Encuentro a orillas del Lago
El bosque estaba en silencio.
Solo el murmullo del viento entre las hojas y el leve crujir de la tierra bajo mis garras rompían la quietud. La luna colgaba alta, filtrando su luz plateada entre las ramas, dibujando sombras que se movían con cada respiración del bosque.
Tenía hambre.
Podía sentir el vacío quemando en mi estómago y el pulso acelerado de la presa más cercana, débil, distante... insuficiente. Necesitaba algo más grande, algo que saciara el instinto que rugía en mi interior desde hacía horas.
Mis alas se abrieron apenas, dejando escapar un susurro áspero entre las membranas al rozar el aire húmedo. La cola se movía lentamente detrás de mí, equilibrando mi paso mientras avanzaba hacia el claro donde el olor del agua era más fuerte. Tal vez un ciervo bajaría al lago.
La superficie del agua reflejaba el brillo esmeralda de mis ojos cuando me incliné sobre la orilla. Pude ver mis propios rasgos distorsionados: las escamas rojizas en mis brazos, los cuernos que enmarcaban mi cabeza, y la respiración que levantaba leves ondas sobre el agua.
Y entonces, algo cambió.
En la distancia, un sonido distinto, un corazón humano, vibrante, vivo, atravesó el aire.
Solo el murmullo del viento entre las hojas y el leve crujir de la tierra bajo mis garras rompían la quietud. La luna colgaba alta, filtrando su luz plateada entre las ramas, dibujando sombras que se movían con cada respiración del bosque.
Tenía hambre.
Podía sentir el vacío quemando en mi estómago y el pulso acelerado de la presa más cercana, débil, distante... insuficiente. Necesitaba algo más grande, algo que saciara el instinto que rugía en mi interior desde hacía horas.
Mis alas se abrieron apenas, dejando escapar un susurro áspero entre las membranas al rozar el aire húmedo. La cola se movía lentamente detrás de mí, equilibrando mi paso mientras avanzaba hacia el claro donde el olor del agua era más fuerte. Tal vez un ciervo bajaría al lago.
La superficie del agua reflejaba el brillo esmeralda de mis ojos cuando me incliné sobre la orilla. Pude ver mis propios rasgos distorsionados: las escamas rojizas en mis brazos, los cuernos que enmarcaban mi cabeza, y la respiración que levantaba leves ondas sobre el agua.
Y entonces, algo cambió.
En la distancia, un sonido distinto, un corazón humano, vibrante, vivo, atravesó el aire.
El bosque estaba en silencio.
Solo el murmullo del viento entre las hojas y el leve crujir de la tierra bajo mis garras rompían la quietud. La luna colgaba alta, filtrando su luz plateada entre las ramas, dibujando sombras que se movían con cada respiración del bosque.
Tenía hambre.
Podía sentir el vacío quemando en mi estómago y el pulso acelerado de la presa más cercana, débil, distante... insuficiente. Necesitaba algo más grande, algo que saciara el instinto que rugía en mi interior desde hacía horas.
Mis alas se abrieron apenas, dejando escapar un susurro áspero entre las membranas al rozar el aire húmedo. La cola se movía lentamente detrás de mí, equilibrando mi paso mientras avanzaba hacia el claro donde el olor del agua era más fuerte. Tal vez un ciervo bajaría al lago.
La superficie del agua reflejaba el brillo esmeralda de mis ojos cuando me incliné sobre la orilla. Pude ver mis propios rasgos distorsionados: las escamas rojizas en mis brazos, los cuernos que enmarcaban mi cabeza, y la respiración que levantaba leves ondas sobre el agua.
Y entonces, algo cambió.
En la distancia, un sonido distinto, un corazón humano, vibrante, vivo, atravesó el aire.
Tipo
Individual
Líneas
10
Estado
Disponible
