviembre, 2025
Hora: 00:17 A.M.

(Una fotografía reciente está pegada en la esquina superior de la página. En ella, Rei y Owen Eiga aparecen juntos: un recuerdo guardado tras una cacería agotadora pero que acabó reforzando su amistad. Al fondo, Shinjuku ilumina la escena con su preciosa hora dorada.)

“Nunca me gustaron los vínculos.
No tienen sentido para alguien que lleva vivo más de mil doscientos años.
Las personas envejecen, cambian, se van…
Y yo sigo aquí.

He visto generaciones nacer y morir, ciudades arder y reconstruirse, imperios levantarse para luego caer bajo su propio peso. Con el tiempo aprendes que todo lo que te une a alguien termina siendo un recordatorio de que tú no puedes quedarte.

Pero, aunque lo intento, no puedo evitarlo.
A veces la vida te cruza con almas que te dejan una marca, aunque sepas que algún día desaparecerán.

Owen fue una de esas almas.
Cuando lo conocí, pensé que era un mocoso impulsivo, un hechicero demasiado joven y orgulloso de su don. Un chico que hablaba más rápido de lo que pensaba, y que creía que podía enfrentarse al mundo sin ayuda de nadie.”

—Rei sonríe por lo bajo mientras escribe, dejando caer ceniza del cigarrillo sobre el borde del cenicero.—

“Y con el tiempo... sigue siendo igual de impulsivo.
Pero también es mi mejor amigo.
Mi hermano.

No lo digo seguido —supongo que porque las palabras, como la gente, también se desgastan—
pero si algún día dejo de existir, quiero que este diario sirva como prueba de que en algún momento, incluso yo, tuve a alguien a quien llamar familia.”

(El texto termina con el trazo leve de una firma: “R. Arakawa”.
Abajo, una mancha circular de café, y la ceniza de un cigarrillo apagado.)
Archivo Personal — Diario de Rei Arakawa Ubicación: Oficina en Shinjuku, Tokio. Fecha: 15 de noviembre, 2025 Hora: 00:17 A.M. (Una fotografía reciente está pegada en la esquina superior de la página. En ella, Rei y [cyclone_aqua_hawk_244] aparecen juntos: un recuerdo guardado tras una cacería agotadora pero que acabó reforzando su amistad. Al fondo, Shinjuku ilumina la escena con su preciosa hora dorada.) “Nunca me gustaron los vínculos. No tienen sentido para alguien que lleva vivo más de mil doscientos años. Las personas envejecen, cambian, se van… Y yo sigo aquí. He visto generaciones nacer y morir, ciudades arder y reconstruirse, imperios levantarse para luego caer bajo su propio peso. Con el tiempo aprendes que todo lo que te une a alguien termina siendo un recordatorio de que tú no puedes quedarte. Pero, aunque lo intento, no puedo evitarlo. A veces la vida te cruza con almas que te dejan una marca, aunque sepas que algún día desaparecerán. Owen fue una de esas almas. Cuando lo conocí, pensé que era un mocoso impulsivo, un hechicero demasiado joven y orgulloso de su don. Un chico que hablaba más rápido de lo que pensaba, y que creía que podía enfrentarse al mundo sin ayuda de nadie.” —Rei sonríe por lo bajo mientras escribe, dejando caer ceniza del cigarrillo sobre el borde del cenicero.— “Y con el tiempo... sigue siendo igual de impulsivo. Pero también es mi mejor amigo. Mi hermano. No lo digo seguido —supongo que porque las palabras, como la gente, también se desgastan— pero si algún día dejo de existir, quiero que este diario sirva como prueba de que en algún momento, incluso yo, tuve a alguien a quien llamar familia.” (El texto termina con el trazo leve de una firma: “R. Arakawa”. Abajo, una mancha circular de café, y la ceniza de un cigarrillo apagado.)
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