— El partido de tenis rugía con energía, y a la par, la mamá coneja descansaba con una toalla al cuello, viendo cómo seguía el juego. Aún jadeaba un poco, pero su mirada decía claro: si alguien se atreve, está lista para otra ronda.
— El partido de tenis rugía con energía, y a la par, la mamá coneja descansaba con una toalla al cuello, viendo cómo seguía el juego. Aún jadeaba un poco, pero su mirada decía claro: si alguien se atreve, está lista para otra ronda.
Me encocora
6
3 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados